22. En la piscina

Entierro el dolor muy dentro de mí y lo beso una vez más, con deseo, con hambre, con unas ganas incontrolables de perderme en él. Solo nos quedan algunas horas juntos. Tengo que aprovecharlas.

Risas y gritos van haciéndose cada vez más cercanos. Me aparto de Gun para mirar hacia la entrada, es demasiado tarde para intentar escondernos. Chicos del club de fútbol y de baloncesto están aquí, bastante borrachos como para poder mantenerse en pie sin tambalearse. Pero no lo suficiente como para no reconocernos.

Nos señalan gritando nuestros nombres y se acercan, no precisamente caminando en línea recta.

—¿Qué hacen estos dos aquí? —pregunta uno.

—En plena oscuridad —observa otro.

—Seguro se estaban manoseando —dice otro en tono bromista. No puedo reírme, no porque fuera verdad, sino porque quien lo dijo fue aquel compañero del club a quien yo había besado una vez.

—¿Tú crees?

«Risas»

—¿Se acuerdan de esos rumores que decían que Off era gay? Tal vez lo estemos confirmando justo ahora.

—No me imaginaba que Gun también lo fuera.

—No digan estupideces —bufa Tay—. No lo había visto entre toda la masa de músculos. Tal vez es el temor y la rabia que me nublan la vista.

—Tu eres su mejor amigo, seguro ya se acostaron —continúa bromeando otro mientras codea a Tay.

—Seguramente a ti te encantaría acostarte conmigo, imbécil. ¿Estás celoso? —le grita Tay al otro chico.

Él me está defendiendo, sin saber que lo que todos estaban diciendo es verdad, en su mayoría.

Son cinco contra Tay, Gun y yo. Aunque no quería que Gun se involucrara en una pelea por mi culpa. Si los profesores se enteran puede afectar su entrada a la universidad.

—¿Estás buscando pelea, Tay? —gruñe el grandote.

—Estás tan borracho que apenas te puedes mantener de pie —se burla mi amigo—. No podrías contra mí.

Uno de ellos le inmoviliza los brazos a Tay y le deja el camino libre al otro para que le dé un puñetazo en el estómago.

Gun grita a mi lado que se detengan, mientras yo me quedo congelado observando como golpean a mi amigo por defenderme.

Tay cae de rodillas al suelo. Los imbéciles ríen a su lado.

No tengo idea de cómo hago para juntar el coraje necesario para correr hacia el tipo que golpeó a mi amigo, pero lo hago y lo empujo a la piscina tal y como había hecho con Gun, solo que más fuerte y con menos delicadeza. El idiota apenas puede nadar de lo borracho que está.

Otro viene por detrás e intenta atraparme, pero Gun lo empuja al agua sin siquiera darle oportunidad de pensar en que lo golpeó.

Ambos gritan groserías desde el agua y todos, lo que nos harían una vez que nos atraparan.

La adrenalina que corre por mis venas al estar vengándome de los idiotas que me habían golpeado, no tengo forma de describirla. Siento mi pecho hinchado de felicidad al ver que Gun se siente de la misma forma y me observa lleno de confianza.

—Cuidado —grita Gun justo a tiempo para que esquive un golpe que iba justo a mi espalda. Cobardes, pienso.

—Cierra la boca, marica —le grita el mismo tipo enfurecido a Gun mientras camina hacia él.

¿Qué puedo hacer para evitar que lo golpee? Entro en pánico, busco a mi alrededor algún instrumento con que hacerle daño, pero encuentro todo vacío.

Alguien pasa corriendo a toda velocidad a mi lado y se lanza contra el chico que va contra Gun, dándole con una silla plegable de metal en la cabeza. Con demasiada rudeza, tal vez. El chico se tambalea para ver a su atacante, pero este es más rápido y lo empuja a la piscina sobre sus compañeros que finalmente están logrando salir, y vuelven a hundirse.

PunPun se voltea y me da una sonrisa satisfecha. Esta pequeña chica ha derribado a un tipo que es tres veces su tamaño y está orgullosa por ello.

Toma a Gun de la mano y pasa corriendo junto a mí atrapando mi mano.

—Los profesores vienen hacia aquí —anuncia llevándonos hacia la puerta trasera.

—Espera, falta Tay —grito mirando detrás de mí.

Mi mejor amigo hace señas para hacerme saber que está todo bien.

—Yo los distraeré —responde.

Corrimos con PunPun hacia el estacionamiento escolar. Salimos del lado contrario así que tenemos que correr alrededor del edificio y luego pasar por el medio del baile. Tardamos demasiado tiempo haciendo todo el camino. Probablemente ya están buscándonos si los idiotas en la piscina nos han delatado.

—No veo a Ploy por ninguna parte —dice Gun, agitado.

La buscamos con la mirada, pero no logramos divisarla por ninguna parte. Hay demasiada gente bailando o moviéndose de un lado a otro en grupos como para distinguir algo, y la luz no era lo suficientemente buena como para verla.

Para hacerlo más rápido subo a una de las mesas y luego paso a otra y a otra a medida que voy registrando el salón. No hay señales de Ploy.

Me doy la vuelta en el momento exacto que un profesor que aparenta estar muy molesto sube al escenario. Obliga al dj a detener la música y se queja en el micrófono de que hay alcohol en las bebidas. Salto de la mesa en el momento que decía que debido al alcohol alborotando las cabezas juveniles se había producido una pelea y buscaban a los culpables.

—No hay tiempo —gruñe PunPun corriendo fuera.

Salimos por la puerta del salón y corremos a través del estacionamiento. Un coche a una velocidad peligrosa se detiene frente a nosotros haciendo que nuestros corazones se paralicen por un momento.

—¡Suban rápido! —grita Ploy desde adentro del auto.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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