70
Más de una ocasión había fantaseado una posible relación con Reaper, aquellos momentos donde se ilusionaba y hasta llegaba a imaginar cómo sucederían las cosas, no obstante, solo fueron posibilidades, podría haberse equivocado y eso justamente pasó.
Siempre pensó que Reaper sería el propenso a apegarse, ser una garrapata pegada a su piel. Por desgracia resultó ser al revés.
Reaper estaba de pie jugando con Greape, tenía un palo donde en el extremo tenía amarrado un pequeño peluche que hacía un pequeño sonido al golpear algo. Al minino le encantaba correr de esquina a esquina tratando de coger el juguete, de vez en cuando deslizándose por el suelo. Al mayor le entretenía eso, pasaba más de media hora haciendo lo mismo.
De vez en cuando Geno le observaba desde el sofá, era difícil concentrarse en su lectura si veía a su preciosa mascota jugando con energías, estaba grande y se notaba que lo cuidaban bien; habían veces que le peinaba y le daba alimentos como premio cuando se portaba como se debía, sin subirse a muebles o tirando objetos al suelo.
Aun así, aquello no era su principal distractor, el culpable era Reaper quien tenía un semblante tranquilo y contento, una sonrisa natural que hacía de sus comisuras estirarse suavemente; con verlo le daban unas inmensas ganas de abrazarlo y acurrucarse.
Su labio tembló, esos deseos lo devoraban diariamente y varias veces se rendía cumpliendo su capricho de apegarse. Ya llevaban una semana desde que eran pareja.
Y es que, cuando el mayor estaba en casa usaba abrigos anchos que hacían que la figura de su cuerpo se perdiese dentro de la ropa. Dejó el libro a un lado, sin olvidarse de poner el marca página, tras ello se levantó y camino lentamente al lado de su novio.
— ¿Tienes hambre? —Preguntó Reaper sin detener de mover el palo, Geno tampoco le miró, los movimientos del gato eran hipnotizantes.
— Un poco, ¿No me tocaba cocinar hoy?
— Nop, me toca a mí.
— Ah... Eso sí, creo que hay poco en la despensa.
— Ay nooo. —Su tono se volvió dramático— No me gusta comprar.
— No creo que te guste vivir sin café.
— Qué desgracia. Pasado mañana entonces debemos ir.
— Sí.
Se quedaron en silencio, Geno aprovechó ese momento para girar su cuerpo y con timidez extender los brazos apegándose al mayor. Sus brazos instantáneamente rodearon su cuerpo, era delgado, fácilmente perdía anchura que proporcionaba el polerón como una ilusión visual.
Como no era primera vez, conocía bien la reacción del ojiazul, primero era la impresión, una risita adorable y por último la correspondencia.
Era maravilloso ser rodeado por sus brazos, era muy cómodo y le daba chance de cerrar sus orbes y relajarse. Era el perfecto antiestrés.
— Me encanta que seas así. —Habló él.
— ¿Cómo así?
— Pues, cariñoso~ —Contestó Reaper, acariciando su espalda de arriba y abajo, a Geno se le escapó un suspiro de comodidad— Hehe, eres como un gatito, Greape se pondrá celoso.
— Ts... Si sigues dejaré de abrazarte.
— Pues te abrazaría yo.
— Uhg...
Reaper rió otra vez, depositando un beso en la frente de su pareja. Haciendo que Geno hundiera su cabeza en su pecho usándola para negar avergonzado de sus besitos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top