77
-Buenos días, Dyl- dice Thomas besando muy suavemente los labios de su novio.
Se pasa de la cama a la silla sonriendo y se asoma a la cuna con un Sammy dormido.
-Y buenos días a mi bebé- lo coge con cuidado en brazos y comprueba que la cabeza no le cuelgue. Besa su frente y trata de despertarlo- desayuno, Sammy. Siento no poder darte leche materna, pero eso sí que ya no me da el cuerpo.
Dylan, que acaba de despertar, se ríe.
-Te aseguro que eso no da leche, Sam. Lo he probado.
Se estira y antes de levantarse, Thomas coloca bien a Sam en uno de sus brazos y con el otro empuja a Dylan de vuelta a la cama.
-Eres un pervertido.
Dylan ríe a carcajadas y se levanta de nuevo.
-Yo iré a calentar la leche.
-¡Acuérdate de cómo nos dijo Sophia!- le grita cuando lo ve salir.
-¡Sí, mamá!- sonríe Dylan bajando corriendo.
-Tu padre es una persona de bajas capacidades- dice divertido- ni se te ocurra decir palabrotas, ¿me oíste? Ya me encargaré yo de que seas un niño bueno.
El pequeño abre los ojos y hace una mueca que Thomas interpreta como una sonrisa.
-Hey, buenos días, pequeñito- sonríe y acaricia su barriga con los dedos.
Dylan llega y le coge al bebé para darle el biberón.
-Sujétale bien la cabeza- dice Thomas alargando la mano.
Dylan le da en esta y se aparta.
-Yo sé- se indigna el castaño sujetando mejor a Sam.
Thomas niega con la cabeza y sonríe. Le da la vuelta a su silla para quedarse en frente a la cama y Dylan se sienta en ella.
Cuando Sammy termina todo el biberón, Dylan se levanta.
-¿Sofá?
-Sí, por favor- pide el rubio.
El castaño asiente y deja un beso un pelín más largo de lo que debería en los labios de su novio. Al llegar abajo, coloca a Sam en la cuna que decidieron dejar en la sala y sube a buscar a Thomas.
-Amo que estés en silla de ruedas y no sé si debería sentirme mal por ello- sonríe Dylan cuando baja las escaleras de nuevo con él en brazos.
Thomas se ríe suavemente.
-Tranquilo, mañana mismo ya me levanto yo solo.
-O pasado- contesta Dylan- sería mejor...
-Mañana- declara Thomas.
Dylan suspira.
-Mañana será. Sigues siendo dueño de tu cuerpo de todas formas.
-Ese es mi chico- besa sus labios cuando lo deja en el sofá.
-¿Te bajo la silla?- pregunta yendo a la cocina a poner la cafetera.
-Sí, por fa. Así no tienes que estar tan pendiente.
Thomas apoya la cabeza en el borde de la cuna viendo como Sam ya está durmiendo de nuevo abrazado a un conejito de peluche naranja claro que le regalaron las chicas.
Después de un par de horas, Dylan y Thomas están abrazados en el sofá hablando.
-Que bonito que solo me queden tres exámenes y sean para la semana que viene.
-Sí... Oye, Tommy- dice Dylan- deberíamos ir a comprar.
-¿El qué?- pregunta Thomas mirando para su novio.
-Una canasta para el jardín, dos porterías, muñecas... ¿Qué tal si compramos un piano de juguete? Le puede gustar cualquier cosa. Los deportes, las muñecas, la música... ¿Cómo vamos a consentirlo?- Dylan sigue divagando y Thomas solo puede sonreír.
-Te amo tanto- se ríe cuando Dylan para de hablar minutos después- compraremos lo que quie...
Sam empieza a llorar y Thomas se inclina sobre la cuna.
-¿Qué pasa, mi niño?- pregunta Thomas cogiéndolo.
Nada más lo levanta, Thomas se da cuenta de que pesa más de lo que debería.
-Me da que hay que cambiarle el pañal. ¿Traes las cosas y lo hacemos juntos?- pregunta Thomas con una sonrisa.
-Toallitas, las dos toallas y el pañal nuevo, ¿verdad?- pregunta Dylan levantándose.
-Sip- pronuncia Thomas.
