Capitulo 2: Hilos de conocimiento
Kroos siguió a Aether y Paimon a través de las vibrantes calles de Mondstadt, rodeado de la algarabía de los ciudadanos, las risas y el bullicio del mercado. Mientras caminaban, no pudo evitar notar que las miradas se dirigían hacia él con curiosidad, una mezcla de admiración y desconcierto ante su extraña apariencia. Aunque el viento jugaba suavemente con su cabello blanco, haciendo que sus mechones brillaran al sol, no podía evitar sentir algo de verguenza por ser muy llamativo.
Finalmente, el grupo llegó a la sede de los Caballeros de Favonius, un imponente edificio que irradiaba autoridad y seguridad. Al cruzar las puertas, Aether saludó a los guardias con un leve asentimiento, mientras Paimon seguía flotando con su incesante entusiasmo.
"Jean deberia estar adentro" dijo Aether mientras avanzaban por el vestíbulo. "Ella es la Gran Maestra interina de los Caballeros de Favonius. Podrá ayudarnos a entender mejor qué está pasando contigo."
Kroos asintió, pero sentía un ligero nudo en el estómago. Sabía que algo en su interior estaba cambiando, una sensacio y fuerza que apenas comenzaba a comprender, pero que lo hacía sentir inquieto. Quizás Jean, o alguien más, podría ayudarlo a descifrar las respuestas que tanto necesitaba.
Cuando llegaron a la sala principal, las puertas de madera se abrieron para revelar a Jean, una mujer alta y de porte elegante, que emanaba una autoridad serena. Estaba revisando un montón de documentos, pero al notar la llegada de Aether y su grupo, levantó la vista, sus ojos azules brillando con determinación.
"Aether, Paimon" dijo, con una sonrisa cálida. "Me alegra verlos de vuelta. ¿Y quién es tu nuevo acompañante?"
Antes de que Aether pudiera responder, una voz suave y melodiosa interrumpió desde un rincón de la sala.
"Vaya, vaya, un rostro nuevo en Mondstadt. Y no uno cualquiera."
Lisa, la bibliotecaria de los Caballeros de Favonius, entró en la habitación, con su típica expresión de intrigada curiosidad. Sus ojos verde esmeralda escrutaban a Kroos como si pudiera leer sus pensamientos, analizandolo profundamente.
"Parece que has traído a alguien muy interesante" continuó Lisa, mientras sus dedos delicados jugueteaban con una flor de electro que flotaba alrededor de ella. "Me pregunto qué secretos guardas."
Kroos sintió una pequeña punzada de incomodidad bajo la atenta mirada de Lisa, como si su presencia fuera más penetrante de lo que parecía a simple vista.
Jean se acercó y miró directamente a Kroos, pero su expresión era mucho más tranquila, casi maternal.
"Bienvenido a Mondstadt. Soy Jean, Gran Maestra interina de los Caballeros de Favonius. ¿Puedo preguntarte de dónde vienes?" Su tono era amistoso, pero había un trasfondo de seriedad en su voz.
Kroos tomó aire, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Sabía que no podía contar toda la verdad, no aún. Pero tampoco podía mentirles a quienes, hasta donde podía ver, parecían sinceros en su ayuda.
"Vengo de... otro lugar, fuera de Teyvat. Pero no sé cómo he llegado aquí. Todo lo que sé es que fui enviado aqui hace poco tiempo, y ahora... siento como si algo me trajo de vuelta apesar de querer vorlver a casa" —dijo, con un tono sincero pero contenido.
Jean asintió lentamente, su mirada aún fija en él.
"¿Algo?" preguntó Jean. "¿Puedes ser más específico?"
Kroos cerró los ojos por un momento, buscando en su memoria. Los destellos de la estrella que lo golpeo, la gentil voz que escucho, le vinieron a la mente, pero aún le resultaba difícil comprender todo lo que había sucedido.
"Una voz..." comenzó a decir, dudando. "Estaba en mirando a la estrellas cuando una me golpeo, despues desperte aqui, ademas escuche una voz que me decia algo como, Mi hijo a vuelto"
Lisa intercambió una mirada con Jean, sus cejas arqueándose ligeramente.
"Qué fascinante" murmuró Lisa, caminando hacia Kroos. "Tu energía elemental es inusualmente calmada, única y atractiva diría yo. No es del todo que tendria un humano, ¿verdad?" preguntó, su tono suave pero directo, mientras sus dedos creaban pequeños destellos de energía electro alrededor.
