03.✧Desafío
El día de la libertad
El mundo fantástico de las hadas no es tan fantástico como lo hacen ver los cuentos y películas infantiles, no todo es color de rosa, de hecho es mucho más cutre de lo que te imaginas, ahí como en el mundo real hay reglas, prejuicios y estereotipos que están arraigados en la sociedad. Las hadas tienen una manera de jerarquizar a sus habitantes mitológicos siendo ésta la llamada “Viventus Had”. En dicho esquema se planteaba que existían tres tipos de hadas; las hadas Supreme que eran las líderes de los diferentes departamentos de hadas, las Elite quienes la mayoría de las veces servían de asistentes de las Supreme, y las Petit las cuales eran el nivel más bajo de toda la cadena siendo los sirvientes de las Supreme. Por lo tanto así como en el mundo real las hadas también se apegaban a una lucha de clases constante en donde las hadas Supreme debían de estar con una de su mismo nivel, las Elite podían elegir si estar con una de su misma clase o una Petit, y lamentablemente para las Petit la única opción eran las hadas de su mismo rango puesto que cuando un hada se relacionaba con una Elite dicha relación mayormente era por obligación, así que claro está que la unión de una hada Supreme con una Petit era netamente imposible, al menos a la vista de la población, sin embargo sabemos que el amor es algo que no se controla ni siquiera por las creencias tan arraigadas que dichos seres tenían. Es con este contexto que les puedo contar la historia de una pareja de enamorados, la historia del día de la libertad. El día en que todo cambió.
Para Taehyung el ser un hada Supreme no le hacía ni una pizca de gracia, para él el mero hecho de dividir la población en castas era ridículo e innecesario. El pelirrojo veía más necesario el ponerle atención a problemas como el cultivo de las plantas para evitar la escases de comida, el cuidado de los animales para que ellos tengan una mejor vida, o el salvar a las abejas de la extinción ¡esos sí eran “problemas” importantes! ¿Qué tenía de importante el ver quién tiene más que quién? O ¿quién tenía más poder? ¡Burradas! Eso era lo que Taehyung pensaba de las castas, que eran puras burradas, empero él también sabía que las hadas así como el ser humano es avaricioso por naturaleza, no por nada existen los pecados capitales. “Lo bueno y lo malo vienen de la mano”, fue lo que una vez su abuela materna le comentó, y Kim estaba totalmente de acuerdo con eso, sin bien no había mal y sin mal no existiría el bien, de ésta forma funcionaba el mundo. Lo único que le quedaba a él como hijo de un hada “mayor” era tratar de cambiar poco a poco los pensamientos de la población aunque sea con pequeños actos como lo es la inclusión.
Enfurruñado con el cómo funcionaba su mundo Taehyung salió de su habitación, la cual se encontraba en uno de los huecos de un frondoso y alto roble, cabe mencionar que el pelirrojo se sentía Rapunzel puesto que su habitación era la del último piso -o en este caso rama- haciendo que las alitas de Taehyung se cansaran rápidamente debido a la larga distancia que había entre su cuarto y el suelo. Cuando terminó de aletear su carrera hacia abajo, la hadita se encontraba empapada en sudor, bufaba de cansancio y sacaba la lengua como perrito, gruñó molesto ya que si había algo que el pelirrojo odiara con todas sus fuerzas era el sudar, odiaba sentir su cuerpo empapado en gotitas mal olientes, y más aún cuando se acababa de dar un buen baño.
—Joven Kim, buenos días —saludó cordial su nana Eun Ji, Taehyung le correspondió el saludo con una sonrisa afable todavía intentando normalizar su respiración.
—Bue… Buenos, espera deja respiro —pidió alzando la mano, inhaló fuertemente y después exhaló con calma—, ahora sí, ¡Buenos días nana! —la mujer sonrió divertida, éste niño nunca cambiaría.
—¿Otra vez enojado de tener tu habitación tan lejana del suelo? —preguntó empezando a volar despacio a una altura baja mientras que Taehyung comenzaba a caminar al lado de ella, sus alitas estaban demasiado cansadas como para volar más aunque fuera un altitud corta.
—Uhum, ya le he dicho a mi padre miles de veces que me cambie a una dos ramas más abajo como mínimo, pero él dice que es para prevenir no sé qué cosa. La verdad no le presté mucha atención —soltó una risita nasal, rascándose la nuca. La nana Petit negó acompañando la risa del menor.
—Ay mi niño… ¿Nunca cambiarás verdad? —cuestionó recibiendo una negación de parte del pelirrojo.
