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"Ten cuidado con ese tipo" "¿De verdad lo harás?" "Puede ser peligroso". Esas palabras pasaban por su cabeza mientras veía a quien era su esposo en una máquina de juguetes.

La garra no paraba de bajar y soltar un peluche de oso polar, el cual se resistía de ser dueño del pelinegro.

— ¡Oh, vamos! —Se quejó en un décimo tercer intento.

Geno esperaba sentado en una banca al lado de aquella máquina, con su palma sosteniendo su cabeza. Estaba aburrido, quería irse a casa.

Reaper de pronto alzó los brazos celebrando, se agachó para tomar el peluche que dinero le había costado y con una sonrisa de oreja a oreja se acercó hasta el albino.

— ¿En serio gastaste tanto por un peluche?

— ¿Qué tiene de malo? Cuando lo vi, me enamoré por completo.

Bufó, levantándose del banco dispuesto a buscar el auto; iban a irse. Todavía no entendía las manías de ese hombre, por más que llevasen un par de meses de casados no lo conocía. Sin embargo unas palabras hicieron que sus mejillas ardieran levemente.

Me recuerda a ti.

Le miró incrédulo, esperando que fuera una broma, pero al fijarse en el oso, vio que tenía una bufanda envuelta en su cuello.

Que tonto era su esposo.

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