CAPÍTULO 6: Despedidas marcadas

Narrador omnisciente

—Salud —decían al unísono Armando y Estefany mientras brindaban con una copa de champán.

—Todo está saliendo conforme a lo planeado, al inútil de Daniel pronto lo trasladarán al reclusorio y yo podré efectuar mis planes con Lucía. —Afirmó Armando con orgullo.

—Pero no cantes victoria todavía, querido, nos falta aún. Como lavar dinero es el peor error que se puede cometer, ya que pierdes tu prestigio y ya no puedes usar tus influencias para conveniencia propia… Por ejemplo, Daniel y Lucía ya no podrán sobornar al juez porque ya no tienen nada, además son muy correctos, así que prácticamente ahora son nadie. No podrán contra nosotros que ahora somos más poderosos que ellos y sí podemos usar nuestras influencias para retrasar su juicio lo más que se pueda, porque, ¿qué tal si logran demostrar su inocencia? Al menos Daniel porque a Lucía la sacarás tú —le explicó Estefany a su marido.

—Esas ideas se me habían ocurrido a mí primero, eres una roba ideas —le dijo Armando cerca al oído.

—Sí, sí, digamos; no quieres admitir que soy una genio. —Presumió ella con orgullo y una pose coqueta.

—Sí claro, no empecemos. Ahora lo que prosigue es agilizar el caso de Lucía, demostrando que ella solo fue cómplice de su marido pero no participó en el fraude, al menos no directamente. Si esto es rápido pagaremos su fianza en lo que dure, un mes más o menos, y en ese lapso, o es más, desde ya, compraremos la casa de los Coppola y a Lucía le diremos que la salvamos de que la embargaran y le haremos creer que sigue a nombre suyo y de su marido, que nadie fue desempleado y que ella puede seguir con sus hijos —Armando suspiró y prosiguió:

»—Pero claro que lo de la casa será falso, quedaremos como héroes ante ella y confiará en nosotros en que ayudaremos a sacar a Daniel de la prisión, lo cual no sucederá hasta que ese imbécil cumpla su sentencia, y le diremos que lo hacemos porque somos sus verdaderos e incondicionales amigos a diferencia de Leopoldo y Adelaida, que no hicieron nada por ellos más que llorar —expuso riendo malévolamente.

—¿Ves que yo sí lo admito? Eres un genio —le dijo Estefany gruñendo seductoramente a su oído—. Pero, lo que no entiendo, es cómo hiciste para que los pre citatorios no llegaran a manos de los Coppola.

—Yo también tengo mi as bajo la manga, querida. Con una mujer fácil, puedes hacer lo que quieras.

***

Manasés

—Lucy, Dani, ¿quién os hizo esta porquería? ¿Qué pasó exactamente? —le preguntó mi tía Adelaida a mis padres con impotencia, tomando las manos de mamá a través de las rejas.

Ella y mi tío Leopoldo habían ido a visitarlos inmediatamente después de enterarse de lo sucedido. Mis padres ya estaban en la delegación, cada uno en diferente celda, pero ambas celdas estaban frente a frente. Eso había sido inesperado para ambos ya que pensaban que los trasladarían a delegaciones diferentes.

—¿Se acuerdan de que alguien lavó dinero en Vestirsi Bene? —inició mamá, entonces ellos asintieron confundidos—. Pues resulta que los mismos socios y accionistas a nombre de la empresa nos acusaron del fraude cometido, a mí y a Daniel, imagínate. Acusaron a los mismos dueños de la empresa que los recibió y según il ufficiale Vincenti, que fue quien nos arrestó, tienen pruebas, nos embargarán la casa y tutto.

»—Y lo peor es que… si nos condenan a prisión no podremos ver a nuestros hijos en muchos años, buono sí pero no como debe ser. Y a ti Daniel ya no podré verte definitivamente en mucho tempo, y yo no puedo estar lejos de mis hijos y de ti, simplemente no puedo —les explicó mamá llorando, desahogándose.

—No digas eso amore mio, tutto saldrá bene, Dios no nos va a desamparar —le aseguró papá a mamá.

—Tranquilla mi Lú —habló mi tía—, saldrás de esta, te lo giuro. Leopoldo y yo podemos cuidar a sus hijos mientras se soluciona este mal entendido y haremos tutto lo possibile para que sean forte y puedan sobrellevar esto. Verità, amore? —les aseguró a mamá y papá consolándolos, y la última pregunta se la realizó a mi tío Leopoldo.

—Chiaro que sí. Los amigos están en las buenas y en las malas, non? Es nuestro turno de apoyaros, les consigueremos los mejores abogados y demostraremos su inocencia. Tranquilla, mi Luchi —le aseveró mi tío a mamá tomándola de la mano.

