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Reaper podía sacar lo peor de Geno, podía provocar que su mente fuese un lío tanto por sentimientos tontos como paranoicos. Era algo que podía cansarle, pero a la vez era aquel incentivo de mantener su corazón latiendo por él, pues casi nunca sabía con qué llegaría el de cabello azabache, que fuese una caja de sorpresas era lo que provocaba que Geno no supiera qué esperar de ese nuevo tatuaje.

A pesar de todas las marcas que se hicieron mutuamente la noche anterior, debía seguir con su vida laboral, debían pagar el pan de cada día. No obstante, en todo su horario no podía dejar de pensar en su novio: ¿qué se haría? ¿Dónde lo haría? ¿Sería una imagen grande o pequeña?

No tenía nada en contra de los tatuajes, no se veía a sí mismo con uno pero los encontraba bien siempre y cuando fuese una ilustración bonita y en zonas comunes. ¿Y si Reaper se hacía un tatuaje en la cara?

Se tuvo que acariciar las sienes, Reaper no era tan tonto como para hacer algo que podría dañar su figura profesional, ¿no? Su padre, su _suegro_ era un hombre que, a pesar de no ser alguien de renombre, sí tenía el poder necesario para haberlo casado bajo un contrato. Si el hijo de ese hombre hacía algo así, podrían castigarlo.

Ahora tuvo que ahogar un suspiro derrotado, debía dejar de pensar en sucesos tan exagerados, debía concentrarse en su trabajo y dejar que las cosas fluyeran. Solo era un tatuaje.

Gracias a su consuelo mental, pudo cumplir con las horas y salir del trabajo de una pieza, a lo largo del día Reaper le había mandado mensajes diciendo cómo le iba, puesto a que por el tatuaje pudo salir antes del trabajo y por ende llegaría después que él al departamento. Por un momento se quiso ofrecer a acompañarlo, pero decidió estar solo y quizás preparar algo delicioso para la cena; siendo sensatos, Reaper llegaría lloriqueando y haciendo dramas incluso se hubiese tatuado un lunar en el brazo.

El último mensaje de Reaper fue un emoticon de un emoji lanzando un beso junto a un mensaje de que ya le tocaba tatuarse. Le respondió con un sticker de gato -Greape para ser exactos- y guardó el celular. Ya no habían arrepentimientos, era todo o nada.

Era irónico que el más nervioso fuese Geno.

Tras llegar a su hogar, regar las plantas y jugar un rato con Greape, recibió otro mensaje del mayor; esto le sorprendió, más al ver que decía que ya había terminado y ya volvía a casa.

— Tendré que pedir comida a domicilio y rezar que llegue antes que Reaper.

Miró a Greape esperando que le maullara, como si lo que acababa de decir en voz alta fuese dirigido a él, tanto terror ya lo estaba poniendo mal.

Tras todo su lío mental, solo tuvo un tiempo breve a solas antes de escuchar el tintineo de las llaves al otro lado de la puerta, pronto pudo ver cómo aparecía aquel hombre que tanto le hizo suspirar, suspirar de agobio.

— Reaper, bienvenido.

Saludó, a lo que este esbozó su tonta sonrisa para después darle un casto beso sobre sus labios, un saludo normal.

— Hola, bebé, ¿me extrañaste?

— No, quizás Greape.

— ¡Ay, Geno! Está bien, Greape sí me extrañó, ¡Greape!

Geno vio cómo prácticamente el gato le ignoró yéndose al balcón, Reaper se arrodilló haciéndose el derrotado. Geno rodó los ojos y se acercó para reposar su mano en su cabello, aunque sólo dio una suave caricia por respeto al intocable peinado.

Reaper reaccionó bastante rápido al sentir el mimo, levantándose mientras cambiaba de tema bastante alegre por su expresión.

— ¿qué tal el trabajo?

— Tranquilo. ¿Y a ti? ¿Qué tal el tatuaje? No tardaste nada.

— Heeeh, solo pedí que me hicieran una G para remarcar mi amor eterno por ti.

—... ¿Qué?

— ¡Haha, bromeo!

Geno casi se le iba el aire si no fuese de cómo se retractó Reaper tras reírse, sabía que lo hacía de la mueca que hizo apenas le escuchó.

— Tonto. ¿Al menos me mostrarás o lo ocultaras por el resto de tu vida?

