28 - Can't Be Touched

Kazemaru de momento está bien, y con bien me refiero a que no ha muerto todavía, sin embargo lo que si es cierto es que tiene heridas, subimos al auto donde nos esperaba Tobitaka de camino al hospital.

Kidou, queda todo en tus manos, yo ya hice todo lo que me quedó.

Ustedes se preguntarán... ¿Cómo es que todo esto fue planeado y no un acto completamente improvisado producto del miedo y la desesperanza en que Kazemaru pudiera con Ishido, y que yo, el grandioso e inigualable Fudou Akio se esperó por completo el casi desastroso final que esta historia pudo haber tenido sin mi pronta aparición en la escena?

Es bastante obvio que nada fue planeado, en absoluto. Yo supe que Kazemaru iría a buscar a Kirino desde el momento en que supimos que lo estaban buscando y lo mandaron al barrio pituco.

  Pituco significa rico, el que sae sae. Y el que sabe ahora mismo definitivamente no es Ishido, se quedó donde mismo recibió el disparo, pero tengo intriga y un poco de miedo de saber que es lo que habrá ocurrido después de que me llevara a Kazemaru a un lugar seguro.

Todo paso tan rápido que ni siquiera recuerdo bien que pasó después con el chico pelirosa, le dije que fuera con los demás a la camioneta, sin embargo no alcancé a divisar si se había reunido con los demás o no, espero que si.

—A-Akio... 

Kazemaru estaba recobrando la consciencia, eso es bueno.

—Ichi... ¿Estás bien? No te esfuerces mucho, vamos camino al hospital.

Respondí.

—¿Y Kirino? ¿Qué paso con Ishido? ¿Dónde están los demás?

Kazemaru parecía agitado, no era bueno que se pusiera así... Pero tampoco podía culparlo, era normal que desperatara preocupado después de lo que ocurrió.

—Ichi, porfavor calma, más tarde te contaré todo, pero si te pones nervioso solo lograrás sentirte peor, estamos camino al hospital ¿Si?

Kazemaru aparentemente no tuvo fuerzas para protestar, por lo que cerró los ojos mientras yo suavemente lo acariciaba, intentando calmarlo para que no se acelerara. Tobitaka había escuchado todo, el sabía por medio de mi que yo vendría, por lo que yo le pedí que me esperara cerca por si algo salía mal.

Mi teléfono empezó a sonar.

Lo tomé, era Kidou así que contesté rápidamente, podría ser importante.

—¿Alo?

Pregunté.

—Fudou ¿Kazemaru está contigo?

—Si, estamos en el auto de Tobitaka camino al hospital.

—Dile que acelere, no pudimos atrapar a Ishido y se metió en un auto, creo que los van perseguir.

Mierda, esto es malo.

—Está bien, gracias por el aviso... ¿Los demás están bien?

—Si, estamos todos a salvo por suerte, pero apresurate, intenta perderlos, iremos a ayudarlos apenas podamos.

—Entiendo.

Corté.

—Fudou, creo que tenemos compañía.

Miré por el ventanal de atrás, nos perseguía uno de los autos que Ishido había estacionado para rodear la limusina.

—Acelera todo lo que puedas.

Al igual que el vehículo, mi corazón se empezó a acelerar, sabía que quizás no estaba del todo solo en esta situación, Kidou y los demás vendrían a socorrernos en breve, solo espero que Tobitaka sea capaz de traspasar está presión.

Pero...

¿Y si no?

—¡Baja la cabeza!

Gritó mi chófer, hice caso inmediatamente ayudando a Ichi a bajar su cabeza mientras muchas balas trasladaban los vidrios de la camioneta.

Mire por el retrovisor, solo era un auto algo roñoso, había un conductor y dos gatilleros en las ventanas, pero Ishido estaba atrás, esperando a que todo saliera bien para el.

No pude arriesgarme a sacar mi pistola para probar suerte, no es el momento y tengo mucho que perder.

Aguanta Ichi... Kirino te necesita, yo te necesito...


Estas cosas pasan muy rápido, y no puedo evitar sentirme un inútil ¿Será acaso que esta situación supera todo lo que he vivido antes? Tengo la cabeza llena de mierda, Kirino llegó hace unos minutos y aparentemente está bien, Fudou y Kazemaru se fueron, yo tengo un arma en la mano y a Kidou lo acaban de llamar para darle una mala noticia.

—Tenemos que irnos a la conchetumare de aquí.

