Capítulo 5: Amistad (V.O.)
-¿Qué plan, Alfred-san?
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-¡K-Ki-Ki-Kiku! -exclamó alarmado levantándose del taburete en el que estaba sentado y luego se tapó la boca y miró a su hermano para confirmar de que no le despertó-. ¿Q-Qué haces por aquí? ¿Ya terminó la clase? -preguntó intentando desvíar el tema, no sería buwno que descubriera lo de Arthur. Seguramente le mandaría a un manicomio por loco.
-El profesor me dijo que sería mejor que llevaras a tu hermano a casa para descansar, que él le informaría a tu padre -explicó entrando en la enfermería y cerrando la puerta, con pestillo-. Ahora, ¿puede decirme que quiere planear Alfred-san? -su rostro se mantenía serio, impasible, pero jugaba ligeramente con sus dedos mostrando sus nervios o su incomodidad.
-Yo... Eh... -murmuraba sin saber que decir. Comenzaba a sudar frío y Arthur no ayudaba a calmar los nervios que sentía por la situación.
-Maldito Kiku. ¿Por qué tienes que ser más listo que este patán? Así no ayudas a tu amigo -refunfuñaba a su antiguo amigo mientras le hacía gestos obsecenos.
-Quiero planear... ¡Una fiesta en casa! -chilló pensando que esa era la mejor excusa que podría usar, además de que era la única que se le ocurría-. Pero mi padre es muy estricto y no sé como podría convencerle... -rió de forma suave rascando su nuca nervioso.
Kiku se le quedó mirando fijamente como si analizara cada uno sus expresiones y movimientos; como si le quisiera leer la mente. Pero cerró sus ojos soltando un suspiro de... ¿Alivio?
-Ya veo, si solo es eso está bien -respondió esbozando una tenebrosa y sutil sonrisa en su pálido rostro.
-¿Qué más podría ser? -preguntó manteniendo su sonrisa lo mejor posible.
-No sé, que tal algo como rebuscar en algo ya solucionado -respondió mirando serio hacia Matthew, o más bien a Arthur.
Alfred se quedó mudo y giró su cabeza fingiendo que miraba a su hermano cuando en realidad miraba a Arthur, que éste miraba igual de serio a su viejo amigo. El americano estaba confundido a más no poder, se suponía que Kiku no podía verle según el ojiverde; pero ahora parecía que si. Además el «rebuscar en algo ya solucionado» parecía que se refería a la "desapareción" de Arthur.
Cada vez tenía más sospechas de que el japonés sabía algo sobre el asesinato, o que él fuera el asesino.
-Si me disculpas debo volver ya a clase. Espero que Matthew esté mejor pronto -hizo una leve reverencia y se fue de la enfermería con una sutil sonrisa en el rostro, y con una sutil mirada a Arthur
-Mejor no va a estar nunca -respondió Alfred con cierto enojo en el interior por el comentario, cosa estúpida porque entendía que dijera eso cuando no sabía nada sobre la enfermedad de su hermano.
¿O puede que no fuera esa la causa de su enfado? Y puede que tuviera que ver con Arthur y no con Matthew...
-Kiku me intriga -soltó Arthur sentándose en la cama junto el gemelo del americano con los brazos cruzados y una expresión pensativa.
-Pues tú lo conoces mejor que yo -dijo Alfred encogiéndose de hombros-. Si tú estás intrigado, imagínate yo que prácticamente ni lo conozco -se acercó a su hermano y le intentó agarrar de alguna forma.
-Eso me ha llegado al corazón -dijo de repente confundiendo al americano-. Tu brazo está atravesando mi corazón, o lo que se supone que es mi corazón -explicó señalando con su mano el brazo de Alfred.
Éste apartó el brazo a una velocidad abrumadora cargando a su hermano en sus brazos sin mucha delicadeza al sentir un escalofrío recorrerle todo el cuerpo. El solo imaginarse que ahí estaría el corazón, palpitando, circulando sangre... Simplemente le horrorizó.
-¡Lo siento! -exclamó muy alterado.
-No pasa nada, estoy acostumbrado -se encogió de hombros y se levantó de la cama para seguirle a casa.
El camino a casa fue silencioso, muy silencioso, sobretodo incómodo. A pesar de que Arthur no le hubiera dado importancia a eso de traspasar su cuerpo, a él le incomodaba haberlo hecho. Además de que ahora no podía dejar de pensar en como se debería haber sentido Arthur los primeros momentos en que las personas pasaban a través de él, teóricamente ignoraban, estando completamente solo y sin ni siquiera poder descubrir quien le asesinó.
Al fin llegaron al actual hogar de los Jones y el William, pero el menor de los gemelos no se atrevía a entrar en su casa por temor de que la escuela hubiera avisado a su padre y él hubiera abandonado su puesto de trabajo hoy para cuidar de su pobre hijo maltratado. Ya que el buen jefe de su padre debido a saber la enfermedad que padecía su hijo en caso de necesitarlo podía dejar el trabajo por un momento, además de que fue él quien les ayudó a encontrar casa en Londres y quien les pagó el viaje en avión. Y él vivía en Londres también y el tener al padre de Alfred y Matthew en la sede central de la agencia le convenía más, pues no todo era hecho por solidaridad.
