Capítulo 12: Algo malo
[Chad Matsuura]
Terminé de arreglarme justo en el momento que el claxon de un auto sonaba escandalosamente frente a mi casa. Tomé el teléfono y las llaves y salí corriendo para evitar las quejas de los vecinos por el ruido.
Abrí la puerta trasera y tomé asiento al lado de Mark, el cual quedaba en el medio entre Samuel y yo.
Sebastian era el conductor y a su lado estaba Adam.
—Pensé que no querías salir hoy, Adam.
—No quería, pero le dijimos que Sebas iba y enseguida quiso ir —comentó Mark entre risas.
—No puedo dejar que me perviertan al niño —respondió Adam mientras colocaba su mano en el muslo del rubio, poniéndolo nervioso.
Estacionamos frente a la disco al llegar, bajamos todos juntos y pasamos de largo por la inmensa cola escuchando las quejas de algunos y los comentarios de las chicas sobre nuestra apariencia.
Mark enseñó su tarjeta VIP y los guardias nos dejaron entrar enseguida. El ambiente dentro era perfecto, oscuro, ideal para hacer cosas prohibidas, la música sonaba a un volumen adecuado mientras todos bailaban en la pista.
Subimos las escaleras hacia nuestra reserva y tomamos asiento. Samuel pidió una botella de Singani y el camarero enseguida nos la trajo, sirvió varios hielos en un vaso grande de cristal, le echó dos dedos de la bebida y limón, lo mezcló suavemente y nos lo entregó listo para beber.
—Esto sabe genial —Sebastian sonrió al disfrutar su trago.
—El ambiente es perfecto, solo falta un pequeño detalle —Samuel sonrió y llamó al camarero para susurrarle algo al oído.
Al momento 5 chicas hicieron entrada y subieron a la pequeña tarima frente a nosotros.
—Ahora sí —sonrió complacido.
—¿Qué hacen? —Sebas nos miró con los ojos muy abiertos y las mejillas rojas.
—¿Nunca has visto una chica desnuda? Tienes mucho que aprender niño.
—¿Ya ven por qué tenía que venir? —Adam gruñó y le tapó los ojos al rubio.
—Exageras, no es un niño —comenté suspirando y volqué los ojos.
—Les tenemos una función especial, solo para ustedes.
Todos miramos sorprendidos a las chicas. Ellas se acercaron a nosotros y sacaron de entre sus ropas unos cuchillos, poniéndonos en alerta.
—Ey ¿Qué hacen? Suelten eso —me puse de pie, pero una de ellas puso el cuchillo en mi cuello y me obligó a sentarme.
—Chad, aún no has contado tu secreto oscuro, chicos, tienen que jugar —sonrió y con su cuchillo comenzó a señalarnos a la par que hablaba—. Cinco chicos en un juego, uno de ellos ya huele a muerto ¿Quién será?
El cuchillo apuntó en mi dirección.
—¿Quién será?
Esta vez apuntó a Sebastian.
—Diosa Hela decidirá.
El cuchillo terminó en mí, sentía el leve temblor de mis manos, estaba nervioso por lo que sucedería luego.
Inesperadamente, las chicas llevaron los cuchillos a sus cuellos.
—Tik tak, se acabó el tiempo.
Cortaron sus propios cuellos cayendo al suelo mientras se desangraban. Gritamos ante la escena, sin poder creerlo, los guardias llegaron corriendo hacia nosotros ante los gritos.
[...]
Nos encontramos en una sucia y apestosa celda de la comisaría, esposados unos a otros quedando de primero yo, luego Samuel, Sebastian, Adam y por último Mark.
—Este sin duda es el lugar más asqueroso en el que he estado en toda mi vida —Samuel suspiró removiéndose incómodo.
—Al menos nos queda de experiencia, nunca olvidaremos la vez que los cinco terminamos esposados en una comisaría —Adam comentó entre risas.
—¿Cómo puede parecerte graciosa esta mierda? —Samuel le miró mal.
—Yo envidio su forma de verle el lado bueno a todo —Mark estaba más pálido de lo normal y se mantenía inquieto.
—Chicos me estoy meando —avisó Adam ganándose todas nuestras miradas.
—¡No jodas Ridloff! —Samuel le miró con horror.
—Venga chicos no se quejen y ayúdenme —todos nos levantamos a duras penas y nos acercamos al cubo que habían dejado allí.
—Sebitas ayúdame a sacarme la piruleta.
—¿Por qué yo?
—La otra opción es Mark.
—A mi hermano no lo toques cabrón —Samuel le miró con intenciones de matarlo.
—Venga Sebas no es la primera vez que me agarras la verga —Adam rio al recibir un golpe de parte del rubio.
—¡Cállate! —Sebastian estaba demasiado rojo.
—De lo que uno se entera aquí —Mark rio divertido por la información.
Sebastian ayudaba a Adam y bajarse el pantalón mientras no paraba de protestar "¿Por qué siempre yo?".
Adam comenzó a mear mientras reía y todos nos dimos la vuelta queriendo evitar ver aquello mientras protestábamos por tener un amigo tan idiota.