En un pasado, desde la época secundaria hasta la universitaria, mi tío Leopoldo y mamá fueron mejores amigos. Posteriormente aparecieron mi papá y mi tía Adelaida, que por una imprevista casualidad por un grupo para una exposición que armó su docente, en el último año de instituto, se integraron al dúo; ella y mamá encajaron rápidamente, se hicieron con el transcurso del tiempo mejores amigas y así se hicieron amigos también los cuatro. Papá y mamá estudiaron administración de empresas y mamá estudió a la par modismo y diseño, mi tío Leopoldo se convirtió en un gran médico y mi tía Adelaida acabó estudiando contabilidad.

—Y me sigues llamando así. Sempre encuentras una forma de hacerme sonreír. —Le dijo mamá a mi tío en voz baja, pero audible y sonriéndole tímida.

—Y vaya que lo necesitas ahora —le afirmó mi tío a mamá.

—Lo que necesito es estar con mis hijos, y que estemos libres mio marito y yo —le dijo mamá con la voz ahogada y tras un suspiro prosiguió—. Esta noche nos llaman a declarar, esperemos que tutto salga bene y no tengamos que ir al reclusorio, Dios no lo quiera —mientras hablaba se puso a llorar.

—Dios nos ayudará, ya verás, se hará giustizia e investigaremos para descubrir a los verdaderos culpables y recuperaremos nuestra vita, solo hay que tener fe. —Alentó papá a mamá, intentando infundirle optimismo y buenas vibras.

Una semana antes era ella quien trataba de animarlo, ahora, en ese momento, era al revés.

06 DE MAYO DEL 2009
Génova, Italia

—Dani, Lucy, os presento a vuestros abogados. Al licenciado Colucci y al licenciado Andrade, ellos se harán cargo de vuestro caso y no se preocupen, los financiamos nosotros. Y licenciados, ellos son Daniel Coppola y su esposa Lucía Rossi, de quienes os hablamos. —Los presentó mi tío Leopoldo, a mis padres y a sus nuevos abogados, mientras ahora se saludaban mutuamente.

—Mi amigo, no tenías perché hacerlo, solo les ocasionaremos molestias... —Papá quiso disuadir a mi tío, quien lo interrumpió.

—Chiaro que non, ayudar a tus amigos cuando más te necesitan no es ninguna molestia. —Afirmó mi tío con una sonrisa.

Mio marito tiene razón, Dani, acepta nuestra aiuta, la cual es sin condiciones —mi tía concordó.

—En serio les agradezco tutto lo que están haciendo por nosotros, les prometo que cuando salga de aquí os pagaré tu... —Les prometió papá, mas no pudo completar de formular su promesa.

—No hay que pagar nada, nuestra aiuta es sincera y desinteresada. —Reiteró mi tía con voz suave y firme, interrumpiéndolo.

—Chiaro que os compensaremos, no sempre con dinero, pero cuando ustedes tengan problemas nosotros estaremos allí, apoyándolos, aconsejándolos y ayudándolos. Davvero, mille grazie —les agradeció mamá tomándolos de las manos.

—De nada —le dijo mi tía sonriéndole.

—Licenciados, ¿cómo ven nuestro caso? —les preguntó papá con preocupación.

—Analizamos su caso y seré sincero con ustedes, su situazione es complicada y para usted, signore Coppola, son escasas las posibilidades de demostrar su innocenza, ya que casi todas las pruebas existentes apuntan hacia usted. Las posibilidades de que la signora Rossi demuestre su innocenza son mayores, pero no totales. Ya que solo se puede demostrar que fue cómplice y que lo encubrió a usted, eso es un delito, pero no tan grave y se puede salir libre adquiriendo la libertad bajo fianza, solo hay de dos. —Explicó el licenciado Colucci con un semblante sumamente preocupado.

—¡Pero no hicimos nada de eso ni nada malo, por Dios! Nosotros no cometimos ese dichoso fraude y menos lo haríamos en contra de nuestra propia empresa, entiéndanlo —reclamó papá alterado.

—Dani, calmati —le pidió mamá.

—La signora Rossi tiene razón. Estamos aquí para apoyarlos legalmente y buscar una soluzione a su caso, solo les explicamos su situación legale. —Intervino sosegadamente el licenciado Andrade.

—Para comenzar esto, a detalle, ¿cuáles son las pruebas imputadas en nuestra contra? —indagó papá intentando serenarse.

—Primero que aparentemente incumplieron el contrato con Glamour ed Eleganza, la empresa asociada de Vestirsi Bene, supuestamente estafándoles dinero. Luego que hay dos contratos con empresas imaginarias en los cuales usted firma y según estos se invirtió una buena cantidad de dinero, mire. —Le mostró el licenciado Colucci la fotocopia de tales contratos y luego a mamá.

—No, esto no es possibile. ¡Yo nunca firmé esto! —negó papá alterado.

—Dani, esta firma es idéntica a la tuya —le dijo mamá a papá sinceramente sorprendida.

