45

-¿Tom?- pregunta extrañada Melissa al verlos- ¿ha pasado algo malo?

-Me mareé en casa y me dieron náuseas. Dylan se alarmó- sonríe Thomas acariciando la mano de su novio- estoy bien, pero me ha insistido en que me revises.

-Claro, venid- sonríe la morena.

-Me quedo más tranquilo, Tommy. Melissa es la mejor enfermera de la ciudad- dice Dylan mirándolo.

Realmente ya se le ve bien, tiene color en la cara y camina perfectamente.

-Eso no lo dudo y si solo quiere mirarme para que estés tranquilo, lo hago a ciegas- sonríe el rubio.

-Gracias- dice Dylan con una pequeña sonrisa.

Thomas aprieta su mano y se acerca a él.

-Lo raro es que no te de yo las gracias- susurra Thomas parándolo.

-¿Por qué?- pregunta Dylan abrazando por la cintura a Thomas, besando su hombro.

-Porque te debo mi vida, ¿quizás?- pregunta divertido el rubio.

-No me debes nada- sonríe.

-Te debo más de lo que piensas. Eres el tesoro de mi vida- contesta serio.

Y Dylan junta sus labios suavemente por respeto a todos los que pueden mirarlos.

Una de ellos es Melissa, que está desde el otro lado del pasillo mirándolos con una sonrisa y esperando a que separen para mandarlos a la sala.

-Te amo mucho- suspira Thomas poniéndose de puntillas para abrazar a Dylan por el cuello.

-Chicos- los llama Melissa- a dentro.

Ambos se separan y sonríen para seguir a Melissa.

Un rato después, Melissa hace que ambos se sienten en la camilla mientras limpia las cosas.

-Estás perfecto, Thomas- sonríe y Dylan respira tranquilo- quizás fue el estrés por algo. ¿Te estresaste ya de mañana?- mira su reloj teniendo en cuanta la hora que es.

-Como para no- bufa Dylan- apareció Mark en casa.

-¿¡Mark Sangster!? El cabrón que tuvo a tu ma...- Melissa se para y se da la vuelta suspirando. Parece repentinamente cansada.

-¿También conocías a mamá?- pregunta el rubio.

-Sí- dice quitándose los guantes- no era su mejor amiga como Claudia, pero ante de que la recluyese en su casa. Solíamos ir a tomar café las tres con las madres de Will y Tyler.
Melissa ahora mira a Thomas.

-Tu madre era increíble, Tom. Divertida, alegre, bromista...- enumera- bueno, lo sigue siendo aunque esté así- sonríe acariciando la mejilla del rubio.

-Gracias, Melissa- sonríe de vuelta el rubio.

-De nada, cariño.

Mira a Dylan un momento dispuesta a alabar una vez más a Claudia pero se detiene al ver la cara de preocupación de su niño.

-Está sano y salvo. No te preocupes de más por Thomas solo por tener un pasado difícil- le dice Melissa a Dylan.

-Eso es lo peor que le podías haber dicho- se ríe Thomas- preocuparse por mí es su hobbie favorito.

Dylan sonríe y lo empuja por el hombro.

-Es la verdad- se excusa Thomas- a ver cuando te rompes una pierna.

Salen con calma de la sala.

-Oh, claro, mi amor. Ahora me rompo una pierna. Nada más salgamos del hospital.

-Bien- sonríe Thomas- así me gusta. Te quiero un mes de baja.

Melissa trata de no reír caminando al lado de ellos.

-¿Un mes? ¿Y quién me lleva a clase?- pregunta divertido.

-Yo, por supuesto- sonríe el rubio- en tu maravilloso Jeep que no me has dejado conducir todavía.

Echa a correr y Dylan corre detrás.

-¡THOMAS, NO!- se ríe y corren por todo el pasillo esquivando gente- ¡MUCHAS GRACIAS, MELISSA!- grita antes de doblar la esquina.

Melissa solo sonríe.

-Anda, Dyl...- dice Thomas tratando de recuperar la respiración, bloqueando las puerta del piloto.

-No- sonríe el castaño haciendo lo mismo- el Jeep solo lo conduzco yo.

-Una vez solo... por fi plis- pide el rubio juntando las manos y mirándolo.

Dylan se muerde el labio y mira para otro lado.

-No te beso ahora mismo porque no quiero robarte el poco aliento que te queda- sonríe dándole un golpe en el culo- al copiloto, vamos.

-Te odio- resopla Thomas caminando.

-Ajá, seguro. Se te nota- sonríe Dylan abriendo la puerta.

Pero Thomas es más rápido y abre el del copiloto para sentarse en el asiento del piloto saltando por encima del suyo.

Dylan se ríe a carcajadas cuando lo ve. Lo coge por brazos y piernas y lo lleva a su asiento abrochándolo.

-Tommy, bueno. Quédate donde te dice papá- bromea.

El rubio solo resopla para terminar sonriendo como un tonto.

(...)

-No dejasteis la alarma puesta- dice Ava con los brazos cruzados cuando llegan.

-Lo siento, Ava. Salimos con prisa- responde Dylan.

La rubia resopla.

-¿Por qué?- pregunta la rubia metiéndose en la cocina.

-Vino papá- interviene Thomas.

Ava vuelve pálida de la cocina.