Su nana y él eran la perfecta prueba de que las clases no definen a las personas, mucho menos el trato que éstas deben recibir. Lamentablemente el buen trato hacia la Petit sólo era emitido de parte de los menores Kim; Taehyung y Sunoo. Quienes habían sido -secretamente- educados por su abuela materna, quien contraatacó la educación racista que recibían en la escuela. Ambos Kim estaban más que agradecidos con su abuela por haber hecho eso.
—Nana iré un ratito al campo de margaritas, mamá ya sabe que saldré —avisó para proceder a despedirse con un abrazo de su Eun Ji.
—Ten cuidado mi niño.
Mientras caminaba aleteaba sus alas buscando aligerar un poco el cansancio en ellas, cuando las sintió menos pesadas fue que decidió despegarse del suelo y volar a una altitud considerable, disfrutando de la brisa del aire y los rayos del sol que reflejaban en sus alas causando destellos pequeños. Hoy era un buen día, lo presentía. Siguió volando y volando hasta que llegó al campo de margaritas, bajó la velocidad y después tomó asiento en una de las tantas margaritas que había, un suspiro escapó de sus labios al dirigir su mirada hacia su muñeca, la marca Supreme; la cual consistía en una hermosa flor de gardenia con una “S” en el tallo. Otro tema importante para las hadas era ese; las marcas. Las cuales tenían como fin aclarar la casta a la que pertenecías, nacías con ella. Una flor de gardenia junto con una “S”” para las Supreme, una espada con una “E” atravesada para las Elite, y un trébol con una “P” en el centro para las Petit. Taehyung odiaba las marcas, se le hacían algo cruel e injusto.
Tan sumido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando alguien se sentó a su lado: — ¿Te importa si estoy aquí contigo? —preguntó una voz suave, suave como el terciopelo. El pelirrojo brincó del susto.
—¡Ay, por la misma hada! ¡Casi me matas del susto! —exclamó colocando su diestra en el pecho, justo donde se encontraba su corazoncito de pollo, bueno de hada. El contrario rio por la expresión en el rostro del hada morena.
—Una disculpa, pero estabas tan centrado en no sé qué, que no te diste cuenta de mi presencia —respondió con simpleza, mirando el perfil del contrario. Precioso, fue lo que pensó Jungkook.
—Uhm, tienes razón supongo que es un cincuenta-cincuenta —dijo sonriendo en grande hacia Jeon, quien sintió como su corazón paraba de latir para después acelerase como si estuviera corriendo en un maratón. Taehyung por su parte no se quedó atrás puesto que él también se había percatado de lo apuesto que era esa hada.
—Me parece bien, cincuenta-cincuenta. Me llamo Jeon Jungkook ¿cómo te llamas tú? —preguntó extendiendo su puño, el pelirrojo lo chocó con el propio.
—Kim Taehyung, gusto en conocerte Jungkook el hada alborotador de corazones —una sonrisa se expandió por los rostros de ambos.
Y sí, Jungkook era un alborotador de corazones sin embargo luego de semanas Taehyung se dio cuenta de que no sólo lo era por haberlo asustado aquel día en que lo conoció. Ese día una nueva historia empezaba a escribirse, una historia la cual no se sabía si acabaría con un final feliz.
3 meses después
—¡Pero es injusto mamá! ¡Yo debo poder elegir con quién deseo estar! ¡Yo! ¡No tú, no mi papá! ¡Sólo yo! —gritó en medio de la sala, tirándose al suelo en un desgarrador llanto. Tres meses habían pasado desde que conoció a Jungkook, al amor de su vida, a su hadita Petit… Petit, si antes odiaba ese término ahora mucho más, ya que se le estaba prohibiendo ser feliz debido a un estúpido término.
—¡Escúchame Kim Taehyung, eres mi hijo y por lo tanto no voy a permitir que seas la vergüenza de la familia, no te dejaré elegir con quien quieres pasar el resto de tu vida cuando sé que elegirás a ese miserable Petit! —exclamó con furia, mirando de reojo a Jungkook quien se mantenía tirado en el piso debido a la fuerte golpiza que acababa de recibir en donde sus alas habían sido rotas, en todo sentido.
—¡Entiende papá, yo amo a Jungkook! Y ni tú ni nadie va a impedir que sea feliz con él —furia, impotencia y tristeza; eran las emociones que se reflejaban en el rostro de Kim, su hermano Sunoo mantenía sus puños apretados, lágrimas corriendo por sus mejillas.
—¡La única manera en la que podrán ser felices es si están muertos! —gritó preso de la rabia… Ay, cuando la rabia se apodera de nuestro sistema las palabras salen sin pensar, sin ser conscientes de que quizá se tomen con tanta importancia como para ser olvidadas.