—¿Quién diría que se necesita ir a prisión para confesar tus secretos a tus amigos? —comenté mientras volvíamos a sentarnos.
—Cierto, aprovechen para confesarse chicos —concordó el rubio Dixon.
—Vale es obligado, todos tendrán que confesar algo —avisó Samuel.
—Mm yo confieso que Sebas es hermoso —todos miraron sorprendidos a Adam, en especial el rubio que no podía estar más rojo.
—P-pues yo confieso que... ¡Adam me manoseo en la fiesta de Chad!
Todos estallaron en risas mientras yo fruncía mi ceño.
—Te delatas a ti mismo —Samuel no podía parar de reír.
—¿Por qué cogen mi casa para esas cosas?
—No cogemos tu casa, cogemos en tu casa —Adam me guiñó un ojo mientras yo hacia una mueca de asco.
—Mm yo confieso que... en verdad, Mark y yo no somos hermanos de sangre.
Todos les miramos sorprendidos.
—Somos adoptados.
—Vaya, no esperaba eso —Sebas fue el único que se atrevió a hablar.
—Bueno yo confieso que... —les miré algo asustado—. Yo...
Mi mano temblaba ligeramente, Sebastian colocó la suya sobre la mía para calmarme.
—Puedes confiar en nosotros —prometió Samuel.
—Yo... soy bisexual... y odio serlo.
—Chad, no hay nada malo en serlo, no hay nada malo en amar o gustar de tu mismo sexo —Mark sonrió amable.
—Nosotros te aceptamos y te apoyamos —ppoyó Samuel.
—Y ya que solo falto yo por confesarme. —comenzó Mark de nuevo—. Me gustan los chicos.
—Pues vaya grupo de homosexuales que somos —Sebastian reía por su propio comentario.
—Si las chicas oyeran esto se decepcionarían mucho —continuó Samuel.
—¡Que viva la homosexualidad carajo!—siempre Adam, al menos nos hace reír.
Nuestras carcajadas fueron interrumpidas por la entrada de los policías a nuestra celda.
—¿Ya están listos para hablar?
—Ya se lo hemos repetido varias veces —Adam les miró enojado—. Ellas se suicidaron frente a nosotros ¡Somos víctimas de haber visto un acto traumante!
Un hombre de cabello negro y traje bien arreglado entró a la celda.
—¿Papá? —Sebastian miró a aquí hombre.
—Suéltenlos, pagé su finanza, si no quieren una demanda por detener a menores sin avisar a sus tutores más les vale hacerlo rápido.
Los policías algo asustados rápidamente nos soltaron dejándonos ponernos de pie y salimos rápidamente de aquel lugar, recuperamos nuestras pertenencias y salimos al exterior.
Revisé la hora, 3:27 AM.
El señor de traje se llevó a Sebastian sin decir nada en su auto y los otros nos miramos sin decir nada.
—Venga, vamos, manejo yo y les llevo a casa —todos aceptamos la oferta de Samuel y subimos al auto.
[◇]
Estábamos todos sentados en el salón de clases, Laura estaba sentada sobre una mesa mirándonos atenta y preguntándonos sobre la noche anterior.
—Realmente es una locura, el puto juego este se salió de control ¿Quién lo creó? ¿Por qué están tan obsesionados con que juguemos?
—No es un simple juego, las personas han muerto, son asesinos —aclaró Rachel.
—Aunque no fueron asesinatos, esas chicas se suicidaron ¿Cómo explican eso? —Laura nos miró cruzada de brazos.
—¿Las amenazaron? —pregunté en un susurro cuando aquella idea cruzó mi mente—. Puede que les hayan obligado.
—Pero no cuenta como asesinato entonces —prosiguió Laura.
—Lo único que queda claro es que si no hubiesen ido a divertirse con putas esto no habría sucedido —comentó Ruby mirando mal a sus hermanos.
—Eso no es lo importante ahora, Ruby —Mark la detuvo y ella volcó los ojos.
—Así es, debemos concentrarnos en los suicidios, el juego y el peligro que corremos —Rachel se bajó de la mesa y se acercó a Laura para abrazarla por detrás, apoyando su cabeza en el hombro de la rubia.
—Anuario de 1984.
Todos miramos sorprendidos hacia detrás de nosotros, estábamos solos en el aula, a excepción de la chica que acababa de hablar.
Nos miraba con aquellos ojos negros perdidos, había duda en ellos, sus manos adornadas por brazaletes de colores temblaban ligeramente y se aferraban con fuerza a su minifalda, mientras sus largos rizos castaños caían sobre sus hombros cubriendo sus brazos delgados.
Parecía preocupada, asustada.
—¿Qué dices niña? —Samuel se acercó a ella con sus manos en sus bolsillos, luciendo intimidante y logrando asustarla más.
—No es la primera vez que esto sucede —su voz temblaba y no podía levantar la vista.
—¿Esto? ¿A qué te refieres con esto? —Rachel quitó a Samuel del camino y se acercó a ella de forma suave para no asustarla.
