26.
— Has silencio. — Mark, abriendo lentamente la puerta. — Normalmente se van todos a dormir a las nueve. Pero mi madre tiene el sueño liviano, y si se entera que llegamos a esta hora y encima alcoholizados, nos golpeará a ambos con una ojota. — Dejó pasar a Donghyuck y cerró la puerta detrás de él. — No le importará que tú no seas su hijo, te dejará la suela marcada en el trasero igual. Luego llamará a tus padres.
— ¿Ya te lo ha hecho? — Preguntó divertido Donghyuck, observando de la casa lo que la luz mortecina de la luna que entraba por la ventana le permitía.
— Con Jaemin. — Dijo luego de asentir. — Varias veces.
Se quedó estático.
¿Y ahora?
Cada vez que Jaemin iba a su casa, éste se manejaba como si de su propia casa se tratase. Abría la heladera sin preguntar, subía a su habitación que se encontraba en el segundo piso y se echaba una siesta en su cama, e incluso ha habido veces que le ha dicho "Mamá" a su madre.
¿Qué se supone que se hace cuando una persona que no es tu mejor amigo va a tu casa?
Donghyuck se echó en el sofá de la sala de estar, despatarrado.
— Tengo sueño... — Susurró, cerrando sus ojos.
— Eh, sí. — Dijo Mark con sarcasmo en su voz. — Siéntete como en tu casa, sí.
Suspiró.
Había olvidado que a Donghyuck no le importaba nada.
— Este sofá es duro. — Se quejó Donghyuck.
— Ve a la cama. — Soltó inconscientemente Mark, acostumbrado a que Jaemin le dijera eso cada vez que quería echarse una siesta en su colchón de dos plazas y rodeado de sus cuatro almohadas de pluma.
Se mordió la lengua tras decirlo.
— No vas a violarme, ¿O sí? — Preguntó Donghyuck.
— Depende, ¿Quieres que te viole?
— Depende, ¿Quieres que te deje otra vez en el hospital?
— Creo que tengo una bolsa más de doritos... — Mark se volteó, y sintió su corazón dar un salto al oír la risa de Donghyuck detrás de él.
— ¿De verdad puedo dormir en tu cama? — Preguntó.
— A mí no me supone ningún problema. — Mark se encogió de hombros. — Pero quiero que sepas que yo también dormiré en mi cama. Es mía.
Donghyuck se apeó de un salto.
— Entonces sí te supondrá un problema. — Dijo, acercándose a él. — Pateo cuando duermo.
Mark sonrió.
— Yo violo cuando duermo. — Donghyuck sonrió falsamente y pateó la pierna de Mark. — Sígueme. — Dijo Mark con un hilo de voz, intentando no gritar de dolor pero sin quejarse de la patada. Después de todo, se la había buscado.
Una vez llegados a la habitación, Donghyuck se quitó las zapatillas pisándolas y sin molestarse en desatar los cordones. Cuando logró descalzarse saltó a la cama, rebotando y abarcando tanto largo y ancho del colchón como sus extremidades extendidas le permitiesen.
— ¡Qué cómoda es tu cama, Mark! — Exclamó Donghyuck con el rostro hundido en la mullida almohada de plumas, boca abajo.
Mark no prestó atención a lo que él decía, pues se encontraba demasiado ocupado en intentar averiguar dónde acababan las piernas y dónde comenzaba la espalda. ¡Este muchacho no tenía trasero!
Pero, joder. Tenía unas piernas de infarto.
— Hazte a un lado. — Dijo luego de salir de su trance, descalzándose.
— No quiero. Estoy cómodo así.
— Dormiré sobre ti entonces. — Advirtió, comenzando a recostarse sobre él.
Donghyuck lo empujó con la rodilla y, una vez en libertad, se giró en la cama dándole la espalda a Mark.
— Si te despiertas con mi pie en una costilla o mi rodilla clavada en la espalda, no digas que no te lo advertí. — Se defendió de antemano Donghyuck, estirándose en la cama.
— Sí, sí. — Le quitó importancia Mark mientras se quitaba la camiseta.
Era un hábito. Él nunca dormía con camiseta. Pero se dió cuenta del error que acababa de cometer al seguir su costumbre cuando oyó un pequeño grito ahogado de parte de Donghyuck. Mark, al voltearse, lo vio tapándose hasta el cuello con las sábanas y blandiendo una almohada como si una espada se tratase, en contra de él.
