CAPITULO 12
Raphael Duval- "Auguste"
01 de la tarde.
"A veces desearía nunca habernos conocido porque estás siempre presente en mi cabeza y no logro olvidarte, pero más que eso me alegro de que siempre vivas en mi mente para evitar pensar en cosas negativas. Mircella, siempre estaré esperando por ti".
— ¿Otra vez con lo mismo Raphael? ¿Cuándo lo vas a entender? No puedes seguir queriendo a alguien que solo está en tu cabeza y no en tu vida—Sus palabras eran las mismas, quería noticias nuevas.
—Es que uno enamorado ni oye, ni ve, ni entiende. Además es fácil para ti decirlo, Nicholas, lo único que quieres y te preocupa eres tú mismo—Le exclamé a mi mejor amigo.
—En eso te equivocas, si no me importara nadie más que yo, no haría todo lo que he hecho por ti, te aseguro que te sacaré pronto de aquí.
Dijo esto último en voz baja, sería un gran problema si algún guardia de seguridad nos escuchase.
—Hazlo rápido porque no soporto tener que ver a Will tan seguido por aquí.
Will no era tan mala personal, pero yo no lo amaba, amo a Mircella.
— ¿No te agrada? Veo que a Will le encanta.
—No estés celoso.
—Tienes tantas personas a tu disposición y sin embargo solo te interesa la que no te ama. —Respondió Nicholas amargamente.
—Sé que ella no quiere nada de mí, aun así lo intentaré, así sea a las malas.
— ¿Qué pretendes hacer?
—Por ahora no puedo hacer nada, encerrado en este lugar me limita. Pero de ti no saben nada.
—No pretenderás que yo...
— ¿No es eso lo que prometiste? Ayudarme siempre ¿Lo olvidaste?—Negó en silenció—Por ahora solo la debes vigilar. Hasta que recibas nueva orden.
~
No te dejes engañar por las apariencias...
Mircella Pierce.
05 de la tarde.
Salí de una larga tarde de ejercicio, me invadía la curiosidad al saber de qué se trataba el último mensaje de Archibald.
"Tengo que hablar contigo"
Preparé algo de té para calmar mis nervios, él vendría a mi casa para que pudiéramos conversar. El momento había llegado. Hoy estaba sola, como todos los días, últimamente Charlotte ya no permanece en casa, como si no viviera aquí...
Tocan la puerta y yo me preparo para lo peor. Archie tiene una cara fría y misteriosa, me saluda muy formal de forma europea y lo invitó a pasar.
— ¿Quieres algo de beber? —trato de parecer tranquila.
—Un vaso de agua, por favor— Su voz se escuchaba tensa.
Se notaba en su rostro.
Lo miraba, aún no decía nada, no iba a apresurarse. Fui paciente con él.
—Mircella, no he sido del todo sincero contigo... — estaba nervioso, trataba de controlarse—La verdad es que si te besé porque me gustas, lamento si fue inesperado, no sé cómo sean las cosas en este país y lo siento si no respete la cultura pero siempre me enseñaron a manifestar lo que siento, también estoy consciente de que no te gusta para nada Luke, por un momento lo consideré así—Hizo una corta pausa— pero admito que me equivoqué. No llevamos mucho de conocernos y puede que esto no sea amor, pero si hay presente un cariño que empezó al conocerte.
—Archibald—Lo interrumpí—Quizás sientes un amor moderado hacia mí, me gusta tu sinceridad y la verdad ni siquiera sé si siento lo mismo, todo es nuevo para mí, sabes perfectamente que la única persona que decía amarme me hacía daño de todas las formas posibles, nunca lo amé pero me rompió el corazón y provocó en mí terror, desconfianza, fue como vivir un infierno ¿Comprendes?
—Quizás en mi infierno si vale la pena quemarse. —Respondió serio.
—No te rechazaré porque alguien hizo que me percatara de algo, pero tampoco te aceptaré en seguida, quiero conocerte. ¿De acuerdo?—él aceptó—Te pasaré mi agenda, para que veas mis días libres—él sonrió tiernamente ante mi acción. —No te quedes en silenció, cuéntame sobre ti, por ejemplo sobre tu familia. —Mi pregunta hizo que cambiara la expresión en su rostro.
