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Reaper estaba recostado en el sofá con las piernas sobre el regazo del menor, estaba jugando con su celular así que se notaba distraído; por su parte, estaba siguiendo con su lectura, no quería parar, estaba por terminar su trilogía hasta que.

— ¿¡Cómo que muere!?

Se le saltó una queja que de inmediato se avergonzó, su amigo se había sobresaltado por lo inesperado que fue, dejando el celular a un lado para ver como podía al albino.

— ¿¡Quién se murió!?

— Nn... Un personaje.

— Oh, qué terrible. ¿Le harán funeral?

— Yo qué sé, acaba de morir.

Geno estaba molesto por lo que ocurría en su libro, a veces no entendía la manía de asesinar a alguien cuando todo estaba bien. Ante sus quejas visuales, Reaper se sentó todavía teniendo sus piernas sobre las adversas, por lo que tuvo que afirmarse con sus manos sobre los cojines para no hacer tanta fuerza en el abdomen.

— Aww, al parecer era un personaje que te gustaba, se te nota la indignación.

— ...Sí me gustaba pero... —Suspiró, dejando el libro a un lado, dando comienzo un momento de reflexión— tenía que haberlo previsto.

— ¿Por qué?

— Porque siempre que hay paz, algo próximo sucederá. 

Reaper rió, Geno intentó ignorar que estaba más guapo de lo normal, quizás porque estaban teniendo un momento cercano, cómodo y podría decirse que íntimo. Disfrutaba eso, era un comportamiento casual que a veces en la noche maldecía por ilusionarse cada vez más.

— ¿Y no has planeado hacer tu propia historia?

— Muchas veces, pero no tengo la habilidad.

El pelinegro se volvió a acomodar, sentándose bien en el cojín sin requerir mayor esfuerzo, por el movimiento solo una de sus piernas quedó encima del de bufanda pero ese detalle pareció a ninguno de los dos importarle; por último su brazo se fue al respaldo del sofá, rodeando por encima los hombros de Geno. 

No había un tacto excesivo, apenas sus piernas seguían tocándose mientras solo sus cuerpos estaban en menos de un metro, sus rostros tenían una buena distancia, pero la suficiente para que las pupilas de Geno temblaran por la tentación de tirar al carajo su orgullo y miedos para besarle.

Por supuesto, ese ambiente tan perfecto solo quedaba en su mente, Reaper seguramente no tenía sus mismos pensamientos, no veía tantos cambios en faz.

— Yo creo que lo harías bien, es decir, trabajas escribiendo informes y cosas así, te iría bien escribiendo algo ficticio.

— ¿Tú crees?

— Obvio, eres genial. 

Era un aliento que podía motivarle, mas, ahora mismo solo quería quedarse así.

Esbozó una sonrisa, fue casi innata debido a los sentimientos positivos que estaban acumulándose, no le estaba molestando que Reaper no dejara de mirarle, no le importaba que su mano estuviese acariciando su blanco cabello.

Cada vez estaba más dispuesto a besarle.

¨ring ring¨ 

El sonido del celular hizo que toda su burbuja de ensueño reventara, dejando caer sus partículas de esperanza y osadía hasta el suelo. Reaper revisó su teléfono de reojo pero al ver el nombre, un resuello soltó.

Era Brid.

Tal fue su sorpresa que dejó aquella posición tan cómoda para ambos, se levantó con torpeza entretanto el sonido no paraba, Geno pudo ver quién era, y allí fue cuando las consecuencias de su droga llegaban a tope; miedo, desilusión, terror. 

Quizás sus rencores eran mucho más negativos que el mismo nerviosismo que tenía Reaper. ¿Por qué llamaba después de tantos meses en silencio? Para su sorpresa, el mayor respiró profundamente y deslizó su dedo en la pantalla, terminando aquel ruido infernal, guardando el aparato en su bolsillo.

— Por tu cara, parece que alcanzaste ver quién es.

Dijo dejando las bromas a un lado, sentándose con notable tensión en sus músculos. Por un lado, Geno tuvo un agrio sentimiento de felicidad e incertidumbre, quizás aquella mujer había interrumpido su momento de frenesí, pero era lo menos importante ahora, era posible que fue una llamada del destino para evitar que arruinara las cosas con Reaper.

Llevó su mano hasta el hombro del pelinegro, sobando con timidez.

— Sí, pero lo más importante, ¿Cómo te sientes?

Reaper llevó sus orbes hacia el albino por un momento, después cambió a la nada, solo duró cinco segundos hasta que suspiró cerrando sus ojos.

—... ella puede esperar. 

Una respuesta que lo sorprendió pero sin duda, eso lo hacía sentir como si ahora estuviera en un escalón superior a Brid.

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