Era de mañana, no quería abrir los ojos pero tenía que hacerlo si quería seguir con su puesto de trabajo. Llegar tarde no era una opción. Bostezó con pereza y se puso las pantuflas decidido a buscar las prendas que usaría para ese día antes de bañarse. Su mano se fue directamente a la cara, su palma refregó su piel esperando espabilar pero no había caso, lo mejor era ir al lavado luego para dejar de hacer movimientos lentos y torpes.

Preparado para bañarse caminó hasta el pasillo, sin embargo hubo un inconveniente; se topó con el pelinegro que al parecer tenía la misma intención suya. Ambos se quedaron frente a frente con la puerta a un lado.

— Buenos días. —Saludó él primero, moviendo la mano.

— Hola. —Respondió con los párpados algo caídos— ¿Tan temprano vienes a molestarme?

La expresión del mayor se tornó confundida, manteniendo su sonrisa.

— ¿Mi simple presencia te molesta?

— Sí.

Reaper rió, encogiéndose de hombros.

— Debo juntarme con mi padre antes de ir al trabajo. Así que saldré un poco antes que tú.

— Oh. Estás apurado entonces...

No podía ser cruel, por su parte podía esperar a que él entrara primero, por mientras prepararía el desayuno y le daría que comer al gato. Se talló uno de los ojos, bostezando.

— Puedes ir tú primero. —Aclaró llevando su mano al hombro del albino, esto le sorprendió y le puso a la vez nervioso, el pulgar ajeno estaba acariciándole— A menos que quieras que nos bañemos los dos.

Eso lo despertó al instante, sus párpados se abrieron de golpe a la par que su ceño se fruncía. Sintió calor en su rostro y si no fuera menos, la expresión del adverso confirmaba el tono pervertido que hacía.

Hace tiempo que no le hacía tal clase de bromas.

— ¡Puedo bañarme yo solo! —Exclamó girando la perilla con tal de entrar pronto al baño. Se encerró de inmediato, escuchando a través de la puerta su risa.

Suspiró, a pesar de lo sucedido, se apuraría para que Reaper no se atrasase.