—Ellos viven En Inglaterra, mi familia siempre ha sido de economía fuerte, durante muchos años viví en las mejores condiciones, mi abuela tenía una agencia de modelaje que por muchos años tuvo un reconocimiento enorme, la fundó cuando se separó de mi abuelo. Por años viví sin que nada me causara preocupación, nada, excepto mi propia familia. Mi único primo siempre fue el favorito de mi abuela por lo tanto es su heredero. A mi padre no le agradaba la idea de dejarme desprotegido, así que junto a mi abuelo fundaron una empresa pequeña que hasta el día de hoy ha crecido más y más, con la condición de que yo ejerciera mi cargo al cumplir una edad adecuada.
— ¿Y cuál es ese negocio?— me intrigaba saber.
—Es una disquera ¿Recuerdas a Julienne? —Afirmé— ellos están bajo nuestro nombre, no solo ellos, hay varios pequeños artistas.
—Así que tu familia tiene a disposición dos grandes empresas —pensé. —Imagino que el heredero de una de ellas debería ser muy egoísta y arrogante ¿Por qué no eres así?
—Si, tal vez no soy como crees, la razón es porque alguien me enseñó a ser humilde de corazón y no estar por encima de otros, que es más satisfactorio ganarse la vida por su propio esfuerzo, no por el dinero de otros ni mucho menos el apellido. No todo es lujos y poder como lo quieren ver mi familia.
— ¿Qué es lo que te preocupa? Hablas de tu familia con miedo.
—Desde joven siempre he sido presionado por ellos, solo por ser la competencia de la empresa de mi abuela, por eso decidí irme del país, consideraba que aprender finanzas y negocios estando lejos de ellos me sentiría mejor al ejercer mi responsabilidad, y al estar siempre involucrado con la disquera nació un gusto por la música que es algo que ni mi familia podrá arrebatarme.
Sentía impotencia al hablar de ellos, pero debe estar agradecido por tener una familia, por tener padres, y gozar de ciertas comodidades.
—Y Tú ¿Realmente deseas jugar ese rol en tu vida?—La pregunta lo inquietó.
—Aunque he pensado renunciar a mi cargo, no podría hacerlo, es mi destino hacerlo, además sé el esfuerzo que hizo mi abuelo, para hacer esto posible. A pesar de que tuvo una hija tiempo después, él siempre quiso que yo me hiciera cargo de su legado, lo dejó en su testamento. Si llego a ser el presidente quiero que sea a mí manera, sin manipulación de por medio, es mi deber, si no lo hago yo ¿Quién lo hará? Mi tía no desea hacerlo y la otra opción está mi primo, pero él ya heredó la empresa de la abuela, si se queda con ambas empresas nos dejara sin nada y no queremos que eso pase —se mostraba decidido.
— ¿Tu primo? ¿No te llevas bien con él?
—Cedric y yo somos muy unidos pero así mismo hemos encontrado disgustos, sobre todo cuando se trata de temas familiares.
No pregunté nada más, fue un error haberlo hecho, no se sentía cómodo al hablar de su familia, pude notar por un segundo que necesitaba llorar, desahogarse, vi esa faceta de él que desconocía, realmente le cuesta hablar de ese tema, carga con una responsabilidad muy grande a su edad.
Le mostré mi apoyo, por poco que fuera, quizás podía ayudarlo, le aseguraba que todo iba a estar bien aunque ambos sabíamos que esa posibilidad este lejos de alcanzar. Al mirarlo detalladamente me di cuenta que había algo en él que me resultaba realmente adictivo, era su sonrisa, definitivamente ¿O sus labios? Todo en él era de cierta manera delicado, su dulzura era lo que más lo caracterizaba. Verlo así, tan cerca, tan indefenso, provocaba muchos sentimientos en mí, unos que empezaron a crecer demasiado pronto, por favor Mircella, ve despacio. Se mostró débil ante mí y eso de cierta manera me agradaba.
Sin pensarlo empecé a acariciar su cabello lentamente mientras él se había recostado en mi hombro; admiraba la suavidad de su rostro, me sentía afortunada de que estuviéramos así en este momento. Sonreía como adolescente experimentando su primer amor, pero me detuve al escuchar un ruido proveniente del piso de abajo.
—Por favor no te detengas —dijo Archie mirándome, confuso ante mi acción pero también estaba dichoso de que lo hiciera, tomó mi mano y la puso nuevamente en su cabello, tenía su típica sonrisa de estúpido. —Me sentía protegido contigo.
