vi. Give An Inch They Take A Mile
GILDED CAGE — vi.
Archer se arrepintió de ir a la reunión en el momento en que salió de su sala común. Lo cual, en teoría, significaba que podía dar la vuelta y no ir, un pensamiento que llegó a su mente varias veces mientras cruzaba el castillo para salir, pero le debía a Ginny mínimo presentarse.
Habían pasado dos semanas desde su última conversación, ahora Octubre llegó, y junto a eso una horrible calma. Archer intentó los primeros tres días volver a hablar con Ginny, quien fue una vez su amiga, al menos por poco tiempo. Luna, por supuesto, actuaba como si nada hubiera pasado, y se tomaba el tiempo para estar con Archer y Ginny separadamente para que no tengan que interactuar con la otra. Era fácil ignorarse en clases y fuera de ellas, igual nunca se veían si no lo intentaban.
Archer tuvo cuatro entrenamientos de Quidditch desde su discusión con Ginny. No estaba segura de haber hablado durante las prácticas, y no es como si alguien quisiera que hablara: Draco y Uruquheart parecían liderar las estrategias del equipo, dando críticas, describiendo jugadas y conversando en los vestidores. El equipo de Slytherin trabajaba bien junto. Crabbe y Goyle eran los peores, pero tenían sus momentos donde jugaban bien.
Se suponía que tendrían una práctica esta tarde y Archer en serio deseó que la práctica sucediera. Le habría dado la excusa perfecta para no ir a la reunión del profesor Potter sobre Defensa Contra las Artes Oscuras. Pero Uruquheart se enfermó y Draco estaba ocupado con deberes de prefecto y, por si fuera poco, comenzó a nevar por primera vez en el año. De cualquier forma el entrenamiento sería cancelado, y Archer ya no tenía excusa para no ir.
Archer se vistió de acuerdo el clima y caminó por Hogsmeade sola, y como su suerte siempre era la mejor, empezó a correr viento, lo que provocó un leve sonrojo en su rostro.
Luna le había dicho dónde sería la reunión. Le dijo que Ginny dijo que Hermione decidió que fuera en Cabeza de Puerco, no en las Tres Escobas, donde estaría lleno de ruido y personas. Era mejor en un pub retirado. Según Archer sabía, el lugar era de dudosa procedencia y los estudiantes no lo acudían, pero supuso que ahí se reuniría una sociedad secreta.
Pasó al lado de la tienda de bromas de Zonko, donde no se sorprendió de ver a Fred y George Weasley, poco lejos de la oficina de correos, donde las lechuzas entregaban las cartas (ella fue en busca de la carta de respuesta de su padre pero no encontró nada) y giró por una calle lateral, al final de la cual había un pequeño local. Sobre la puerta colgaba un maltrecho cartel de madera con la cabeza cortada de un jabalí, que manchaba de sangre la tela blanca que lo rodeaba. El letrero crujió ante el viento cuando ella se acercó y se detuvo, vacilante, ante la puerta.
—Bueno, ahora o nunca —murmuró para sí misma, rodando los ojos. Hace un año, no le habría importado qué pensaba Ginny Weasley de ella como para entrar a un lugar así.
Entró al lugar.
Dentro no era nada como las Tres Escobas, cuya gran barra daba la impresión de brillar con calidez y limpieza. La barra de Cabeza de Puerco era pequeña y muy sucia, desprendiendo un fuerte olor a algo parecido a una cabra. Los ventanales estaban tan llenos de mugre que poca luz del sol llegaba a la habitación, que estaba iluminada con velas en las mesas de madera. El suelo parecía ser solo tierra comprimida, pero cuando Archer lo pisó se dio cuenta de que era de piedra con suciedad de siglos atrás acumulada.
También se dio cuenta que, mirándola fijamente y con distintas expresiones de confusión en sus rostros, estaba un grupo de Gryffindors. Cada uno tenía una botella de cerveza de mantequilla en la mano, la cual ignoraron cuando la vieron.
—Ay —intentó no sonrojarse Archer—, ¿llegué tarde?
Luna, quien tal vez era la única entre las treinta y algo personas que no odiaba a Archer, la saludó.
—Claro que no. Te guardé un lugar.
Hubo un silencio pesado mientras Archer se sentaba, teniendo que cruzar el pub para hacerlo. No podía recordar un momento más vergonzoso en su vida. Se sentó lo más rápido de pudo y casi se se hundió por la humillación.
—Me alegra que vinieras —susurró Luna—. Y estoy segura que a Ginny también.
