9. Mi escondite secreto
Me remuevo en mi lugar al sentir un molesto celular vibrar. No es el mío, así que busco con la mirada de dónde proviene la luz que corta la oscuridad y resulta que es el celular de Ploy, al otro lado de la cama. La sacudo para que conteste, pero ella se abraza aún más a mí. Ojalá yo pudiera ignorar tan molesto sonido y seguir durmiendo.
Ploy duerme plácidamente acurrucada contra mí y se resiste a abrir los ojos. Resoplo antes de estirarme sobre ella y atrapar el celular en mi mano. Lo primero que veo es que es medianoche y lo segundo, pues que se trata de mensajes de Off.
—Ploy, Ploy —susurro sacudiéndola, no quiero llamar la atención de mamá y papá—. Off te está enviando mensajes.
No la despertaría de no saber que tienen un acuerdo no verbal de no enviarse mensajes luego del saludo de buenas noches a menos que sea una emergencia.
Llamada entrante de Off.
Presiono contestar.
—Ploy, estoy frente a tu casa —murmura Off del otro lado de la línea. Suena extraño.
—¿Qué haces aquí? —No puedo evitar preguntar.
—¿Gun? —pregunta con voz cargada de confusión.
—Sí. Ploy está dormida, estoy intentando despertarla.
—Déjala dormir —me interrumpe. Luego una pausa— ¿Puedes salir?
Un poco confundido le digo que lo intentaré.
Colgamos y me deslizo fuera de la cama. Salgo de la habitación descalzo y camino tan sigiloso como puedo, por el pasillo, las escaleras y la entrada. No puedo salir por la puerta, el ruido de la llave podría despertar a mi madre. Así que abro la ventana más cercana y me muevo fuera de la casa.
No veo a nadie, busco con la mirada y comienzo a asustarme la idea de que fuera alguna trampa de algún psicópata que le hubiera robado el teléfono a Off. Entonces lo veo, la luz de la luna hace brillar la parte superior de un coche que pretende pasar desapercibido entre los árboles y arbustos. Bastante inseguro camino hacia él, pero no puedo alcanzarlo porque algo, o mejor dicho alguien, me derriba.
Off está sobre mí, con su mano en mi boca evitando que suelte un grito aterrador. Comienzo a removerme para que se quite de encima, sin embargo, lo único que hace es quitar su mano de mi boca y abrazarme, no es un abrazo es más bien, apachurrarme, siempre lo hace y no entiendo por qué, luego me suelta rápidamente.
—Algo está pinchándome la espalda —me quejo.
Retrocede, sin realmente alejarse ya que cuando me siento me lo encuentro arrodillado entre mis piernas abiertas. Bastante cerca... y nuevamente me abraza.
—Off, que no puedo respirar —me quejo y me suelta, fue entonces que noto que su rostro se ve diferente: tiene rasguños, moretones, el pómulo todo hinchado, un bulto en la sien y el labio partido en dos.
«Contengo el aliento»
Él no lucía así por la mañana. Estuvo impecable en su camisa y pantalón formal para el espectáculo. Se veía feliz. ¿Qué...? Oh. No recuerdo haberlo visto una vez que el show terminó, tal vez en aquel momento sucedió algo.
—¿Qué te pasó? —me aventuro a preguntar.
—Un pequeño accidente —contesta con una sonrisa de lado, que indudablemente le duele.
—Esto es más que un pequeño accidente. —Toco su labio cubierto de sangre seca, está hinchado y cortado en varios lugares. Su aliento roza mi piel e inmediatamente muevo mi mano al bulto en su sien—. Esto podría ser grave.
—Estoy bien —asegura.
Me tomo el trabajo de despegar el cabello de su frente, este está duro y manchado por la sangre.
—Tengo que volver a la casa por el botiquín de primeros auxilios —le digo antes de ponerme de pie y volver a la casa. Estoy demasiado alterado y por eso me es más difícil que antes ser sigiloso.
Cuando tomo el botiquín del baño no me fijo que tenía encima un pequeño frasco de pastillas para el dolor de cabeza, estoy seguro que Ploy demasiado perezosa, no lo guardó donde debía. La golpeo, mentalmente porque el plástico cae al suelo revotando, haciendo lo que parece el sonido más irritante del mundo.
