11. Una poderosa melodía
Termino mi desayuno sin prestarle demasiada atención a lo que hablan los padres de los gemelos. No es asunto mío, además, tengo cosas más importantes en que pensar. Como en mi padre. ¿Qué haré si se aparece por la escuela buscándome? No será capaz de crear un escándalo frente a todos, sin embargo, esto sólo promete una seguridad temporaria para mí.
Me levanto para irme y darles privacidad a los señores Atthaphan aunque no hablan más que de temas triviales.
—Off —pronuncia la mujer. La miro por encima de mi hombro—. ¿Conducirás con cuidado?
—Si —prometí.
Nunca lastimaría a Ploy o a Gun mientras pudiera evitarlo.
—Puedes venir después de la escuela si lo deseas —dice Leo con una sonrisa reconfortante.
"Tan diferente a mi padre" pienso sin poder evitarlo.
—Muchas gracias —contesto con una débil sonrisa.
Ambos me preguntan que me gustaría para el almuerzo. Haciendo bromas y molestándose por pequeñeces y así los minutos pasan volando.
» Me quedo parado en el centro del salón, mientras oigo veloces pasos acercarse. Ploy y Gun corren escaleras abajo con sus bolsos colgando de los hombros. Su madre grita desde el comedor que no deben correr por las escaleras, mientras su padre les desea suerte en la escuela. Sin detenerse, atrapan mis manos y me arrastran fuera de la casa hasta el coche de mi madre.
—Rápido. Rápido —pide Ploy entre risas.
Pongo en marcha el coche y salimos disparados contra nuestros asientos y nos tambaleamos de vuelta.
—¿Por qué tanta prisa? —quiero saber.
—Porque es divertido —comenta ella dándome un beso en la mejilla.
—Casi me ahorcó con mi propia camiseta —se queja Gun.
—Siempre pierdes estas carreras, tonto.
—¡Ni siquiera te peinaste! Y tu ropa es un desastre —le espeta él señalándola de arriba abajo.
—Te ganó, Gun, acéptalo. Ella se ve increíblemente sexy de esta forma, en cambio, tú, pareces un vagabundo —Me burlo, pero es una gran mentira, él se ve como siempre. Precioso.
—El mejor juez del mundo —termina ella inclinándose hacia mí, gira mi rostro y me besa. El auto se desvía del camino, pero logro estabilizarlo entre gritos desesperados de Gun.
—¡Estás loca! No vuelvan a hacer eso —exclama Gun desde el asiento trasero.
—¡Estas exagerando! —decimos con Ploy al mismo tiempo.
Reímos como tontos mientras avanzamos en el camino, nos burlamos de Gun y realmente es adorable ver la forma en que se molestaba.
Antes de aparcar el coche, un grupo de chicas llama a Ploy y ella sale disparada a su encuentro, sin despedirse.
Espero que Gun también salga del coche, los segundos pasan y me está cansando observar la consola y las llaves, observo por el espejo retrovisor y lo encuentro mirándome sin expresión alguna.
—No trajiste tu bolso —sentencia—. Significa que no vas a quedarte en la escuela ¿estarás bien?
Miro por encima de mi hombro y me encuentro con sus peculiares ojos tan cerca que casi me asusto.
"Tan hermosos —pienso— y me miran solo a mí".
—Pensaba quedarme de todas formas —vacilo.
—¿Irás a casa con nosotros luego de clases?
—No prometo nada.
—Mantente a salvo por favor —pide mientras sale del auto.
Camina hacia el edificio escolar y yo lo miro hasta que se pierde entre el montón de estudiantes.
Bajo del coche y comienzo a caminar hacia donde está Tay hablando con nuestros compañeros del club de baloncesto. Mi amigo también luce moretones en los brazos y cortadas en la cara —nada comparado con las magulladuras que yo llevo—. Me detengo en seco cuando veo al hombre que se acerca a Tay y el grupo de chicos.
«Mi padre»
Doy unos pasos hacia atrás antes de tomar coraje, darme la vuelta y correr de vuelta al auto con el corazón en la boca.
