EXTRA - Maya

Detalles de lo que pasó en el bar con William, Jennie y Maya. También hay algo más, pero es cosa de ustedes leerlo o no. Espero que lo disfruten.

No es necesario leer para entender la historia, pero sí para conectar con otros personajes. 

Capítulo dedicado a Crisnely Brito, quien ama a Maya Crild tanto como yo.

Una chica. 


Maya.


(Horas antes de la pelea)


— ¡Y que no se te ocurra apagar tu teléfono, Maya! Te llamaré apenas me despierte y sabes que siempre me despierto temprano —pongo los ojos en blanco y continúo agregándome labial. Cuando Lauren se pone intensa, se vuelve la versión 2.0 de David.

— ¿Ya terminaste? Tengo muchas cosas que hacer y saldré aún más tarde si sigues poniéndome tus condiciones —le devuelvo toda mi atención a la pantalla y sonrío al ver su cara de preocupación.

Desde que me vine a vivir sola, mi querida hermana mayor (madre adoptiva también), se volvió una completa controladora y quiere saber todo lo que hago o dejo de hacer. Me da mi espacio, respeta mis límites, pero aún así sus nervios no la dejan en paz y siempre que puede me demuestra que aún piensa que soy la niña de tres años que sacó cargada de la casa de nuestros padres. Es muy ansiosa y aunque la entiendo porque toda la vida hemos estado juntas, es un poco fastidioso tener que tranquilizarla cada vez que hago planes para viajar o salir de fiesta: como ahora. Ni siquiera David se preocupa tanto y eso es casi imposible. Ambos son extremadamente sobre protectores.

—Bien, pero al menos dime dónde será la fiesta, ¿con quién iras? ¿Saldrás con Mili o...? —mi expresión la hace callar y morder su labio inferior, conteniendo las lagrimas. Desde que me fui de la casa todo la pone sensible y además el que tenga la menstruación, (como me hizo saber cuando iniciamos la llamada), no ayuda mucho. Cada vez que me ve o la visito, llora o se pone muy sensible y solo puedo decir: está muy dramática. Apenas vivo a media hora de la casa, es muy intensa.

—La fiesta será en California. No, no iré con Mili porque ella tiene que viajar mañana. Iré con una amiga —la última respuesta la hace entrecerrar sus ojos.

— ¿Qué amiga?

—Una amiga.

— ¿Cómo se llama?

—No la conoces.

— ¿No será que es una folla- amiga? —sonrío cuando sus celos surgen de nuevo.

—Sí, ¿algún problema? —me cruzo de brazos —. Relájate, Nas. Yo sé cuidarme muy bien y sabes que no andaría con cualquiera.

—Confío en ti, pero no en cualquiera —humedece sus labios y se gira cuando dos pequeñas figuritas aparecen a un lado de la pantalla. Son mis sobrinos y solo eso hace que deje el fastidio a un lado y sonría como una tonta: amo a esos condenados.

— ¿Cómo está lo más bello de la tía? —les hablo y ambos corren hacia su madre, intentando acercarse más a la pantalla —. ¿Ya comieron? ¿Irán a dormir?

—Sí... duerme con nosotros —Alisa pone su carita triste y toca la pantalla, Adrien solo se queda mirándome con esa timidez que lo caracteriza. Tengo dos sobrinos (mellizos), muy diferentes al otro. Mientras que Alisa nació casi hablando, (es demasiado curiosa, extrovertida y parlanchina), Adrien salió más tímido, sensible y callado. Son increíbles a su manera y los amo con todo mi corazón a ambos, al igual que sé que ellos me adoran a mí —. Te extraño, tía Yel.

—Yo te extraño mucho más a ti, florecita. A ambos —corrijo, viendo con una sonrisa al mayor de los dos —. ¿Qué tienes, gatito? —lo llamo por su apodo y él sonríe haciendo brillar más esos lindos ojos azules que se gasta. Azul oscuro como los míos, él sacó los ojos de Lauren y Alisa unos sorprendentes ojos ámbar como su padre. Ambos perfectos.

