14.

La mañana siguiente apareció, la luz del sol entro por las ventanas de Karime anunciando que era hora de levantarse, algo somnolienta se levantó, abrió las cortinas y fue al baño. Al salir un poco más despierta hizo su café y comenzó a tomarlo sola en el comedor, reviso su celular, eran las ocho y media de la mañana, todavia temprano.

—¿Qué es esto?

Vio una notificación, solicitud de mensaje y era de Mark, enseguida borro la notificación y siguió tomando café en silencio hasta que el resto de la familia despertó.

—Ya me voy —Despidió a su madre.

—Con cuidado.

—Si, ya sé.

En la parada del bus esperaba pacientemente a que el transporte público apareciera. Dos minutos, cuatro minutos, nueve minutos, quince minutos, veinte minutos de retraso, ya comenzaba a perder la cabeza, decidio caminar a la otra parada que esta a tres cuadras, a ver que pasaba, y vaya su sorpresa al encontrarse con un Will dando vueltas desesperado.

—Hola —Se acercó a él, este la vio serio.

—Hola. —Vio a la calle una vez más antes volver a verla— Llegaremos tarde si no pasa en dos minutos, ¿No?

—Si —Cruzó los brazos— Es desesperante.

Sacó su celular del bolsillo del sueter y comenzó a revisar en Facebook la pagina de su colonia, a ver que había causado tanto retraso, se encontró con que los autobuses habían cambiado de ruta solo por ese día.

—Mira —Le enseño la pantalla del celular con la noticia.

—Ah, ya veo... Pensé que jamás ocuparía esto —Él también sacó su celular.

—¿Qué?

—Un Uber es nuestra solución.

—¿Nuestra?

—Si, nuestra —Empezó a resolver el asunto, guardó el aparato y suspiro con pesar — Ya viene, tal vez no lleguemos a tiempo.

—Ah —Tomó aire y lo soltó con lentitud— Tranquilo hombre —Se le acercó, e hizo gestos de respiración.

—Bien... —Inhalo y exalo— ¿Qué clase tienes?

—Inglés, dos horas, ¿Tú?

—Cálculo.

—Oh, vaya, respira.

—Lo estoy haciendo.

No esperaron mucho, el uber llegó y ellos se pusieron en marcha pra su largo recorrido, claro que algo nerviosos por llegar tarde unos minutos. El de ojos de color veia por la ventana y la pelinegra también, solo que cada uno en los extremos del vehiculo, no se hablaban, escuchaban musica con audifonos para intentar relajarse.

—¿Falta mucho para llegar? —Soltó la menor cerrando sus ojos recargando la frente en la ventana.

—Si —Respondió sin dejar de ver la carretera— Algo.

—Dios mío.

Volteó a verla, se veía ya harta, no la conocia muy bien todavía por lo que no sabía si hablarle cuando estaba enojada o guardar silencio.

—¿Te duele el cuerpo todavía? —Al final decidio iniciar una conversación.

—Un poco.

—Te acostumbrarás.

—Sinceramente no pensé que fueras tan duro en el entrenamiento —Abrió los ojos y giró a verlo.

—¿En serio?, ¿Por qué?

—A primera vista no pareces estricto.

—Ah, ya —Negó con la cabeza y apretó un poco los labios— Pero lo soy, y como los torneos se acercan tenemos que practicar más.

—Me imaginó, bueno, creo que tendré que llevar el ritmo lo antes posible.

—Eres buena, solo necesitas retomar la práctica.

—Supongo.

—¿La pasaste bien con tus amigos?

—Fue divertido.

—Lo ultimo que vi antes de irme fue que estaban persiguiendo una paloma y tu te fuiste.

—Si, después de eso fuimos a comer y luego ya me fui.

—Se ve que todos ustedes se llevan bien.

—A veces discutimos o nos enojamos.

—Como todo, yo también peleo con mis amigos en ocasiones.

—Hmmm, ¿Es difícil?

—¿Qué?

—Tus clases.

—Voy empezando el curso, no puedo decirlo exactamente.

—Ah.

—¿No escuchaste hoy a tu preciado cantante?

—Me ofendes —Rió— A él y los demás del grupo los escucho así me encuentre colapsando.

—Sin duda te gustan.

—Realmente si.

Finalmente llegaron al plantel, entre los dos se repartieron los gastos y como de rayo se dirigieron a sus respectivas aulas, antes de separarse se quedaron viendo para decirse algo.

—Gracias, Will.

—No es nada, corre.