Archer suspiró con pesadez. Solo podía esperar que Ginny lo notara y tal vez rompiera esta tonta ley del hielo que le estaba dando, sino Archer estaba sentada en una silla polvorienta en un viejo y raro pub para nada, porque ciertamente no se involucraría con las enseñanzas de Potter.
—Uhm... bueno, como decía —continuó Hermione Granger, con voz un poco más chillona de lo normal ante los nervios. Miró a todos con los ojos muy abiertos—. Harry aquí presente pensó que... digo —Harry la había mirado mal y todos lo notaron—, yo pensé que... podría ser buena idea si las personas que querían estudiar Defensa Contra las Artes Oscuras... estudiar defensa de verdad, saben, no la porquería que Umbridge está haciendo —la voz de Hermione se volvió más segura de repente—, porque nadie llamaría eso Defensa Contra las Artes Oscuras... —un Ravenclaw, Anthony Goldstein, les dijo que la escucharan y Hermione pareció complacida—... Bueno, pensé que sería buena idea si lo hacíamos nosotros mismos.
Ella se detuvo, miró de reojo a Harry, y continuó.
—Y con eso me refiero a aprender cómo defendernos de verdad, no solo con teoría, sino que con hechizos de verdad...
—¿Quieres aprobar tu T.I.M.O. de DCAO también, supongo? —dijo Michael Corner, mirándola cuidadosamente.
—Por supuesto que sí —respondió Hermione—. Pero más que eso, quiero estar bien entrenada porque... porque... —tomó una gran bocanada de aire y terminó— porque Voldemort regresó.
La reacción de todos fue inmediata y predecible. Una Ravenclaw de sexto chilló y se derramó su cerveza de mantequilla encima. Terry Boot se removió en su lugar. Padma Patil se estremeció, y Neville dio un gritito que logró disfrazar como una tos. Todos miraron fijo y con avidez a Harry. Archer no lo miró, de hecho miró mal a la cabeza de Ginny por demostrarle que estaba mal.
—Bueno, ese es el plan —dijo Hermione—, si quieren unirse, necesitamos decidir cómo vamos a...
—¿Dónde están las pruebas de que Ya-Sabes-Quién regresó? —dijo un chico rubio de Hufflepuff que jugaba Quidditch de forma agresiva.
—Bueno, Dumbledore lo cree... —empezó Hermione.
—Quieres decir que Dumbledore le cree a él —el rubio asintió hacia Harry.
—¿Quién eres tú? —le dijo Ron de forma grosera.
—Zacharias Smith. Y creo que merecemos saber por qué dice que Ya-Sabes-Quién regresó.
—Mira —intervino Hermione—, de eso no se suponía que se trataba la reunión...
—Está bien, Hermione —le dijo Harry con la mandíbula apretada y una mirada llena de furia—. ¿Que si por qué digo que Ya-Sabes-Quién regresó? —repitió, mirando directo a Zacharias—. Lo miré en persona. Pero Dumbledore le dijo a la escuela completa lo que pasó el año pasado, y si no le creen, no me creerán, y por lo tanto no desperdiciaré una tarde intentando convencer a alguien.
El grupo entero pareció aguantar la respiración mientras Harry hablaba. Archer miró a su alrededor y se dio cuenta por primera vez que no miraban a Harry, sino que intentaban darle vistazos a ella, Archer, como si esperaran que explotara de la nada. Probablemente no sabían qué hacía aquí, y si Draco estuviera sentado en esa silla, todos sabían que ya habría dicho algo. Pero Archer no era su hermano y se estaba hartando de ser comparada con él.
—Todo lo que Dumbledore nos dijo el año pasado fue que Ya-Sabes-Quién asesinó a Cedric Diggory y que trajiste el cuerpo de Diggory de regreso a Hogwarts —dijo Zacharias con desdén—. Ni siquiera entró en detalles ni nos dijo cómo mataron a Diggory, y creo que a todos nos gustaría...
—Si vinieron a escuchar cómo Voldemort asesina a alguien entonces no puedo ayudarlos —dijo Harry—. No quiero hablar de Cedric Diggory. Así que si a eso vinieron, mejor váyanse.
Archer miró a su alrededor, al igual que otros. Hubo algunos que se removieron en su lugar y el sonido de sillas moviéndose llenó el aire, pero nadie se levantó, ni siquiera Zacharias Smith, quien continuó mirando fijamente a Harry.
Nadie dijo nada. Era claro que Harry no estaba preparado para esto, o para nada, en realidad, y que no tenía idea de qué decir ahora. Él miró a Hermione y asintió para que hablara pero, por primera vez, Archer decidió hablar.
