Reconectar con esta historia fue una tarea difícil por muchos motivos. No solamente implicó leer algo que había comenzado a escribir seis años atrás, también se trataba de encontrarme a mí misma en mis propias palabras.

Lo que encontré me sorprendió enormemente.

Tenía quince años cuando comencé a imaginar está descabellada y un tanto dramática historia. Había muchas cosas sobre las que temía escribir en su momento, como la manera en que Kai bebía y mantenía relaciones descontroladamente para llenar un vacío, o como Lloyd reprimía sus emociones aún siendo consciente de su depresión.

Hoy releo cada párrafo con otros ojos. La perspectiva te cambia completamente una vez que lo vives en carne propia.

Temo que mis palabras en ambos casos no fueran las adecuadas, que resultase muy "romántico" o pasajero como para que pudiera tener el impacto que buscaba. Sin embargo, el mensaje que deseaba transmitir desde un principio prevaleció sin importar nada. Ni siquiera el abandono.

Escribo esto sobre lo que alguna vez fue mi despedida, por que nada se comprara con la felicidad que me genera borrar esas palabras.

Hoy agradezco a todas las buenas personas que comentaron a lo largo de los años. A quienes vinieron a despedirse deseándome el bien, preocupándose por mí, y a aquellos que me animaron a seguir escribiendo después de leer esta historia ¡Son increíbles, frijolitos!

Y, por último, quiero agradecer a la pequeña Jely que vive en mí.

Mientras más horrible la caída tengan por seguro que más majestuosa se verá su subida.

Lo lograste, Jely. Estás de pie.

A todos ustedes, les pido que se levanten y amen inmesurablemente. A los otros, a sí mismos. Les juro que vale la pena.

—Jely<3