Declaró.

—¿Que? ¿Kidou que mierda acaba de pasar?

Preguntó Suzuno, confundido.

—Era Fudou, esta intentando llevar a Kazemaru al hospital, pero Ishido y los suyos lo están persiguiendo, se meterán a la zona poblacional.

Explicó el de gafas.

—¿Que se supone que hagamos?

Pregunté, estaban todos aquí, incluido Kirino, esto aún no acababa y el tema se había vuelto cada vez más complejo.

—Pues... Aquí está la camioneta, en la cajuela hay armas, vamos a tener que salvar a Fudou y a Kazemaru.

Respondió.

—¡¿Que?! Pero...

El señor de cabello blanco quería protestar, la impotencia se veía en su mirada, igual en la de su "compañero" el pelirrojo, sin embargo, al cabo de unos segundos dicha expresión tomó un tinte más de decisión.

—No tenemos opción... ¿Verdad?

Kidou simplemente asintió, abrió la cajuela y tomamos cada uno un arma.

—Se que estoy tomando una decisión terrible, quiero decir, hay vidas en juego, sobretodo la de los chicos... Pero...

Kidou había tomado una decisión, si, pero no sabía como justificarla, la mayoría simplemente le hicimos caso, aún a sabiendas de las consecuencias.

—Fudou y Kazemaru harían lo mismo por nosotros.

Fue Endou quien rompió el silencio.

—Midorikawa, se que estas cosas no te gustan, así que por favor, llevate a Masaki, a Ranmaru, a Takuto y a Tenma a sus casas, no quiero que estén en riesgo.

Me sorprendió que no nos mencionaran ni a mi ni a Ibuki, supongo que es porque somos extraños, o... Mejor no intento contestarme a esa pregunta.

—Ranmaru, porfavor, estás herido y aturdido, no puedes seguir aquí.

Habló el adulto de cabello blanco, intentando convencer a Kirino, el cual se encontraba con una mirada perdida, entre la confusión y la impotencia.

—Vamos chicos...

Midorikawa animó a los tres a subirse a su auto, no tardaron mucho en irse.

—Bien, suban.

Todos hicimos caso, Kidou condució, Endou se sentó delante, atrás estabamos todos los demás, Ibuki y yo en los asientos traseros, los señores de cabello blanco y rojo estaban en la parte trasera de la camioneta.

Apenas habían autos en la carretera, Kidou aceleró lo más que pudo, sabía donde estaba Fudou puesto a que a lo lejos se oían unos estruendos, fue entonces cuando preparamos nuestras pistolas.

No era la gran cosa, parece que le arsenal era del tal Fudou, y aunque realmente no tengo ninguna conexión con ninguno de estos tipos, mucho menos Ibuki. Queríamos acabar por nuestras propias manos con el Sector V, en lo que parecía que sería el climax de todo esto.

Ya estaba atardeciendo, el cielo estaba rojo, justo como todo lo que había manchado la calle donde lo peor había ocurrido.

La camioneta aceleró, dobló a la esquina y ahi estaba, habían varios autos siguiendo a otros, disparando.

—Le juré a Natsumi que no volvería a meterme esto ¡SNIIIIIIIIFFF!

Me asomé, parece que Endou estaba... ¿Inhalando coca?

—Deja esa mierda y apunta por la ventana, chicos ¿Están listos?

Ibuki y yo asentimos. abrimos un poco la ventana y sacamos el brazo, nos estábamos acercando  a los demás autos así que había que tantear terreno.

Una de las llantas de los autos que nos sucedían había reventado.

—¡Le di!

Fue el señor del cabello de tulipán quien celebró.

Bajé lo suficiente la ventana como para poder sacar mi torso, iba lento, tenía que ser precavido, sin embargo al otro lado Ibuki ya estaba disparando, llevaba rato sin tener que jalar algún gatillo y este idiota es adicto a la adrenalina.

Disparos iban, disparos venían, no gastaré tiempo en onomatopeyas porque ustedes saben a lo que me refiero. Si hay algo que no me sorprendía, es que la policía no interfiriese en todo esto.

Pero eso tiene una explicación, y es que al menos dentro de las capacidades del Sector V, su poder e influencia llegar a conseguir que la policía interviniese a su favor en todo lo que refiriese a los barrios más marginales.

Por lo tanto no tendremos ayuda, estamos en desventaja, lo que hace que la sangre me hierva aún más.