-¿Qué?

Thomas asiente.

-Vino, pidió perdón, dijo que había cambiado y preguntó por mamá y por ti. Quería veros y saber cómo estabais.

Ava bufa.

-Cretino, ¿para qué querrá saber nada? Ni debería seguir en el mismo país.

-No sé, pero no le creí ni una sola palabra- responde el rubio serio.

-¿No le dijiste nada, verdad?-pregunta la rubia pasando la mano por su mejilla como acto reflejo.

-No, ¿por quién me tomas?- dice Thomas indignado- solo sabe que nos hablamos con Noah y Julia. Dylan también estaba aquí.

-Esperemos que no se quede en la ciudad- comenta Ava.

-Rezad para que, si se queda, se meta en problemas. Papá estará encantado de meterlo en la cárcel- sonríe Dylan dándole un beso en la frente a Ava y abrazando a Thomas.

Ambos hermanos se ríen.

(...)

Dos semanas después

-¿Todavía no te ha pasado?- pregunta Dylan sobándole la espalda con la mano.

Thomas está sentado en frente al váter y niega con la cabeza lentamente.

-Bueno, es temprano. Tenemos toda la mañana- sonríe Dylan tratando de bromear.

-Dyl...- se queja Thomas.

-Lo sé, mi amor. Lo sé- sigue pasando su mano por la espalda del rubio- ¿seguro que no quieres que te meta los dedos?- pregunta de nuevo preocupado.

Thomas niega de nuevo con la cabeza.

-Eso es asqueroso, Dyl. Ya vomitaré por mi cuenta.

-Como digas, Tommy- suspira Dylan sentándose a su lado.

Thomas lo aparta y se apoya en la pared.

-¿Mejor?- pregunta al verlo.

-Más o menos. La náuseas se han ido un poco.

-Llevas así tres semanas por lo menos, Thomas- comenta Dylan- no sé que puede ser, pero deberíamos ir al médico.

-Ya fuimos muchas veces. Además, lo de hoy será el chino que tomamos ayer, no tenía muy buena pinta- sonríe Thomas.

-No hemos cenado chino todos los días desde hace tres semanas. Y eso es un mínimo de lo que llevamos. El primer mareo fue cuando vino tu padre, pero ¿y la primera náusea?

Thomas hace cuentas.

-Dos días antes de salir del hospital- responde- fue un momento solo antes de que nos fuéramos a dormir. Cuando me lavaba los dientes.

-O sea, tres días después de que te ingresaran y yo te encontrara- continúa Dylan- deberíamos ir con el doctor de ese hospital privado. Aunque sea pago la consulta, pero esto empezó cerca de la operación.

-¿Qué va a saber el doctor sobre un par de mareos?

-¿Cuántas veces has vomitado?- pregunta Dylan ignorándolo.

-Tres. Dos la primera semana y otra hace unos días- responde levantándose- son casi siempre simples náuseas. Durante como mucho 10 minutos.

Dylan se levanta rápidamente detrás de él.

-Vamos con el doctor. A lo mejor algo salió mal en la operación y no se dieron cuenta.

-Dylan, la operación solo era para ponerme sangre y cerrarme las heridas.

-Da igual. Por preguntar no perdemos nada.

-De acuerdo, anda. De acuerdo- resopla el rubio bajando con cuidado las escaleras por si le da otro mareo.

-Siempre son por la mañana temprano, ¿no?

-Sí, solo la primera náusea fue de noche- responde ya subiéndose al Jeep.

Dylan arranca mirando de reojo todo el rato para Thomas.

¿Qué coño te pasa, Tommy?

Suben hasta la sala donde les dijo la de recepción. Tocan un par de veces y entran.

-¡Dylan! ¡Thomas! Hola- dice el doctor contento al verlos- ¿qué tal estáis?

-Hola doctor- saluda Thomas- bien, pero he tenido algunos mareos estas semanas...

-... desde la operación- interrumpe Dylan.

-Y vengo aquí a tranquilizar a mi novio- dice Thomas sonriendo mirando para Dylan.

-Ya veo- se ríe reclinándose en su silla- mareos y náuseas, dices. ¿Algún vomito?

-Tres- contesta Thomas.

-¿Cuándo empezó todo?- pregunta mirándolos a ambos.

Thomas enrojece sin saber por qué.

-Unos tres días después de la operación me dio el primero. O sea, llevo un mes más o menos así.

-Bueno, pues no os preocupéis. No creo que Thomas esté enfermo- se levanta y va a por un caja rectangular a un armario de su sala.

Dylan y Thomas miran al doctor sin entender.

-Estás embarazado, Thomas- sonríe alcanzándole la caja.

-¿Qué?- pregunta Thomas para después dar una carcajada irónica- eso es imposible, doctor. Que yo sepa no tengo ovarios, ni... nada- dice tratando de acortar vergüenzas.

-Bueno, eso ya es una larga historia- comenta el doctor lacónico- hazte la prueba y ya verás como tengo razón. Hablamos mientras el Predictor nos da la respuesta.

Thomas se levanta con la caja algo atontado.

-Doctor, ¿es una broma?- pregunta Dylan serio.

-Para nada. Os lo explicaré bien todo cuando Thomas tenga la prueba- contenta el doctor indicándole el baño de la habitación.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top