i. To Know One Is To Know All
GILDED CAGE — i.
Las manos de Narcissa Malfoy estaban frías y secas en el rostro de su hija, pero Archer aprendió mucho tiempo antes a no alejarse. Estaba acostumbrada al frío y no tenía otra opción, considerando que la temperatura de la Mansión Malfoy en cualquier día era al menos veinte grados más fría que la del mundo exterior.
Pero esto... tener el frío presionado contra su piel pálida, con la mirada plateada de su madre profundamente fijada en la de Archer, era diferente. Narcissa solamente se despedía de su hija en la plataforma y raramente con contacto físico, mucho menos con ambas manos acunando las mejillas de Archer, acercando su rostro al del de su hija.
El único aprecio que Archer sintió por la acción fue que estaba sucediendo en el confort de su propia casa. Si hubieran estado en la Plataforma Nueve y Tres Cuartos, Archer nunca habría sobrevivido lo que le dirían.
Aunque se preguntaba ahora si ese era el caso en este momento, sintiendo la mirada fija de su hermano en su nuca.
—Siento que no estaremos ahí para despedirlos este año —dijo Narcissa, su expresión buscando algo en la de Archer, como si quisiera demostrarle que en serio lo sentía—. Sé que tendrás un maravilloso año. Escríbenos en cualquier momento, cariño.
—Tal vez no en cualquier momento —murmuró Lucius al lado de Draco, pasando una mano por su rostro, como si ya estuviera exhausto. Archer sabía que él estaba recordando el año pasado; su madre le prometió a ella que cualquier carta que Archer enviara sería respondida el mismo día. Archer tontamente tomó esta invitación para escribirle a sus padres cada tarde. (Después de todo, los demás estudiantes hacían eso. No era algo raro.) Pero Lucius rápidamente expresó su disgusto al ver un búho barato volar a la Mansión cada noche. Le dijo a Archer que comprara un búho más glamoroso o que no se molestara en escribir.
Archer eligió la segunda. Era la opción que incluía menos interacciones con sus padres.
Narcissa miró detrás de Archer a los hombres de la familia con impaciencia. Archer tomó la oportunidad para alejarse de las manos frías de su madre y para mirarlos también. Sintió a Narcissa bajar las manos a sus costados.
Draco revisaba el reloj de pie. Su abrigo reposaba sobre su antebrazo y su baúl estaba a su lado. Golpeaba su pie rítmicamente contra el suelo pulido de la Mansión, sin preocuparse en lucir como si quería estar con Archer. Él exhaló un suspiro rígido.
—¿Qué pasa? —preguntó ella, molestando al dragón dormido—. ¿Algo te pasa?
Draco entrecerró los ojos hacia ella, su labio curvándose.
—Lo que pasa es que debimos habernos ido a la Plataforma hace cinco minutos. ¿Madre y tú terminaron con su llorosa despedida?
Archer entrecerró los ojos también, pero no con burla como lo hizo Draco.
—¿Celoso, Draco? Porque me parece bien esperar aquí mientras la besas, como con Padre, de forma tan patética...
—Niños —interrumpió Lucius, aunque solo miró con reproche a Archer—. Suficiente. Draco tiene razón. Los veremos en Navidad. Deben irse.
—¿Sí? No había visto la hora —dijo Archer con inocencia, disfrutando cómo su hermano apretaba la mandíbula.
Aunque no tenía muchos dones, Archer Malfoy había disfrutado los últimos quince años molestando a su hermano. Ella entendía cada una de sus expresiones, del brillo en sus ojos e inclinación de mentón. No siempre utilizaba su conocimiento del lenguaje corporal de su hermano para el mal, aunque, por supuesto, Draco mismo también entendía las expresiones de Archer y juntos tenían conversaciones silenciosas. A pesar de lo que todos pensaban, Archer y Draco no peleaban siempre, al contrario, de hecho. ¿Pero para qué estaban las hermanas menores, si no era para molestar a su hermano mayor?