Levanto el frasco de plástico del suelo y lo dejo en una superficie plana donde no molestará a nadie. Decido que debo apresurarme en salir antes de tirar al suelo cualquier otra cosa. Y cuando llego al pasillo me percato del sonido de una puerta abriéndose. Me paralizo por un segundo antes de decidir si bajar corriendo las escaleras o si ocultarme. Si mamá o papá no me ven en la cama van a sospechar. ¿Qué iba a decirles? Oigan, el novio de Ploy está afuera completamente magullado. Creerían que Off es peligroso, que Ploy se encuentra en las noches con él, o peor aún, podrían pensar que yo me escapo de casa por las noches para encontrarme con él.
Corro tan rápido como puedo a mi habitación, dejo el botiquín debajo de la cama y me acuesto junto a Ploy al mismo tiempo que siento las pantuflas de mamá deslizarse por el pasillo directamente a mi habitación. No abro los ojos, pero supongo que ella se queda parada en la puerta observándonos dormir. Con suerte mamá creerá que el sonido que oyó era parte de un sueño.
Los minutos pasan y temo que Off creerá que lo abandonaré allí abajo solo. No quiero que se vaya en ese estado.
Mamá regresa a su habitación, pero de todas maneras yo espero un minuto más, antes de levantarme y espiar por el pasillo, para después saltar por la ventana y salir corriendo de la casa con el botiquín bajo el brazo y también una linterna.
Off está sentado en el mismo lugar que lo dejé. Me acerco, atrapo su brazo y lo arrastro hasta el lado contrario del coche. De forma que si mamá o papá se asoman por la ventana no vean la luz de la linterna. La dejo a mi lado apuntando a la cara del chico frente a mí, para ponerme manos a la obra y curar las heridas en su rostro.
—¿Por qué saltaste sobre mi antes? —pregunto.
Lavo la herida en su labio antes de desinfectarla.
—Ya había planeado hacérselo a Ploy. No quería desperdiciar la idea —comenta con una sonrisa pícara.
Su frente se frunce cada vez que toco alguna herida.
—Me diste un susto enorme.
—Lo sé. Me encantó tu cara. —Su sonrisa es enorme.
Niego con la cabeza antes de apretar un poco fuerte la herida en su frente. Off casi chilla de dolor.
—¿De quién es el coche?
Giró la cabeza para ver el auto como si necesitara confirmar que en realidad había uno.
—¿Qué te hace pensar que no es mío? —pregunta curioso.
—Estoy casi seguro de que no tienes auto y por eso te vas a casa con Tay cada día —respondo.
—Que observador —dice con una sonrisa gatuna—. ¿Me observas cada día?
—No puedo evitarlo, no puedo perder de vista a Ploy.
—¿Seguro que no es por otra cosa?
Me muevo para mirarlo fijo. Bastante confundido.
—¿Por qué más sería? —Quiero saber—. Eres el novio de mi hermana. Es mi deber vigilarlos.
Off resopla antes de mirar en otra dirección. Había momentos como este en que realmente no lo entendía, podía ser muy efusivo en un momento dado, pero luego simplemente cambiaba.
—Robé el auto de mamá —confiesa finalmente. Lo dice con malhumor, pero entonces una sonrisa se alza en sus labios— Dimos un gran espectáculo ¿cierto? —Asiento mientras cubro su sien—. Fue realmente increíble. Y a todos les encantó —continua—. Quisiera hacer cosas relacionadas con la música el resto de mi vida.
—¿Y por qué no lo haces?
—No es lo que los padres aprueban. La música puede ser una carrera inestable. No es seguro que se pueda vivir una buena vida si te dedicas a ella —recita.
Vuelvo a apartarme para mirarlo a los ojos.