— ¡Me vas a violar en serio! — Gritó.
Definitivamente, aunque ya no tanto, seguía bajo los efectos del aclohol.
Mark suspiró resignado, poniéndose debajo de las sábanas.
— Duérmete, niño. — Dijo, llevando las sábanas hasta sus hombros y volteándose también. — Aquí nadie va a violarte.
Lo cierto es que Mark acostumbraba a dormir en calzoncillos. Pero, si se quitaba también los pantalones, el pobre de Donghyuck moriría de un infarto allí mismo.
Mark sintió la cama moverse detrás de él, y escuchó cómo Donghyuck volvía a colocarse debajo de las sábanas. Tras unos segundos de un silencio interrumpido únicamente por el tic-tac de su reloj despertador, Mark comenzó a finalmente caer dormido. Comenzó a sentir cómo su imaginación vagaba por todos y ningún lado a la vez, la respiración se le fue acompasando a un ritmo lento, y su cuerpo comenzó a aflojarse hasta el punto de que sus labios se entreabieron levemente.
Sin embargo toda la paz de estar cayendo dormido se esfumó en cuanto un frío dedo recorrió su espina dorsal, desde la nuca hasta la cintura.
Abrió los ojos a la par de que su piel se iba erizando gracias a los escalofríos y se volteó violentamente, provocando que Donghyuck retire la mano de sus cercanías con rapidez.
— Lo siento, ¿Te desperté? — La voz de Donghyuck sonó rasposa, probablemente porque él también estaba somnoliento. Pero aun así sonó dulce, como un niño que no se quiere dormir.
— No, no me había dormido todavía. — Dijo, observando los ojos de Donghyuck, mismos que parecían brillar con luz propia en la oscuridad de la habitación. — ¿Sucede algo?
— Es solo... — Donghyuck, quien había mantenido su mirada en los ojos de Mark, la bajó hasta sus bíceps. — Tu piel está muy blanca. — Volvió a pasar su dedo por la piel de Mark, esta vez recorriendo su brazo. — Y también es suave.
Mark cerró sus ojos, disfrutando del tacto de Donghyuck. Acabó por acostarse boca arriba, dejando que Donghyuck continúe con aquellas caricias que daban descargas eléctricas a todos los rincones de su cuerpo.
— Donghyuck, detente. — Ordenó Mark, aunque no hizo nada más para que él se detuviera.
— ¿Por qué? — Susurró Donghyuck. Ahora, en vez de usar un solo dedo para acariciarlo, comenzó a usar todos los de una mano.
Pasaba las puntas de sus dedos por sus bíceps, bajando al antebrazo, y subiendo nuevamente. Trazaba círculos, líneas rectas y curvas, provocando que cada uno de los cabellos de Mark se erizara y que éste sintiera cada caricia amplificada en todo su cuerpo.
Cuando Mark sintió que Donghyuck se dirigía hacia sus pectorales, lo detuvo bruscamente tomando con fuerza su mano. Abrió sus ojos, y lo observó.
— Detente, Donghyuck. — Repitió. — Estás volviéndome loco.
— ¿Volviéndote loco? — Donghyuck entrecerró sus ojos levemente. Acto seguido se mordió el labio con confusión, provocando muchas sensaciones en Mark.
Éste, no pudiendo soportarlo más, se reincorporo levemente en la cama. Empujó suavemente el hombro de Donghyuck para que quedase mirando hacia el techo y trepó sobre él sosteniendo ambas manos de Donghyuck a los costados de su cabeza.
— Sí, Donghyuck. — Ronroneó, sintiendo cómo su cuerpo entero comenzaba a elevar la temperatura. — Volviéndome loco.
— ¿Por qué? — Preguntó, observando sus ojos alternativamente. Al ver que Mark no respondía, continuó diciendo: — ¿Son tus labios igual de suaves que el resto de tu piel?
Mark gimió.
Pero no de placer, si no debido a la tortura que Donghyuck estaba dándole.
Aflojó el agarre de las manos de Donghyuck, sintiendo su corazón arder a la vez que latía rápidamente. Escondió su cabeza entre el cuello y el hombro de Donghyuck.