Le ofreció a Draco una sonrisa de labios apretados en respuesta y juntos recogieron su equipaje. Padre estaba enojado con Archer para entonces y ella pudo sentirlo (no es como si él se molestara en ocultarlo), así que ella omitió su despedida y siguió a Draco fuera de la Mansión Malfoy.
—Dile adiós a casa, Draco —dijo Archer sin pensar, mirando el suelo para intentar llegar a la velocidad de los pasos largos de su hermano.
Era una pequeña tradición que empezó en el primer año de Archer y el segundo de Draco. Al abandonar la Mansión Malfoy, le decías adiós a la Mansión Malfoy. Así, insistió Archer, los fantasmas de su pasado no podrían seguirlos fuera de las rejas.
—Adiós, Mansión Malfoy —dijo Draco detrás de su hombro. Archer sonrió para sí misma, satisfecha. Ahora más que nada, ella sabía que era importante dejar a los fantasmas de sus pasados lejos. Draco tenía más de los que podía contar.
El aire esta mañana estaba fresco, lo que no era usual el primero de Septiembre. Aunque Archer se preguntaba si era por las pocas nubes en el cielo, su lado más lógico sabía que no podía ser ignorante: era por los pocos dementores que ahora vivían en el cielo alrededor de la Mansión Malfoy. Volaban sobre sus cabezas y a través de los árboles como simples fantasmas, no como augurios de muerte y miseria chupa almas. Cuando llegaron por primera vez, Archer se preguntó por un momento por el futuro de su padre, ¿habían venido a darle el beso? ¿Habían cambiado los vientos en la caída política en la que Lucius Malfoy había tenido tanto que ver? Pero su madre la trajo a la realidad desde el principio, y ahora Archer sabía que los dementores solo eran parte del escape de Azkaban de este verano. Ellos no molestaban a los Malfoy, pero Archer odiaba su presencia, casi tanto como la de su padre. Solo eran otra señal de la sangre inminente que se derramaría en la guerra que Lucius Malfoy trajo al mundo.
Archer frunció los labios, pero cambió su expresión cuando lo notó y esperó que Draco no lo notara, pero era probable que él olvidara que estaba detrás suyo, si sus pasos incesantes eran señal de ello.
—Espera, Draco —lo llamó, arrastrando su baúl detrás e intentando no quejarse por el peso—. Ya casi llegamos, camina más lento.
—¿Por qué no caminas más rápido tú? —le dijo él de vuelta, aunque bajó la velocidad un poco para que ella lo alcanzara.
Ahora estaban juntos de pie ante las rejas de metal de la Mansión Malfoy, separados entre el mundo exterior y la fortaleza en la que Archer fue criada. Las puntas de metal de la reja estaban talladas para ser las segundas puntas más afiladas que había visto, el primer puesto ocupado por la varita de su padre. Las rejas de metal negro perfectamente demostraban el interior de la Mansión; aterradora, oscura y vacía de felicidad. Todo junto, la reja era una maravillosa entrada a la Mansión. Representaba fuerza, ambición, astucia y orgullo, las cualidades de un perfecto hogar Slytherin.
Archer odiaba las rejas. Era lo que más odiaba sobre su familia. Y además de eso, era un recuerdo, uno que se reía en su rostro y, cada día, le recordaba que no encajaría en la Mansión detrás de ella.
Ella no era fuerte, astuta, ambiciosa u orgullosa. Ella apenas era una Slytherin.
Aunque ella suponía que estaba destinada a ser un fracaso desde que nació. Literalmente. Los Malfoy estaban seguros de que tendrían a otro niño desde que Narcissa se enteró que estaba embarazada de nuevo. ¿Y por qué no lo tendrían? Lucius era el único hijo de un único hijo de un único hijo. Al principio dudó de tener un segundo hijo, pero cuando Narcissa le dijo que sentía que sería otro niño, accedió.
Obviamente, Archer no era un niño. Oops. Pero aún así la llamaron como uno. Cada día, un recordatorio de que estaba maldita desde su nacimiento por no ser lo que sus padres querían que fuera. Un recordatorio, como la horrible reja de metal fuera, que Archer no encajaba donde desesperadamente quería encajar.