» Regreso al escondite de Gun y me quedo observando los insectos cruzando de un lado al otro el césped mientras las horas pasan y mi mente da vueltas. Mi estómago duele y la desesperación crece hasta hacerse insoportable.
Me obligo a mantener la calma y esperar, aunque es muy difícil.
Mi celular comienza a sonar en el coche, lo que me sorprende ya que estaba casi seguro que no tenía batería. Me sorprendo grandemente cuando descubro que quien está llamando es mi hermano mayor Thanapob.
—Hola.
—Off, hola ¿Cómo estás? —pregunta con tono casual.
—Muy bien, ¿Qué tal tú?
Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que hablé con alguno de mis hermanos. Desde que se fueron a la universidad las cosas han cambiado y nos hemos distanciado. No me sorprende que no llamen seguido a casa. Papá también se había encargado de hacerles la vida imposible a ellos. Exigiendo y decidiendo por sus hijos.
—Tan bien como se puede estar en una fraternidad —contesta con picardía.
—Eso me dice que te la pasas ebrio y rodeado de mujeres.
—Tienes una imagen distorsionada de lo que en realidad es una fraternidad.
—Es eso, o un grupo de chicos con capas que hacen brujería.
Ambos dejamos salir una risita tonta.
—Lo segundo.
—Lo sabía —termino, con una sonrisa.
Mis hermanos siempre han sido tan geniales, de la forma en que se ríen de bromas tontas, son amigables con todo el mundo y se van lejos cuando tienen la oportunidad. Sin mirar atrás. Nunca los culpé por dejarme. ¿Qué otra cosa podían hacer? ¿Llevarme con ellos a la universidad? Nadie se los hubiera permitido.
Tor suspira al otro lado de la línea.
—Papá me llamó.
—Lo supuse.
—Dice que te volviste loco y robaste el auto de mamá. ¿Estás bien, Off? —Oigo su tono preocupado.
—No estoy loco.
—No me refería a eso.
—¿Es todo lo que dijo?
—Dijo que comenzaste a decir un montón de disparates y no sabía qué hacer para que te calmaras. No me dio detalles de la discusión. Simplemente dijo que saliste corriendo con las llaves y que casi lo arrollaste cuando saliste marcha atrás.
«Me reí»
—Me divierte la forma en que de pronto él es la víctima —digo con amargura—. Papá sí que sabe distorsionar una historia.
—No puedo hablar por mucho tiempo, Off, Dime que le digo a papá si me llama otra vez.
—Dile que se vaya a la mierda —gruño.
—Díselo tú.
—Créeme que ya se lo dije.
—Y ya ves que no conseguiste nada.
—Solo dile que no pudiste contactarme. Que lo intentaste un millón de veces, pero no contesté tus llamadas. —Oigo a mi hermano vacilar al otro lado, así que agrego—. Voy a estar bien. Estoy quedándome en casa de unos amigos. Papá no los conoce, así que no va a encontrarme.
Tor resopló cansado.
—Te sugiero que termines la escuela y te vayas de allí.
—¿Solo?
—A menos que tu novia quiera irse contigo no veo que otra compañía puedas llevarte. —Siento la sonrisa en su voz— Estas con ella ¿cierto?
—Lo siento, debo colgar —digo, evadiéndolo.
—Ten cuidado, Off. Y no dudes en llamarme si las cosas se salen de control —dice mi hermano y le agradezco antes de colgar.
Las cosas no pueden ir peor. O al menos, eso pienso.
No sé en qué momento me quedé dormido, pero me dormí y acabo de despertar. Lo último que recuerdo es que descubrí a Cleopatra mirándome desde el techo del coche. Sus ojos resplandecían bajo la luz del sol. La gata parecía saber mi secreto.
Me aleje de ella y me recostee entre unos escombros sin poder quitarle los ojos de encima al animal... y luego aquí estoy solo y sin la gata, que probablemente se cansó de verme dormir y fue a encontrarse con sus dueños.
Dejo el coche y camino hacia la casa, sorteando entre arbustos y raíces que sobresalen de la tierra. Tropiezo varias veces, pero mantengo paso firme hasta que veo la casa de los gemelos.