Cuando Dylan baja, coge a Sammy con cuidado y Thomas pone una de las toallas en la mesa después de apartar las cosas.
Dylan pone a Sam en la toalla y Thomas le sonríe antes de comenzar.
-¿Me abres las toallitas?
Dylan asiente y abre el paquete mientras que Thomas quita el pañal sucio y lo cierra bien para dejarlo a un lado.
-¿Recuerdas como dijo Sophia, verdad?- pregunta Thomas.
-Sí, limpiamos por los pliegues levantando las piernas y limpiando bien la zona.
Thomas le sonríe a Dylan y mientras el rubio levanta a Sam, Dylan limpia.
-No huele tan tan mal como todos decían. Aunque sí huele mal, la gente es una exagerada. Tyler sin ducharse dos días huele peor. Ni hablar de Ki- comenta Dylan.
Thomas echa una carcajada mientras trata de tranquiliza a Sam.
-Shh... ya vamos bebé. No llores, papi Dylan ya termina- dice una vez Dylan coge la otra toalla seca.
Y cuando Sam está limpio y seco, cambian puestos. Thomas pone el pañal y Dylan calma a Sam.
-¿Qué ta pasa, campeón? Ha sido una genial primera cagada en casa, te estás portando muy bien.
Thomas ríe a carcajadas.
-¡No le digas esas cosas al niño!
Sam deja de llorar para mirar a los dos fijamente.
-Más te vale no tener los ojos azules, traidor.
El bebé hace una mueca y mueve sus manos. Thomas dobla la parte superior del pañal para no coger la pinza del cordón umbilical y cierra el pañal.
-Sophia dijo que muchos bebés nacen con ellos azules y luego les cambian. Lo sabremos seguro cuando cumpla el año.
Thomas lo viste y lo coge con cuidado en el colo. Lo acuna por varios minutos hasta que se duerme de nuevo.
-Cuando despierta tendrá hambre, deberíamos llevar un biberón con nosotros a la tienda.
Dylan asiente para recoger todas las cosas del cambio de pañales.
Ki timbra varias veces y sus amigos aporrean la puerta.
-¡QUIERO VER A MI AHIJADO!- grita Tyler.
Ambos ruedan los ojos sonriendo y Dylan abre la puerta con una mano para acercarle el pañal sucio a la cara a Tyler.
-AH, ¿QUÉ COÑO?- grita caminando hacia atrás, tropezando y cayendo al suelo.
Todos se ríen y pasan a dentro de la casa.
-Te quedaría mejor- dice Hoech pasando por encima de Tyler.
-Ja, ja, ja. Que humor tan bonito tienes últimamente, Hoech.
Sam se despierta y Thomas lo coge de nuevo en brazos.
-¿Puedo coger a mi ahijado?- pregunta Tyler sentándose a su lado.
Thomas asiente con una pequeña sonrisa y le indica cómo.
-Cuidado con la cabeza. No se les sostiene sola hasta los primeros meses.
Tyler asiente y coloca su mano en el cuello para mantener la columna y la cabeza de Sam rectos.
-¿Así?- pregunta Ty.
-Sí- asiente Thomas mirándolo.
Los brazos le pican por coger a su bebé de nuevo, pero eso sería muy egoísta así que se controla.
-Vamos a la tienda, ¿venís?- pregunta Dylan.
Thomas se pasa a la silla y Dylan resopla yendo hacia él.
-Puedo solo, Dyl.
-Sé que sí, pero no tienes por qué- responde el castaño.
-¿No podemos quedarnos aquí con Sammy?- pregunta Tyler con un puchero y tratando de poner sus ojos de cachorrito.
-No te voy a dejar a mi hijo con menos de un día de vida. Ni a ti ni a nadie. Ni siquiera a mi padre- avisa Dylan cogiendo la bolsa de viaje de Sam y metiendo más pañales, toallas y toallitas- voy a hacerle la comida- sonríe mirando para Thomas.
Todos se quedan mirando para Dylan.
-Acaba de ignorar tu cara de...- comienza Ki sorprendido.
-Sí- se ríe Daniel- lo ha hecho. Ni siquiera lo ha mirado.
-Es la primera vez que pasa en 17 años- afirma Hoech fingiendo seriedad.