Draco la sacó de sus pensamientos preguntándole si estaba lista. Había un carro negro esperándolos fuera de las rejas, con el emblema del Ministro saliendo del capó como si fuera el cuerno de un unicornio. Las ventanas estaban teñidas y Archer no pudo reconocer al conductor gracias a ello, pero supuso que no importaba. Quien sea que estaba llevándola lejos de la Mansión Malfoy era alguien con quien estaría endeudada por el resto de su vida.
—¿Que si estoy lista? —repitió ella, alejando cualquier pensamiento de su mente para que no se mostrara en su expresión. Exhaló y reajustó su agarre en su equipaje—. Lista no llega a describirlo.
Draco frunció los labios y la miró sin expresión por un microsegundo. Asintió cortamente.
—Bien, entonces. Primero las damas.
Archer sonrió y extendió su mano.
—Entonces pasa, Draco.
Él rodó los ojos y guardó su equipaje en la cajuela abierta del carro, pero Archer vio una sonrisa rápida no deseada en sus labios, la mejor respuesta que pudo haber tenido. Él levantó el baúl de Archer también y lo guardó, antes de cerrar la cajuela y de que ambos subieran para sentarse en los asientos traseros. El auto empezó a andar apenas un segundo después de que Archer cerrara la puerta detrás de sí misma.
Ella miró a través de la ventana mientras el carro del Ministro avanzaba. El sol apenas había salido hace unas horas, pero salía justo encima de la Mansión Malfoy. Dejó una sombra en el frente de la casa, dejando oscuridad, justo como Archer sabía que habría.
—Bye, Mansión Malfoy —susurró ella. Archer tenía fantasmas que no quería detrás de ella tampoco. Era menos propensa a verlos, a diferencia de su hermano.
De igual forma, mientras apartaba la mirada de casa y el auto del Ministro aceleraba más de lo normal, Archer deseó silenciosamente que no tuviera que decirle adiós a la Mansión Malfoy de nuevo. No por primera vez, deseó quedarse en otro lugar.
Al menos, en otro lugar, se sentiría querida. Era una garantía. No había otro lugar a donde ella fuera donde sea menos necesitada que en su propio hogar.
El auto dio la vuelta en una esquina repentinamente, y Archer se encontró lejos de la Mansión Malfoy.
Como usual, Draco y Archer se apartaron inmediatamente al llegar a la Plataforma Nueve y Tres Cuartos. A ninguno le encantaba la idea de ser visto con el otro, lo que Archer nunca entendió, Draco era el que tenía una reputación horrible, así que ¿por qué a él le aterraba ser visto con ella? Tenía sentido desde el punto de vista de ella, pero nunca le preguntó por qué se alejaba de ella ante el ojo público y viceversa. Ellos funcionaban bien así.
Encontrar a Luna en el tren era, por supuesto, fácil. Ella era la única en el compartimiento más alejado hasta el final, la única con un collar hecho completamente de corchos de cerveza de mantequilla, la única con una varita detrás de su oreja. Archer siempre le preguntó qué era exactamente de lo que protegía su varita, pero Luna nunca le dio una respuesta concreta. No le molestó a Archer, aún así.
—Tuve un verano maravilloso —le dijo Luna a Archer cuando llegó, sin molestarse en preguntarle si necesitaba ayuda en guardar su equipaje en el compartimento sobre sus cabezas. Archer se quejó ante el peso y respondiendo al comentario de Luna—. Papi y yo fuimos a Irlanda. ¿Tú has ido?
—Lo más lejos de casa que he estado es Hogwarts —respondió Archer. Dio un último empujón a su baúl y este se quedó ahí. Satisfecha, se dejó caer al lado de Luna, como siempre: si alguien necesitaba sentarse, se sentarían frente a ellas. Normalmente nadie aceptaba sentarse con ellas, por supuesto. Nadie quería sentarse con Luna lunática y una Malfoy.