—¿Tú también vas a pensar que yo cometí ese dichoso fraude? Si no me creen las autoridades por lo menos créeme tú. —Le pidió papá a mamá molesto y suplicante.

Temía que ella desconfiase o tuviera dudas de él. Él también estaba sorprendido por el increíble parecido de ambas firmas, de la suya y de la que se mostraba en los contratos. Pero en verdad nunca había firmado eso.

—Non, chiaro que sí te creo amore mio, yo no dudo de tu innocenza, a mí también me están culpando de algo que no hice, pero… en serio me sorprende, quien hizo esto es un professionale. —Consideró mamá.

Por un segundo pensó que el culpable podía ser papá y que para no quedar solo con el castigo la había inculpado a ella también. Pero desechó esa idea rápidamente, papá sería incapaz de hacerle algo así, se amaban demasiado. Le dolió haber desconfiado, aunque hubiera sido por una fracción de tiempo.

—Así es, no es la primera vez que esto sucede. Como les dijo mi compañero, las posibilidades de demostrar la innocenza de usted, signora Rossi son mayores, ya que su firma no aparece en ninguno de los contratos pero sí mencionan su nombre, y además que los socios y accionistas de Vestirsi Bene aseguraron que usted era cómplice. Pero de momento eso todavía se puede demostrar. —Explicó el licenciado Andrade con la impertubabilidad que requería el momento.

—¡No pueden creerles! ¡Alguien hizo esto para perjudicarnos! Hay un traidor en Vestirsi Bene y seguro fue quien nos acusó. ¿Quién o quiénes nos acusaron de este delito? —exigió saber mamá.

Con descubrir quién o quiénes eran todo empezaría a mejorar, ya que investigarían al o a los verdaderos culpables.

—La denuncia fue realizada a nombre de la empresa, no fue nadie en concreto. —Respondió el licenciado Colucci lo mismo que el oficial Vincenti, y tanto a papá como a mamá se les cayó el mundo encima, comenzaban a desanimarse, especialmente papá que tenía menos posibilidades.

***

06 DE MAYO DEL 2009
Génova, Italia

—Te giuro que ya no sé qué hacer. Manasés no ha querido comer en estos dos días, ni salir de su habitación, y ni él ni Emiliano quisieron ir a la scuola y a la università. Los veo demacrados, demasiado deprimidos, Emiliano intenta levantarle el ánimo a suo fratello, pero él también está sufriendo y peor porque está plenamente consciente de la situación de sus padres. —Le comentó Rosita a Esther afligida, preocupada y angustiada, mientras empacaban las cosas de la cocina.

Hablaban de mí y de mi hermano. Además, dos de los empleados que trabajaban como choferes privados de la familia además de Bianco, habían renunciado, también dos mucamas de la limpieza. Buscarían trabajo por su cuenta.

—Y no es para menos, sus padres están en prisión y ambos presenciaron la forma tan violenta en la que se los llevaron. A la pobre signora Lucía se la llevaban inconsciente y Manasés lo vio, pobrecito, tan solo tiene once años. Esta experiencia debe ser traumática para él y Emiliano —concordó Esther.

—Aunque a nosotros también nos lleva la fregada, nos quedamos sin trabajo y ya saben lo difficile que es encontrar trabajo en Génova. —Consideró Andrea preocupada.

—Tienes razón, y si para la gente joven resulta difficile, cuanto más para una persona vieja como yo. —Mencionó Rosita con tristeza.

Ellos también sufrían, pues estaban a la espera de la confirmación de mis tíos para su posible contratación, y estos estaban con el ajetreo legal de mis papás, así que Emiliano no había tenido oportunidad de hablar mucho con ellos.

—Ay no digas eso, Rosita, si tú eres la que trabaja con más eficacia en esta casa. —La animó Andrea consolándola y abrazándola por atrás.

—Pero nadie tomará eso en cuenta, cuando empecé a trabajar aquí fue hace más de veinticinco años, aquí envejecí. —Argumentó Rosita desanimada.

—A todos se nos lleva la fregada, los patroncitos estarán en prisión a no ser que comprueben ser inocentes. A Manasés y Emiliano los consumirá la tristeza y la amargura, nosotros nos quedaremos sin trabajo y peor aún, no tenemos un lugar donde dormir. Aquí era nuestro hogar y para pagar alquiler en otra casa necesitamos trabajo y como dijo Andrea, aquí eso está muy difficile. —Explicó Bianco desanimado también, era una de las pocas veces en que se lo veía así.

Él era una persona muy alegre y de buen humor, muy pocas veces se lo veía desanimado o triste.

—Vas a ver que tutto se va a solucionar, tengo un Dios en quien confiar. —Lo consoló Rosita abrazándolo, al menos ella tenía un poco de esperanza.