-Un segundo -le dijo Arthur al notar el miedo de su "ayudante".
El rubio más joven aprovechando el ser un fantasma entró a la casa traspasando las paredes e investigando a una gran velocidad corriendo por la vivienda observó si había señales del padre del americano por algún lugar, pero para su suerte no se encontraba en ese momento. Volvió a salir de la casa ahora un poco más calmado y se dirigió a junto los hermanos.
-Tu padre no está, puedes estar tranquilo -le avisó llevándose una expresión llena de sorpresa por parte de Alfred. Arthur ya intuyó lo que quería preguntar por eso, Alfred era muy fácil de leer-. Se te notaba el miedo por entrar -dijo antes de que el más alto le preguntaba cómo sabía que eso le preocupaba.
-Ah... Bueno, thanks Arthur -esbozó una sonrisa en su rostro y procedió a entrar en su casa, llevando directamente a su hermano a la habitación.
-¿No le vas a vigilar? -preguntó Arthur al verle salir del dormitorio y claramente él estaba siguiéndole.
-Es solo un raspón, tampoco es tan grave. Además mi habitación está al lado, si pasa algo lo oiré o lo veré por la camarita de vigilancia que hay -explicó entrando en su propia habitación y sentándose en la silla del escritorio-. Dejando eso de lado, creo que deberíamos empezar a investigar para cumplir ese algo que debes de hacer -sugirió sacando la libreta en la que anteriormente había apuntado pistas.
-Ok -respondió Arthur con una muy, pero que muy sutil emoción. A la vez que se sentaba encima de la cama al estilo indio.
-Lo que por ahora sabemos es que tu cadáver nunca se encontró, que todos te dan por desaparecido, o eso parece... Y que tanto Kiku como Antonio parecen saber algo sobre esto -enumeró Alfred apuntando la información que no tenía antes en la libreta.
-Kiku entiendo que sospeche algo, era mi mejor amigo y él me conoce o me conocía mejor que nadie -explicó jugando un poco con las sábanas de la cama.
-Mmm... Pues eso debe cambiar -soltó de repente impresionando al inglés-. Me refiero a que si queremos resolver esto debo saber todo o casi todo de ti, para poder tener pistas más fácilmente sobre quién y porqué te mataría -aclaró echando su cabello hacia atrás con su mano.
-Bueno, tiene sentido... ¿Y qué necesitas saber? -preguntó algo incómodo. No es que le apeteciera mucho contarle sus intimidades a alguien que prácticamente acababa de conocer aunque fuera por su propio bien.
-No sé, tu relación con la familia, amigos, enemigos, parejas, tu estilo de vida... Cosas de ese estilo -dijo Alfred pasando otra página a la libreta para apuntar lo que el fantasma le dijera.
-Bueno pues la relación con mi familia era normal, es decir, no nos llevábamos genial y discutíamos, pero nos soportabamos bien. Y en algunos casos si no aguantabamos más, alguno de mis hermanos o incluso yo, nos íbamos uno o dos días fuera de casa -relató mientras Alfred apuntaba todo como un esquema.
-Eso significa que te fugabas de casa de vez en cuando -recalcó apuntándole con el bolígrafo.
-Bueno, me iba a casa de Francis durante esos días y todos lo sabían. Tampoco es que fuera escapar -se excusó frunciendo el ceño.
-Pero te ibas de casa durante un tiempo, y eso podría haber dado credibilidad a la teoría de que hace dos años te escapaste de casa -explicó Alfred con rostro serio.
-Pero eso ya da igual, lo importante es saber quién y porqué me mató. No si me escapaba de casa y por eso crean que desaparecí y que no morí -reclamó elevando un poco su voz.
-B-Bueno... ¡Eso es verdad! Pero hay que tener en cuenta todos los detalles en un caso con tan pocas pistas -dijo Alfred algo nervioso.
-Ajá... ¿Algo más que quieras saber sobre mi relación con mi familia? -preguntó algo irritado comenzando a mover sus piernas con nerviosismo.
-¿Por qué discutíais?
-¿Dé que te sirve saber eso? No tiene sentido ninguno decírtelo, por lo que no diré nada -contestó severo y serio con los ojos cerrados con una expresión llena de determinación.
-Está bien... Entonces, ¿qué crees tú que necesitaría saber para ayudarte a descubrir quien te asesinó? -preguntó cansado, no le apetecía ahora mismo discutir con el quinceañero sobre eso.
-Mmm... Necesitarías saber sobre los momentos antes de que desapareciera -contestó como si fuera lo más obvio del mundo, cosa que lo era.
-Ciertamente, y para eso... ¡Tengo que preguntar a tus amigos! -exclamó emocionado y se levantó de golpe de la silla-. Antonio vivía a cuatro casas de aquí, ¿no? Pues vamos ahora.
-La idea está bien, pero -Alfred no le dejó continuar estaba tan concentrado en ir a casa de Antonio que se olvidó de un pequeño detalle.
-¡Vámonos!
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