—Bueno, deberías ir, si tienes la oportunidad —dijo Luna contenta, buscando una página de su copia de El Quisquilloso al revés—, es increíble.
Ella abrió la revista y no dijo mucho más. Archer asintió y se preparó para tomar una siesta.
Pero su silencio no duró mucho porque apenas un momento después, la puerta del compartimiento se abrió lenta y ruidosamente. Primero entró Ginny Weasley, quien estaba en el mismo año que Archer y Luna. Ella no sorprendía mucho a Archer, si era honesta. Ginny era agradable con ellas. Al menos no se reía de ella en sus caras, y eso era mucho en comparación a otros.
Lo que sí sorprendió a Archer fue el par que estaba detrás de Ginny Weasley: Neville Longbottom y el maldito Harry Potter.
—Hola a ustedes dos —dijo Ginny, como si no fuera gran cosa que el Niño que Vivió estaba detrás de ella—. ¿Está bien si nos sentamos?
Luna levantó la cabeza como si acabara de despertarse de la siesta que Archer quería tomar. Ella asintió, así que Archer hizo lo mismo. Neville y Harry Potter guardaron los tres baúles y una jaula de búho en el compartimiento para el equipaje con menos esfuerzo del que le tomó a Archer.
—¿Buen verano? —le preguntó Archer a Ginny agradablemente, eligiendo ignorar el hecho de que Harry Potter la miraba fijamente—. ¿Hicieron algo?
—Nada fuera de lo común, pero estuvo bien —asintió Ginny cortésmente—. ¿Y tú?
—Eres Harry Potter —interrumpió Luna.
Todos voltearon a mirarla a ella y luego a él, quien pareció divertido de estar en la situación.
—Sé que lo soy —dijo Harry.
Neville Longbottom rió entre dientes. Luna lo miró con sus ojos claros.
—Y no sé quién eres tú.
—No soy nadie —se apresuró a decir Neville.
—Lo dudo —frunció el ceño Archer—. Eres Longbottom, ¿no? ¿Neville?
—Neville —dijo Ginny, mientras Neville se quedaba sin palabras a su lado—, Luna Lovegood y Archer Malfoy. Están en mi año, pero son Ravenclaw y Slytherin.
Harry se enderezó y miró con ojos verdes a Archer. Ella sintió como si tuviera una luz iluminándola en medio de la oscuridad. Estaba acostumbrada a eso, por supuesto. Alguien decía su apellido, la persona mentalmente conectaba los puntos y lo tercero e inevitable, empezaban a detestarla. Especialmente, Archer pensó, Harry Potter lo haría. Ella había escuchado interminables historias de la rivalidad entre su hermano y él, de parte de su mismo hermano. Y era casi seguro que Harry tenía muchas razones para odiar a cualquiera relacionado a Draco.
—Malfoy —repitió Harry Potter lentamente, sin apartar la mirada de ella. Archer no pudo leer su expresión, aunque tal vez eso fue para bien—. Tú... tú eres...
—Oh, sí —asintió Luna con la cabeza—. Sí, la Malfoy que piensas. Es su hermano. Pero en serio —añadió, sonriéndole a Archer—, no se parecen ni un poquito.
—Entonces tú y Draco son hermanos —dijo Harry, mirándose como si no pudiera procesar el pensamiento—. En serio.
—Sí, en serio —dijo Archer, repentinamente consciente de sí misma y lo que decía. ¿Acaso ella lucía como si odiaba tanto a Harry como su hermano? ¿En su rostro se veía como si estaba de acuerdo con todo lo horrible que Draco le hizo a Harry Potter? Rápidamente trató de arreglar su expresión, sonriendo de más—. Bueno, es... agradable conocerte, Harry Potter. ¿Tuviste un buen verano?
Harry asintió lentamente. Parecía incapaz de leer a Archer. Si ese era el caso, ella pensó, entonces estaban en la misma situación. Se preguntó si había un capítulo en algún libro de auto ayuda donde hablaran sobre qué hacer si te encuentras con el chico que ha sido bulleado por tu hermano mayor casi toda su infancia. Y Merlin sabía que no podía preguntarle a Draco sobre eso, él simplemente hablaría de lo mucho que odiaba a Potter.
