X
Sintió sus piernas temblar al escuchar la ya conocida varonil voz de Jaemin.
Giró sobre sus talones y lo vio.
Una barba negra adornaba la cara de este, vestía un traje desordenado.
Malagradecido.
Salió y prendió un cigarrillo, se dejo caer en la banca.
Necesitaba aire después de sentir que se ahogaba por la necesidad que había tenido de aguantar el aire al rededor de Renjun.
Parecía que aquel se había esforzado para hacerle daño a su corazón al ponerse ese traje rojo que le quedaba como a un dios.
No sabía cuantas veces tuvo que regañarse mentalmente para ponerle atención a otra cosa que no fuese a él.
- Ha pasado tiempo -escuchó detrás de él, la persona de quien había huido.
- Renjun... -soltó agitado.
- Me siento igual Jaemin, me siento exactamente igual. -admitió, siendo consciente de todo.
- Te extrañé.
- Y yo a ti.
Tal vez, y solo tal vez, no era tan ordinario.
Fin
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