— ¿Ya estás más tranquilo? Lo siento por querer divagar sobre tu vida
—Eres tan adorable. No te sientas culpable, querías saberlo, ya conoces un poco sobre mi vida—Dijo sonriendo.
—Tu vida es interesante y a pesar de todo, tienes a tus padres...yo no pude conocer a los míos...—Dije con un poco de tristeza, él comprendió la situación y no preguntó nada.
Fui a cocinar algo, moría de hambre, estaba tan concentrada cocinando mi carne, tratando de que saliera lo más deliciosa posible que no me di cuenta que alguien posicionó su cuerpo detrás de mí y descargó su mentón en mi hombro. Su aroma era exquisito, una mezcla de menta y fresa.
—Acaba de llamar Charlotte, no hay necesidad que la esperes, se fue a la casa de Luke.
—Por supuesto, ahora solo sale con él—Me sentía celosa.
Di un poco de mi cena a Archibald mía su carne como lo hace un niño con sus dulces, sus claros ojos verdes se iluminaban con cada bocado, era imposible no ver sus gestos. Me distraje viéndolo y él también se distrajo viéndome.
—Eres linda incluso comiendo ¿Ya lo sabías? —vio que estaba desprevenida y dio en mi punto débil. Su mirada era cálida, ya no estaba triste.
—Eres la primera persona que me lo dice.
Él era como una pieza de arte imperfecta, que un pintor lo creó con todo su amor y dedicación pero que a nadie fascinó, solo al propio pintor, porque él mismo lo quiso así, celoso de su obra no permitiría que nadie más lo admirara de la misma forma, porque no verían lo que realmente es, sino su simple apariencia.
Me dejó ver una canción que estaba componiendo, no ha podido terminarla pero aspira hacerlo pronto, la letra era bonita e imagino que el ritmo será suave.
— ¿Por qué la canción se llama La Luz en mi Oscuridad?
—Tiene un significado más allá de su título, ¿Sabes por qué la escribí? —negué. — Hace algún tiempo escuché una historia de dos niños que vivían en una sociedad racista, la niña era blanca y el niño negro, su mundo estaba dividido en dos, separados por un muro. No dejaban que ambas razas se mezclaron, pero la inocencia de los niños y su amor era más grande. Solían verse a escondidas en un bosque de árboles de mango que conectaba ambos mundos, iban todas las tardes a aquel lugar hasta que su felicidad se arruinó, los descubrieron y condenaron a muerte por no respetar las normas. A pesar de ser unos niños los ejecutaron en la plaza central, donde todos pudieran ver las consecuencias de sus actos; esa misma noche la luna iluminó con su luz la oscuridad de la noche como nunca antes lo había hecho, las demás personas del pueblo supusieron que eran las almas de los niños dando un mensaje acerca de no discriminar y que todos somos iguales, que las personas somos una unión y debemos permanecer así. A partir de ese día ambos pueblos se unificaron.
— ¿Cómo los descubrieron? —Creo haber escuchado esa historia, pero tiene muchas versiones diferentes.
—Nadie lo sabe con certeza, eran muy cuidadosos, la única que sabía era la mejor amiga de la niña, pero ella los apoyaba. Unos dicen que los vieron entrar juntos, otros que habían búhos en los bosques que informaban todo, nadie lo sabe. Todos conocen distintas versiones de la historia, pero al menos murieron amando y no odiando como lo hacían los demás.
—El amor va más allá de apariencias, de razas y culturas —Dije mirándolo con dulzura.
—Y más allá de las clases sociales —continuó Archie. Me sonrió, le sonreí. Me di cuenta que esa sonrisa era la cura de todo lo malo, realmente lo quería, lo estimaba como nadie.
Creo que me obsesiona su sonrisa.
—Quiero comentarte algo —Se atrevió a decir Archie guardando su libreta— Recordé que mi familia organizara una fiesta en septiembre, vendrán mis padres, algunos ejecutivos y otros familiares, quieren aprovechar la oportunidad para hablar conmigo de temas de familia. ¿Te apetece ir? no me quiero sentir solo, irá Luke y Charlotte —es un gran paso que me quiera llevar como invitada frente a personas realmente importantes, acepté feliz.
—Sería un placer conocer a tú mamá, entre mujeres nos podemos entender —no sería demasiado complicado conocerla, tal vez pase desapercibida entre tantas personas que supongo irán.
—Cariño, no te dejes engañar por las apariencias, puede aparentar ser linda pero sé cómo es su corazón.
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