El tren continuó avanzando, dándole la bienvenida a un nuevo país. Era un raro día, de repente el paisaje estaba lleno de luz del sol, y un momento después estaban pasando por nubes grises.
La energía del compartimiento no era cómoda para ninguno. Archer deseó poder hundirse en su asiento y no salir hasta haber llegado a Hogwarts.
—¿Adivinen qué me regalaron en mi cumpleaños? —dijo Neville, después de un silencio muy largo.
—¿Otra Recordadora? —dijo Harry, feliz de cambiar de tema.
—No —dijo Neville—. Aunque me vendría bien una, perdí la otra hace años...
—Suena cómo a que la perdiste cuando más la necesitabas —sonrió Archer.
Nadie se rió de su broma. Neville se aclaró la garganta y siguió hablando incómodamente.
—No, miren esto...
Metió la mano derecha en su mochila, mientras en la otra detenía a su sapo mascota, y después de buscar un poco en ella sacó lo que parecía un pequeño cactus gris en una maceta, excepto que estaba cubierta de forúnculos y no espinas.
—Mimbulus mimbletonia —dijo orgullosamente.
Archer miró fijamente a la cosa. Estaba palpitando un poco, como si fuera un órgano enfermo. Al menos Archer no era lo más raro en el compartimiento ahora, supuso.
—Es muy, muy rara —dijo Neville, radiante—. Ni si quiera sé si hay una en el invernadero en Hogwarts. No puedo esperar para mostrársela a la Profesora Sprout. Mi tío abuelo Algie me la trajo de Asiria. Veré si puedo cultivarla.
Archer pensó que tal vez la materia favorita de Neville era herbología, pero en serio no entendía qué querría con esa planta.
—Um... ¿hace algo? —preguntó Harry.
—¡Hace mucho! —dijo orgulloso Neville—. Tiene un mecanismo de defensa increíble. Mira, cuídame a Trevor...
Dejó el sapo en el regazo de Harry y sacó una pluma de su mochila. Los ojos de Luna se asomaron por encima de su revista al revés, para mirar lo que hacía Neville. Él sostuvo la mimbulus mimbletonia a la altura de sus ojos con la lengua entre los dientes, escogió un lugar y picó a la planta con la punta de su pluma.
Líquido salió volando de cada forúnculo de la planta, de un color verde oscuro espeso y pegajoso. Cayó en el techo, las ventanas y sobre la revista de Luna Lovegood. Ginny, quien se tapó el rostro justo a tiempo con los brazos, parecía que tenía puesto un sombrero verde. Archer abrazó sus piernas contra su pecho y se hizo bolita por instinto, así que solo se manchó el pelo y sus hombros, pero a Harry, que detenía a Trevor en sus manos para que no se escapara, le cayó en la cara. Olía a estiércol rancio.
Neville, que tenía la cara y el torso empapados, sacudió la cabeza para quitarse lo peor de los ojos.
—Perdón —jadeó—, no lo había intentado antes, no sabía que sería tan... no se preocupen, no es venenoso —añadió, nervioso, mientras Harry escupía un poco en el suelo.
—No importa —dijo Ginny con firmeza—. Miren, podemos deshacernos de esto fácilmente —sacó su varita—. ¡Fregotego!
El stinksap desapareció de todos excepto de Archer. Ella lo notó y rió incómodamente para eliminar la tensión.
—Te faltó —dijo.
Ginny se vio avergonzada. Apuntó su varita a Archer y volvió a hacer el hechizo, para que la pus de su cabello y brazos desapareciera.
—Gracias —dijo Archer, esperando que sonara como si fuera verdad.
—Perdón —dijo Neville de nuevo en voz baja.
El compartimiento otra vez cayó en el silencio, aunque esta vez más pesado y duradero. El clima permaneció indeciso mientras más viajaban hacia el norte. La lluvia cubrió las ventanas, luego el sol apareció, antes de que las nubes lo cubrieran. Cuando la oscuridad cayó y las lámparas se encendieron fuera, Luna guardó El Quisquilloso en su bolsa y empezó a mirar a todos en el compartimiento fijamente.
