62
— Oye...
— ¿Ah?
— Qué lindo abrigo.
Había sido un incrédulo al pensar que Reaper jamás se daría cuenta que estaba nuevamente usando el chaleco que le había regalado hace meses atrás. Tragó saliva y se hizo el tonto, mirando a otro lado.
— Claro, lo elegí yo.
Reaper rió, fue una risa divertida y agradable.
Era temprano y la brisa mañanera caía en sus cuerpos a través del ventanal abierto, ambos adultos llevaban una hora despiertos pero hasta ahora Geno se había puesto el famoso abrigo. El albino estaba de pie sin saber qué hacer, era probable que saldría a comprar al supermercado las reservas del mes. Reaper mientras tanto estaba sentado en el sofá, viendo al albino.
Sus miradas no eran para nada disimuladas, pero Geno no sospechaba nada de sus intenciones, muchas veces se quedaba pegado viendo al mayor y se perdía en sus pensamientos. Aún así...
— Las mangas te quedan grandes.
— ¿Uh?
— Sí, mira, apenas se ven tus dedos.
Reaper estiró su brazo tomando con delicadeza la mano de Geno, allí tiró para que se acercara. El albino al principio no se sorprendió, solo se dejó mientras arreglaban una de sus mangas.
— Dame la otra.
— Puedo yo solo.
— Vaaamos. —Hizo ojos de cachorro abandonado. Geno entrecerró los ojos y resignado le extendió su otra manita.
Allí Reaper hizo la misma acción que con el otro brazo, sin embargo, había algo distinto, lo hacía sin ninguna prisa, deslizando sus propias falanges por su dorso y palma. No era novedad si decía que no sabía qué pensar, veía a Reaper muy concentrado observando ahora su delgada mano.
Respiró profundo, bajando su mentón al pecho para que su bufanda ocultara parte de su rostro.
— Sabes, Geno, tienes unas manos muy lindas.
— No tienen nada de especial.
— A mí me gustan.
¿Qué era ese ambiente? ¿Por qué no sentía los tonos burlones del mayor cuando le estaba diciendo cosas bonitas? Miró izquierda y derecha, queriendo ocultarse; no obstante quien le dejó respirar fue el mismo pelinegro soltando de una vez el agarre, volviendo a su expresión tonta que tenía toques distintos que, debido a su propia alteración, no podía distinguir.
Acercó su mano anteriormente tomada a su propio pecho, en gesto de posesión.
— Siento que las mangas fueron puras excusas. —Dijo bajo.
— ¿Perdón? No te escuché.
— ¡Nada! —Le dio la espalda— No vuelvas a hacer eso.
Que lo haga mil veces más, por favor.
— ¿Por qué no? Soy solo curioso~
— Pues mírate tus propias manos.
— ¿Y no quieres mirar tú mis manos?
Por supuesto que sí, y no solo eso.
— No.
— Qué maloooo.
No era su culpa no poder decir lo que albergaba en su corazón, no era su culpa estar preso de sentimientos que solo se aceleraban por las ilusiones que Reaper daba.
— Voy al baño, después de eso vamos a ir a comprar.
— Oh, está bien, por mientras le daré comida a Greape.
Geno apenas pudo fue el baño, las manos que se mantuvieron en su pecho subieron hasta su boca, tapándola.
Se vio al espejo, estaba rojísimo, y no solo eso, sus ojos se estaban llenando de lágrimas.
No entendía por qué se sentía peor tras aceptar que le gustaba Reaper, era una sensación mucho peor a cuando ni siquiera estaba consciente de sus propios sentimientos. Ahora que todo estaba claro, dudaba que después de esa gran travesía emocional, no valiera nada, que Reaper estaba siendo así solo porque era su forma de ser con gente cercana.
No tenía idea, y eso le dolía mucho más.
— Para de hacerme sentir así... —Susurró bajito, lavándose la cara para poder resistir una vez más.
Era un dolor que quería ocultárselo no solo a Reaper, sino a sí mismo. ¿Qué ganaba con estar enamorado si no es mutuo? Si le preguntaba ahora, sería solo tirarse al mar, nada le aseguraba al cien por ciento que sus acciones eran por un gusto o solo juegos.
-----------
Les dejo dos en un día.
Para dejarles con las ganas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top