— ¿Por qué me haces esto? — Preguntó en un susurro, logrando que su cálido aliento choque contra la piel de Donghyuck y poniéndole la piel de gallina.
Ambos aspiraron el varonil perfume del otro, creándose mariposas en sus estómagos.
— ¿Hacerte qué? — Musitó Donghyuck en el oído de Mark, para luego besar su cuello. Mark se separó al instante de él, completamente sorprendido por lo que acababa de hacer. — Tu piel es suave incluso si la toco con mis labios.
— Joder, estás terriblemente borracho. —Dijo Mark, más para él mismo que para Donghyuck: No debía aprovecharse de su estado de ebriedad. Soltó ambas manos de su menor y se sentó sobre él. Cuando iba a recostarse nuevamente a su lado, las frías manos de Donghyuck acariciando su abdomen lo hicieron detenerse en seco.
— Eres suave por todos lados, Mark. — Comentó, subiendo sus manos y acariciando sus pectorales. Pasó por sus clavículas, y continuó por su cuello. Llegó a su nuca, y alejó sus manos de Mark.
El mayor abrió los ojos. ¿Cuándo los había cerrado?
— No me hagas esto, Donghyuck. — Suplicó en cuanto sintió las manos de Donghyuck meterse por su cintura y comenzar a acariciar su espalda.
Colocó ambas manos a ambos lados de la cabeza de Donghyuck, luego apoyó los codos y por último escondió el rostro nuevamente en el cuello de su menor.
Los dedos de éste último recorrían la espalda de su mayor ida y vuelta, pasando por los omóplatos y volviendo a su lugar de inicio. En el momento que él apoyó las palmas de sus manos en la espalda de Mark, éste se arqueó por acto reflejo al sentir el tacto frío.
— ¿Tengo las manos muy frías? — Mark simplemente asintió, intentando no tocar a Donghyuck con el evidente problema que había crecido en su entrepierna. — ¿Y si me las calientas?
Mark nuevamente se separó de él para poder observarlo mejor.
Debido a la adrenalina y a la excitación, las pupilas de Mark se habían dilatado todavía más. Ahora podía ver mejor a Donghyuck a pesar de que la única luz que había era la escasa y mortecina que entraba por la ventana, proveniente de la luna.
Sintió su entrepierna latir y su corazón dar un vuelco al ver cómo Donghyuck le sonreía ladinamente, coqueto, luego de relamerse y morderse los labios. Sus mejillas estaban rojizas, y sus ojos brillaban más que de costumbre.
— Ya basta. — Ordenó. — Sabes lo que estás haciendo. Detente.
— Por supuesto que lo sé.
— Entonces, ¿Por qué lo haces?
La sonrisa de Donghyuck se borró.
— A mí también me gustaría saber por qué. — Se sinceró. — ¿Por qué hago esto? ¿Por qué me pongo nervioso cuando me sonríes? ¿Por qué no puedo hacer nada excepto aguantar la respiración cuando te acercas peligrosamente a mí? ¿Por qué me gusta que me toques pese a que eres un hombre? — Tomó una gran bocanada de aire antes de seguir. — ¿Por qué...
Y si se lo hubiesen permitido, Donghyuck hubiese seguido con sus por qués. Sin embargo los labios de Mark, quienes se estrellaron con los suyos, lo callaron de inmediato.
El choque fue violento, sin embargo lo que le siguió fue lento, dulce, y armonioso.
Mark era quien guiaba. Entreabrió levemente los labios, provocando que Donghyuck hiciese lo mismo. Con suavidad y delicadeza capturó el labio inferior de Donghyuck entre los suyos, y tiró levemente hacia él. Apenas si había jalado de él unos milímetros cuando lo soltó y encontró sus labios nuevamente, volviendo a hacer lo mismo ésta vez con un suave y levemente obsceno ruido de succión.
Donghyuck copió la acción un par de veces a la par que volvía a acariciar suavemente su espalda con la punta de los dedos. Volvió a apoyar las frías palmas en la espalda de Mark, provocando que volviese a arquearse y que finalmente ningún centímetro de aire los separase. Con sus cuerpos haciendo contacto por completo, Donghyuck pasó su lengua por el labio superior de Mark pidiendo permiso para entrar. Sin embargo Mark acabó el beso en ese instante, se separó de Donghyuck y lo miró directamente a los ojos.
