34

Podía ser un mal el estar tan detallista con las acciones del pelinegro, desde que lo conoció este tenía una personalidad carismática y amable, el proponer tantas cosas y tener consideración con todos era parte de su comportamiento; no debía sentirse especial.

De todas formas, ya conocía la cara que hacía únicamente cuando pensaba en Brid.

Llevaban nueve meses casados, en tres mes más podía restar un año de la cuenta regresiva. El contrato caducaba cinco años después de firmarla, cuando pasase ese tiempo podía divorciarse de Reaper si quería, y si a él le iba bien, podía casarse felizmente con la castaña.

Bostezó, no se había dado cuenta que eran las diez de la noche, solo porque Reaper llegó de su salida se dio cuenta de cuánto tiempo estuvo absorto.

— No te veo bien. —Dijo Reaper tras cerrar la puerta.

— Usa lentes. —Respondió Geno, vio de reojo cómo el pelinegro sonrió por su chiste.

Cuando Reaper fue a la cocina, Geno giró el rostro para verle la espalda, era ancha aunque sus ropas no le dejaban deducir mucho, su cabello estaba bien cortado en la parte trasera de su cabeza, se notaba que le importaba mucho lucir bien. Se sorprendió al escucharle.

— No veo nada distinto en la cocina, ¿Cenaste?

— ...No.

Reaper se giró, se notaba en su rostro lo preocupado ante su sentencia.

— ¿Por qué?

— No tenía hambre.

— Mal, muy mal. Te prepararé un café.

En silencio quedaron por un rato. Geno se miró las manos, jugando con ellas al no saber qué hacer, eran pocas veces que se veían ahora, pues se iba a la cama antes que el pelinegro llegase.

Apretó los labios, cabizbajo.

— Son dos de azúcar, ¿Verdad?

Asintió, qué lindo era que se acordara de algo así...

Reaper volvió con dos tazas y tomaron haciendo zapping en la televisión.  

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top