Kroos sintió un leve escalofrío recorriéndole la espalda. Podía notar cómo la percepción de Lisa lo atravesaba, como si ella pudiera ver partes de él que ni siquiera él mismo comprendía.
"No... creo que no" admitió, mirando a Lisa. "Hay algo dentro de mí. Algo sacudiendose. Pero no sé qué es."
Lisa esbozó una sonrisa enigmática y asintió para decir.
"Oh, eso es evidente. Y es muy probable que lo descubras pronto. Teyvat tiene una forma de desenterrar los secretos más profundos de quienes llegan aquí."
Jean frunció levemente el ceño, como si procesara todo lo que había oído.
"Si lo que dices es cierto, entonces podrías estar en peligro. Hay muchas fuerzas en Teyvat que no dudarían en aprovecharse de alguien en tu situacion" dijo Jean con preocupación. "Debemos asegurarnos de que estés protegido hasta que sepas mas de este lugar y puedas defenderte."
"Parece que tenemos un nuevo misterio en Mondstadt" añadió Lisa, con una mirada divertida pero curiosa. "Y uno que, si mi intuición no me falla, será muy interesante de resolver."
Aether, que había estado en silencio durante gran parte de la conversación, finalmente habló.
"Si Kroos está aquí por una razón, puede que esté relacionado con todo lo que hemos estado viendo últimamente. Celestia, el Abismo, las Arcontes... Todo está conectado de alguna manera, aunque rara siempre lo esta" Su voz era firme, pero había una sombra de duda en sus palabras, aun sin poder quitar la imagen de cierta diosa al ver a Kroos.
Jean asintió ante la reflexión de Aether y se giró hacia Kroos.
"Puedo ofrecerte refugio aquí en Mondstadt por el momento, pero deberías tener cuidado. Si lo que Aether dice es cierto, los problemas podrían estar acercándose rápidamente" le advirtió, con tono serio. "Mientras tanto, trataremos de ayudarte a comprender más sobre lo que te llevo a llegar a este mundo."
Kroos, aún procesando todo, asintió lentamente.
"Gracias. Haré todo lo posible por descubrir y aprender más" respondió, aunque sabía que su camino hacia las respuestas apenas comenzaba.
Lisa, sonriendo, se acercó y puso una mano suave sobre su hombro.
"Querido, no te preocupes demasiado. Aquí en Mondstadt, tienes amigos que te ayudarán a encontrar tu lugar. Pero, si algún día quieres charlar sobre antiguos misterios o secretos arcanos... ya sabes dónde encontrarme" dijo con una sonrisa traviesa.
Kroos dejó escapar una leve sonrisa. A pesar de la seriedad de la situación, había algo en Lisa y Jean que lo hacía sentir un poco más a gusto. Mondstadt podría no ser su hogar, pero al menos en este momento, tenía un lugar donde comenzar a buscar respuestas.
Mientras Jean regresaba a sus tareas y Lisa se despedía con un guiño para acercarse a Kroos, Aether lo miró y asintió.
"Vamos, te mostraré dónde puedes aprender sobre nosotros. Tendremos mucho por hacer cariño"
Kroos la siguió, aún con mil preguntas en la mente, pero sabiendo que este solo era el principio. Las palabras de Lisa resonaban en su cabeza: "Teyvat tiene una forma de desenterrar los secretos más profundos..."
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En el interior de la biblioteca de la sede de los Caballeros de Favonio en Mondstadt era un lugar sereno, impregnado del aroma a pergamino y tinta. La luz que se filtraba por las altas ventanas otorgaba al espacio un resplandor apacible, como si el conocimiento que contenía estuviera vivo y aguardara a ser descubierto. Lisa guió a Kroos hasta la habitación, y su sonrisa siempre presente le dio la bienvenida a este santuario de aprendizaje.
"Bueno, cariño" dijo Lisa con su habitual tono juguetón "Si vas a sobrevivir en Teyvat, no estaría de más que repasaras algo de su historia. Sobre todo porque estás... un poco desconectada de la realidad."
Kroos asintió, sintiendo emoción y temor al mismo tiempo. Sus conversaciones anteriores con Jean y Aether solo habían despertado más preguntas sobre sus orígenes y lo que le había sucedido a Teyvat desde estas ultimas decadas antes de su llegada. Pero tal vez aquí, en esta biblioteca, podría encontrar respuestas.