— ¿Cuándo vendrás? —sus ojitos de huevo frito me provocan un ataque de ternura masivo —. Quiero ver Ladybof contigo —río porque aún no sabe pronunciar bien el título. Desde que eligieron su nombre, declaré que vería la serie de Miraculous con él porque siempre me recordó a Adrien, el protagonista. Ambos se llaman igual y me parecía que el personaje del protagonista era un buen ejemplo para mi bebé.

—Iré pronto, lo prometo —le lanzo un beso y ambos abrazan a su madre cuando esta les pide que se despidan —. Nos vemos luego, los amo —me despido con la mano de Nas y ella hace lo mismo, sonriéndome al finalizar y terminando ella misma la llamada.

Apago la laptop y busco como loca los zapatos que me pondré. A mi parecer voy muy descubierta, pero la fiesta a la que iré será de playa y me parece un look muy conveniente. Llevo un short alto color negro, una camisa negra aún más corta y unas botas del mismo color. En mi bolso llevo ropa de cambio y en el borde de mi short, mi arma de protección, por si acaso. Me siento bien. Sexy y muy cómoda.

Decido dejar mi cabello suelto para cubrir un poco más de piel. Mis ojos azules resaltan cuando agrego un delineado y mis labios se ven más sensuales cuando termino de perfeccionar el labial rojo. Esta imagen me recuerda mucho a las chicas de pinterest porque ahí todas son tan perfectas como me veo ahora, eso me hace sonreír.

Barbie, 20:32 pm.

Te estoy esperando, no tardes mucho 🥺


Maya, 20:40 pm.

Voy saliendo, llevaré la camioneta.


Barbie, 20:43 pm.

Mejor, así podremos hacer algo más por el camino😉

Sonrío y salgo del ascensor con la mirada fija en mi teléfono. Leo algunas notificaciones de mis seguidores y le sonrío al portero cuando detiene mi camioneta frente a la calle, justo como le pedí antes de bajar.

—Muchas gracias, que tenga buena noche —me despido de él, (su nombre es Edward), y acelero al máximo sin ganas de perder más tiempo.

Las calles oscuras y poco frecuentadas me relajan bastante. La música suena más fuerte cuando le subo volumen a los amplificadores y aprovecho el rato para cantar parte de la letra. Todo lo que tiene que ver con Linkin Park y Red Hot Chili Peppers, me vuelve loca.

Me detengo frente a un semáforo y aprovecho para revisar mi teléfono rápidamente. Mi vista se nubla y una sonrisa sale de mí al ver la reciente foto que me envió Barbie. Se podría decir que somos algo más que amigas, (novias no), pero tenemos una especie de relación bastante intima y sé que ella está más enamorada de mí que yo de ella. La quiero, realmente lo hago, pero no siento nada intenso y me niego realmente a sentir algo así. Ella lo sabe, yo le conté mis razones, pero también sé que ha hecho todo lo posible para enamorarme y me siento mal por no poder corresponderla. No es solo que no quiero: es que no puedo. Desde que pasó lo que pasó, nunca he podido volver a sentir o confiar ciegamente en alguien. Es un mecanismo de defensa que me creó Stephany.

Dejo de ver la foto de Barbie y frunzo el ceño cuando la llamada de un número desconocido interrumpe la pantalla. Observo el semáforo y me impaciento más al ver que cambia de color, pero aún así, la curiosidad me domina y presiono la opción verde, sorprendiéndome al escuchar la vocecita de la última persona que me esperé que llamara alguna vez: Jennie.

— ¿H-Hola? —su voz me confunde mucho, pero más me confunde escuchar música de fondo, ¿está en una fiesta o algo? —. ¿Hola...? ¿Maya?

— ¿Qué pasó? —respondo seria, poniendo el teléfono en altavoz y acelerando para que los demás autos dejen de fastidiarme.

—Yo... Es que... —mi ceño se frunce más cuando varias voces se escuchan en el fondo: voces de chicos —. Y no sé... Salir de aquí —la falta de señal hace que no pueda escuchar ni entender mucho de lo que dice.

—No entendí nada, repite lo que dijiste —me detengo al lado de una calle y apoyo mi frente en el volante, preguntándome por qué me interesa tanto saber qué es lo que quiere.