Tyler enfrenta a Sam levantándolo, pero cuidado de su cabeza.
-¿Qué le has hecho a mi hermano? ¡Solo tiene 17 años, Sam!- protesta mirando al bebé.
Sam solo le devuelve la mirada y Thomas no puede evitar reírse a carcajadas.
-Solo los primeros meses o el primer año, Ty. Después seguiremos con nuestras vidas. Saldremos con vosotros, os lo dejaremos a cargo, jugar con él... Y a Noah, a Melissa y a nuestras hermanas- explica el rubio.
Tyler sonríe y suspira. Se levanta y deja a Sam en los brazos de Thomas.
-Está bien, ¿podemos comprarle cosas allí?- pregunta ilusionado de nuevo.
-Claro- sonríe Thomas- de hecho, vamos a una tienda de juguetes. Vamos a traer un poco de todo, para que elija lo que quiera.
-¿Y falditas?- pregunta Holl ilusionada también.
-Hemos decidido que eso no. Lo decidirá él de mayor, cuando pueda entender algunas cosas le explicaremos que puede llevar falda si quiere y... todo- Thomas se sonroja levemente- también todo lo relacionado con la religión.
-Yo le insisto en que en casa podemos vestirlo con vestidos y con faldas- dice Dylan con ya la comida metida en la bolsa- si vosotras por ir de pantalón no os estáis travistiendo para la gente no entiendo por qué Thomas y Sam, sí.
-Cosas que se han conseguido con el feminismo- apunta Kaya- darle tiempo a la sociedad y conseguiremos también romper con los roles de género en los colores y la ropa.
Thomas sonríe y asiente con Dylan quitándole a Sammy para ponerlo en el carrito
(...)
Siete meses después
-¡Pa, pa!- dice Sam.
-¿Quieres a papá?- se levanta Thomas sonriendo- porque papá está hablando con sus tontos amigos sobre hacer tonterías cuando crezcas. Tonterías que tu otro papá, o sea yo- dice levantándolo al verlo con los brazos estirando y riendo hacia él- no os va a dejar hacer.
-¡Pa!- sonríe en sus brazos.
-Sí, cariño. Pa- sonríe Thomas meciéndolo.
Lo coloca en un parque que le compraron Hoech y Will.
-¿Quién quiere jugar con el abuelo Noah?- pregunta Noah cuando Thomas cierra el parque.
-Noah, es mejor que no te metas dentro con él porque te puedes dañar la espalda o algo.
-Oh, vamos, Tom. No voy tan viejo- protesta el Sheriff.
Thomas sonríe.
-No lo digo por eso, pero él solo va a estar sentado jugando con la cesta de los tesoros y vas a ser tú quién se mueva.
-Estaremos bien, ¿verdad, Sammy? Abuelo y nieto.
Thomas asiente sonriendo para irse con su novio.
-¿Sam?- cuando se sienta a su lado en la mesa del salón.
-Con tu padre en el parque de juegos.
-Se van a matar- suspira Dylan.
-Dale un poco de crédito a...
Justo entonces se empieza a escuchar le llanto de Sam y Dylan y Thomas se levantan de repente. Van hasta Sam cuando Noah ya lo tiene en sus brazos.
-Ya está, bebé... Solo jugaste muy fuerte.
-¿Qué pasó?- pregunta Thomas extrañado.
Sam llora más y mueve sus brazos hacia el rubio.
-Le dio muy fuerte a un coche de esos y saltó a su pecho, pero no tiene nada- le pasa al bebé y Dylan ayuda a su padre a levantar- no estoy tan viejo a pesar de ser abuelo, Dylan. Sois vosotros los que os disteis prisa de más.
Dylan ríe y niega con la cabeza mientras Thomas trata de calmar el llanto de Sam.
-Ya está, Sammy. ¿Quién es el mejor bebé del mundo?- sonríe y lleva su boca al cuello de este para hacer los sonido que le hacen reír a Sam.
-¿Thomas?
La voz paraliza a Thomas y todos los ruidos cesan menos los de Sam. Tanto Dylan como Thomas se dan la vuelta hacia las escaleras.
-¿Mamá?- pregunta al ver a Tasha en camisón en el piso de abajo.
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