Lisa lo condujo hasta una gran mesa de madera, que ya estaba repleta de libros de todo tipo. "Esto debería cubrir los conceptos básicos", dijo, con un tono aún ligero pero con la mirada concentrada. "Geografía, energía elemental, historia de los Arcontes... un buen paquete de iniciación".
Kroos se sentó y cogió con cuidado el primer libro. Era un volumen sobre la geografía de Teyvat, con mapas detallados de cada nación: Mondstadt, Liyue, Inazuma, Sumeru, Fontaine, Natlan e incluso la lejana Snezhnaya. Era abrumador: habían cambiado muchas cosas.
Lisa se sentó a su lado, apoyando la cabeza en su mano. "Sabes, este mundo puede parecer familiar, pero ha evolucionado, especialmente con los Arcontes dando forma a las regiones. Mondstadt es la tierra de la libertad, por supuesto, pero Liyue es bastante diferente bajo la guía de Rex Lapis".
"Rex Lapis... ¿Morax?" Preguntó Kroos, y el nombre despertó en él un recuerdo borroso que no sabia que existia.
Lisa levantó una ceja. "¿Sabes de él?"
"Sólo... fragmentos aqui escritos" Respondió Kroos, sin dejar de hojear las páginas. "Por lo que puedo leer aqui escrito, era poderoso, sabio. Pero eso fue hace poco tiempo?"
"Así fue" Dijo Lisa, tamborileando suavemente con los dedos sobre la mesa. "De alguna manera, mientras todavía gobernaba Liyue antes de su muerte, aunque este doloroso hecho ha alejado de la vida cotidiana una vieja costumbre de ellos. Ahora son los habitantes de Liyue los que gobiernan la ciudad en su memoria."
Kroos se reclinó en su silla, asimilando la gran cantidad de información. Quería preguntar más, pero su mente se distraía con su propio propósito: lo que este mundo había planeado para él. Las páginas de la historia mencionaban muy poco acerca del Abismo, Celestia, y la incertidumbre lo carcomía.
Lisa notó que su distracción crecía y colocó suavemente una mano sobre el libro, cerrándolo. "No vas a encontrar respuestas a eso en estos libros, cariño. Pero no te preocupes. A veces las lecciones más importantes llegan cuando ni siquiera las estás buscando".
Sus palabras se posaron sobre Kroos como un manto de seguridad. Se levantó de la mesa y le hizo señas para que la siguiera mientras lo conducía hacia las secciones más antiguas de la biblioteca, donde los libros estaban desgastados y los títulos descoloridos.
"Tenía la sensación de que querrías algo un poco más... arcano", dijo mientras examinaba los estantes. "Algo que se adentre en los mitos y leyendas de este mundo que tanto buscas".
Kroos se detuvo en una de las estanterías y sus ojos se fijaron en un libro que parecía casi fuera de lugar. Su tapa era más oscura que el resto, con un emblema dorado descolorido grabado en el cuero. El título era apenas legible, pero una palabra destacaba: Mitos y Leyendas.
Lisa notó su vacilación y sonrió. "La curiosidad pudo más que tú, ¿no?"
Sin decir una palabra más, Kroos sacó el libro del estante y sintió su peso en las manos. Al abrir las páginas, el aire se llenó de un aroma a papel antiguo. La escritura era arcaica, difícil de leer, pero algo en ella le resultaba... extrañamente familiar. Lisa se acercó y miró por encima de su hombro.
"Esto..." Murmuró Kroos, pasando los dedos por las delicadas páginas. "Habla de Celestia. De una antigua profecía."
El comportamiento juguetón de Lisa se desvaneció mientras leía junto con él. "El heredero de Celestia regresará", susurró en voz baja. "Cuando las estrellas se alineen y el olvidado caiga de los cielos, Teyvat renacerá bajo la luz de un nuevo gobernante, aquel destinado a reclamar el trono vacio en los cielos que el caido dejo".
El corazón de Kroos se aceleró. La descripción coincidía con su llegada, la estrella dorada en el horizonte, la caída a la playa. Pero ¿cómo podía una leyenda, una profecía antigua, referirse a una situacion tan precisa como la de él?
"Es una vieja historia", dijo Lisa pensativa. "Pocos en Mondstadt la conocen, y aún menos la creen. Se considera más un mito que historia".
"¿Lo crees?" Preguntó Kroos volviéndose hacia ella.
Lisa entrecerró los ojos y había un dejo de curiosidad en su mirada. "Creo, cariño, que a veces las leyendas nacen de la verdad. Y tal vez tú estés más cerca de esa verdad que cualquier otra persona, al igual que Aether lo hizo en su inicio aqui."