Nadie dijo nada por horas, aunque Archer no prefirió que fuera diferente. No podía pensar en nada para decirle a Harry Potter. ¿Cómo podía empezar? Siento demasiado que mi hermano sea un idiota contigo, pero me gustaría que fuéramos amigos. ¿Qué tan desesperada sonaría? ¿Querer tanto tener un amigo que prácticamente le rogaría a Potter que ignorara lo que su hermano le hizo?
Hace mucho aprendió que era difícil que alguien superara algo que su hermano hizo. Ella lo odiaba por eso, por supuesto, pero no en la forma en que desearía que él fuera otra persona diferente. Solo quería que fuera tan bueno con otras personas como lo era con ella.
—Creo que debemos cambiarnos —dijo al fin Ginny, y todos se movieron ante la oportunidad de hacer algo más que sentarse en silencio. Abrieron sus baúles con dificultad y sacaron sus túnicas escolares, pero Archer tomó la suya y se escabulló por el pasillo para alejarse de la tensión causada por ella.
Salió con la cabeza baja, dejando que sus pies la llevaran desde el punto A hasta el B con tan pocas interacciones posibles con los demás.
Desafortunadamente, el corredor estaba lleno y apenas notó la figura delante de ella hasta que chocó contra alguien con la insignia de prefecto en su pecho.
—Oh —fue todo lo que dijo él.
Archer dio un paso atrás y levantó la mirada.
Su cabello era del mismo color brillante al de Ginny, aunque sus ojos eran de un tono distinto de café y sus labios fueron más rápidos en sonreír que en los de ella. Con sus hombros anchos y altura, Archer se sorprendió de no haberlo visto hasta que fue muy tarde.
Por supuesto que ella sabía quién era. Weasley. El que era buen amigo de Harry. Archer los veía juntos seguido, junto con otra chica Gryffindor de su año. No podía ponerle un nombre al chico, además del apellido Weasley, aunque Draco seguido lo llamaba Comadreja.
—Lo siento —dijo ella, apretando su agarre alrededor de su túnica como si Weasley intentara quitárselas por haber chocado con él—, no te vi.
Aunque estaba sonriendo, la sonrisa se disminuyó un poco cuando él bajó la mirada y notó la túnica verde con el sello de una serpiente, frunciendo el ceño. Volvió a mirarla y notó su cabello, sus ojos, su rostro. Rápidamente su sonrisa fue reemplazada por un ceño más fruncido.
—Eres Malfoy —dijo—. La chica.
Archer enderezó los hombros y logró no empezar a escupir disculpas inmediatas ante su apellido.
—Lo soy. Y tú... eres el otro Weasley. El chico. ¿Cuántos de ustedes hay?
Weasley entrecerró los ojos.
—Sí, tienes razón. Hay siete de nosotros. ¿Por qué? ¿quieres reunir datos para darle a tu hermanito?
—No, yo... —frunció la nariz, atónita, y Archer sacudió la cabeza.
—Te ves igual a él —añadió Weasley—. ¿Nadie te lo ha dicho?
—Sí, créelo o no —respondió ella, levantando el mentón—. Tú te ves como tu hermana. ¿Es diferente?
Weasley parecía que estaba intentando encontrar algo de lo que enojarse, pero no había nada.
—Bueno, no, pero...
—Y tu insignia está chueca —añadió Archer, asintiendo hacia la brillante insignia de prefecto en su túnica—. Felicidades. Asumo que eso significa que me darás detención por chocar contigo.
—Podría —dijo Weasley, ajustando su insignia—. Debería. Tu hermano haría lo mismo si hubiera chocado con mi hermana.
—Bueno —frunció el ceño Archer—, no es justo. Sería grosero de tu parte.
—Exactamente —dijo Weasley, orgulloso de sí mismo por un segundo antes de fruncir el ceño—. Um, bueno...
