Capítulo 13 (V.O.)
-My God... ¿Por qué debo de ser tan idiota? -se lamentó, Alfred, mientras veía las noticias de la televisión.
Desde que había discutido con Arthur y este se había marchado a algún lugar que desconocía, había estado lamentándose en el sofá cual adolescente enamorado que acaba de hacer una idiotez frente el chico o chica que le gusta. Tapaba su rostro con ambas manos para no ver nada, aunque se estuviera haciendo daño por las gafas.
-Solo debo verle y disculparme, a lo mejor me... No, es imposible. Seguro que ahora me odia -se decía a si mismo mientras daba vueltas por el sofá.
En eso su móvil comenzó a sonar en la otra punta del sofá y Alfred lo miró con vagancia. Estaba muy lejos para cogerlo, pero la simple idea de que pudiera ser Arthur hizo que se levantara de golpe y lo cogiera para ver quien llamaba.
-Hello. ¿Quién es? -preguntó, alegre, esperando la voz de su fantasma favorito, pues no había otro fantasma en su vida.
-¿Alfred? Soy yo, Antonio -el americano se quedó congelado en su sitio. Mierda, debía haber mirado primero quien le llamaba-. Siento si te molesto. En un principio pensé en dejar lo que pasó a un lado por si te incomodaba, pero durante estas horas estuve en mi casa pensando sobre eso... -decía no muy seguro por la reacción que pudiera tener Alfred.
-No pienso a hablar de lo que pasó. Simplemente te estaba haciendo un favor, nada más -respondía, sintiendo un montón de hormigas recorriendo su cuerpo por lo nervioso que le ponía la situación.
-¿En serio solo fue por el favor? Alfred, tanto tú como yo sabemos que no fue solo por el favor -el americano tragó saliva pesadamente, no sabía que responder pues tampoco es que estuviera mintiendo-. Entiendo que no quieras hablar sobre el tema, pero creo que es mejor hacerlo cuanto antes. No quiero ir mañana a clase y que se forme un ambiente incómodo a nuestro alrededor -expuso, el español, desde el otro lado de la línea.
-Lo comprendo -fue lo único que pudo responder Alfred.
-Mira, no digo de ser novios ni nada de eso... Pero ¿qué tal si lo intentamos? Algo como ser amigos con derechos... Más o menos... -el rubio se quedó en silencio-. ¿Estás ahí? ¿Alfred?
-Ah, sí... Perdón, me quedé un poco en shock... -se disculpó, el estadounidense, con el corazón latiendo a mil por hora-. Yo... ¿Podrías darme un poco de tiempo para pensármelo? Es que, todo esto ha sucedido hoy y muy rápido... Tengo que procesarlo -se excusó, ya que no sabía ni siquiera lo que él mismo sentía en esos momentos.
-Sí, claro, es algo normal que quieras pensártelo -contestó, inseguro-. Bueno, no te voy a molestar más. Solo quería decirte eso... ¡Adiós! -Alfred quiso comentar algo más, pero el español colgó nada más despedirse.
Lanzó el móvil a la otra punta del sofá y suspiró de nuevo. Miró al techo, pensativo. ¿Realmente iba a pensar en lo de Antonio? Es decir, normalmente eso se decía solo para aplazar los problemas hasta que la otra parte se hartara y exigiera una respuesta o hasta que uno mismo se diera cuenta de que no quería estar con el otro. Además, debía centrarse en encontrar al asesino de Arthur antes de nada, no tenía tiempo para andar coqueteando con uno de los mejores amigos del muerto.
Quiso ir a desahogarse a su habitación jugando con algún videojuego de matar monstruos, pero el fantasma al que debía ayudar entró al salón corriendo con aspecto cansado y agobiado.
-¡Alfred! -chilló, buscando al americano-. ¡Alfred!
-Estoy aquí, Arthur -avisó, Alfred, levantándose del sofá. El inglés se acercó a gran velocidad muy agitado-. Oye, ¿qué pasó?
-Mis asesinos... Los encontré -el joven (el que estaba vivo) se quedó impactado, sin saber que decir. ¿Cómo podía ser eso posible?-. Estaba paseando por el bosque y oí a dos tipos hablar sobre mi muerte y que todos todavía pensaban que seguía desaparecido... -balbuceó, sin poder creerse, ni siquiera el mismo, lo que decía. Era absurdo.
-Arthur, cálmate -le pidió, iba a agarrarle de los hombros, pero como sería inútil que lo intentara decidió no hacerlo-. ¿Pudiste ver quiénes eran? ¿O reconocer sus voces? ¿O algo que nos pueda ayudar en la investigación? -preguntó.
-No, iban vestidos completamente de negro y no me fije en su voz... Estaba... Estaba tan en shock por lo que oía que no preste atención a eso... -murmuraba, sintiéndose un inútil y un estúpido por dentro-. Lo siento... Si solo hubiera prestado más atención podríamos estar resolviendo mi muerte... -se lamentó, llevando sus manos a la cabeza.
