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Había pasado un mes desde esa conversación, y sinceramente dudaba encontrarse alguien cuando apenas socializaba con sus compañeros de trabajo. Tampoco gustaba de salir a juntas o cosas así. Estaba bien actualmente, tenía a su hermano y a su compañero de casa, con ellos dos su vida estaba completa. Qué ironía era pensar que hace menos de un año, ver a Reaper era una agonía.
Estaba de compras y bastante contento, por fin pudo comprarse un computador con el que podía trabajar sin enojarse por la mala calidad, y era un peso menos de encima pues le incomodaba pedir prestado el notebook de Reaper.
Una vez llegó a casa y dejó sus cosas en la habitación, puso su nueva adquisición sobre la mesilla del living, Reaper al parecer estaba en el baño así que no le iba a esperar para poder prender su pc.
Lo abrió y buscó dudoso el botón de encendido, la marca y modelo eran especialmente recomendadas por su amigo coreano así que no tenía idea de lo que se esperaría. Al encontrarlo lo pulsó, sonrió satisfecho.
— Vaya, veo que ya te instalaste.
Ese era el pelinegro saliendo del baño, tenía el cabello húmedo, se notaba que se había bañado. Con una toalla sobre los hombros, se sentó a su lado.
— Quería tener todo listo para cuando lo inicie en el trabajo.
— Entiendo. ¿Deseas ayuda?
— No, yo puedo solo. —Entrecerró los ojos, mirando desde el rabillo al contrario. Reaper sonrió divertido y reposó su espalda en el respaldo, poniendo su atención en el celular.
Todo iba bastante bien, colocó su usuario, lo conectó al internet del hogar y al tener el escritorio cargado, se dio cuenta que no había casi nada instalado. Dudó un poco, no era experto en computadoras, y tenía al lado a un informático experto en cosas así, sería malo desaprovechar tal oportunidad. Seguramente si lo hacía por su cuenta, instalaba un virus sin querer.
—...Reaper.
— ¿Sí?
— Ayuda.
El ojiazul inclinó su espalda hasta el menor.
— ¿Qué pasa?
— ¿Puedes instalar los programas?
— ¿Qué programas?
— Ya sabes, los de defensa, escritura.
— ¿Defensa?
—...Reaper, ¡Lo estás haciendo apropósito!
Él soltó una carcajada, sus labios se extendieron a la par que se abrieron haciendo sonar su risa, sus ojos se habían cerrado de por medio. Terminó por sonreír mostrando su dentadura. Eso fue lo que vio Geno cuando el contrario rió, por más que le hizo pasar pena, su risa lo valió.
Torció el morro mientras Reaper tomaba la computadora.
— Déjame ayudarte entonces.
Reaper empezó a abrir el buscador predeterminado para empezar a buscar distintos programas, parecía concentrado haciendo pasos que Geno jamás sabría hacer por su cuenta. Como estaba pegado viendo sus acciones, inconscientemente dejaba caer su cuerpo al brazo del mayor, quedándose apegado y acomodado.
No se estaba dando cuenta de eso hasta que Reaper le pasó su computadora ya lista. Sintió sus mejillas calentarse y murmuró un "gracias".
Reaper sonrió de forma tonta.
— Fue un gusto~.
Esperaba que tampoco se diera cuenta del cómodo apego que tuvo hace instantes.
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