— Estás borracho, Donghyuck. Mañana te arrepentirás de esto. — Se obligó a decir.
Donghyuck negó.
— No estoy borracho. Sé lo que estoy haciendo... — Apretujó a Mark provocando que sus cuerpos nuevamente estuviesen en contacto. — Quiero averiguar por qué me siento así.
— Donghyuck...— Musitó Mark, cerrando los ojos con fuerza al sentir cómo Donghyuck besaba nuevamente su cuello.
Las manos de Donghyuck comenzaron a bajar por su espalda, hasta llegar peligrosamente cerca de su trasero. Finalmente entraron por debajo del bóxer y apretaron con fuerza sus glúteos.
Mark gimió. Estaba próximo a perder todo autocontrol existente en él. Como Donghyuck no se detuviese enseguida, ya no habría vuelta atrás.
— Mark...— Gimió Donghyuck con voz grave y carrasposa. — Ayúdame... — Suplicó.
Donghyuck, quien hasta entonces había tenido ambas piernas estiradas, las recogió. Con su rodilla acarició suavemente la ingle de Mark, pues tenía una sola pierna entre las de él.
En ese momento, Mark mandó a la mierda el autocontrol. Era obvio que Donghyuck no estaba más borracho, se le había pasado hacía como una hora cuando le contó en el parque que su padre lo había echado de la casa.
Mark quitó la única pierna de Donghyuck que estaba entre las suyas, quedando él entre ambas. Donghyuck lo rodeó por la cintura con las dos piernas y, tomándolo de la nuca, lo acercó a él y comenzó un nuevo beso.
El mismo que había comenzado casi infantil acabó siendo uno obsceno y lleno de lujuria. Mientras que Donghyuck reanudaba las caricias, mismas que provocaban que el ambiente se fuese calentando más y más, Mark había comenzaba un movimiento de caderas que provocaba una placentera fricción por encima del pantalón entre sus miembros.
Enseguida Mark abandonó los labios de Donghyuck para comenzar a dejar un camino de húmedos besos por la línea de su mandíbula. Rápidamente llegó a su cuello y, tras bajar un poco más, volvió a subir esta vez lamiendo.
— ¿Por qué haces esto, Donghyuck? — Gruñó en su oído, notando cómo los pelos de Donghyuck se erizaban en cuanto tomaba el lóbulo de la oreja entre sus labios.
— Ya te dije que no lo sé. — Respondió bruscamente Donghyuck, con ambos ojos cerrados y disfrutando de las sensaciones y descargas eléctricas que Mark provocaba en él.
— Yo creo saber por qué...— Continuó Mark, tomando ambas manos de Donghyuck con las suyas. Muy lentamente las llevo por encima de la cabeza de Donghyuck, y las sostuvo allí con una sola de las suyas.
— ¿Por qué? — Preguntó con dificultad Donghyuck, sintiendo que moriría bajo el maravilloso tacto de Mark.
Éste, aprovechando lo sumiso que Donghyuck se encontraba, coló su mano por debajo de su camiseta. Comenzó a subir suavemente y en línea recta hasta llegar a su esternón. Viajó aún más suavemente hacia su pectoral derecho, y pasó sus dedos en un roce por el pezón de Donghyuck.
Mark sonrió con altanería al oír un gemido gutural salir de la garganta de Donghyuck tras tocar aquella zona. Sintió cómo forcejeó para liberar sus manos, y por eso mismo afianzó el agarre mientras atacaba el cuello de Donghyuck con besos y lamidas a la vez que volvía a pasar sus dedos por su pezón, en círculos.
Mordió la blanda carne de su cuello en el momento en que apresó entre sus dedos índice y pulgar el pezón de Donghyuck, y comenzó a jugar con él.
Donghyuck rodeó la cintura de Mark con fuerza y lo acercó a él, sintiendo ambos lo duro que estaba el otro.
Cuando sintió que ya se había divertido lo suficiente, Mark abandonó el pezón de Donghyuck haciéndolo sentir un vacío. Comenzó a bajar lenta y tortuosamente su mano por el abdomen de Donghyuck, tomándose su tiempo.
— ¿Quieres saber por qué? — Ronroneó, lamiendo su oreja. Donghyuck simplemente asintió. — ¿Quizás porque te gusto?
