60

Estaban cerca de cumplir dos años de casados, y en vez de tener algún sentimiento negativo o positivo al respecto, no sentía nada, no pasaría gran cosa ese día ni tampoco cuando la cuenta regresiva llegue a cero. Reaper seguiría siendo alguien cercano a él pese se mudase.

Posiblemente iría donde su hermano por un tiempo hasta que pudiera conseguirse algún otro lugar para vivir y seguir con una nueva etapa, no peor a la anterior.

Eran planes lejanos e inconclusos, ahora lo único que estaba haciendo era ver la televisión con Greape en su regazo, acurrucado y durmiendo; para hacer más ameno el descanso, le daba caricias en su suave pelaje, sintiendo el ronroneo que le relajaba el doble. Reaper por su parte estaba en la terraza mirando el horizonte, como tenían al pequeño gatito, habían puesto protección en la orilla.

Últimamente veía muy pensativo al pelinegro, mas no podía decir si era algo malo, no lo veía triste y cuando interactuaban se comportaba como si nada, siendo el mismo de siempre, estúpido pero agradable.

¿Qué cosas estará pensando? Le echó un ojo reposando su cabeza en el respaldo del sofá, aprovechando que habían comerciales, habló lo suficientemente alto para que le escuchase.

— Oye, ¿No tienes algo mejor que mirar? Allá solo están construyendo un edificio que seguramente nos tapará la vista.

Reaper se dio vuelta y se apoyó en el delgado enrejado que cubría la terraza. Geno tragó saliva tensándose, pensando que si eso se rompía su amigo hasta ahí quedaría.

— Sí tengo algo mejor que mirar.

— ¿Y qué esperas?

— Es que ya lo estoy haciendo.

Frunció el ceño sin entender, intentó concentrarse y hacer un punteo invisible de qué veían los ojos azules de su acompañante, pero solo cayeron a él mismo. No era posible que dijera eso con seriedad, como siempre, estaría jugando consigo y se notaba en la sonrisa ladina que forjaban sus delgados labios.

Apartó el rostro, chasqueando la lengua.

— Si quieres tomar a Greape solo tenías que decirlo.

No pudo ver su reacción, solo una risa que se quedó en la garganta adversa. Pronto sintió su peso al lado y después su intensa mirada sobre él.

No quiso girar el rostro para ver a Reaper, sentía que si lo hacía se pondría demasiado nervioso; lo sentía muy cerca, se mordió el labio interiormente aguantando como podía el calor en sus mejillas. Era al parecer, una de esas raras veces donde el mayor rompía el espacio personal, poniéndose como un pesado.

— Reaper. ¿Ahora qué haces?

— Dijiste que mirara algo mejor, eso hago.

— ¡Estás muy cerca!

— Solo si me miras de vuelta dejaré de molestarte.

— ¿Estás loco? Si lo hago, te daré un cabezazo.

El pelinegro rió, eso dejaba al borde de la locura al albino, su voz llegaba directamente a su oído, si susurraba podría escucharlo sin ningún problema y no solo eso, quizás su voz baja y cerca de su oído le haría estremecer. Bajó la mirada hasta Greape, quien había abierto sus ojitos por el ruido entre ambos amigos, posteriormente se levantó y se fue a comer.

Los segundos pasaban, ya se había aburrido, si realmente quería que se quedaran mirando tan cerca, aceptaría las consecuencias.

Giró el rostro hasta donde estaba Reaper con tal velocidad que podría marearlo, pero fue una pésima idea, tal cual había predicho el de bufanda, el mayor al estar tan cerca suyo había estado en el rango de su cabeza y un golpe en la nariz se ganó.

Reaper se alejó riendo adolorido, llevándose ambas manos a la nariz. Geno se resistió a socorrerlo, cruzándose de brazos y con la vergüenza hasta sus orejas.

— ¡Te lo dije! 

— ¡Mi nariz! —Se quejó— Ayayay... 

Si no hubiese sido tan brusco, habrían estado muy cerca y Geno no se hubiese resistido a su belleza... Ojalá haber roto su nariz y así nunca más haría tal estupidez.

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