—Ay ya, basta de tanto chismorreo y cursilerías, parecen viejas de mercado, el mono parece más normale que ustedes. Nos quedamos sin trabajo y punto, llorar no va a solucionar nada y es más, para gente como yo no resulta difficile encontrar trabajo. —Los regañó Penny ingresando a la cocina, era la única en toda la casa que no se notaba ni un tanto preocupada y ni ayudaba a empacar.

Aclarar que Amedio estaba en la cocina con ellos.

—Chiaro, para ti resulta muy facile porque coqueteas y te ofreces para eso. —La confrontó Andrea, ella y Penny no se llevaban nada bien.

—Ay sí, y yo soy la madre Teresa de Calcuta. No te hagas Andrea, si tú haces lo mismo que yo supuestamente hago, no creas que no te he pescado babear por Emiliano. —También Penny la confrontó alterada y justo en ese momento ingresó mi hermano.

—Penny, ¿y crees que yo tampoco me he dado cuenta de que no haces casi nada en la casa? —le preguntó Emiliano con tono de no me tomes por tonto, poniéndose detrás de Andrea y colocando sus manos sobre sus hombros para protegerla.

Andrea no pudo evitar ruborizarse.

—Ups, mi dispiace joven, usted ya no es mi patrón. —Le contestó Penny con una falsa pena y saliendo de la cocina.

—Davvero mi dispiace joven, Penny es... —Se disculpó Andrea apenada y molesta con la susodicha, pero él la interrumpió.

—Sí, sé cómo es y mis papás también. Si seguía o sigue aquí solo es por ti, Rosita —le aseguró Emiliano, pero sin agresividad.

—Lo sé, Emiliano, y sempre les estaré muy agradecida. Y vaya que conozco a mi sobrina, ella no es la mejor persona. Pero, aún así la quiero, de todos modos es la única familiar cercana que tengo y le prometí a mia sorella difunta cuidarla y… creo que no estoy cumpliendo. —Explicó Rosita con tristeza, mi familia y todos en la casa conocíamos bien su situación.

—Chiaro que sí estás cumpliendo, solo es ella quien no lo valora y quiere desperdiciar sua vita. —La consoló Emiliano abrazándola.

—Nunca tendré como pagarles tutto lo que hicieron por mí. —Le agradeció Rosita tomando sus manos.

—No tienes que hacerlo, con que sigas siendo la buona persona que eres es suficiente. Buono, voy a ver cómo está Manasés —anunció Emiliano depositándole un beso en la frente a Rosita.

—Espera, ¿cómo está il bambino? —le preguntó Rosita con preocupación.

—La verità muy mal, tú ya sabes. No quiere comer, ni salir de su cuarto, apenas habla, lo vi llorando por las noches, hasta tuvo una pesadilla con lo sucedido. Además tuve que obligarlo a comer algún bocado… —Emiliano tomó una leve bocanada de aire y prosiguió—. Aunque prometí a mis padres que lo cuidaría, ya no sé qué hacer.

»—Tampoco sé que va a pasar de ahora en adelante, hoy empezaré a buscar trabajo, de lo que sea y non ti preoccupare Rosita, no los dejaré desamparados. Hablé recientemente con mis tíos Leopoldo y Adelaida, no podrán contratarlos a todos pero si a la mayoría y… Lamento decirte que no quieren contratar a Penny. —Le anunció con seriedad y delicadeza a la vez.

—Mille grazie, Emiliano. Lo de Penny… es un caso que no sé si tenga soluzione. Non ti preoccupare por ella, ya que bastante tienen —mencionó Rosita aparentando calma.

—Lo sé, con excepción de Penny nadie la está pasando bene. Buono, me voy, cuídense —reiteró Emiliano saliendo de la cocina.

—¿Me prometes que vas a estar bene? —Rosita quiso asegurarse.

—Tengo que estarlo —respondió mi hermano en un suspiro y se retiró.

—En algo se equivoca el joven Emiliano —consideró Esther con pose dubitativa.

—¿En qué? —preguntó Rosita extrañada.

—En que Penny la última semana antes de que se llevaran a los patrones, o sea hasta hace dos días, ha estado muy atenta y laboriosa. Tú sabes que ella detesta ir a abrir la puerta, o lavar platos y la anterior semana lo estuvo haciendo di buona gana y por voluntad propia, solo ahora que se llevaron a los patrones volvió a ser la misma de antes. Además que la veía nerviosa por tutto y por nada —explicó Esther pensativa.

—Sí me di cuenta, y me parece muy extraño porque si Penny hace algo útil, es protestando. Algo se trae esta ragazza y espero que no sea nada malo o interesado. —Expresó Rosita con preocupación, pues fuera como fuera Penny era su sobrina.

—Aparte de que cuando esa vez le abrí la puerta a esos policías, il ufficiale me dijo que una de las mucamas había recibido los pre citatorios, pero nunca nos avisaron —recordó Andrea.

Y tras esas palabras, un cierto sobresalto y escalofrío invadió a Rosita.

—¿Sospechas de Penny? —preguntó Rosita asustada, su sobrina no podía ser capaz de tanto.

