—¿Entonces?—

Harry caminó adelante de Louis, sintió su mirada en su espalda.

—¿Qué edad tienes tú?—

—No se.—

—¿Diecisiete?— Llevó su mirada hacia atrás.

—¿Quieres que sea tu sugar baby?— Comenzó a reír.

—¿En serio tienes diecisiete?—

—No, tengo veintidós ¿Y tú?—

—Veinticuatro.— Abrió sus ojos al extremo.

—Por seis llegas a los treinta.— Rodó los ojos.

—Oh vamos, no estoy tan viejo.—

—No... Para nada.—

—Noto el sarcasmo.— Comenzó a reír.

—Lo siento.— Tomaron asiento en un sofá diferente.

—¿Trabajas?— Asintió.

—Sí, trabajo de niñero.—

—¿Te gustan los niños?—

—Sí, en algún futuro si pienso tener hijos.—

—Que extraño escuchar a alguien de veintidós decir eso.—

—¿Por que?—

—No se, veme a mi, veinticuatro y no quiero nada de eso.—

—Yo dije futuro, no edad, los tendría a los treinta.— Rieron.

—Especifica entonces.—

Al terminar el café subieron a sus habitantes correspondientes, se dispusieron a dormir.

A la mañana siguiente, Harry tomó un baño rápido, se vistió cómodamente y salió de la habitación, al llegar a la cocina Louis estaba preparado el café.

—Ten, con una de azúcar.— Sonrió y lo recibió.

—Gracias.—

Bebieron su café en silencio.

—¿De que trabajas?— Rompió el silencio.

—En la empresa "Tourist Paradise"— Asentó la frase.

Harry comenzó a reír.

—¿Y de qué hora?—

—De las nueve de la mañana a las nueve de la noche.—

—¿Por que tanto?—

—Ya sabes clientes que salen de noche.—

—Uh si, pero ¿No es demasiado?—

—Pero gano bien, me alcanzaba para pagar el departamento.— Alzó los hombros.

—¿Ya te acostumbraste?— Asintió.

—Sí, ¿Y tú a que hora entras?—

—A las ocho y media, en media hora, tengo que irme, nos vemos más tarde...— Louis interrumpió.

—Espera, te llevo en auto, así no corres.—

—No te preocupes.— Sonrió.

—Para nada, toma tu café con calma y nos vamos en auto.— Asintió.

—Gracias Louis.—

—No hay de que Harry.—