55
— Me estoy muriendooo.
Quejas y sollozos era lo único que salía de la boca del pelinegro, estaba sentado en la silla de la isla de la cocina, apoyando su mentón sobre la superficie. Le dolía el estómago y según lo que pudo sacar a base de varias preguntas, es que comió algo que le sentó mal en el trabajo.
— Ya muérete luego. —Se quejó Geno, llevaba más de media hora derritiéndose en su asiento.
Geno estaba cocinando sopa, algo liviano para el pobre estómago de su amigo, pero estaba cuestionándose si seguir haciéndolo ya que estaba muy tentado en tirarle la olla en toda la cabeza para que se callase.
— Ay, Geno, así no se le habla a un enfermo. —Sin siquiera verlo sabía que se estaría llevando la mano al pecho para enfatizar el dramatismo.
— Qué habrás comido para que te doliera el estómago.
— Mm... Solo comí el almuerzo que dejaste.
Tragó saliva sintiendo un extraño golpe mental, al final fue su culpa. De todos modos se rehusaría a pedirle perdón, pudieron haber existido muchos más variables que afectaran en su dolor actual. Tras terminar le sirvió en un plato todavía en la barra. Allí Reaper sonrió, pero la cara de enfermo, en muchos sentidos, nadie se lo quitaba.
— ¿Y seguro que es dolor de estómago? No has tenido náuseas.
— Es solo dolor abajo del abdomen...
— ...¿Dónde es entonces?
— Abajito.
Geno alzó una ceja teniendo un tic en su ojo contrario. Se sobó la frente.
— ¿Dónde crees que tienes el estómago?
— ¿Abajito?
— Más abajo del abdomen... Lo único que se me ocurre son los dolores de las mujeres. Pero se supone que tú eres hombre.
Entrecerró sus ojos, posando los dedos en la orilla de la barra para acercarse un poco a la cara del mayor, la reacción ajena fue sonreír de forma extraña. Quedaron en un silencio, Geno notó las pestañas de Reaper, eran largas y las inferiores también sobresalían.
Tras darse cuenta que Reaper no hablaba, se alejó carraspeando, como si no hubiese hecho nada, aunque tenía la cara ligeramente roja. La cara de Reaper no ayudaba en nada.
— Tienes cara de niña.
— ¿Aaaahh? —Preguntó el pelinegro— No soy mujer, soy un macho.
— Por tanto que chillabas de dolor...
— Geno, me voy a levantar para quitarme los pantalones y demostrarte que soy un hombre hecho y derecho.
— ¿¡Q-Qué!?
Su rostro se coloró de rojo intenso por la aseveración del mayor, parecía que lo decía en serio porque se había puesto de pie y se estaba desabrochando el cinturón. Estaba a punto de tirarle el plato de sopa para que dejara de moverse pero algo superior a ambos les detuvo.
Reaper se llevó la mano a la boca y corrió al baño, vomitando.
Geno trató de procesar todo eso, claramente le ayudó después pero pudo sacar la conclusión que fue un dolor de estómago al fin y al cabo.
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