—Sí.

***

08 DE MAYO DEL 2009
Génova, Italia

Narrador omnisciente

—Ya nos comunicamos con las autoridades del Estado y les dijimos que queríamos comprar la casa y propiedades de los Coppola. Y como ahora somos gente más influyente, más que los Coppola, aceptaron. Así que pronto seremos dueños de esas propiedades. También hablamos con los abogaduchos de Daniel y de Lucía, nos comprometimos a ayudarlos como testigos y estamos logrando demostrar que ella no tuvo nada que ver en el fraude que supuestamente cometió su marido, ya no la trasladarán al reclusorio y por falta de pruebas en su contra saldrá quizá mañana o pasado.

»—Aunque al que sí van a trasladar mañana a la cárcel es a Daniel, al parecer su caso será muy moroso. Mejor aún, usaremos nuestras influencias para retrasar su juicio lo más que se pueda, si es posible años. Le daremos la noticia a Lucía mañana y luego a sus empleados avisándoles que ninguno será corrido y entonces ya podré efectuar mis planes con tranquilidad. —Anunció Armando los acontecimientos que se habían estado dando en esos días.

—Como actores, ganamos un Óscar —concordó Estefany sonriente.

***

10 DE MAYO DEL 2009
Génova, Italia

Manasés

Emiliano y yo habíamos visitado a papá y a mamá en la delegación esos cinco días, aunque las visitas solo duraban cinco minutos.

Papá ya sabía que mamá saldría libre ese mismo día, y nosotros también lo sabíamos. Al final de cuentas los abogados habían hecho un buen trabajo, rápido y efectivo, pues mamá no pisaría la cárcel. Les debíamos mucho a mis tíos Leopoldo y Adelaida, sin ellos y sin la ayuda de Dios eso no habría sido posible. Quien le preocupaba ahora era él mismo, pues ese día sería trasladado al reclusorio central; mamá no estaba del todo tranquila, a ella le hubiera gustado que papá también hubiese salido libre, sobretodo por una decisión que había tomado.

—Andiamo —anunció un policía a mamá, abriéndole las puertas de la celda, entonces ella salió.

Amore mio, no sabes cuánto te voy a extrañar y la falta que me vas a hacer. —Le dijo mamá a papá llorando y apegándose a él a pesar de las rejas.

—Tú también me harás mucha falta, amore. ¿En serio quieres ir a buscar trabajo o una empresa que te contrate en Argentina? —le preguntó papá una vez más con las lágrimas a punto de salírsele, intentando por última vez hacerla desistir.

Esa era la decisión que había tomado mamá.

—No quiero, pero es lo mejor, no es facile para mí alejarme de ti y de nuestros hijos… pero es necesario. Tú sabes lo difficile que es encontrar trabajo en Italia y todavía peor en Génova. Y con lo sucedido en Vestirsi Bene ninguna empresa querrá trabajar conmigo. Es por eso que iré a probar suerte en Argentina, allí hay grandes posibilidades de trabajo. Aparte necesito reunir dinero para sacarte de prisión, con tales antecedentes y casi sin posibilidades de pagar las cuotas ningún banco querrá otorgarme un crédito para tu fianza, es por eso que debo intentar por otros medios.

»—Y de nuestros hijos no tenemos que preocuparnos tanto, Armando y Estefany nos avisaron ayer que compraron nuestra casa y que están en trámite de ponerlo a nuestro nombre. Seguimos siendo dueños, nuestros hijos y la gente que trabaja con nosotros está a salvo. Les debemos mucho, de seguro aceptarán cuidar a nuestros hijos a cambio de una renta o de la cesión de una de nuestras propiedades que ellos debieron recuperar. —Le recordó mamá con pesar, esto no era fácil ni para ella ni para papá.

—Leopoldo y Adelaida aceptarán criarlos sin condiciones, además Alan servirá de mucha ayuda para Manasés. —Papá trató de hacerla cambiar de opinión.

—No podemos abusar, ellos también tienen sua vita, es suficiente con lo que están haciendo por nosotros. No confío del tutto en Armando y Estefany, recién estamos intimizando, pero no quiero que nuestros hijos vivan en otro lugar que no sea su casa, la cual les pertenecerá algún día. Y si ellos hicieron esto por nosotros, es para demostrar que contamos con su apoyo, así que decidí darles una opportunità. —Argumentó mamá intentando convencerlo.

—Tienes razón. Pero per favore, nunca dejes de escribirnos cartas, yo también te llenaré de ellas. Y prométeme que estarás pronto de regreso en Génova. —Le solicitó papá con tono dulce y desesperado, tomándola de las manos.

—Te lo prometo, aunque, debe irme bene para que yo pueda regresar pronto. —Alegó mamá riendo suave y breve.

—Llegó la hora de irnos, Daniel Coppola. —Interrumpió un policía, abriéndole la celda y esposándolo.