Detuvo su mano al llegar al elástico de su bóxer, y comenzó a recorrer la piel sobre él de lado a lado, abarcando toda su cadera.
— No... — Respondió Donghyuck cuando sintió que Mark desprendía el botón de su pantalón y bajaba el cierre. — No soy gay...
Mark abrió lo más que pudo el pantalón de Donghyuck.
— ¿No eres gay? — Preguntó, pasando sus dedos por el pene de Donghyuck, por encima de la tela.
— No lo soy. — Insistió el otro con un hilo de voz al sentir los dedos de Mark acariciarlo.
Mark abandonó aquella zona para subir la camiseta de Donghyuck por completo, dejándola por encima de su cabeza y descubriendo su torso entero.
— Si no lo eres... — Comenzó a hablar, aún sin soltar sus manos y bajando levemente su cuerpo. En cuanto su rostro quedó a la altura de los pezones de Donghyuck, se detuvo. — ¿Por qué estás tan duro entonces? — Preguntó, provocando que Donghyuck de un leve respingo al sentir su mano cubriendo su pene.
Aunque aún era por encima de la tela.
— Ya te dije... — Se detuvo en el momento en que Mark bajó sus calzoncillos de un tirón, dándole una sensación de frío al tener su pene completamente al descubierto.
Sin embargo, Mark no lo tocó.
¡Era una tortura!
— ¿Qué me has dicho? — Preguntó, su aliento chocando contra los pezones.
— Que no lo sé. — Acabó en un suspiro.
Su pecho comenzó a subir y bajar irregularmente, con velocidad. Respiraba profunda y entrecortadamente, sintiendo en todo su cuerpo olas de calor y de frío.
Se estremeció en cuanto el dedo índice de Mark comenzó a dar círculos en su glande.
— ¿Estás seguro que no eres gay? — Insistió Mark. Donghyuck no respondió. — ¿Donghyuck? — Detuvo el movimiento de su dedo.
— No... — Donghyuck movió inconscientemente sus caderas, en búsqueda de Mark. — Sigue... — Suplicó.
Mark sonrió, volviendo a acariciar el glande de Donghyuck, esta vez sumando el dedo anular.
Los movía en círculos, esparciendo el líquido pre-seminal que comenzaba a salir.
La respiración de Donghyuck comenzó a volverse más pesada y aún más irregular. Nuevamente comenzó a mover las caderas en búsqueda de un tacto mayor.
— Si no eres gay, ¿Por qué quieres que siga? — Preguntó, dándole el gusto y atrapando el pene de Donghyuck en un puño cerrado.
Éste no respondió, tan solo estiró hacia atrás la cabeza a la vez que dejaba soltar una mezcla entre gruñido y gemido. Al notar que Donghyuck dejaba quieta su mano comenzó a moverse el mismo hacia arriba y abajo, masturbándose con la mano de Mark.
Pero éste deshizo el agarre de su pene.
— Ah, mierda, Mark. — Se quejó.
— La boquita, señorito. — Lo reprendió, dándole un leve y suave golpecito con el dedo índice en el glande.
Un espasmo se produjo en el vientre de Donghyuck debido a aquello.
— No me hagas esto. — Rogó, entreabriendo los ojos.
— ¿Quieres que siga? — Donghyuck asintió. — Lo siento, soy ciego. Si no escucho nada, no hago nada.
— Eres un maldito imbécil. — Soltó Donghyuck. Mark elevó una ceja.
— Está bien. Ya que no quieres que siga... — Dijo mientras comenzaba a separarse de él.
— ¡No, rayos! — Exclamó Donghyuck. Mark se detuvo en seco, observándolo. — Sigue... — Musitó.
— ¿Qué? Lo siento, no te oí. — Sonrió divertido.
Donghyuck dejó caer su cabeza hacia atrás.
— Que sigas, por favor. — Rogó.
— Ya que me lo pides así, no me puedo negar. — Se burló, y nuevamente tomó el pene de Donghyuck en un puño.
Comenzó a subir y bajar su mano a lo largo del falo, suave y lentamente. De vez en cuando paraba para darle especial atención a su glande, pero rápidamente retomaba el resto de la longitud.
Sin embargo era tan lento que Donghyuck realmente sentía que iba a morir.
— Hyung.... — Oyó Mark un débil hilo de voz, pero estaba seguro de que Donghyuck había dicho algo antes de eso.