Las palabras quedaron suspendidas en el aire, cargadas de significado. Viendo que el resto de paginas estaban en blanco, Kroos cerró el libro con suavidad, sintiendo el peso de su descubrimiento en el pecho. Había venido allí en busca de conocimiento, pero en cambio había encontrado un camino que lo acercaba a los secretos de un pasado desconocido... y al destino del que alguien aparentemente lo habia tratado a alejar y proteger.
Lisa le dirigió una sonrisa cómplice. "Parece que no estás aquí sólo para aprender sobre Teyvat. Estás aquí para descubrirte a ti mismo."
Kroos asintió, sintiendo que la atracción del destino se hacía cada vez más fuerte en su interior. El camino que tenía por delante era incierto, pero ahora tenía una pista, un atisbo de lo que le esperaba. El heredero de Celestia... era más que una leyenda. Era una historia, una incompleta que debia terminarse.
Cuando salieron de la biblioteca, el sol empezó a ponerse sobre Mondstadt, proyectando largas sombras sobre la ciudad. Kroos sostuvo el libro cerca de sí, sabiendo que ese era solo el comienzo de su viaje. Un viaje que lo llevaría mucho más allá de los muros de Mondstadt, al corazón de Teyvat y, finalmente, a la verdad sobre su origen.
Lisa caminaba a su lado, con los ojos brillantes de diversión silenciosa. "Veamos a dónde nos lleva esa curiosidad tuya, ¿de acuerdo?"
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Los días siguientes se fueron confundiendo mientras Kroos se sumergía en el estudio de Teyvat. Lisa se convirtió en su guía dedicada, tejiendo un tapiz de historia, cultura y peligro, en el que cada hilo revelaba una comprensión más profunda del mundo en el que había entrado.
A menudo se reunían en la biblioteca, donde Lisa sacaba libros de los estantes como un mago que desvela secretos. Ese día, había dispuesto una serie de pergaminos y tomos, ansiosa por compartir más del intrincado pasado de Teyvat.
"Ahora, empecemos con las naciones" Empezó Lisa, señalando un gran mapa de Teyvat que colgaba de la pared. Representaba las distintas regiones en colores vibrantes: Mondstadt, con sus colinas verdes y sus altos molinos de viento; Liyue, una tierra de montañas y comercio; Inazuma, envuelta en misterio y relámpagos; Sumeru, la tierra del conocimiento; y Fontaine, el dominio del agua y el artificio. "Cada nación tiene su propio Archon, su propia visión y su propio conjunto de ideales.
Kroos se acercó al mapa y recorrió con los dedos las líneas que separaban cada nación. "¿Qué pasa con los Arcontes? ¿Qué los hace diferentes entre sí?"
Lisa rió suavemente, sus ojos brillaban de entusiasmo. "Ah, ¡ahí es donde se pone interesante! Cada Arconte encarna los ideales de su nación. Por ejemplo, Barbatos, el Archon Anemo de Mondstadt, representa la libertad y la espontaneidad. Tiene un espíritu lúdico y alienta a su gente a vivir sin restricciones".
"¿Y los demás?", preguntó Kroos inclinándose hacia delante, intrigado por las animadas historias que se escondían tras las figuras que dieron forma a este mundo.
"Bueno, está Morax, el Arconte Geo de Liyue. Se le considera un dios de los contratos y el comercio, y cree en la importancia de los acuerdos mutuos. Su pueblo ha construido una rica cultura en torno al comercio y las artes." Los ojos de Lisa brillaron con la profundidad de su conocimiento. "Luego tenemos a la Raiden Shogun, la Arconte Electro de Inazuma, que está impulsada por su deseo de eternidad. Ha transformado su nación en pos de su visión de un mundo inmutable y eterno. Bueno, eso fue antes de que tu llegaras, asique no te preocupes, Aether ayudo con eso y ahora son mas amigables"
Kroos asintió, intentando reconstruir las personalidades detrás de estas deidades. "¿Y qué pasa con Sumeru y Fontaine?"
"Sumeru es el hogar del Arconte Dendro, que encarna la sabiduría y el conocimiento", Explicó Lisa, con voz más suave. "Es un lugar de eruditos y pensadores, lleno de bosques frondosos y bibliotecas repletas de textos".
"¿Y Fontaine?" Preguntó Kroos, con curiosidad. "¿Cómo es su Arconte?"