—El novio de Melanie la invitó a salir y ella no quiso venir sola... Vine con ella y ahora no sé cómo nos iremos, Meli está muy tomada —balbucea y suspiro, intentando absorber un poco de paciencia.

— ¿Y qué quieres que haga yo? ¿Por qué no hablaste con su madre?

—La señora Phoebe no dejaría salir nunca más a Meli si la ve así —su respuesta me parece muy adecuada —. Quería hablarle a Thomas, pero Melanie no quiere que él la vea así y... Me dijiste que si necesitaba tu ayuda, te llamara —lo último me deja en blanco —. Te necesito...

¿Por qué tengo que decir cosas sin pensar? Todo me pasa por creerme supergirl y querer solucionarles los problemas a todos. En la fiesta de invierno, (luego de que Alex dejó sola a Jennie para irse a coger con Niels), decidí no dejar deprimida a la chica y la llevé al dichoso afterparty en la casa de uno de los estudiantes. Intenté por todos los medios de que Jennie se divirtiera y cuando comprendí que toda su alegría se había ido con mi mejor amigo, la llevé hasta su casa y le di mi número más esa frase que ahora ella está usando en mi contra. Se lo dije para que me escribiera si estaba triste o necesitaba hablar con alguien; no para que me llamara pidiéndome socorro para ella y la muñequita. Odio ser buena gente porque siempre se aprovechan de mi nobleza. Es obvio que no tengo la fuerza para decirle que no.

— ¿Dónde están? —mi voz sale en un gruñido, ella solo suspira y dice la dirección prometiendo enviármela también por mensaje.

Le envío una rápida excusa a Barbie y emprendo el camino hacia el dichoso lugar en donde están las adolescentes. ¿Por qué Melanie no le dice a su novio que se quiere ir y ya? Me parece ridículo que tengan que ir a buscarlas cuando fácilmente ella puede decirle que se siente muy mal para quedarse. ¿Acaso William es tan bueno para nada que no la puede llevar? No me sorprende. Lo único que sabe hacer ese hijo de puta es acosar a las chicas y pagar por sus notas. Ese desgraciado es una basura para este mundo y no entiendo como una chica tan inteligente como Meli lo puede soportar. Ella sinceramente me decepcionó muchísimo, siempre la imaginé casándose con Thomas.

Mi desconcierto se intensifica cuando la dirección que me dio Jennie me deja frente a un bar. Un bar. Un bar de gente rica pero que al fin y al cabo es un lugar en el que no deberían estar dos chicas como Melanie y Jennie. Aparte de que se ve muy poco confiable, está muy alejado de la ciudad y no me parece conveniente para dos niñas tan inocentes. Melanie no me preocupa tanto, ella es un poco más despierta, pero Jennie... Por los dioses eslavos, es como una oveja en medio de lobos hambrientos.

No me molesto en ponerle seguro a mi camioneta, solo bajo e ignoro los chiflidos y comentarios de los hombres que se encuentran cerca. El hombre de seguridad me deja entrar sin decirme nada y eso me tranquiliza porque no en todos los lugares me dejan entrar sin requisarme o pedirme una identificación.

La canción de fondo retumba en mi pecho. El piso es de madera y todo el taburete es del mismo material. Las paredes son negras, pero las decoraciones no dejan de ser madera y mucho menos los asientos. Hay demasiadas personas y no veo por ningún lado a la chiquilla y a la rubia. ¿Dónde están? Solo yo me meto en líos que no me corresponden.

La risa de un grupo de chicos me hace tensarme y me giro disimuladamente en su dirección, fingiendo estar concentrada en mi Martini. Hay tres chicos sentados de un lado y dos del otro. Junto a ellos, hay dos chicas, una sentada junto a los tres chicos y la otra en medio de los otros dos. Una demasiado tensa en el medio de ellos (Jennie) y una demasiado borracha como para reírse de lo que dicen (Melanie).

Observo la escena con mucha cautela y frunzo el ceño cuando dos de los chicos comienzan a decirle algo a Jennie que la hace encogerse y ponerse como un jitomate. William es el chico que está a un lado de Jennie. Se encuentra riéndose de lo que dicen los otros dos y no deja de observar a Jennie, divirtiéndose muchísimo por la timidez de ella.

Maya, 11:23 pm.

Estoy aquí.

