Te animaste, cambiaste tu vieja peluquería de barrio, pedorra, pero tuya , por una de esas nuevas y copadas barberías. Te sometiste a una transformación estética, te sentís que el mundo está a tus pies, que las mujeres se derriten por tu barba vikinga recién estrenada y te lo cruzás a Él.

-¿Te dejaste la barba? –te saluda el mala onda.

-Si, ¿te gusta? –preguntás cayendo en la trampa, quedando a merced de su evaluación estética.

-Si, así la usaba yo el año pasado, hasta que encontré a Gianluca.

-¿A quién?

-Un barbero italiano, muy groso, que va a domicilio –te la deja picando.

-Che, ¿me pasás el teléfono? –entrás como un caballo.

-Mmm... Te lo paso, pero no creo que te pueda atender, tiene la agenda ocupada con clientes de siempre, ¿viste?... Por las dudas anotá...

Te pasa el número del peluquero de mierda ese,que, para evadir impuestos, va hasta tu casa como si fueras una vedette perovos quedás desconcertado, lleno de dudas. Con dos preguntitas te hacen sentirque en vez de la mejor barba hípster, te hicieron el corte "taza" de carlitosBalá en los '80.