"Fontaine está gobernada por la Arconte Hydro, conocidos por su talento y creatividad. Ellos abrazan la innovación y su gente prospera gracias al arte y a los últimos inventos que se combinan con su interes teatral por los juicios". El entusiasmo de Lisa se desbordaba mientras hablaba. "Cada Arconte moldea la cultura y las creencias de su nación, pero también son parte de un equilibrio mayor: un ciclo de conflicto y armonía que ha persistido a lo largo de la historia".
Kroos asimiló la información, percibiendo que el equilibrio del que hablaba Lisa era frágil. "¿Qué hay de las amenazas a ese equilibrio? Antes mencionaste peligros".
La expresión de Lisa se tornó seria y el brillo juguetón de sus ojos se atenuó. "Existen muchas amenazas, tanto internas como externas. Los Fatui, por ejemplo, son una facción poderosa de Snezhnaya que utiliza la manipulación y el poder militar para lograr sus objetivos. Han estado involucrados en innumerables conflictos y a menudo buscan alterar el equilibrio de poder entre las naciones".
Kroos frunció el ceño al recordar su encuentro anterior con los agentes de Fatui. "Parecen peligrosos".
"Lo son" Afirmó Lisa con tono grave. "Pero no son la única amenaza. La Orden del Abismo acecha en las sombras, buscando provocar el caos y la destrucción. Sus motivos están envueltos en misterio, pero su objetivo es derrocar a los Arcontes y alterar la estructura misma de Teyvat."
Kroos sintió un escalofrío en la espalda al oír mencionar la Orden del Abismo. La idea de que esas fuerzas estuvieran al acecho tras bastidores lo inquietaba, pero también encendía un fuego en su interior. "¿Hay alguna manera de detenerlos?"
"Esa es la pregunta con la que todos lidiamos." Respondió Lisa con voz firme. "A lo largo de la historia de Teyvat han surgido y caído héroes que lucharon contra estas amenazas. Pero a menudo se necesita un frente unido, las naciones trabajando juntas, para tener una oportunidad aunque esa es una idea que digamos que en la actualidad aun hay algunas grietas en estas idea."
La mente de Kroos se puso a trabajar a toda velocidad mientras pensaba en la enormidad de los desafíos que tenía por delante. Sintió que el peso de la responsabilidad recaía sobre los hombros de ellos, como si los ecos en su cabeza lo impulsaran a tomar una postura, sin pensarlo exclamo. "Quiero ayudar".
Lisa lo miró con una mezcla de orgullo y preocupación. "Es admirable querer ayudar, pero este viaje no será fácil, Kroos. Te enfrentarás a desafíos que pondrán a prueba tu determinación, tu moral y tu fuerza. Pero no estás solo. Tienes amigos en Mondstadt: Jean, Aether, yo y quizas más en el futuro."
La sinceridad de su voz le dio a Kroos una renovada sensación de propósito. Se dio cuenta de que las conexiones que había empezado a forjar en este nuevo mundo eran esenciales para sortear los peligros que lo aguardaban. "Gracias, Lisa. Aprecio tu orientación".
Ella sonrió cálidamente y su actitud volvió a ser alegre. "Ya basta de amenazas. Profundicemos en las culturas de cada nación. ¡Tengo algunas historias encantadoras que darán vida a sus tradiciones!"
Mientras Lisa contaba historias de festivales, delicias culinarias y las costumbres únicas que cada nación tenía en alta estima, Kroos se sintió cautivado por la riqueza del tapiz de Teyvat. Las risas inundaron la biblioteca mientras Lisa describía animadamente el Festival de los Vientos en Mondstadt, donde el cielo estaba lleno de cometas coloridas y música alegre.
Pero incluso en medio de las historias alegres, Kroos no podía sacudirse la gravedad de lo que había aprendido. Sentía una conexión con cada nación y comprendía que tendría que atravesar esas tierras, navegando no solo por su belleza, sino también por sus complejidades y peligros.
A medida que el sol comenzaba a ponerse y arrojaba rayos dorados a través de las ventanas de la biblioteca, Kroos se dio cuenta de que estaba empezando a comprender a Teyvat de maneras que nunca había imaginado. Con la ayuda de Lisa, estaba aprendiendo a no ser solo un observador, sino a convertirse en parte de este mundo, su historia y su futuro.
Y tal vez, en las historias y el conocimiento se encontraba la clave para desentrañar el misterio de su propia existencia: su lugar en ese gran tapiz que era Teyvat.
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