El auto que estaba delante nuestro había perdido el control, salió de la carretera y chocó con un poste de luz, liberando el camino para que pudiéramos pasar.

—Tsurugi, no estamos solos.

Me dijo Ibuki, bajando hasta su asiento porque su pistola se había quedado sin balas.

—¿A que te refieres?

Pregunté.

—Tengo un plan B por si esta mierda se pone muy jodida, nos están esperando.

—¿Quienes?

—Tetsukado, Matatagi y Kusaka.

—¿Que? Cuando tuviste tiempo de-

—¿Crees que no pienso las cosas? Sabía que algo malo pasaría y esos tres idiotas también se quieren salir.

Bueno, supongo que Ibuki no es tan imprudente después de todo, podrá tener la mecha corta, ser temperamental, algo impulsivo pero cuando le importan las cosas, piensa mucho.

—Nos están esperando unas cuadras adelante, están escondidos, apenas aparezcan los autos del Sector V, van dejarlos como coladores.

—¿Pero están en la vereda?

—No imbécil, arriba de unos departamentos.

Las palabras de Ibuki me dejaron algo pensativo, nunca había convivido mucho con esos tres, aunque si he compartido con Tetsukado pues fue su mentor cuando llegó al Sector, pero eran más bien como la pandilla de Ibuki, y siendo así, no era de extrañar.

Endou estaba disparando como loco, parecía que no se le agotaba el cargador y estaba gritando no se que sobre dar 1000 vueltas al campo y que los atropellará con un camión, con razón le prometió a la tal Natsumi que no volvería a meterse esa mierda.

—JAJAJAJAJA ¡Cuídense malditos!

Endou ya se había pitiado 3 ventanales y 2 llantas, era claro que no apuntaba y que por lo visto ninguna bala le estaba dando. Parece un demonio, por eso dicen que la coca es la caspa del diablo.

Parecía que llegábamos finalmente a la calle en la que la emboscada tendría lugar.

—¡Endou! ¡Saca la cabeza, agachense todos!

Gritó Ibuki, parecía que le hicieron caso pues todos, incluidos los de la parte trasera de la camioneta se agacharon y solo escucharon como múltiples balas penetraban el acero de la carrocería de los coches que estaban delante nuestra.

Cuando el fuego paró, parecía que había sido un ataque exitoso, pues el coche de Fudou había salido sano y salvo. Y en adición, la mayoría de coches que nos separaban habían resultado dañados, incluidos el que parecía traer a Ishido.

—¿Cómo es que esos tipos no nos dispararon ni a nosotros ni a Fudou?

Preguntó Kidou, era claro, ninguno de nosotros salvo Ibuki sabía de antemano que esto sucedería.

—Les dije que solo les dispararan a autos del Sector V, como eran todos negros sería sencillo identificarlos.

Que suerte que la camioneta es roja y el auto de Tobitaka es blanco.

—Los mantuve al tanto de todo esto, por lo que supieron prepararse.

Siguió Ibuki.

—Chico ¿De que carajo hablas?

Pregunto nuevamente Kidou.

—Les dije a todos que se cubrieran porque unos compañeros míos estaban preparando una emboscada, es por eso que todos los autos delante nuestro están acribillados.

Kidou no protestó, supuse que tendría mil objeciones sobre lo peligroso que había sido que ni siquiera nos contase, pero creo que conducir concentradamente era más importante.

—¿Qué le pasa al auto de Ishido? ¿Está perdiendo el control?

Gritaron atrás del auto.

—Eso parece, espera, eso es...

—¡Un RPG!

Un tipo con un puto lanzacohetes se había asomado desde la ventana del auto de Ishido, nos apuntó.

Creo que mis reflejos nunca habían sido tan rápidos y precisos como en el momento en que salí de la ventana, apunté con mi pistola y le di en la cabeza a ese tipo.

Me sentí como el rey del mundo y como un pequeño gato asustado al mismo tiempo, dios, hemos estado al filo de la muerte todo este tiempo y es recién ahora que verdaderamente caigo en cuenta.

Sin embargo el gatillo había sido presionado, no fue a nuestra dirección, pero el cohete pasó por nuestro lado casi como su una brisa divina hubiese actuado para cambiar su trayectoria.

—¡ESOS HIJOS DE LA PERRA TENÍAN ARMAMENTO MILITAR!

Gritó Endou.

—Importado.

Corrigió Ibuki, no tengo idea como este tipo es capaz de mantener la calma en situaciones como esta, es eso o por dentro esta muerto de miedo.