— ¿Qué? — Preguntó.
— Que no seas así, Mark. — Donghyuck sollozó. — Me estás matando.
Mark volvió a sonreír.
— ¿Quieres más? — Ronroneó. Donghyuck simplemente asintió. — Supongo que no...
— ¡Quiero más! — Donghyuck abrió sus ojos, encontrándolos con los de Mark. — Dame más... — Suplicó, unas lágrimas de placer y tortura cayéndosele por ambos ojos.
— Tus deseos son órdenes. — Musitó Mark para luego encerrar uno de los pezones de Donghyuck entre sus dientes.
Rápidamente volvió a mover su mano entorno al pene de Donghyuck, esta vez con un poco más de velocidad.
Pero se detuvo enseguida.
— ¡¿Ahora qué, joder?! — Gritó frustrado Donghyuck. — ¡Se me va a ir la calentura!
— No gimas muy fuerte. — Mark lo observó desde abajo y le guiñó un ojo a la vez que jugaba con su piercing. — Recuerda que mi madre tiene el sueño liviano.
La imagen de Mark, estando despeinado y con los labios rojizos al igual que sus mejillas, no hizo otra cosa más que aumentar la excitación de Donghyuck, si es que eso era posible.
Sin decir nada más, Mark volvió a lo suyo. Soltó las manos de Donghyuck para poder tomar su otro pezón con los dedos y jugar con él mientras mordía, succionaba y chupaba el otro.
Con su otra mano había comenzado un frenesí. La subía y bajaba a un ritmo rápido y constante, logrando que olas de un placer incontrolable invadieran el cuerpo entero de Donghyuck. Éste, a su vez, tomó una almohada y la colocó sobre su rostro para que la misma retuviera todos sus gemidos.
¿Cómo pudo Mark pedirle que no gimiera tan fuerte? ¡Era imposible controlarse bajo sus manos! Él era un experto, sabía lo que hacía, y sabía cómo aprovecharse de ello.
Los gemidos ahogados de Donghyuck y el sonido de Mark succionando sus pezones era todo lo que se oía en aquella habitación. En cuanto los quejidos de Donghyuck comenzaron a sonar más agudos y continuos, Mark supo que él estaba por llegar al clímax.
Por ese motivo, aumentó la velocidad de su mano.
Abandonó los pezones para poder concentrarse más en su masturbación y, además, poder observar a Donghyuck mientras se corría.
Notó cómo tanto el abdomen como los muslos de Donghyuck comenzaban a tensarse, y se mordió el labio al sentir cómo un líquido tibio comenzaba a empapar sus manos.
Donghyuck se había corrido.
Decidió torturarlo levemente, y continuó con el movimiento de su mano.
— ¡Ah, no! — Un espasmo en su abdomen lo hizo doblarse. — ¡No! — Suplicó cuando sintió que sus piernas también se contraían. — ¡Basta! — Luego de un par de espasmos más, Mark se detuvo. — ¡Eres un idiota! — Sollozó.
Pero Mark calló sus sollozos con un beso que, como el primero, fue inocente e infantil. Lo abrazó con delicadeza luego de limpiar sus manos en sus pantalones.
— ¿Te gustó? — Preguntó, sabiendo la respuesta.
¡Se acababa de correr, por supuesto que le había gustado!
— No preguntes esas cosas idiotas. — Se quejó Donghyuck, sin aire, en el pecho de Mark.
— Sé que te encantó. — Dijo con la misma altanería que había tenido hacía unos momentos. — Pero hasta aquí llegamos, Donghyuck. — Él lo miró con confusión.
— ¿No vamos a seguir? — Preguntó para que luego sus ojos se desenfocasen y sus párpados se cerrasen sin que él les diera la orden.
Se estaba quedando dormido mientras hablaba.
— Duerme, pequeño. — Dijo Mark. — Estás exhausto.
— No... — Murmuró Donghyuck, apoyando su cabeza en el pecho de Mark y dejando que sus ojos se cierren. — Puedo seguir...
— Que te duermas. — Mark le dio un correctivo.
Sin embargo, Donghyuck no respondió. Se había quedado dormido allí, en sus brazos.
Puede parecer tierno, pero para Mark era una tortura. ¡Ahora tenía que matarse a pajas!
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