Capítulo 13
"Ma', ¿Por qué esa cara? ¿Pasó algo malo?"
"No, no paso nada" dijo Argentina mientras se quitaba una campera de cuero que Reich le había prestado.
"¿Dónde conseguiste eso?"
"Lo compré en una tienda. Estaba en promoción"
"Mamá, son casi las 10 de la noche. ¿Hay alguna tienda abierta a esta hora?"
"Perdón, te mentí. Lo encontré en un basurero mientras estaba cirujeando."
"¿Qué?"
"No, nada... ¿No vas a irte a dormir, CABA?" dijo la argentina mientras empezaba a subir las escaleras
"No, hoy me tocó turno nocturno." respondió la ciudad autónoma, y luego se acomodó su campera.
"Ah... bueno, mi amor, cuidate. Si pasa algo decime a mi o a tu hermano, ¿Ok?" le recordó la república, con un tono dulce y cariñoso, por mas que la porteña no fuera una niña.
"Ya lo sé, ma'." dijo la porteña, mientras miraba hacia otro lado y sonreía levemente. Por mas que no lo admitiera, le gustaba que alguien le hablara con un tono dulce y cariñoso. "Que descanses"
"Gracias" dijo la república antes de empezar a subir las escaleras.
Mientras caminaba, la argentina estaba completamente a solas. No había ruido, solo se escuchaban los tacones de la república; su mente estuvo en blanco por un buen rato hasta que llegó a su habitación. Una vez entró, la república miró a la campera de cuero y notó una pequeña rosa en uno de los bolsillos internos. Eso hizo que Argentina sonriera un poco.
"Que tierno..." pensó, mientras se quitaba el maquillaje de su cara y, cuando hacía eso, recordó algo que había pasado esa noche.
Flaskback.
"¡Oh! Antes de que lo olvide" dijo Naz y se quitó su campera de cuero, se acercó a Argentina y le puso la campera en sus hombros "Usa esto, hace un poco de frío esta noche"
Argentina se sonrojó un poco por esa acción.
"Gracias, Naz" agradeció la república, sonriendo un poco.
"No me lo agradezcas" dijo el nacionalsocialista y le dio un beso en la mejilla ". Ahora si, debo irme"
[...]
Die Höhle des Wolfes, 10 de abril de 2022
Alemania estaba caminando por la "Die Höhle des Wolfes" cuando pasa por la habitación de su padre. El alemán occidental se asoma por la puerta y ve a su padre dormido, por lo que se le ocurre una idea un poco traviesa.
El alemán occidental se acerca a su padre, agarra los tobillos de este y lo jala, haciendo que el nacionalsocialista se despierte, sobresaltado.
"Perdone, señora. No era mi intención molestar-" el alemán de cruz esvástica se queda callado y su cara muestra un poco de molestia al ver a su hijo riéndose en frente de él. "¡Lo que hiciste no es gracioso!"
"¡Si, si lo es!" le dice Alemania, quien se cubría la boca para ahogar su risa.
"¡Claro que- como sea. ¿Que hora es?"
"Son las... 8:30 de la mañana"
"¿Por qué tenías que hacer esto tan temprano?"
"No lo sé, fue lo primero que se me vino a la mente. Por cierto, el desayuno está listo. ¿Vienes?"
"Iré en un rato" dijo el nacionalsocialista, quien al ver que su hijo cerró la puerta de su habitación empezó a cambiarse de ropa.
Mientras tanto, Ori y Prusia estaban hablando como si nada. La prusiana estaba dandole algunos consejos a su bisnieta sobre como usar algunas armas con un poco de pociones de manera adecuada.
"Y así es como se usan las pociones con las armas" Dijo la prusiana mientras ponía los platos en la mesa. "Solo recuerda no cortarte con un cuchillo, en especial si este tiene el filtro de muertos en vida, si no terminarás igual que Japón e Italia"
"Ich werde vorsichtig sein, mach dir keine Sorgen (Tendré cuidado, no se preocupe)" dijo Ori después de poner el último vaso en la mesa. "Por cierto, ¿cómo aprendió todas esas cosas?"
"La curiosidad mató al gato. Encontré un libro hace unos años que me llamó la atención, y aprendí muchas cosas relacionadas con la brujería"
"Oh... Y... ¿Dónde tienes ese libro?"
"No recuerdo donde lo dejé, pero seguro está en mi habitación. Lo buscaré mas tarde"
"Como diga, bisabuela. Por cierto, ¿Dónde está Deutschland y mi Vater? No los he visto desde ayer en la noche"
"Uhm... Hallo! ¿Me perdí de algo?" dijo el tercer Reich mientras entraba al comedor, haciendo que la prusiana y la alemana oriental pegaran un saltito de la sorpresa. El nacionalsocialista se acomodó el cabello para no parecer que se había levantado hace unos pocos minutos.
"No, de nada. Solo estabamos hablando" dijo la prusiana, mientras empezaba a calmarse.
"¡Deutschland! Kleiner Bruder, ven conmigo un momento" dijo la alemana oriental mientras agarraba a su hermano del brazo. "tengo algo importante que decirte"
"¿No puedes decirmelo después?" preguntó el alemán occidental, arqueando una ceja.
"Voy a olvidarme. ¡Por favor!"
Alemania suspiró.
"Está bien, iré conti-" antes de que pudiera terminar, Ori ya lo estaba aarrastrando hacia otro lado.
"He descubierto algo que te va a sorprender" aseguró Ori, quien llevó a su hermano a la antigua oficina que era de su padre.
Una vez llegaron a la oficina, ella agarró unas hojas de uno de los cajones y se la mostró.
El alemán occidental miró a las hojas y sonrió al ver que eran algunos dibujos de su infancia. Había un dibujo (qué el alemán de occidente aseguraba haber hecho) de él y su hermana, otro (hecho por Ori) de ella, su hermano y su padre, y otro de algunas flores rosas y celestes.
"¿Dónde encontraste eso?" preguntó Alemania mientras miraba los dibujos.
"Los encontré en uno de los cajones de esa estantería" dijo Ori, quien señaló una cajonera que se encontraba en la esquina de la oficina.
El alemán occidental se acercó a la cajonera, se inclinó y empezó a buscar en los cajones para ver si habían mas dibujos, pero lo unico que encontró fueron algunos papeles. La alemana oriental se acercó a su hermano y miró los papeles que él tenía en sus manos.
"¿Deberíamos leer esos papeles?" preguntó la alemana oriental, con una sonrisa traviesa en su cara.
"Creo que no pasará nada si vemos un poco" dijo el alemán occidental mientras empezaba a leer algunas hojas de papel.
Mientras los mellizos leían los papeles, Naz entró a la oficina y se apoyó en la puerta mientras cruzaba los brazos.
"¿Puedo saber que están haciendo?"
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