4. Open your eyes (final parte 2)
Los pasos se hacían cada vez más frenéticos a medida que la estructura colapsaba y las instalaciones eran repletas de escombros que se desplomaban en los peldaños de las escaleras, el ascensor se batía junto con desconocidos del estado del departamento R.E. Otro misil impacto en el pasillo 8, Rachel dejo caer su cuerpo haciendo que este se deslizará por parte del pasillo, dirigió una mirada a su lado donde pudo ver como su equipo de siete soldados imitaban sus pasos y admiró como el chico nuevo de cabello castaño se movía con mayor eficacia —totalmente maltrecho, daba a conocer su resistencia Fisica— dentro de los guardias y sobrepasándolos realizó una voltereta hacia adelante para coger mayor impulso y realizar un tricking en dirección a la ventana.
—¡Síganme!
Rachel indicó con un movimiento de cabeza que lo siguieran. Otro bombardeo azoto el departamento no sin antes retumbar en toda la estancia disparos provenientes de la oficina AB.
La R.E se hallaba en el tercer piso así que tuvieron que caminar por el borde de las ventanas con paso acelerado; sus latidos aumentaban cada vez que otra explosión impactaba con la estructura y hacia bosta el edificio, los ventanales temblaban y; caminar por el techo sobresaliente del piso dos se tornaba más difícil con el ajetreo. Aún así bajaron procurando que los trajes de protección no se arruinaran en la bajada, en pocos minutos todos se hallaban en el piso. Los disparos siguieron resonando hasta que un cristal crujió y arremolinándose con el humo de los incendios que se propagaron por todo el edificio.
Los vidrios se precipitaron con fluidez necesaria para desgarrar los trajes del equipo FR8, manchas carmesí los siguen y las pisadas resuenan con mayor barrullo, el sudor se resbala por sus espaldas agotados y lastimados.
Un fragmente desciende perforando el cuello de uno de los soldados que toma el fragmento y sin parar a pensar lo arrebata de su cuello, la sangre empieza a pintar las paredes blancas con un tono apagado y brilloso. De su boca trata de emanar palabra o susurro leve pero no es capaz de indicar que se halla en un estado crítico. Toma en su caída el hombro de uno de sus compañeros que sin ni siquiera mirarlo lo toma sin saber su repentino desmayo, la perdida le arrebato el color.
—¡Rachel! ¡Ven, es urgente! ¡Creo que está convulsionando! —Toma del cuello unos cristales que sobresalen de la perforación y mira de reojo la profundidad.
Todo el equipo incluyendo a Adam avanzan donde un charco se extiende y un abyecto cuerpo se sumergía. Una capa de polvo empieza a cubrirlos en un manto espeso.
—No hagan ruido —ordenó tajante Rachel con una mano libre la cual palpaba el aire que hacía invisible la vista—. No hablen...
Gotas de roció resbalan de los cielos avecinándose a las caras de los contraídos que con la chaqueta del difunto le cubren la cara y, quitándole el armamento para protección de los todavía vivos.
Un estruendo..., y el fallo eléctrico de los boquitoquis hizo que todos alejaran las descargas eléctricas por el borde del techo del segundo piso. A pesar de la densidad del aire todos se vieron y tomaron de sus manos dispuestos a morir juntos.
—Ya me lo veía esperar —murmuro Fer firmemente tomado del caído en batalla.
—No decaigas antes de tiempo, puede que pierdas. —Giro su cara sabiendo que él se hallaba en esa dirección—. Vendrá por nosotros. Me lo prometió.
Cerraron los ojos al presentir una presencia.
—No entiendes que la vi morir frente de mí, vi cómo se extraía toda la sangre para las pruebas, yo la mire desfallecer... —Rachel hizo una acotación.
—Viste mal. Ella en verdad nunca... Nunca paso nada de lo que me dices. Sé que está viva porque se comunicó conmigo...
—Avancemos ahora que podemos.
—Es tarde.
Un arma recargada sonó junto con una avalancha que se encontraron con las sienes de todos ellos. El sonido de los escombros caer seguía en proceso y los sonoros golpes atraían temor.
—Pudimos haber salidos ilesos... —añadió en murmullo acongojado Adam.
—Tenía que esperarla y vi la oportunidad...
—¿Acaso era una trampa...?
Adam cayó precipitosamente a un lado producto del golpe, aún agarrado de las manos de los otros como señal de unión, como la esperanza... De un nuevo amanecer, de una nueva luz.
—Cállense; esto no les durará más tiempo. — Apuntó su arma al cielo, sonrió jocosamente—. Cuando yo diga. —Pronto los seguros de las armas fueron quitados—. Uno... Dos...Y... Tres.
El fuerte impacto arrojo salpicaduras cobrizas al suelo de concreto fundiéndola con ella y desvaneciéndolas como el viento que arremolinaba los cabellos, los presentes cubrieron sus caras... La densa niebla de polvo se difuminaba mostrando lo acaecido.
—Ya no hay mascara que me cubra Gregorio. —Sonrió de lado y tiro el parche de su ojo mostrando la cicatriz prominente y las grietas que mostraban la brutalidad de la cual fue arrebatado su ojo izquierdo. Camino hacía el grupo de soldados que cubrían aún sus caras de las ventiscas—. Disparen, a discreción. —Alzó sus brazos—. Apunten... —Bajo con un ademán sus antebrazos—. ¡Fuego!
Las llamaradas de impactos azotaron los cuerpos que rodeaban al grupo interno, los choques hacían que sus cuerpos se contorsionaran antes de ceder a la balacera.
Se acercó más serenamente dejando a un lado su peluca negra. Dejo que las facciones de su rostro fueran iluminadas con las luces de los helicópteros. Esperó a que todos abrieran los ojos para tirar sus lentes.
—Abran los ojos. Están a salvo; hasta ahora.
Con la cantidad de luz recibida tuvieron que aguardar hasta que sus ojos se acostumbraran a la luz.
Poco a poco abrieron los ojos y observaron a una menuda dama de anchas caderas y de traje gris platino que con sus mechones castaños que sobresalían de la coleta baja, los miraba oculta en los lentes. La joven se dispuso a dejarse ver la cara.
—Jur-ley... —pronunció en sollozos Rachel—. ¿Qué te hicieron...?
Sin las gafas dejaba ser el prototipo de mujer de esbelta figura a ser una mujer más producto de la manipulación humana.
Su cara lucía normal a no ser que la mirada se centrase en sus ojos... Uno poseía prácticamente el color blanco con matices oscuros y difusos del iris... Y el otro era sólo una cuenca vacía, no tenía un ojo pero sí la marca de la cicatriz que cortaba su ceja y parte del pómulo. Por primera vez en mucho tiempo no quería cubrir su cara.
Giro su cuerpo para mirar con ojo deductivo como el cielo se tornaba en una batalla y las calles de Regina se hallaban en constantes tumultos de cadáveres e individuos corriendo por sus vidas, el reflejo de la luna mostraba la sequía de los bosques y los destrozos mostraban la decadencia.
Manipular genética alteró el orden natural de la vida y con ella destrozo la vida como lo conocieron alguna vez.
“La salud humana es un reflejo de la salud de la tierra”
―Heráclito
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