Y tomaron sus caminos diferentes, las aulas en las que tenían clases se encontraban a los extremos del plantel.
Con el paso de las horas les dio un tiempo para comer algo, pero claro, cerca del salón donde tendrían la próxima clase

—Por poco y no llegas. —Comentó George.

—Suerte que el maestro no habia llegado. —Continuó Lulú.

—Ya sé.

—¡Adivina quien soy!

Ante la repentina llegada de un chico cubriendo los ojos de Karime, sus amigos se quedaron viendo extrañados la escena, no tenían ni la más remota idea de quién se trataba, pero a juzgar por la tranquilidad que desbordaba la chica se trataba de algún conocido.

—No puede ser —Sujetó las manos y las retiró de sus ojos, volteó y se encontró con el chico del bus—Drake, No me digas que-

—Chica hace semanas vine a esta escuela y hoy me confirmaron que fui aceptado. —Brincó entusiasmado —Comenzaré a venir mañana.

—¡No seas! —Elevó la voz, cosa que llamó la atención de sus compañeros— Ups, eso es genial, ¿Por qué no lo dijiste cuando nos vimos?

—No era seguro, pero ahora ya, así que no tendrás que preocuparte más.

—¿Preocuparme?—Ladeó la cabeza confundida— ¿De qué?

—Te explico luego —Sonrió ampliamente dejando resaltar sus colmillos— Me voy, tengo cosas que hacer y tu también.

En despedida le dio un leve apretón en sus mejillas causando en ella la reacción de levantar una ceja riendo y decir “Ya, ya” a lo que él asintió, despidió a sus amigos con la mano y se fue corriendo del lugar dejando a todos menos ella confundidos.

—¿Quien era? —Preguntó primero Cath.

—Un amigo de secundaria —Rió— No importa, continuemos con lo nuestro.

No preguntaron más, se quedaron con la idea de que era su viejo amigo. La tarde transcurrió y con eso de vez en cuando se veia con Will en los pasillos o cafetería, no conversaban, solo hacian un gesto con sus manos y se iban a seguir con lo suyo hasta que llego la hora de salida de Karime, y como siempre el de ojos de color la esperaba, ¿Por qué?, ni él mismo sabía la razón.

—¿Quien era Karime?

—Un amigo, Meli.

—¿Por qué nunca entras en detalles? —Reprochó deteniendo su andar.

—No le veo necesario hacerlo —Siguió caminando.

—¡Kari!

—¿Qué?

—¿Qué edad tiene?

—Vaya, muchas preguntas.

—Niña.

—Es un año mayor, ¿Contenta?

Justo cuando su amiga iba a responder apareció frente a ella el capitán del equipo de baloncesto con la expresión seria que tanto lo identifica.

—¿Ya van de salida? —Preguntó él.

—Si, ¿Tú?, ¿Ya te vas o qué harás?

—Pensaba que podriamos irnos juntos, salimos a la misma hora hoy.

—Ah, si... —Vio a Melissa— Vamos.

Los tres salieron oficialmente del plantel, esperando el autobús cuando de la nada el celular de Melissa suena, a lo que ella contesta, estuvo hablando unos minutos, terminando de conversar sonrió notoriamente nerviosa.

—Chicos, lo siento pero mi mamá va a pasar por mi, tengo que salir de la ciudad con urgencia.

—Oh, esta bien —La deportista le dedicó una pequeña sonrisa y un abrazo en despedida— Bueno, con cuidado nosotros ya nos vamos, ahí viene el micro.

—Bye, ¡Adiós! —Se dirigió a Will con lo último.

—Bye, ve con cuidado chica.

Y así es como ellos se retiraron subiéndose al transporte, sentandose juntos y dejando a la chica sola sentada en una banca esperando a que pasaran por ella.

—¿Y qué tal tu día?

—Bien, lleno de sorpresas, ¿Y el tuyo?

—Agetreado, apenas y comí un burrito hace tres horas —Suspiró— Supongo que es normal. ¿Qué sorpresas?

—Me esta dando algo de miedo los próximos semestres. Un amiga estudiara aquí, es una buena noticia.

—Tranquila, por ahora no te estreses. ¿En serio?, que bien por ti, dile si se quiere unir al club de baloncesto.

—En verdad dudo que quiera.

—¿No le gusta ese deporte?

—Prefiere mil veces tocar el piano.

—Ah, se unirá probablemente a un club cultural y no uno deportivo.

—Tal vez.

Después del día tan raro que habían tenido por fin volverían a la calidez de sus hogares a "relajarse" por lo menos un poco, sólo un poco pues tenían cosas que hacer, planear los futuros proyectos de las materias.

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