—¡Que mierda es eso!

El auto de Ishido había soltado una pequeña cosa, parecía una granada.

—¡Es humo!

Así mismo, desde un punto de la calle todo se había vuelto humo repentinamente, no podíamos ver nada y Kidou frenó el coche por precaución.

En un momento preciso sonó en estruendo que parecía como si un coche se hubiese estrellado, solo espero que no sea...

—¡Todos salgan, la persecución terminó!

Salimos de la camioneta y caminamos entre el humo, todo era escombros, sonaba el fuego proveniente de los autos estrellados y el ambiente era cada vez más cálido, el aire se respiraba pesado.

—Mierda, no veo nada.

Dijo una voz que parecía como la del pelirrojo, tengo que aprenderme sus nombres.

—Es humo, Einstein.

le corrigió su amigo, compañero, novio, lo que fuese.

Nos acercamos lo suficiente como para que el humo dejara de ser una molestia, y ahí estaba.

Un auto estrellado, solo uno, pero se veían figuras a lo lejos que se aproximaban a nosotros, eran Fudou y Tobitaka.

Eso quiere decir que...

—¡Ishido, hijo de mil putas!

Gritó Endou, seguía hasta arriba de coca y fue corriendo hasta el carro estrellado, nosotros le seguimos.

Nos acercamos al auto, pero solo habían 3 personas, el conductor y los 2 del asiento trasero, inconscientes, no había rastro de Ishido por ninguna parte, eso significa que...

—¡Agh!

Un sonido de disparo sonó por nuestra retaguarda, le dió a alguien.

El grito parecía un gemido de dolor, venía de atrás, nos dimos la vuelta.

—¡Fuusuke!

El de cabello rojo gritó, parecía que una bala le había llegado al albino.

—Jejeje...

Un agonizante pero aún en pie Ishido Shuuji se aproximaba a nosotros con una pistola, apenas si podía caminar, pero había mantenido el pulso lo suficiente como para darle un disparo en la pierna al tal Fuusuke.

—¡Eres un!-

El de cabello rojo saco su pistola y con ella apuntó al jefe del Sector V.

—Atrevete y tu querido novio quedará con una agujero de 9mm entre ceja y ceja.

En ese momento el actuar del pelirrojo se trabó, no sabía que hacer, si matar a quien había dañado a su acompañante, o protegerlo quedando a merced del villano.

—Cuídense todos, un movimiento en falso y alguno de ustedes no volverá a ver la luz del día.

Miré hacia atrás, Fudou no se veía por ningún lado, tampoco Kazemaru o Tobitaka.

—Eres un bastardo.

Comentó Kidou entre dientes.

—Gracias, los halagos no son necesarios, solo les pediré que porfavor, dejen en el suelo esas lindas pistolas de juguete que tienen guardadas.

Nadie hizo nada, estaban todos dudando.

—¡Háganlo, mierda!

Tuvimos que ceder, dejamos todos las pistolas en el piso mientras veíamos como el pelirrojo intentaba calmar del dolor del sollozante Fuusuke.

—Muy bien, buenos chicos... Quiero pensar que con esto aprendieron a no retarme, finalmente todo resultó a mi favor, el diablo debe estar de mi lado o algo por el estilo.

Su tono jocoso e increíblemente ególatra resultaba irritante.

—Y tu... Kyousuke Tsurugi ¿Sabés? Supuse que esto pasaría en algún momento.

Dijo mientras se acercaba a mi.

—No quería creer que mi mejor jugador, mi mejor trabajador, alguien a quien consideré para mis encargos más importantes acabaría traicionándome algún día, bueno... Supongo que no se puede confiar en nadie, no sabés cuanto me rompe el corazón...

Estaba frente a frente conmigo, yo arrodillado, sometido, y el con una mirada que solo había visto en pesadillas.

—¿Reconoces la calle Ezer Espina? Que dijo, claro que la conoces ¿No está ahí el hospital donde tienen a tu hermano?

Este hijo de puta.

—Me encanta tu expresión de sorpresa, mis hombres tienen el hospital tomado, y si yo no aparezco, ellos lo harán, seguro te encantará ver como van rompiendo a tu hermano, hueso a hueso, peor aún si le explican que lo que ha sufrido toda su vida es producto de la imprudencia de su querido hermano...

Me hervía la sangre, quería ver a este imbécil muerto, atropellado, descuartizado, pero no podía hacer nada, por un lado estábamos nosotros, por otro, mi hermano.