Observo la expresión de Jennie al leer disimuladamente el mensaje y sonrío cuando ella levanta la mirada, girando la cara en todas las direcciones. Una expresión de alivio cruza su cara cuando se encuentra con mi mirada y yo frunzo el ceño cuando, al intentar levantarse, el otro chico a su lado toma su muñeca.

— ¿Por qué te vas? —leo sus labios y me tomo lo que queda de mi Martini, sin ganas de seguir presenciando el acoso.

—Llegaron por nosotras... —Jennie intenta soltarse y todos ríen, preguntándole quién o cómo se llama —. Es ella —me señala y todos giran su cara hacia mí, haciéndome sentir incómoda por lo sádico de sus miradas.

—La noche se puso más interesante —uno de los chicos sonríe y yo hago lo mismo, apoyando mis manos en la mesa.

—Yo digo lo mismo, este lugar es bastante aburrido —un calor en mi mejilla me hace girar y presenciar la mirada asesina de William Obregon —. Hola, morboso, ¿qué hay de tu vida?

— ¿Qué haces tú aquí? —me pregunta con rabia y yo sonrío, robándole el trago a uno de los chicos y tomándomelo en un movimiento.

—Vine a buscar a las chicas, Phoebe me envió —respondo como si nada, observando detalladamente a Melanie y dándome cuenta de que ella se bebió casi toda la botella que está en la mesa, está dormida.

—Estás mintiendo —William sonríe y desliza su mano por el cabello de Meli —. Ella se escapó para estar conmigo —sus palabras me confunden, pero finjo que no siento nada y observo a Jennie sin saber cuál de los dos me está mintiendo.

—Oh, pues se dio cuenta porque me llamó furiosa y me dijo que llevara a su hija de vuelta —me encojo de hombros —. Era yo o era la policía, agradece que la convencí a tiempo.

—No te creo —su seguridad me irrita, pero aún así deslizo una mano por mi largo cabello negro con reflejos rojos y finjo tener todo bajo control.

—A mí me importa una mierda lo que tu creas, solo sé que vine a llevármelas y eso haré —mi seriedad parece acabar con la diversión del grupo de chicos —. Jennie, ven y ayúdame a cargar a Melanie —ella hace lo que le pido, empujando al chico que tiene a su derecha e ignorando los comentarios desagradables que él le hace —. ¿Ya ves, William? Eres tan inservible que no pudiste evitar que tu novia se volviera mierda. Qué asco de pareja.

—Eso a ti no te interesa —él aprieta su mandíbula y yo lo ignoro, intentando sacar a Melanie del medio de esos chicos —. No dejaré que te la lleves. Ella vino conmigo y se irá conmigo. No te metas.

— ¿Crees que soy tonta? —río y me giro hacia él, hablándole en voz alta para que todos escuchen —. Eres tan sádico y morboso que estoy segura de que no desaprovecharás la oportunidad para cogértela en el camino. ¿Crees que soy tonta? Si estuviste a punto de abusar de mí en el instituto, no dudo en que la violarás a ella en el mínimo instante en que queden solos... —suelto un jadeo cuando me abofetea delante de todos. Él abre sus ojos impresionado por su acto y yo toco mi mejilla más sorprendida que nunca.

¿Me acaba de golpear?

— ¡Yo no soy ningún violador! —dice después de salir del shock. Sus amigos nos observan en silencio y yo asiento, intentando recuperar la paciencia que perdí desde hace mucho —. Y si me follo a novia o no, ese no es problema tuyo. Es mi novia al fin y al cabo, puedo hacer lo que quiera con ella.

—Bueno, y todavía dices que no eres un violador —doy un paso atrás cuando se levanta, sin miedo a que me vuelva a poner una mano encima porque me sé defender perfectamente bien —. ¿Qué pasó, William? ¿Te molesta que te digan lo que realmente eres? ¿O te sientes mal porque no está la asquerosa de tu madre para defenderte?

— ¡A mí mamá la respetas! —él alza la mano para volver a pegarme, pero rueda por toda la mesa cuando mi puño lo hace caer hacia atrás.