—Prométeme que vas a estar bene —le pidió mamá a papá ya prácticamente llorando.

—Te lo prometo —respondió papá y se dieron al instante un beso rápido, pero lleno de emociones, el último beso en mucho tiempo.

—Andiamo —interrumpió otro policía y se lo llevaron, sería la última vez que se verían posiblemente en muchos años.

Rosita, Emiliano y yo esperábamos fuera de la delegación, vimos cómo se llevaban a papá y nos despedimos de él con el corazón destrozado. Ulteriormente mamá se reunió con nosotros y nos abrazó como nunca.

***

—Y así sucedió tutto. Leopoldo, Adelaida, Armando y Estefany, nos ayudaron demasiado, y les pido que lo sigan haciendo con gran pesar; como las propiedades siguen a nombre mío y di mio marito, cedo una propiedad a cada dos, en gratitud. Más tarde arreglaré los documentos correspondientes —mamá les anunció y contó lo sucedido.

Todos estábamos reunidos en la sala. Armando y Estefany le habían enseñado unos documentos alusivos al respecto.

—Te lo agradezco mucho, querida Lucía, pero olvidé avisarte que solo compramos la casa, no el resto de propiedades, era mucho dinero para invertir. Aquí están los papeles que hacen constancia de ello. Lo lamento —se disculpó Armando apenado.

—Non ti preoccupare, no era su obligación. Ahora, tengo una notizie que darles y les pido su comprensione, especialmente la tuya Manasés. Sé que será difficile para ti —mamá me miró y suspiró—, pero es necesario, lo haré por papá. Necesito que me entiendas y me apoyes —pidió.

No quería, pero tenía que decírnoslo. Yo percibía perfectamente el dolor que transmitía su mirada, el cual laceraba y lastimaba su alma.

—¿Qué harás, mamma? —le pregunté con interés, brindándole toda mi atención.

—Necesito dinero para reunir la fianza di suo padre, la cual es una suma muy alta, y para pagarles una renta a Armando y a Estefany porque ningún banco me querrá otorgar un crédito por lo sucedido. Por eso, me voy a Argentina en una semana —mamá hizo lo inhumanamente posible para que la voz no se le quebrara—, iré a buscar trabajo porque aquí en Italia nunca lo voy a encontrar y, todos ustedes seguirán viviendo aquí, pero… —realizó una pausa—. Como Armando y Estefany invirtieron tutto el dinero en la casa, ellos quedarán como administradores, pero no podrán desampararlos porque si lo hacen, se irán de inmediato. —Anunció con lágrimas en los ojos.

Todos reaccionamos de distintas maneras al oír esa noticia.

—¿Cómo que te irás, mamma? —le pregunté alterado, poniéndome de pie en un acto de sobresalto.

—No puedes irte así, estarías dejando botado tutto. —Armando también le reclamó repentinamente airado.

—Lucía, más que nunca te necesitamos aquí —le dijo Rosita con tono maternal.

—¿Mamma, no crees que es una decisione precipitada? —argumentó Emiliano con más serenidad.

—La extrañaremos mucho, signora —le aseguró Bianco apenado.

—Leopoldo y yo podemos cuidar muy bene de tus hijos, con ellos recién intimizas. —Mi tía intentó disuadirla, puesto que seguía desconfiando de esos dos.

Las únicas que no reclamaban y se veían tranquilas eran Estefany y Penny.

—Cuánto dramatismo —susurró Penny volcando los ojos.

—Les pedí su comprensione, no una reprimenda. Manasés, amore mio, cuánto no quisiera que esto fuera una pesadilla pero no es así, papá nos necesita. A veces hay que hacer un sacrificio por la gente o la persona que amas y este es el mío, algún día lo vas a comprender. —Me explicó mamá agachándose frente a mí y limpiando mis lágrimas, reteniendo apenas las suyas.

Y vaya que tenía razón.

—Trataré de hacerlo, pero no quiero que te vayas, papá ya se fue y ahora tú no. —Le dije deshaciéndome en llanto y abrazándola, era un niño, intentaba entender, pero no podía del todo.

—Mi cielo, papá no se fue, lo verán de vez en cuando y yo volveré pronto. Nunca os dejaré de escribir y de llamar cuando pueda, te lo prometo —me consoló y aseguró mamá, separándose lentamente del abrazo.

—Mamma, te extrañaremos tanto, oraremos por ti y por papá todos los días. —Le aseveró Emiliano a mamá asimismo con lágrimas en los ojos, y también abrazándola. Ella le prometió lo mismo.

—Ahora Armando, no estoy dejando botado tutto, sino estoy intentando solucionarlo. Les pagaré una renta desde allá por cuidar a mis hijos y os remuneraré en cuanto tutto esto se solucione. ¿Aceptan? —les propuso mamá.