No entiendo como, a pesar de que todo parecía estar a nuestro favor, este tipo había conseguido tener las riendas de la situación.

—Oh... Y tu, Ibuki Munemasa... Tu y tu grupito hicieron grandes cosas, sirvieron estupendamente al Sector, buenos vendedores, espectaculares extorsionadores... Sería una verdadera lastima que ninguno de ustedes sobreviviera. Me pregunto que diría tu madre si un día ya no vuelves a casa ¿Jamás lo pensaste?

Shuuji se aproximó a Ibuki mientras decía esas palabras.

—No hay día en que no me arrepienta de haberme metido aquí...

Murmuró el peliblanco.

—Está claro, después de todo es la única persona a la que de verdad tienes. ¿Escuchaste lo que le dije a tu amigo Tsurugi? Tan compinchados que están. Bueno, si yo muero, olvidate de volver a ver a tu madre.

Este tipo es un monstruo.

—Y aunque yo muera hoy, aunque Fudou y Tobitaka estén detrás de aquella esquina apuntándome con una pistola, quizás mis problemas terminarán, pero les aseguro que los de ustedes apenas estarán comenzando.

Si tan solo...

—¿Todo esto fue por lo de hace 10 años en el Raimon?

Preguntó Endou, parecía que el efecto de la coca había cesado, había vuelto a ser el de antes.

—Todo lo que ha pasado durante estos últimos 10 años me ha enseñado valiosas lecciones, ¿Quieren conocer una de ellas? Es sencillo: No permitan que nadie que te joda pueda vivir tranquilo.

El silencio invadía la calle en la que estábamos ahora.

—Y por ultimo... Suzuno, Nagumo ¿Ustedes están cuidando a Kirino? No necesitan responderlo, solo quería sacar el tema. ¿Jamás les pareció extraño porque el padre de aquel chico nunca apareció?

—Kyouka nos dijo que murió antes de que ella diese a luz a Ranmaru.

Respondió Nagumo.

—Pues sus afirmaciones no estaban tan lejos de la realidad. El padre del chico murio, si... Pero no fue por causas naturales, no fue accidentado, claro que no... El idiota no fue hombre, no aceptó sus responsabilidades y 17 años después vino a buscar ayuda para encontrar a su hijo, pobre infeliz.

—¿Cómo sabés todo eso?

La objeción fue de Suzuno.

—Pues, porque como líder de la mafia más poderosa de esta ciudad, lo sé todo... Y quizás, porque ese día tuve que cortar un par de cabezas...

Dios...

—¡Hay hablao' caleta cotorra culia!

Pareciese que Ishido efectivamente lo sabía todo, pues efectivamente había alguien atrás, no era Fudou, tampoco Tobitaka, sino Kazemaru.

Disparó, impactó, el demonio cayó al suelo.

—Creo que ahora es mi turno para cortar una cabeza, maldito hijo de puta, jamás te perdonaré por todo esto.

El peliazul se aproximo a nosotros, no había peligro de momento, pues Ishido había caído al suelo, boca arriba.

—¿N-no es curioso?...

Aún casi muerto, Ishido seguía hablando.

—¿El que?

Preguntó Kazemaru, casi como si quisiese escuchar las agonizantes palabras de Ishido.

—De todas las personas que pudieron haber acabado conmigo, creo que ningún final me habría hecho tan feliz como morir en tus manos...

Dicho esto, el mayor hijo de puta que nunca he conocido escupió sangre, comenzó a atragantarse frente al silencio y la atenta mirada de todos en la escena, para finalmente morir...

—Que el diablo te tenga en su máximo circulo, bastardo hijo de mil putas.

Dijo Kidou.

—No hay tiempo, Fudou y Tobitaka están cruzando la esquina, tienen 2 camionetas, Endou, ve con Kyousuke y Suzuno, vamos al hospital, hay que salvar al hermano de Tsurugi y atender nuestras heridas.

Comentó Kazemaru.

—Vamos, Ibuki, vamos a tu casa, el final no puede ser este.

Dijo Nagumo.

El grupo se dividió, por un lado Endou, Kazemaru, Suzuno, Kidou y yo fuimos al hospital. Por el otro Fudou, Nagumo, Tobitaka e Ibuki fueron a su casa.

No creo que esto termine mal... ¿O si?

-

-

-

-


Este no es el final, pero si el precedente del mismo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top