— ¡A mí me respetas tú, cabrón! —Jennie intenta protegerme cuando uno de sus amigos se lanza sobre mí pero yo tomo su cintura y la pongo detrás de mi espalda, sin intenciones de que se exponga a esa manada de animales —. ¡¿Ahora golpeas a las mujeres?! —aprieto mis puños cuando William se levanta más furioso que nunca —. No solo eres violador, ahora eres un agresor también —él ladea el cabeza y yo observo a sus amigos cuando sujetan a Melanie, intentando levantarla para llevársela lejos de mí —. Si se atreven a tocarla juro que los mato —todos se paralizan cuando saco mi glock 9mm, poniéndosela entre ceja y ceja al morboso.

—Estoy seguro que es de juguete —William finge seguridad, pero deja la confianza de lado cuando suelto un disparo al techo, logrando que la música se detenga y varias personas griten y huyan aterradas del lugar —. Eres una maldita psicópata...

— ¿Y tú qué eres? ¿El chico ideal? —presiono más el arma en su frente, logrando que el miedo se apodere de su cuerpo —. O les dices a estos hijos de perra que la suelten o te mato y te juro que no estoy bromeando... —una energía inexplicable me invade y por más extraño que parezca, todo en mi ser se vuelve increíblemente tenebroso, incluso mi voz.

¿Será por los genes que tengo? ¿Será porque en mi vida nada ha sido normal? No lo sé, pero toda esta energía viene desde algo muy oscuro y profundo y me gusta. Mi lado Ivanov se siente demasiado familiarizado con el miedo del enemigo. Es aterrador y excitante a la vez.

—Maya, yo no quería golpearte... —él intenta hablar con fluidez, pero la presión en su frente lo hace tartamudear —. Yo no golpeo a las mujeres, nunca lo había hecho, pero...

—No me importa nada de lo que me estás diciendo, solo quiero a Melanie —mi mano izquierda se encarga de apretar el cuello de su camisa y él asiente, intentando pedirle a sus amigos que la suelten, pero sin éxito alguno: no le sale la voz.

— ¡Baje el arma o llamaré a la policía! —un hombre que parece el dueño del lugar intenta meterme miedo, pero yo sonrío en su dirección, sin separar ni un segundo el arma del individuo.

— ¿Y qué le dirá a la policía, que dejó entrar a dos adolescentes y una de ellas fue intoxicada en su propiedad? —Su expresión asombrada me da más seguridad —. ¿Quién saldrá más perjudicado? ¿Usted por venderle alcohol a dos adolescentes o yo por defenderlas? —el hombre se queda sin palabras y yo asiento, centrando toda mi atención en el hijo de la directora —. ¿Entonces, William? ¿Prefieres que me lleve a Melanie sin más drama o quieres que lo haga después de volarte los sesos?

—Estás loca, Maya... —sonrío cuando sus amigos salen casi corriendo del bar, sin intenciones de llegar a extremos conmigo.

—Y más loco estás tú, si crees que esto se quedará así —señalo el golpe en mi mejilla —. Agradece que nadie más presenció esto, William, de verdad agradécelo.

Ninguna persona se acerca cuando él huye lejos de mí. Ni siquiera Jennie habla, simplemente se queda en silencio y comienza a temblar cuando pongo una mano en su hombro, preguntándole si está bien o si le hicieron algo.

—Ayúdame a sacar a Melanie de aquí —le pido y ella lo hace sin chistar. Ambas cargamos con un brazo de la rubia e ignorando la mirada de todos los presentes, la subimos a la parte trasera del auto, escuchando sus balbuceos y su llanto desenfrenado.

—Mi mamá me va a matar...

—No, si no se entera —suspiro y emprendo camino a la casa de Lena. Estoy segura de que Thomas no se molestará en cuidar a su mejor amiga y además no tengo otro lugar en mente para llevarla. Es ideal porque él es confiable.

— ¿A dónde vamos? —me pregunta Jennie con timidez y yo la observo por el rabillo del ojo, sin saber si su miedo se debe a los chicos o a mí con un arma.

—A la casa de los gemelos, de Alex —ella se sonroja enseguida y yo ruedo los ojos, preguntándome si no lo superará nunca. Ni siquiera es tan genial como cree.

