51
Grape era bastante lindo, su pelaje gris oscuro era largo dándole una apariencia muy adorable. Le observaba jugar con uno de los juguetes que Reaper le había comprado, mientras que esperaba sentado en el sofá que el pelinegro se decidiera por fin en hablar.
— ¿Ya dejarás de moverte de un lado a otro? —Se quejó el albino, sin ponerle mucha atención.
Reaper había llegado bastante tenso después del trabajo y esa preocupación era relacionada con su padre, podía inferir debido a que no recibió ni una llamada suya en todo el día. Ahora que los dos estaban en la casa, no paraba de caminar de esquina a esquina, mordiéndose las uñas.
Al no recibir respuesta a su pregunta, Geno suspiró aburrido. Se levantó y le agarró la muñeca para que se detuviera, ahí por fin dejó de devorarse sus dedos, mirando con una expresión inefable al más bajo.
— Cálmate, siéntate y te daré un vaso de agua. —Dijo con autoridad— No entiendo qué sucedió para que te pongas así.
— Me entenderías si lo supieras.
— ¡Pues dime!
— ¡No sé si estoy preparado!
— ¿¡Ah!?
El pelinegro hizo una mueca graciosa y se sentó en el sofá, aprovechó para tomar a Grape que cedió a sus cariños. Geno fue a la cocina por el vaso de agua y se volvió a acercar, sentándose en la silla de la mesa para tenerlo frente a frente. El mayor tomó varios sorbos y habló cuando prácticamente no quedaba ni una gota de agua.
— Mi padre dijo algo que no me esperaba de él.
— ¿Qué cosa?
Breve silencio, Reaper se rascó la nuca.
— Decidió reducir nuestro tiempo mínimo de casados —Soltó rápidamente, llevando sus orbes dirección al de bufanda—, a tres años.
Eso fue un balde de agua fría sobre sus hombros, Geno pensaba que podía suceder algo con el contrato pero nunca tan positivamente. De cinco años se reducía a solo tres, y llevando la cuenta, faltaban solo dieciocho meses, un año y medio.
Anteriormente hubiera sonreído con felicidad, era menos tiempo obligatorio con el tonto de su marido, sin embargo, ahora no sabía cómo sentirse. No sabía siquiera si podía sonreír ante esa noticia; cuando pasara el tiempo límite, podía felizmente divorciarse y proseguir con su vida lejos de Reaper pero ahora no tenía idea cómo reaccionar.
Evitando cualquier mueca, se llevó la mano a la boca hasta que terminó hundiéndose entre sus hombros.
— Geno, esa reacción me asusta.
— Es que no tengo idea de cómo reaccionar... —Sinceró muy bajo.
No pudo ver cómo el mayor respondió gestualmente a sus palabras, ya que también desvió su mirada. Pero después de un corto silencio, sintió la mano ajena sobre su hombro, alzó su cabeza, cruzando miradas difíciles de describir.
— ¿Ahora entiendes por qué me tensé tanto?
— ...Sí, pero... ¿Por qué tú?
— Porque... Siento que te irás de mi vida cuando pase el tiempo límite. —Confesó poniéndose en cuclillas— Te veo capaz.
— ¿Eso piensas de mí...?
— Nono, no lo pienses de ese modo. Es que siempre has estado descontento por cómo llegamos aquí pero he creado muy lindos recuerdos contigo, no quiero que te vayas, eres un amigo muy importante para mí.
Sus ojitos parecían ser el de un gatito triste, eso pensó Geno al mirarle. Tragó saliva, mordiéndose el labio inferior por dentro, tenía mucho que pensar respecto a sus palabras, Geno era alguien importante para Reaper. ¿Reaper era importante para él?
Sí, lo era.
Dejó de taparse la boca.
— No... No desaparecería de tu vida.
Al instante Reaper sonrió como idiota.
— ¿En serio?
— No te odio, seguiríamos en contacto, pero el vivir juntos lo dudo mucho.
— Hehe, lo entiendo.
Reaper se levantó mucho más animado, estirándose.
— Me siento mucho mejor, mmm. —Soltó una abrupta respiración— Mañana entonces debemos ir a firmar, así que hay que despertarse temprano.
— Está bien.
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