—¿Por qué estás tan triste, sweetie?

—Me pregunto si seré un buen padre y mi mente dice que no será así.

—Yo creo que serás el mejor —le besó la muñeca.

—No creo, Ame.

—Nuestro bebé tendrá tu amor incondicional, tu trato amable, y tu defensa casi impenetrable.

—Ame, ya te dije que dispararle a ese sujeto fue accidente.

—Los accidentes no existen, cariño.

Canadário bajito antes de abrazarse a su gran amor. Todo era bueno si USA estaba conél, aunque sus dudas fueran tan pesadas, Ame siempre lograba reconfortarlo.