—No... No quiero... —Melanie balbucea y se inclina hacia los asientos delanteros —. Thomas no me puede ver así... no quiero que me vea así.

—Vale, pero no vayas a vomitar mi camioneta, mejor duérmete —Jennie la ayuda a acostarse de nuevo y aprovecho el silencio para hacerle las preguntas que se atoran en mi garganta —. ¿Por qué ella está así? ¿Es muy mala bebedora o qué? Tú estás intacta.

—Yo no bebí —su respuesta me tranquiliza —. Los amigos de William la retaron a beberse toda la botella. Era eso o... —alzo una ceja cuando se pone más roja que nunca —... O tener algo con William... En el baño —balbucea y asiento, entendiendo la situación —. Desde que llegamos hicieron todo lo posible para que bebiera, incluso la tomaron a la fuerza y aunque ella se resistió, tuvo que tragar para no ahogarse —su comentario me hace molestarme aún más —. Pensé que William y ella estaban de acuerdo con eso, ya sabes, algo de pareja... Pero cuando fui al baño, escuché a dos de ellos decir que él la pasaría muy bien, que la prepararían para su amigo. No estoy muy segura, pero creo que ellos pensaban hacerle algo malo.

— ¿Por qué no la ayudaste? —mi pregunta la hace agachar la mirada.

—Cuando Melanie me pidió que fuera con ella, lo primero que me dijo es que no hablara ni opinara nada, que eso era asunto de ella —traga saliva —. Aunque me dieron ganas de cuidarla y defenderla, le di mi palabra... Pero no quería que la lastimaran más. Siento que lo que le iban a hacer, sería algo muy grave.

— ¿William? ¿Crees que le hubiera hecho algún daño? —bueno, daño le está haciendo, pero algo peor. Todo lo que me está diciendo Jennie suena muy poco normal.

—Melanie cambió mucho desde que está con él. Teníamos tiempo sin salir así que cuando me pidió que fuera con ella, no lo dudé ni un segundo. Pensamos que sería una cena en la casa de él, pero ambas nos sorprendimos cuando cambió de dirección a una zona muy alejada que no era para nada residencial. Me pareció una salida de pareja normal, pero me extrañó que ella no quisiera besarlo y estuviera de mal humor durante todo el camino. No se veía cómoda y realmente no parecía feliz. Mi mejor amiga ya no es la misma, Maya... Siento que desconozco a esta chica que se deja controlar y no defiende lo que cree correcto. Ella ya no se defiende a sí misma.

No respondo nada, simplemente escucho y analizo cada palabra. Melanie siempre se ha caracterizado por su inteligencia, su astucia y su gran capacidad para sacarle canas a todo el mundo. Es muy obstinada y siempre defiende sus ideales a capa y espada. Me parece sorprendente que se deje tratar así por un soquete que tiene el cerebro del tamaño de un maní. ¿Desde cuándo deja que la obliguen a beber? ¿Desde cuándo deja que alguien le diga qué hacer? ¿Desde cuándo deja que alguien irrespete sus no? Me hablan de Melanie y siento que se trata de alguien muy diferente. Ella definitivamente está enamorada de ese tipo.

O tal vez hay algo más en el fondo.

— ¿Qué pasó? —es lo primero que dice Alex al ver la imagen que conformamos —. ¿Qué tiene? —señala a Melanie, disimulando su preocupación.

—El imbécil de William. Se la llevó a un bar diciéndole que irían a una cena familiar y sus amigos se encargaron de emborracharla para que él tuviera una buena noche —mi mirada demuestra la rabia del recuerdo —. Ella me pidió que no le dijera a Thomas, se quedó dormida en la camioneta.

— ¿Y tú que tienes que ver en todo esto? —su pregunta es dirigida a Jennie, quien aparta la mirada sin fuerzas para verlo a la cara.

¿De verdad le gusta tanto?

—Melanie no quería ir sola así que me pidió que fuera con ella... —balbucea y al ver que no tiene fuerzas para hablar, decido salvarla.

—Y ella me llamó a mí —completo y le paso con cuidado a Melanie, quien se acomoda entre sus brazos un poco incómoda—. ¿Puedes cuidarla? No la llevé a su casa porque sabes cómo es su mamá, la mataría —ambos observamos a Melanie con detenimiento—. Cuídala, Alex. Sé que estás molesto con ella por todo lo sucedido, pero recuerda que la más afectada soy yo y aún así no le guardo rencor.