—¿Es cierto —comenzó— que puedes hacer un Patronus?
Harry pareció atónito, por la pregunta y por quién preguntó. Su mirada cayó en Archer, como si esperara que ella lo mirara con malicia, como si quisiera molestarlo, pero su expresión siguió siendo firme y seria.
—Sí —dijo Harry un poco a la defensiva.
—¿Un Patronus corpóreo? ¿un ciervo?
—Eh —frunció el ceño Harry con incomodidad—, sí, de hecho. ¿Quién te dijo?
Archer se recostó en su asiento y no respondió a su pregunta. La respuesta era su padre, y no quería brindar más atención a su familia de la que ya tuvo. Pero nadie se concentró en eso, todos parecían impresionados con Harry.
—¡Caray, Harry! —dijo Dean Thomas—. ¡Nunca me enteré de eso!
—Mamá le dijo a Ron que no lo contara —le sonrió Fred a Harry—, dijo que ya tenías suficiente atención.
—Y tiene razón —murmuró Harry. Algunos rieron.
—¿Y mataste a un basilisco con la espada de la oficina de Dumbledore? —preguntó Terry Boot—. Eso fue lo que me dijo uno de los retratos de ahí cuando entré el año pasado a su oficina...
—Eh, sí, lo hice, sí.
Justin Finch-Fletchey silbó. Los hermanos Creevey se miraron sorprendidos y Lavender Brown murmuró un "wow".
Archer no supo qué pensar. Esto se había convertido en un club de fans de Harry Potter. Era mucho decir si ella podía decir una cosa buena sobre él, así que cerró la boca e hizo lo que mejor se le daba: observar.
—Y en nuestro primer año —le dijo Neville al gran grupo—, salvó la Piedra Filológica...
—Filosofal —siseó Hermione.
—Sí, esa... La de Ya-Saben-Quién —terminó Neville.
—Sin mencionar —dijo Cho Chang, del equipo de Quidditch de Ravenclaw— las pruebas que pasó el año pasado con el torneo de los tres magos, defenderse de dragones, criaturas del lago y más...
Hubo un murmuro de impresión en la habitación. Archer se removió incómodamente en su asiento. Repentinamente no estaba segura si encajaba con estas personas. Y además, Ginny ni siquiera la había visto, así que no sabía si sus intentos de reconciliarse funcionaron.
—Miren —habló Harry, callando a todos—. No quiero... no quiero sonar como si intentara ser modesto o algo, pero... Me ayudó mucha gente con todo eso...
—No con el dragón —dijo Michael Corner—. Esa vez volaste de forma asombrosa.
—Sí, bueno... —dijo Harry incómodamente.
—Y nadie te ayudó a deshacerte de esos dementores este verano —dijo Morgan Garrow.
—No —estuvo de acuerdo Harry—. No, bueno, con algunas cosas no tuve ayuda, pero el punto es que...
—¿Quieres intentar librarte como comadreja de enseñarnos todo eso? —dijo Zacharias Smith.
—Te tengo una sugerencia —dijo Ron en voz alta, antes de que Harry pudiera hablar—. ¿Por qué no cierras la boca?
Tal vez la palabra "comadreja" afectaba a Ron. En cualquier caso, él ahora miraba a Zacharias como si quisiera sacarlo a patadas. Zacharias se sonrojó y Archer intentó no sonreír.
—Bueno, todos vinimos a que nos enseñe y ahora nos está diciendo que no puede hacer nada de lo que hizo —dijo Zacharias.
—Eso no fue lo que dijo —respondió Archer.
De nuevo, las personas la miraron. Ya se estaba acostumbrando. Alguien murmuró y preguntó qué estaba haciendo ella aquí. Archer lo ignoró.
—Sí, lo que dijo Malfoy —dijo Fred Weasley con enojo, fulminando con la mirada a Zacharias—. ¿Escuchas bien?
—¿O quieres que te limpiemos las orejas por ti? —preguntó... bueno, Archer no podía diferenciar a los gemelos Weasley, se dio cuenta. Este gemelo sacó un instrumento largo y que parecía letal de una de sus bolsas de Zonko.
—O cualquier parte de tu cuerpo, en realidad, no nos quejaremos —dijo el primer gemelo.
—Bueno —se apresuró a decir Hermione—, cambiando de tema... el punto es, ¿estamos de acuerdo que queremos tomar clases de Harry?
Hubo un murmullo de aceptación en general. De nuevo, Archer se quedó callada, aunque sabía que al menos la mitad del grupo la estaba mirando, lo que era ridículo en sí. Zacharias era el que se mostró en contra. ¿Qué había hecho Archer para estar en contra de Potter?