—El jugo... pasa con cada nueva generación que entra en Lexie School —todos nos miramos ante la nueva información, asustados, reteniendo la respiración.
—¿Cómo sabes tú eso? —Samuel frunció su ceño confundido.
—Simplemente lo sé...
—Solo nos tomas el pelo, estás loca ¿A caso quieres hacerme enojar?
La chica negó temblando al punto del llanto.
—Samuel detente ya, cierra la puta boca que nadie desea escucharte —su hermana intervino con rabia y se acercó también a la chica para calmarla.
—Tranquila, él no te hará daño —aseguró Sebastian ganándose una carcajada del castaño.
—¿Puedes decirnos algo más? —pidió Ruby.
—Lo siento. No puedo decir nada. Pero pueden buscar el anuario de 1984, entenderán muchas cosas.
—Gracias, niña, perdón por asustarte, gracias por tu ayuda —todos miramos sorprendidos a Samuel ante esa disculpa tan sorpresiva, Mark sonreía orgulloso de su hermano por aquel gesto.
—¿Cómo te llamas? —Rachel le sonrió mirándola a los ojos.
—Eliza... me llamo Eliza.
—Un hermoso nombre —Samuel sonrió.
—Nuevamente gracias, Eliza —la chica Dixon sonrió y miró a su hermano.
—Tengan esto, guárdenlo muy bien por favor —le entregó a Mark un collar con raro dije, era como un triángulo sin terminar.
—Gracias, es muy bonito —el rubio sonrió.
—Ya tengo que irme... —la castaña comenzó a retroceder.
—¿Qué? ¿A dónde? —Laura la miró confundida.
La castaña se subió al muro frente al gran ventanal del aula y nos miró a todos con una sonrisa.
—No hay otra salida. Los que viven son los que más sufren. Cada aliento les dolerá hasta que llegue el último, ese último será el que más disfruten.
—No estoy entendiendo nada —Rachel suspiró caminando en círculos.
—¿Puedes bajarte de ahí? Podemos hablar más a gusto desde aquí —propuso Adam, pero Eliza negó.
—Anuario de 1984, entenderán todo —sin más se dejó caer hacia atrás.
Adam gritó "No" con todas sus fuerzas.
Laura tapó su boca y retrocedió asustada.
Mark y Ruby se acercaron a la ventana para observar.
Yo solo podía observar el panorama completo con los ojos muy abiertos sumido en un estado de shock.
A pasos lentes me acerqué a los hermanos Dixon y miré hacia abajo, la castaña estaba tendida en el suelo, cubierta de sangre.
Los estudiantes se reunieron a su alrededor y alzaron sus vistas hacia nosotros, puedo adivinar lo que pasa por sus mentes.
"¿Qué sucedió?"
[Narrador]
La preparatoria Lexie era todo un caos, los alumnos iban de un lado a otro comenzando sobre el incidente, el cuerpo de Eliza ya había sido movido, el lugar estaba acordonado y la sangre permanecía manchando el suelo.
Las luces y las sirenas de la policía le daban un toque de misterio a la tarde noche, había un grupo de alumnos pasándola mal, sentados en las escaleras, en silencio, mordiendo sus uñas y moviendo sus piernas de forma nerviosa.
Una oficial de policía llegó hasta ellos haciendo repicar sus tacones contra el suelo.
—Comenzaremos el interrogatorio.
—¿Usted la mató? —la oficial miraba a Chad, como si a través de sus ojos fuera a encontrar las respuestas.
—No lo hice, no la maté.
—¿Provocó usted la caída de Eliza?
—No lo hice. No fue provocado —Adam observaba a la oficial con seriedad.
—¿Tenías algún conflicto con la joven?
—Acababa de conocerla, no había conflictos entre nosotros —Rachel suspiró mirando hacia el piso—. Eliza era muy agradable ¿Quién podría tener conflictos con ella?
—¿Viste a alguien empujarla? Tal vez alguno de tus compañeros.
—Ya dije que nadie la empujó ¡¿Cómo se lo digo para que entienda?! —Chad golpeó la mesa poniéndose de pie y los oficiales lo sentaron de forma brusca.
—Estabas presente en el momento del incidente ¿Cierto?
—Qué pregunta tan tonta —Laura se echó a reír—. Por algo estoy aquí ¿No, oficial?
—¿La joven le dijo de ante mano lo que tenía plateado hacer? —Mark negó.
—De haberlo sabido podría haberlo evitado.
—¿Le comentó Eliza alguna inquietud? —Ruby se quedó pensativa.
—Dijo algo de 1984.
—1984, Eliza habló sobre eso. —Laura asintió.
—Deberían revisar lo referente al año 1984.
—Ella habló sobre eso antes de tirarse. —Rachel miró al techo suspirando.
—Si no tiene nada más que decir, me retiro —Chad se puso de pie y se marchó.
—En esta escuela están sucediendo cosas malas. Algo malo va a pasar, tengo ese presentimiento —La oficial cerró el expediente y se puso de pie.
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