Entonces hubo unos segundos de silencio y la tensión ya se había formado en el ambiente. Especialmente la fisonomía de Armando develaba lo rígido que abruptamente se puso; era lógico, pues la noticia de mamá lo tomó de sorpresa.

—Con todo gusto —Armando habló al fin, suspirando levemente y desviando bruscamente la mirada—. Además, Alena necesita de unos hermanos mayores que la cuiden. —No sabía por qué o si eran figuraciones mías, pero el tono de voz de Armando se notaba algo forzado.

—Yo también acepto, Lucía —concordó Estefany, quien al contrario de su marido se notaba muy templada de ánimo.

—No saben cuánto se los agradezco y Rosita, nunca os dejaré solos con esto, os ayudaré desde allá. Tendrán noticias mías —le explicó mamá con dulzura—. Y Emiliano, amore mio, ya sé que esta decisione parece precipitada, pero es la más viable que hay, lo consideré con papá. Y también yo os extrañaré mucho Bianco, a todos, y creo que in speciale a tus graciosas imprudencias —rió breve.

—Espero que no sea así porque entonces oirá vajillas romperse por las noches. —Afirmó Bianco serio, lo cual provocó que la mayoría riéramos y que Rosita lo regañase por lo bajo.

—Espero y las rompas todas, pues yo te extrañaré en serio. Ustedes no son solo unos simples empleados, son también mia famiglia. —Les aseguró mamá con los ojos cristalinos mientras abrazaba a Bianco. Cuando se separó este se ruborizó graciosamente.

—Y Ade, ahora más que nunca necesito de tu apoyo. Chiaro que os hubiese pedido a ti y a Leo esto primero, pero Armando y Estefany fueron quienes compraron la casa, sin contar el hecho de que la pusieran de nuevo a mi nombre. Tienen ese mérito y además mis hijos necesitan estar bene asegurados. ¿Me entiendes?

—Chiaro que sí —respondió ella dándole un abrazo a su mejor amiga.

***

18 DE MAYO DEL 2009
Génova, Italia

—Manasés, figlio, ¿no vas a hablarme? ¿Te enojaste conmigo? —me preguntó mamá mientras cerraba una de sus maletas.

Había llegado el momento. Aunque esa semana había disfrutado al máximo junto a mi madre y visitando a papá también, esta pasó volando.

—No estoy enojado, sino triste, hoy es la última vez que te voy a ver. —Le respondí desanimado y con la cabeza gacha.

—No digas eso mia vita, en un abrir y cerrar de ojos ya estaremos reencontrándonos nuevamente, tanto así que apenas habremos sentido al tempo pasar —me aseguró mamá sonriéndome reconfortante y abrazándome—. Además quiero recordarte alegre, no triste o enojado —añadió con suavidad.

—Yo no quiero recordarte, sino que estés conmigo. Créeme que entiendo lo que está pasando, pero, mis sentimientos ganan a mi razón. —Argumenté, era muy difícil para mí separarme de ella.

—Amore mio, esto es solo por ahora. Y no dejes que tus sentimientos ganen a tu razón o viceversa, ambos deben coordinar para realizar o pensar algo bene. —Me aconsejó mamá mirándome a los ojos y acariciándome el rostro.

—Lo intentaré, espero lograrlo —mencioné abrazándola, y rindiéndome a silenciosas lágrimas.

***

Unas dos horas después llegamos al aeropuerto y había llegado la hora crucial, la hora de despedida. Mamá se despidió de todos emotivamente y dio consejos y emotivas palabras a cada uno. Penny no había asistido, le parecía una cursi y ridícula despedida. De quienes se despidió mamá al último fue de Emiliano y de mí.

—Mia vita, ¿en serio quieres cambiar de carrera? Ingegneria meccanica es lo que ti piace... —le dijo mamá a Emiliano en voz baja, intentando disuadirlo.

—No quiero, pero como dices, es necesario; y a veces debes hacer sacrificios por la gente que amas, y lo que mi piace non aiuta. Si estudio amministrazione di empresas servirá mucho para descubrir al culpable del fraude. —Le explicó en voz baja también, nadie debía oírlos además de mí, porque Emiliano no quería que nadie lo supiese aún.

—Va bene, yo respetaré tus decisiones así como estás respetando las mías. Pero, si te sientes inconforme haz lo que creas mejor, piensa bene antes de hacer algo. Cuídate tú y cuida a tuo fratello, te necesita. Ti amo mio caro figlio, mi guapo caballero. —Se despidió mamá abrazándolo y llorando, al igual que él.

—Yo también ti amo mamma, y te aconsejo lo mismo. —Le dijo Emiliano dándole un casto beso en la frente y se hizo atrás.

Era mi turno.

Y una idea daba vueltas en mi cabeza. Una que había nacido poco después de llegar al aeropuerto. No era muy posible, pero nada perdía proponiéndosela.

—Mamma, yo… ¿Puedo ir contigo? —le pedí algo dubitativo. Entonces mamá sonrió y dejó escapar algunas lágrimas.