—Yo no la odio, simplemente no me cae bien —él continúa observándola, lo que me hace saber que el muy tonto está más preocupado de lo que le gustaría admitir —. No te preocupes, me encargaré de que no le pase nada.

Sonrío y dejo un gran beso en su mejilla, decidiendo que lo mejor será llevar a Jennie a su casa antes de que se haga más tarde.

—Adiós, Alex —la menor se despide tímidamente y él la ignora, entrando con rapidez a su casa y dejándola con una expresión de tristeza palpable.

No entiendo, ¿por qué le gusta Alex? Lo único que él hace es tratarla como una mierda, como si no existiera. ¿Qué es lo que le gusta de él, su físico? Me parece estúpido estar detrás de una persona que nos trata de esa manera. Está encaprichada con él y me pregunto, ¿por qué no Thomas? Es mucho más amable que Alex y lucen iguales. Definitivamente es masoquista o le encanta tomar malas decisiones.

—Vamos —mi seriedad la intimida porque ella no duda en asentir, caminando hasta la camioneta y sin decir una sola palabra.

El camino es extremadamente tenso y ni siquiera sé el por qué de mi seriedad. ¿Por qué estoy tan tensa? ¿Por qué siento molestia? Me siento confundida y no entiendo lo que me pasa. Debe ser la frustración por haber dejado plantada a Barbie. Sí, es eso. Llevábamos planeando esta salida desde hace una semana.

— ¿Quieres poner música? —le pregunto a Jennie, intentando que se sienta más cómoda con la situación —. Adelante, puedes poner todo lo que quieras.

—Gracias... —su timidez me frustra. Hace rato parecía menos nerviosa, ¿por qué le vuelve a surgir la timidez? Odio que no se sienta cómoda en mi presencia.

Intento sonreír para demostrarle que no estoy molesta o algo parecido, pero mis comisuras vuelven a bajar cuando Sofía de Clairo invade el silencio de la camioneta. Jennie se acomoda en su asiento y mueve la cabeza al ritmo, lanzándome miradas inseguras a mí.

— ¿No te gusta Clairo? —me pregunta preocupada y yo niego, intentando disimular la confusión que me causa todo esto.

—Sí, es buena —aclaro y ella suspira más aliviada —. ¿Sabes que esa canción es...?

—Me gusta por el ritmo, es muy bueno —habla antes de que formule la pregunta y yo asiento, sin saber qué decir al respecto.

Por suerte su residencia no está tan lejos de la casa de los gemelos, de hecho, está a algunas calles de mi casa y eso me hace reconocer las direcciones que ella me indica. Durante todo el camino tararea la canción y yo solo puedo fingir que no estoy relacionado la letra con algo más. Durante todo el camino mantengo la mirada fija en la calle y me remuevo un poco incómoda por el frío. Debí traerme una chaqueta, me va a dar una pulmonía.

—Aquí es —Jennie suspira y yo observo la gran mansión que tiene como casa. La mía es igual de grande, aunque la de ella es un poco más arcaica pero igual de sofisticada —. Gracias por traerme, Maya... De hecho, gracias por todo. No sé que habría sido de nosotras si no hubieras llegado, de verdad nos salvaste la vida...

—No es nada —la corto, sin intenciones de pasar más tiempo a su lado —. Descansa, prometo visitar a Melanie mañana para asegurarme de que esté bien.

—Maya, ¿tú... estás molesta conmigo? —su pregunta me deja estupefacta —. Es que desde que subimos al auto has actuado muy distante y siento que es porque seguramente hice algo que no debía o... ¿Es porque te llamé? Te juro que pensé mucho para hacerlo, pero cuando me dijiste aquella vez que estarías cuando lo necesitara, mi mente de verdad me hizo creer que lo necesitaba y yo... No confío en nadie más —su mirada se encuentra con la mía —. Eres la única persona en la que pensé cuando estuve en esa situación, algo me decía que tú no me dejarías sola. Confío en ti, mucho, como en nadie más.