—Bien —dijo Hermione, viéndose aliviada de que concordaron con algo—. Entonces, lo siguiente es acordar qué tan seguido nos veremos. Creo que debería ser al menos una vez a la semana...
—Espera —dijo Angelina Johnson—, asegúrate de que no interfiera con nuestros entrenamientos de Quidditch.
—Y con los nuestros —dijo Cho.
—Igual —añadió Zacharias Smith.
Algunas miraron a Archer con expectación. Ella se dio cuenta de que era la representante del equipo de Quidditch de Slytherin, pero nadie sabía que no tenía intención a seguir reuniéndose con este club, así que no le importaba en serio. Pero aún así se aclaró la garganta y murmuró "igual".
—Estoy segura de que encontraremos un día que funcione para todos —dijo Hermione con poca paciencia—, pero saben, esto es importante, hablamos de defendernos contra los mortífagos de V-Voldemort. Creemos que la razón por la que Umbridge no quiere que nos entrenen en Defensa Contra las Artes Oscuras es porque cree que Dumbledore podría usar a sus alumnos para una especie de ejército privado. Ella cree que nos pondría en contra del Ministerio.
Casi todos se vieron sorprendidos ante las noticias, excepto Luna.
—Bueno, tiene sentido —dijo ella—. Cornelius Fudge tiene su propio ejército privado.
—¿Qué? —dijo Harry, sorprendido ante la información.
—Sí, un ejército de Heliópatas —dijo Luna solemnemente.
—No tiene un ejército —estalló Hermione.
—Sí lo tiene —dijo Luna.
—¿Qué son los Heliópatas? —preguntó Neville, confundido.
—Son espíritus de fuego —dijo Luna, abriendo mucho más sus grandes ojos—, grandes y flameantes criaturas altas que galopean por el suelo, quemando todo delante de...
—No existen, Neville —la cortó Hermione.
—¡Sí existen! —exclamó Luna, enojada.
—Lo siento, ¿tienes pruebas?
—Ha habido muchos testigos. Solo porque tienes la mente tan cerrada como para creer algo hasta que lo veas tu misma...
—Suena familiar —murmuró Archer, apretando el puente de su nariz.
—Hem, hem —dijo Ginny, imitando a la profesora Umbridge tan bien que varias personas la miraron asustados, antes de reír—. ¿No queríamos decidir cuándo nos reuniremos para las clases de defensa?
—Sí —suspiró Hermione—, sí, eso hacíamos, tienes razón, Ginny.
—Bueno, una vez a la semana suena bien —dijo Lee Jordan.
—Mientras que... —empezó Angelina.
—Sí, sí, ya sabemos, Quidditch —dijo Hermione con voz tensa—. Bueno, la otra cosa que tenemos que decidir es el lugar...
Esto fue más difícil. Todos se quedaron callados.
—¿En la biblioteca? —sugirió Katie Bell segundos después.
—No creo que Madam Pince le encante la idea de nosotros hechizándonos en la biblioteca —dijo Harry.
—¿Tal vez un salón de clases sin usar? —dijo Dean.
—Sí —dijo Ron—. McGonagall puede prestarnos el suyo, se lo prestó a Harry durante el torneo.
Nadie creyó mucho eso.
—Bueno, encontraremos un lugar —dijo Hermione—. Pasaremos el mensaje cuando tengamos la hora y lugar exacta de la primera reunión.
Ella buscó en su mochila y sacó un pergamino y una pluma, antes de dudar, como si estuviera a punto de prepararse para decir algo.
—C-creo que todos deberían escribir su nombre, para saber quién estuvo aquí. Y también pienso que —tomó aire con fuerza— deberíamos ponernos de acuerdo en no contar lo que estamos haciendo. Así que si se anotan, están acordando no contarle a Umbridge o a nadie sobre qué queremos hacer.
Uno de los gemelos Weasley se acercó al pergamino y escribió su firma con alegría, pero Archer notó que muchas personas no parecían compartir su felicidad ante la idea de escribir sus nombres en la lista. Ella misma no quería hacerlo, pero no por firmar en sí.
—Eh... —dijo Zacharias con lentitud, sin tomar el pergamino que George le tendía—, bueno... estoy seguro de que Ernie me dirá cuándo es la reunión.
Pero Ernie Macmillan también se mostró dudoso de firmar. Hermione levantó las cejas.
—Yo... bueno, somos prefectos —estalló Ernie—. Y si encuentran esta lista... Bueno, quiero decir... tú misma lo dijiste, si Umbridge se entera...