Observo desde un arbusto mientras descienden del coche de la chica que va a buscarlos cada día. Se despiden de todos y el auto desaparece entre los árboles.
—Off —dice Ploy cuando me ve salir de entre las plantas.
—Hola —respondo casualmente.
No me pierdo la mirada recelosa de Gun. Pero, vamos, hice justo lo que quería. Me mantuve a salvo.
—Lo siento, no pude esperarlos —me excuso.
Ploy, sin darle demasiada importancia, me toma de la mano y me guía dentro de la casa. Donde al parecer almorzaremos exactamente lo que habíamos acordado con los señores Atthaphan, por la mañana. La mesa está repleta de variedades muy diferentes de comidas.
Honestamente, extraño las comidas de mi madre, pero esos almuerzos y cenas en familia... Prefiero vivir sin ellos.
—Le caes bien a mi madre, eso es estupendo —comenta Ploy mientras caminamos de la mano por el salón— Ey, ¿te gustaría ir a conocer los alrededores?
—Me encantaría —respondo, dándole una enorme sonrisa.
—Espera aquí. Tengo que ir a cambiarme —pide.
Oigo que su madre la llama y ella refunfuña, así que supongo que tardará en regresar. ¿Qué puedo hacer mientras espero? Estudio mi entorno: pisos relucientes, techos altísimos y decoraciones sutiles, nada llamativo. Hay unas sillas y una pequeña mesa, por un lado, y por otro, un sofá grandísimo y una televisión moderna colgada de la pared.
Estoy a punto de dirigirme a ver televisión cuando me doy cuenta que entre el cantar de los pájaros se oyen débiles notas musicales.
«Violín»
Camino por la habitación buscando la raíz de la suave tonada. Me acerco a una ventana, pero no es aquí. Me asomo por otra, pero el sonido es más débil. Salgo del salón y simplemente consigo alejarme de cualquier tipo de sonido. Regreso al salón y busco un poco más, hasta que encuentro una puerta oculta detrás de un enorme telón que bien encaja con la decoración.
Abro tan sigilosamente como puedo, la puerta, y me encuentro con una habitación en la que abundan los colores claros, la luz solar entra por las ventanas empapándolo todo y el aroma de la naturaleza está en todas partes como si la habitación fuera un escondite en el exterior. Y en el centro de la habitación, se encuentra un piano de cola blanco, en perfectas condiciones y en la banqueta, Gun, acariciando las cuerdas de su violín, convirtiéndolas en una dulce melodía. Está tan absorto en su música que ni siquiera se da cuenta que un visitante inesperado está invadiendo la habitación.
Me siento junto a él en la banqueta y lo observo hasta que termina la melodía. Se ve increíble mientras toca. Es como si una energía poderosa lo absorbiera y lo llevara lejos, a donde solo están él y su violín... Y nada más importa. —Yo me siento de esa forma cuando bailo. Solo puedo pensar en mi cuerpo y en la música. En mi pulso acelerándose. No hay nada más. Ni gente mirando. Ni problemas a la vuelta de la esquina—. La tonada cambia, la canción sigue siendo la música, pero con cambio casi abrupto en las notas. El final. Un final triste para una poderosa melodía. La melancolía en las envolventes notas hace que mi corazón se hinche y deseo que Gun deje de tocar antes de que las lágrimas que amenazan con escapar se deslicen fuera.
Más que sentirme triste, me siento aliviado. Y ni siquiera estoy seguro de por qué. Durante unos minutos olvidé los problemas con mis padres o lo adolorido que se sentía mi cuerpo con el más leve movimiento. ¿Cómo? Gun ni siquiera ha abierto los ojos, no es posible que se haya dado cuenta que estoy a su lado. ¿Podría ser que esta canción sea para mí? ¿Intenta reconfortarme? ¿O todo es una increíble coincidencia?
Cuando la canción termina del todo, el nudo en mi garganta es insoportable y la picazón en mis ojos difícil de ignorar. Gun me mira como si todo el tiempo hubiera sabido que yo estaba a su lado, y antes de que pueda decir algo, uno mis labios con los suyos... Yo, lo estoy besando.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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