—No estoy molesta contigo, Jennie —pongo los ojos en blanco —. Creo que es normal que después de toda esa escena esté algo tensa, ¿no crees? —su mirada se oscurece y aunque intento apartarme, termino por aceptar el suave tacto de sus dedos: ella comienza a acariciar mi mejilla lastimada.

—Nunca esperé que William hiciera eso... —susurra, mientras desliza las yemas de sus dedos por mi piel —. Lo lamento mucho, Maya, no quería que te lastimaran a ti.

—No es nada, he recibido palizas peores —recuerdo la que me dio Nick y hago una mueca —. William es un machito que se comporta como un descerebrado cuando no hacen lo que quiere.

— ¿Tú crees que ha golpeado a Melanie? —su pregunta me deja en trance.

¿William sería capaz de semejante cosa? No lo sé, hoy demostró que no tiene decencia alguna y además, por el modo en el que se refirió a Meli, me hizo entender que la ve como un objeto, algo de su pertenencia. No me sorprendería que la haya lastimado físicamente y aunque me preocupo de sobremanera por eso, siento que esa situación le corresponde resolverla a ella. No puedo acercarme mucho porque no tenemos la confianza para eso, pero si está en mis manos hablarle o decirle algo, no dudaré en hacerlo. Espero que tenga la valentía de decírselo a Thomas, sé que entre ellos no hay secretos... O eso espero.

—Le conviene que la respuesta sea no —es lo único que digo, pensando en la poderosa familia que respalda a Melanie. William definitivamente no sabe en lo que se está metiendo ni con quién se está metiendo.

—Bueno, creo que ahora sí me iré —la voz de Jennie me saca de mis pensamientos y me quedo paralizada cuando se acerca muy lentamente, dejando un beso más largo de lo debido en mi mejilla —. Gracias de nuevo por todo... Maya —murmura sin separarse, a centímetros de mí.

Detallo sus ojos y toda su cara, dándome cuenta de lo bonita que se ve sin una gota de maquillaje. Sus ojos miel son un poco más claros que su cabello y aunque intento no hacerlo, termino por detallar sus labios, que son increíblemente rosados y tienen una forma de corazón muy linda. Ella es preciosa, realmente preciosa.

¿Por qué está haciendo esto?

—Sí, ya vete —mis palabras rompen el hielo, haciéndola alejarse con una expresión extraña que me confunde bastante, ¿por qué parece dolida?

Espero que baje del auto y entre a su casa. Durante todo el camino de regreso, pienso en su cercanía y en mi cobardía. Sí, pude besarla, pero ¿y después? ¿Ella no saldría huyendo? ¿No dañaría nuestra amistad? ¿No dañaría a esa chica? Es demasiado inocente y estoy segura de que por su mente no pasó la idea de un beso. Es hetero, le gusta Alex y estoy segura de que yo soy todo lo que ella no quiere en su vida. Soy una mujer, a ella le gustan los hombres y no puedo complicar más mi existencia metiéndome con una niña de su clase. Es muy frágil, muy sentimental y es todo lo que yo no deseo en mi vida. No quiero más drama, solo quiero disfrutar mi juventud.

Con ese pensamiento decido emprender el camino a casa de Barbie como había planeado antes. Mi amiga no duda en recibirme, disculpándome por el gran retraso y salvándome de explicaciones que no me pide y que no se molesta en escuchar. Salvándome de una noche solitaria más y del hecho de que, aunque lo esté evitando con todas mis fuerzas, estoy comenzando a tomarle importancia a una chica que no debería estar en mi mente. No es sano, no es recomendable, no es una opción.

Ella no es una opción.

...

¡Hola! Lamento el retraso. He tenido unos días muy ocupados y como sé que muchos no leerán este extra que escribí con tanto amor, daré una explicación en el próximo capítulo.

Lo subí hoy porque hice la encuesta en instagram y la mayoría dijo que lo publicara. 

¿Cómo se sintieron al leer a Maya? Yo amé escribir sobre mi chiquita.

¿Alguien más notó la perversidad en el momento en el que apuntó con su arma a William? Definitivamente necesito mejorar en el área, pero les prometo dar lo mejor de mí en Chiara. 

Con mucho amor y un beso en la boca

—Nepasavoir.

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