— Está bajo un plástico bastante feo, así que quiero aguardar un rato el misterio. Aunque, sabes, me dolió mucho, quizás pida que me des besitos para curar mi dolor.

— Quisieras.

— ¿Por favor? —Y de sus labios salió un puchero. Ahí estaba el lloriqueo.

— No, no, no. Ve a dejar tu maleta a la habitación, es todavía algo temprano para comer... Así que...

— Creo que los canales que seguimos han subido contenido, me fijé mientras veía el celular al tatuarme.

— Bien.

Tras aquella conversación y un par de vueltas, ambos se instalaron en el sofá, Greape sobre las piernas de Geno. El tema del tatuaje todavía le picaba la lengua, ni siquiera sabía dónde se lo había hecho, y realmente la curiosidad ya lo estaba matando, fuese lo que fuese, aunque sea solo ese bendito lunar, lo quería saber.

Es por ello que mientras seguían sentados en el sofá, poco a poco se inclinó hacia él, quien también correspondió el gesto quedando acurrucados; posteriormente Geno tomó su mano y con sigilo iba tanteando hasta su muñeca, deslizando sus yemas esperando escuchar por lo menos un suave sonido de plástico, mas solo conseguió que el ojiazul se ría.

— Si me sigues tocando así la verdad es que me haría más tatuajes para que explores todo ~.

— ¡N-No---! Ahg, no lo digas así.

Y Reaper rió otra vez, girando el rostro para lograr darle un beso en la frente del menor. Geno balbuceó rendido, reposando su frente en el hombro adverso, el verdadero tonto era él por estar insistiendo tanto y parecer un niño pequeño intentando averiguar qué había dentro de un regalo de navidad.

Hubo un breve silencio antes de que Reaper soltara un suave respiro, más bien parecía un suspiro sin cargas, podría decirse como uno embelesado. Se sentó bien y alzó la pierna como quien se cruza de piernas, mostrando el tobillo que se dejaba entrever por la tela del pantalón estirado. Allí se veía el primer indicio de plástico; Geno no se movió, esperó que Reaper hablara.

— La verdad es que pensaba hacerme una calavera, sabes que me gustan mucho. Después pensé en hacer una referencia a mi saga favorita, pero como eran gustos pasajeros después me podría arrepentir. Así que mientras revisaba el catálogo, esperaba encontrarme con algo que sé que no me iba a arrepentir, así que ahí está.

Ahí Geno se inclinó y pudo ver con claridad que el tatuaje se trataba de algo bastante simple y curioso, era una línea que rodeaba la circunferencia de la zona más arriba del tobillo, mas la línea era zigzag y estaba algo roja como una reacción normal tras un tatuaje. Se quedó pensando, no era una figura rara y eso le alivió bastante, pero los motivos eran la nueva duda.

— ¿Cuáles fueron tus motivos?

Giró el rostro hasta el azabache, quien tenía una expresión sonriente pero normal, sus labios tenían aquella forma de felicidad y cariño. Geno ya no rechazaba que cada vez que lo miraba pensaba que era apuesto, y qué rayos, con el tatuaje nuevo le agregó puntos, había hecho una buena elección.

— Si me queda gustando pues puedo ir aumentando las figuras hasta arriba. ¿No? Además, nadie en el trabajo vería mis piernas, nada me detiene ~.

— Pues sí. Estaba preocupado de que tomaras la peor decisión de tu vida. Pero todo está bien.

— Ay. —Sonido dramático y fingido, Reaper estiró su mano hasta el mentón de Geno, quien se dejó acariciar la barbilla sin mucha reacción mental aunque sí física puesto a que sus mejillas se calentaron— ¿qué pensabas? ¿Que me pondría un pollito? Aunque no es mala idea.

— No por favor. Si haces eso apenas termine el contrato me voy.

— ¡Nooo! ¡Si te vas me voy contigo!

— ¿¡Entonces cuál sería el punto de irme si me sigues!?

— ¡Es algo que no debe pasar o el orden del mundo se va a alterar!

— ¿Cómo el fin de nuestro alteraría el mundo?

— Alteraría el mío.

Ahí lo atrapó.

Geno se ruborizó mucho más, cayendo rendido a sus brazos literalmente, ya que le abrazó escondiendo su rostro en su pecho, sonriendo bobamente.

Reaper era su mundo.

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