—Soy Archer —dijo extendiendo su mano—. Malfoy. Y, como tú no eres Ginny, yo no soy Draco. Así que ya está.
—Ya está —repitió con incomodidad Weasley. Ahora se veía escéptico de Archer, como si no fuera lo que esperaba, por lo que ella agradecía a Merlín. En todo caso, lo más que intentaba al conocer a alguien nuevo era romper la reputación que le había dado su hermano. Weasley parecía no saber cuál de las dos opciones creer—. Bueno, soy Ron. Um... ¿tienes permitido hablarme?
Archer bajó la mano antes de que Ron pudiera tomarla, con tanta rapidez como si hubiera sido quemada.
—¿Permitido? —repitió, atónita.
Ron usó la mano que iba a extender para tomar la de Archer para rascar su nuca.
—Sí, digo... —se aclaró la garganta—. ¿Malfoy no se molestará de que me estás hablando? El otro Malfoy —añadió, cauteloso ante la mirada de Archer.
Ella endureció la mirada, lo que logró incomodarlo más.
—No necesito el permiso de mi hermano para hablarle a nadie, gracias. Si ese fuera el caso, lo cual es ridículo, por cierto, empiezo a creer por qué Draco me dijo que no debería hablarte. Eres muy descortés, ¿lo sabes?
Weasley volvió a entrecerrar los ojos. Parecía cambiar entre creer que Archer no era como Draco y en que eran completamente parecidos. Ahora, parecía creer la segunda.
—Bueno, en ese caso, ¿por qué no le mandas un mensaje a tu hermano de mi parte?
Y empezó a decir un montón de palabras que Archer apostaba que hubieran matado a la señora del carrito si llegaba a escucharlas.
Cuando terminó, Archer lo miró con la boca abierta. Su propia expresión tenía tanto desprecio que no dudó en que parecía su madre. Y, hablando de ella, el final de Ron fue una serie de insultos que involucraban a Narcissa Malfoy, utilizando una palabra que Archer nunca se atrevería a si quiera pensar alrededor de su madre.
—¡Solo dije que eras descortés! —exclamó ella, sin saber si estar extremadamente ofendida o en shock—. Eso es horrible de decir, sabes... ¡Eres diez veces peor que mi hermano...!
—Imposible —dijo Ron de vuelta—. ¡Él es el mayor idiota de todos!
—¡Él nunca le diría eso a la madre de nadie!
—¡Él lo dijo! —dijo Ron, apuntándose a sí mismo con su pulgar—. ¡Se lo dijo a la mía!
—¡Bueno, tal vez lo merecía, si es como tú! —resopló Archer.
—Mejor aléjate de mi camino, Malfoy —dijo Ron, mirándola como si fuera una escoria—. ¡Tienes suerte de que no te di detención por eso!
—Preferiría tener detención cada día de mi vida a verte otra vez —se burló ella, asegurándose de empujarlo con su hombro mientras pasaba.
—¡Puedo cumplirte eso! —le gritó desde el otro lado del corredor.
Archer solo respondió con una versión abreviada de lo que Ron le dijo.
Qué diferente a su hermano fue, pensó para sí misma mientras abría la puerta del baño con más fuerza de la necesaria. Aunque, añadió, mientras se ponía la túnica, si con eso lidiaba Draco diario, ella empezaba a notar por qué tenía esa reputación. Ella misma hubiera perdido la cabeza hace mucho.
Lo único malo es que probablemente ya no sería amiga de Ginny Weasley. Pero, bueno, ella decidió. Si así eran todos los Weasleys, entonces quería estar muy alejada de ellos.
original author's note
bueno no creo q lo dije pero esto es enemies to lovers excepto q ella no le dice slurs a ron asi que ya es mejor que draco, espero, idk
amo que ella trata de ser amable con todos, lit todos pero cuando conoce a ron ella está modo 👿
yyyy que ron no se ofendió cuando chocó con él hasta que vio que es una malfoy... mmm... él sabe que ella es bonita...
espero hayan disfrutado!! <3
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