—Qué más quisiera yo, mi cielo; pero no puedo invitarte a mi martirio, aquí estás mucho mejor. Emiliano te necesita y tú a él, no lo dejes solo, es grande, pero también está sufriendo. —Me pidió mamá con una sonrisa triste y dulce.

—¿No te sentirás muy sola?

—Si me escriben constantemente non. Además Bianco me dijo que romperá mis vajillas —respondió tratando de sonar picarona. Reí brevemente ante su comentario.

—No dejaré solo a Emiliano, también lo cuidaré e intentaré entender esto. Te extrañaré demasiado, mamma —le dije abrazándola y llorando silenciosamente.

—Y yo a ti, mio figlio —mamá me correspondió al abrazo—. Nunca dejes de estudiar, come y pórtate bene. Cuéntame en las cartas tutto lo que suceda, no me ocultes nada. Sé forte, no dejes solos a papá y a Emiliano, visítenlo, ¿me lo prometes? —me pidió con dulzura y ansiedad tomándome de las manos y mirándome directa, pero suplicantemente a los ojos.

—Te lo prometo si tú me prometes lo mismo.

—Te lo prometo —respondió ella.

—Vuelo 101 con destino a Buenos Aires, Argentina. —Anunciaron por el intercomunicador y eso fue como un baldazo de agua fría para mí.

—Los amo mucho. Mucho —nos aseveró mamá a Emiliano y a mí abrazándonos y besándonos en las mejillas por última vez en muchos años.

—Yo también ti amo, mamma —le afirmé entre lágrimas, entonces ella se comenzó a alejar para tomar su vuelo.

—Addio, addio a todos, os quiero muchísimo —se despidió mamá y todos le desearon buenos deseos de despedida.

Menos yo. Me quedé estático viendo cómo mamá se iba, entonces recién reaccioné y cambié de opinión. No podía dejarla partir, mi raciocinio se había ido.

—Mamma, no te vayas —le pedí en voz alta y empecé a correr, a perseguirla. Ella ya había avanzado una buena distancia.

—Manasés, espera —me pidió Emiliano, y entonces me persiguió.

Fui tropezando con la gente a medida que corría, mamá ingresaba a una puerta y cuando esta estaba a punto de cerrarse aparecí yo y Emiliano tras mío, él estaba agitado, pero yo aún no sentía cansancio.

—¡Mamma, no te vayas! —le supliqué gritando a la distancia, puesto que ya no me dejaban pasar.

—Manasés, mio figlio vuelve, yo estaré bene. forte —me solicitó mamá con expresión asombrada, pues no se esperaba que la persiguiera.

—¡No lo hagas! —insistí entre lágrimas.

Signora, debo cerrar la puerta, ya debe ingresar. —Le mencionó el guardia de seguridad a mamá.

—Nunca olviden que os amo con toda mi alma. —Reiteró mamá e ingresó con el corazón partido.

Mamma non…! —Grité, y restregándome inmediatamente las lágrimas quise ingresar a la fuerza hasta llegar a aquella puerta que daba al avión, la cual se había cerrado.

Emiliano no tuvo más opción que perseguirme.

—Ustedes no pueden estar aquí, per favore retírense —nos ordenó el guardia.

—Mi dispiace signore, es que... —Emiliano quiso explicarle, pero lo interrumpí.

—¿Por dónde puedo ver el avión que va a Buenos Aires? Solo verlo... —Le pregunté rápidamente al guardia, cambiando de táctica, pues estaba entrando en desesperación.

Este me indicó por dónde como tal cual robot parlante y programado. Entonces volví a correr, hasta que llegué a un gran ventanal, donde vi que justo el avión de mamá despegaba.

—¡No te vayas, mamma! —exclamé llorando nuevamente, pero ya era tarde.

Por la lejana ventanilla del avión logré apenas visualizar que ella me echaba una última mirada triste y deshecha, entonces justo su avión despegó y se elevó por lo alto hasta que desapareció de mi vista.

En eso Emiliano volvió a aparecer detrás mío y colocó sus manos en mis hombros en señal de apoyo. Ahora solo nos teníamos el uno al otro. Las últimas lágrimas se deslizaron por mis mejillas. Luego nos quedamos viendo volar a las aves por el cielo azul y límpido como si nada hubiese pasado.

—Vayas donde vayas te encontraré, mamma. —Determiné tornando un semblante impertérrito y decidido, secando ahora definitivamente por ese día todo rastro de lágrimas en mi rostro.

Sería fuerte. Cumpliría la promesa.

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Canción de fondo: No te vayas mamá - Serie Marco

《No te vayas mamá, no te alejes de mí. Adiós mamá, pensaré mucho en ti. No te olvides mamá, que aquí tienes tu hogar. Si no vuelves pronto iré, a buscarte en donde estés, no me importa a donde vayas. ¡Te encontraré!
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