—¿Y por eso no vas a intentarlo? —Su ceño se frunce al tiempo que su boca se abre y cierra mientras busca una respuesta coherente. Seguramente todo lo que tiene en la cabeza son frases negativas de sus padres o amigos. Porque cuando eres el único en tu entorno que quiere dedicarse a la música eso es todo lo que obtienes: objeciones, negativas, desaprobación. Cuando quieres ser diferente, la respuesta del entorno es el escepticismo—. Yo voy a dedicarme a la música y no me importa si mis padres o alguien más se oponen o lo desaprueban. Tampoco me interesa si creen que no llegaré a ninguna parte haciendo eso, porque a fin de cuentas estaré haciendo algo que yo quiero hacer. Y tú deberías hacer lo mismo. No desperdicies tu buen oído o incluso tu talento para el baile. Serías un increíble bailarín. —Termino, dedicándole una sonrisa reconfortante. Increíblemente, Off, el galán de la escuela se sonroja. Pasa como un minuto y no dice nada. No hace nada aparte de ocultar su rostro. Y yo me dedico a guardar todo dentro del botiquín. El, me abraza, tan fuerte que siento que mis costillas se van a romper— ¿Es-tas bien? —le pregunto un poco preocupado y casi sin aliento.
—Gracias —murmura. Se aleja y me mira—. Gracias, Gun.
«Sonrío»
—No es nada. —Entonces viene el tema serio— ¿Qué vas a hacer ahora?
—Realmente no quiero regresar a casa.
—Podría despertar a mis padres y preguntarles...
—No hace falta. Me quedaré aquí afuera.
—No puedes hacer eso —me quejo—. No puedo dejarte durmiendo aquí afuera.
—No hay problema, dormiré en el auto.
¿Cómo puedo dejar a un chico pasando la noche en la intemperie en un bosque? Aunque tiene auto; me es imposible siquiera considerarlo. Cualquier cosa podría pasarle. Y es aún peor si considero que está herido y eso que no he visto la peor parte.
—Hay un lugar donde puedes quedarte, es un poco más seguro que esto. ¿Puedes mover el auto sin que haga ruido?
—No puedo prometer que no pisaré algo que haga ruido.
Tomo su mano y lo ayudo a ponerse de pie sin que me lo pida. Nos subimos al coche sin cerrar las puertas del todo y Off hace lo suyo moviéndolo hasta alejarse de la casa y finalmente cerramos las puertas y nos deslizamos hasta mi escondite secreto.
Bastante sorprendido por el lugar, Off no puede dejar de mirar a todas partes, se ve muy aterrador durante la noche.
—No hace frío, pero podría traerte algunas mantas —digo.
—No. —Suspira antes de dejarse caer de lleno contra el respaldo de su asiento.
—¿Vas a estar bien?
Los ojos de Off se ven brillantes mientras mira al frente, como si en cualquier momento pudiera ver deslizarse fuera de ellos una lágrima. Realmente siento lástima por él y cualquier cosa que pueda haberle pasado. Quiero llevarlo a casa, aunque grite y patalee.
—Me ayudaste, aunque no te dije que fue lo que me sucedió. Gracias, Gun. Te lo debo —termina con una sonrisa.
Me quedo mirándolo muy serio. Esa fue una de las sonrisas más falsas que le había visto en la vida. ¿Qué necesidad tiene de darme algo tan superficial? ¿Qué tan mal está? Él debe saber que no hay necesidad de sonreír si no lo siente, al menos a mí no me importaría que no lo hiciera porque puedo leerlo, y ver que algo realmente grande le sucedió.
—No me debes nada. Después de todo, estoy dejándote solo en un bosque oscuro —digo finalmente.
Estoy listo para abrir la puerta y salir cuando Off tira de mí y de repente me envuelve entre sus brazos. Su cabeza descansa en mi hombro, su respiración mueve mi cabello y acaricia mi cuello. Él se aprieta fuerte contra mí, tanto que puedo sentir su corazón palpitar tan fuerte que no parece sano.
Lo abrazo. Nos quedamos en silencio, bajo la luz de la luna, envueltos uno en el otro.
Ese gesto de su parte hace que desaparezca el sabor amargo que sentí en el momento que estuve por bajar del coche. Su abrazo hace que me sienta mejor, porque a pesar de que lo estoy dejando solo en el bosque, él quiere hacerme saber que está bien y que es probablemente más de lo que esperaba recibir.
Puedo sentir su agradecimiento.
Unminuto después vuelvo a casa dejándolo en mi escondite secreto, sin saber cuál serásu primer paso durante la mañana.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top