—Ernie, ¿en serio crees que voy a descuidar la lista? —dijo Hermione.
—No. No, claro que no —dijo Ernie, menos ansioso—. Eh... sí, por supuesto que la firmaré.
Nadie objetó después de Ernie, aunque Archer vio que la amiga de Cho Chang miraba a Cho con reproche antes de añadir su nombre. Cuando la última persona en la fila (Zacharias) firmó, las personas empezaron a levantarse. Hermione contó los nombres en la lista, antes de contar a las personas en la habitación. Frunció los labios.
—Alguien no firmó.
Todos los que quedaban miraron a Archer. Su estómago se revolvió. Los cuatro Weasley, Harry, Hermione y Neville la verían humillarse. Incluso Luna se había ido.
—Ey —dijo Ron débilmente—, pudo haber sido cualquiera...
—No, sí fui yo —dijo Archer.
—¿Qué? —Hermione se vio ofendida—. ¿Por qué? Todos tienen que firmar, sin excepciones.
—Yo... —la boca de Archer se secó de repente. Tragó saliva e intentó no mirar a nadie a los ojos—. No creo involucrarme en esto, en serio. Creo que es mejor para ustedes que no me meta.
—Bueno, de todas formas —dijo uno de los gemelos, entrecerrando los ojos— tienes que firmar. ¿Verdad, Hermione?
—Cierto —ella asintió tensamente—. Incluso si no planeas asistir a las reuniones semanales, Malfoy.
—En serio no creo que sea necesario —dijo Archer, despreciándose a sí misma, a Ginny y a cualquier persona involucrada ahora misma—. Solo...
—Merlín, aquí vamos —murmuró Ginny después de suspiras, y de una forma en la que Archer pensó que no se suponía que ella escuchara.
—¿Qué quieres decir? —le dijo Archer, frunciendo el ceño—. Vine, ¿no es cierto? ¿no es suficiente?
—No si irás directo a delatarnos con Umbridge —añadió Hermione—. Solo firma el papel, Malfoy. No te pasará nada.
—Sí si alguien lo encuentra —argumentó, intentando nivelar su voz—. Sé que dijiste que no la vas a descuidar, Granger, pero no significa...
—Haré un Juramento Inquebrantable diciendo que no dejaré que alguien toque esto —elevó las cejas Hermione—, ¿eso es suficiente?
—No lo intentes, Hermione —dijo Ginny, fulminando a Archer con la mirada—. No lo va a firmar porque sabe cómo se vería y, al final del día, sigue siendo una Malfoy.
Nadie dijo nada por un momento. Archer luchó para controlar su temperamento, lo último que quería era dejarlo salir y empeorar su reputación con los Gryffindor. Ya estaba a punto de empeorarla al negarse a firmar la lista.
Aun así, miró a Ginny con enojo, ocultando su humillación y frustración. Ginny tuvo razón: Archer no tenía ningún interés en inscribir su nombre en la lista porque eso demostraba su participación en el club. Si caía en las manos equivocadas, Archer estaría acabada. No quería ni pensar en lo que diría o haría su padre cuando descubriera en qué estaba metida. Podrían desheredarla fácilmente por algo así.
E igual, no tenía ningún deseo de aprender de Potter. Sería un insulto a su orgullo, a este punto.
Pero lo que era peor para su ego era admitir la derrota en frente de todos esos Gryffindor. Dañaría más a Archer decirle a Ginny que tenía razón, que no firmaría la lista por puro miedo. Por nada más que egoísmo.
Por alguna razón, la mirada de Archer se encontró con la de Ron. Él era la única persona que no había hablado en su contra. Ella aún no tenía idea de quién era él, qué valores tenía, cómo era o si pensaba que Archer era una cobarde por no firmar. Pero él mantuvo su mirada por primera vez, y Archer no sabía si fue un truco, pero pudo jurar que le pasó su estúpido valor de Gryffindor a ella, de alguna forma. Conectó con la mirada de Ron y se sintió mejor consigo misma, como si nada pudiera derribarla. Los labios de él se curvaron, como si pudiera saber lo que estaba pensando ella.
Archer volvió a mirar a Ginny.
—Dame la pluma, Granger. Estoy dentro.
nota original de la autora
si alguien se pregunta cuanto falta para q alguien confie en archer e ignore quien es su familia... ella se pregunta lo mismo.......
Archer Malfoy = :/ casi 24/7
y Ron Weasley = ;D casi 24/7
sam speaks !!
acabo de subir un fic de james potter, por si les interesa pasarse 🤭
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