—¡Para ya papá! ¡Deja en paz a mi hermano! Si Namjoon te viera estaría tan decepcionado de ti —acusó Sunoo hiriendo fuertemente al padre de familia. Más lágrimas bajaban por los ojos de Tae.
—¡Cállate Kim Sunoo!
Taehyung volteó hacia Jungkook, su Jungkook, su pequeño, quebrándose al momento de ver su cara amoratada y sus alas sangrando, perdiendo la consciencia. Caminó hacia Kook y se arrodilló para estar a su altura.
—Escúchame mi amor, Kook, amor —pidió entre sollozos, la respiración de Jungkook era muy débil.
—Tae… —respondió apenas siendo audible, los gritos de sus padres peleando con su hermano se extinguieron para ellos, Sólo eran ellos dos.
—Mi amor, chiquito, mi hadita. Tranquilo cielo, esto pasará y seremos felices ¿sí? —sus manos trataban de retirar las lágrimas del menor, fallando pues estas parecían no dejar de caer.
—No puedo TaeTae, duele mucho, me duele…—respondió entrecortado. Sus ojitos cerrándose entre lapsos de tiempo.
—Mi amor no me dejes, lucha cariño, por favor… —pedía entre sollozos.
—Te esperaré allá amor, te amo mucho.
—No te despidas por favor, por favor no —finalmente Jungkook cerró sus ojos, dejándose llevar ante esa extraña paz que fue sintiendo. Muriendo entre los brazos de Taehyung, quien sintió como todo su mundo se derrumbaba—. ¡No! ¡No! ¡Jungkook! ¡Amor!
Sus padres dejaron de pelear, todo se quedó en un lúgubre silencio, el pelirrojo sintió como sus oídos se tapaban, su corazón quebrándose en pedazos. Sujetando el cuerpo inerte entre sus brazos, llorando desconsoladamente. Sunoo corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, su nana sólo bajó la cabeza y sollozó bajito.
—¡Dime que no se fue! ¡Sunoo dime que sólo se desmayó! —pidió entre gritos, Sunoo checo el pulso del menor y negó lentamente, él se había ido—. ¡No, no, no!
Ese día marcó un antes y un después en el roble Kim, luego del entierro de la hada Jeon Jungkook, el menor de los Kim; Kim Taehyung decidió suicidarse en el lugar en donde se conocieron; la margarita. Esa margarita que fue la única testigo de su primer beso, de su primera vez, de su amor. Taehyung se fue prometiendo que encontraría a su hadita en las vidas que siguieran, para amarlo y cuidarlo, recordando el día en que sus cuerpos se entregaron y complementaron el uno con el otro, ese día en donde ellos dos eran lo único que importaba. “Hoy estamos solos” fue lo que dijeron al unísono en esa ocasión después de haber terminado de hacer el amor, “Hoy estamos solos, solos con nuestro amor”, fue lo que comentó Jungkook antes de acurrucarse contra Taehyung.
El día de la libertad llegó un año después del fallecimiento de ambas hadas, con una lucha constante Kim Sunoo lo logró, logró honrar la memoria de su hermano y cuñado, siendo acompañado por Kim Namjoon el hijo mayor de los Kim quien había sido exiliado por su padre luego de enterarse que estaba en una relación con un Petit.
La historia de Jeon Jungkook y Kim Taehyung marcó un antes y después en la historia de las hadas, las castas ahora eran sólo marcas en la piel, ya no significaban nada. Ahora las hadas eran libres de elegir a quién amar, sin temor a ser exiliadas o asesinadas.
—Hoy ya no están solos, hoy mucha gente es libre. Sean felices donde quiera que estén —dijeron ambos Kim mirando hacia el cielo.
Cuerpo del texto: 2153 palabras.
🌸Mis personajes son: Kim Taehyung hadita Supreme y Jeon Jungkook hadita Petit. ¿Qué decir? Ellos son mis grandes musas, veo la química que tienen vease en cualquier matiz, y mi mente simplemente empieza a trabajar.
🌸¿Cómo me sentí? Bastante bien a decir verdad, admito que la noche anterior de que se publicara el reto soñé con hadas, de ahí la idea para el relato. También me entusiasmó el hecho de experimentar más géneros.
🌸¿Tuve dificultades? ¿Cómo las supere? Bueno, no tuve dificultades ésta vez :D pero me arriegue un poco al intentar narrar de una forma diferente aunque no sé si salió como esperaba. Pero son gajes del oficio.
🌸Lo que más disfrute... Bueno sin duda alguna la interpretación de la frase "Hoy estamos solos" me recordó a algo sumamente tristes, no sé el porqué pero me llevó a una historia con drama. Me gustaría en un futuro explotar un poco más la idea :D
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