-Arthur, no te preocupes. Es normal, yo si estuviera en tu situación tampoco habría prestado atención a esos detalles -intentó consolarle y sonrió un poco-. Al menos sabemos que los responsables de tu muerte están cerca y podemos eliminar a una persona de la lista de sospechosos -informó, consiguiendo que Arthur se animara un poco.
-¿A quién? ¿Y por qué? -preguntó, curioso.
-Antonio, estuvo toda la tarde en su casa por lo que no pudo ser él a quien viste en el bosque -explicó, sintiéndose un poco más aliviado porque al menos sabía de qué no corría el peligro de estarse enrollando con el asesino de Arthur.
-¡¿Tenías a Antonio en la lista de sospechosos?! -exclamó, horrorizado, aunque después de recapacitarlo unos segundos comprendió que era normal que pusiera a todos como sospechosos en un principio-. ¿Y cómo sabes tú eso? -preguntó, poniendo una mueca que a Alfred le hacia un poco de gracia. Mas, se puso un poco tenso por la pregunta.
-Estuve un rato con él en su casa... -contestó, no muy convencido de lo que decía. A él no le gustaba mentir, pero en este caso no estaba mintiendo, estaba ocultando gran parte de la realidad por el bien común.
-Mmmm... Well, me alivia que al menos sepamos que Antonio no haya tenido que ver con mi asesinato -comentó, esbozando una débil sonrisa, la cual a Alfred le pareció bastante tierna.
-Sí, algo es algo... Pero ahora sabiendo que los responsables de tu asesinato están por aquí cerca y que son más de uno, no podremos confiar mucho en el resto de personas. ¡Cualquiera podría ser el asesino! -Arthur volvió a ponerse serio y mirando a Alfred como si le quisiera matar-. Okay, perdón. A lo mejor no debí decir eso, a lo mejor no todos tienen la posibilidad de ser los asesinos... -rectificó.
-Así mejor, porque ni Kiku, ni Francis, ni mi familia tendría nada que ver con mi muerte. Si no, ya me habrían dado por muerto hace tiempo -dijo, Arthur, cruzándose de brazos con los ojos cerrados.
-Sobre eso quería comentarte... Que hablando con Matthew me di cuenta de una cosa... -comentó, sin saber muy bien como comenzar con ese tema.
-¿El qué? -cuestionó, irritado, por la lentitud del norteamericano para decir las cosas.
-Si tu familia cree que todavía sigues vivo, ¿por qué se mudaron? Es decir, normalmente cuando un hijo desaparece suelen buscarle durante mucho tiempo y esas cosas. No simplemente a los pocos meses se mudan dejando las cosas de su hijo en la casa con una simple nota -comentó, dejando al fantasma congelado en su sitio.
Nunca había pensado mucho en eso. Cuando él se había convertido en fantasma su familia ya no se encontraba en la casa y habían pasado (se supone) poco tiempo desde que había muerto. Pero era imposible que su familia tuviera algo que ver con esto, es decir, son familia, y tampoco es que ganaran nada a cambio con su desaparición.
-No creo que sea nada de lo que estás pensando, Alfred. Son mi familia, por mucho que tuviéramos nuestras peleas nos queríamos -dijo, no muy confiado. La duda comenzaba a comerle por dentro.
-Entonces, ¿qué explicación hay de esto? -preguntó, sin mucha sutileza, el americano. No quería hacer sufrir al inglés y menos hacer que desconfiara de su familia, pero tenía que eliminar a todos los sospechosos posibles.
-Pues... Ellos... Mi padre es jefe de una gran empresa y solía tener que hacer muchos viajes, a lo mejor se mudaron por eso, o porque no soportaban estar en la casa en la que había vivido su hijo el cual "desapareció", o no sé, pudieron tener muchas razones para irse -contestó, justificando el acto de sus familiares-. Alfred, en serio, mi familia no es la culpable.
-Está bien, aunque yo nunca dije que tu familia pudiera ser los asesinos -comentó, con una sonrisa burlona, a pesar de que no fuera el mejor momento para ello.
-Eres un idiota... -masculló, con el ceño fruncido, el inglés.
-Puede, pero tenía que sacarte de alguna forma la información sobre tu familia. Cuando te pregunté no me quisiste responder -dijo, excusándose. Arthur, de nuevo quiso protestar, pero el timbre de su casa sonó-. Un segundo, voy a abrir.
El más joven se quedó mirando como el americano corría hacia la puerta donde sonaba el timbre constantemente. Y, al abrir la puerta, Francis prácticamente saltó encima de Alfred con una sonrisa en el rostro.
-¡¿Cómo no me dijiste que te enrollaste con Antonio?! -chilló, agarrándole de los hombros.
Y ahí fue cuando Arthur pudo sentir por primera vez lo que eran los celos.
•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
Hello! Siento venir con un capítulo así, pero no pude hacer nada mejor por más que quisiera uvu
Casi ha sido un capítulo relleno, pero al menos, al final, se inicia un poco de revoloteo. (comenzará el UsUk/UkUs gente).
A pesar de todo, espero que os gustara el capítulo.
Ciaoooooooooo~~~~~~~(*'▽'*)♪
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top