。⁠:゚ 07

—¡Jeongin!

El castaño se volteó hacia el peli-gris que se acercó a él a paso apresurado, Félix dejó un beso en su mejilla como saludo, haciendo que se ruborizara.

—Hola —murmuró el más bajo, encantado, se sonrieron.

—Mañana hay una muestra de arte, tengo dos entradas, tienen desde pinturas hasta un show de danza. ¿Quieres acompañarme?

Jeongin rio con algo de nervios, con vergüenza murmuró:

—Lo siento, iría, pero... tengo una cita con alguien más.

Chan en parte sonrió con orgullo al ver la expresión emocionada de Félix desaparecer.

—Oh, bueno —dijo, acomodó sus cabellos largos con algo de incomodidad.

—N-No es lo que piensas —Jeongin negó, moviendo sus manitos frente a él—. Voy a... ver a alguien, al cementerio.

—Oh, Jeongin, no necesito explicaciones —dijo Félix, aunque se notaba más aliviado después de escuchar eso y volvió a sonreír—. Lo siento mucho.

—No, está bien.

—Bueno, lo dejamos para otro día, ¿sí? —Jeongin asintió—. Nos vemos, Jeonginnie, cuídate —besó su mejilla otra vez para despedirse, antes de salir del estudio con una encantadora sonrisa en sus labios.

Fue al vestuario y lo primero que le dijo a Chan fue un "No sé si me gusta".

—¿Cómo que no sabes si te gusta? —preguntó el mayor—. ¡Jeongin! Tiene cara linda, le gusta la danza, sonríe bonito y tiene abdominales donde podrías lavar la ropa. ¿Cómo que no te gusta? ¿Sabes lo que ahorrarías en la lavandería?

Jeongin rio por lo de los abdominales.

—Te recuerdo, Chan, que mi tipo son flacuchos, sensibles, que piensan mucho, critican a la sociedad, me dan atención y me cuidan mucho.

—No conozco a nadie así —Chan negó.

—Claro, yo tampoco.

Practicó su baile una vez más, su entrenador le dijo lo mismo de siempre, pero que hoy había mejorado un poco más, así que lo dejó ir más temprano.

Tomó su celular y vio varios mensajes de un número que no le hablaba desde hacía unas cuantas semanas.

—Jisung dice que ha mejorado lo suficiente para dejarle usar el celular más de una hora al día —le comentó Jeongin a Chan.

El rubio se encogió de hombros, en verdad, no le gustaba mucho hablar de él desde lo que había pasado.

—Aún le queda mucho en el loquero para que pueda salir —dijo Jeongin, con algo de alivio.

—Jeongin, no lo digas así, queda muy despectivo, él no tiene la culpa de estar mal —dijo Chan, su ceño estaba ligeramente fruncido.

Jeongin ​lo miró un segundo hasta que suspiró, asintiendo.

—Tiene la culpa de otras cosas —dijo, por lo bajo.

—Tampoco, él no lo hizo a propósito —corrigió—. La depresión hace que hagas esas cosas, y que hables tan feo no lo ayuda.

Jeongin parpadeó rápido para despejar su vista, Chan acarició su cabello.

—Él no tiene la culpa de lo que me pasó, ¿está bien? Fue un accidente, necesita apoyo con lo que tiene, no le tengas rencor, no va a cambiar nada —continuó hablando el rubio con tranquilidad, aunque Jeongin no reaccionó—. ¿Qué tal si hago tu comida favorita? —preguntó Chan, mirando al castaño, quien negó.

—Hace meses que no como eso.

—Lo sé, por eso te lo estoy ofreciendo.

Jeongin ​lo pensó un momento.

—¿Puedes hacer eso? —cuestionó, a lo que Chan hizo una mueca de "puedo intentar"—. Bueno, me gustaría...

El mayor asintió y sonrió, hace mucho que no cocinaba tampoco.

La comida favorita de Jeongin eran unos tacos picantes en donde Chan básicamente metía todo lo que quedaba en la heladera, le agregaba una que otra cosa más, y resultaba en una especie de revuelto, al que el menor le gustaba poner picante, lo podía comer sólo o con una tortilla de maíz para que tuviera más interés.

Al final del día, Jeongin estaba con una verdadera sonrisa y un rubor en sus mejillas, totalmente encantado y sintiéndose mimado.

—Gracias.

—No me agradezcas, tonto —Chan hizo un gesto con su mano para que no se molestara.

—Eres muy lindo conmigo, siempre lo fuiste.

—¿Sentimentalismo? Nada de sentimentalismo, Yang.

—Chan.

—Yang.

—Te amo.

Chan sonrió mínimamente, sus mejillas se ruborizaron.

—También te amo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top