EXTRA 2 - JENNIE
Dedicado a dyentremundos22 <3
Jennie.
¿Existe algo peor que ser rechazada?
No, no estoy intentando comparar mis problemas con los de otros... Solo es una pregunta capciosa. ¿Existe algo peor que ser rechazada? La respuesta es sí.
Sí existe algo peor: que te rechacen dos veces.
Una parte de mí se siente incómoda, mucho; la otra se siente triste.
Triste porque aparte de sentirme rechazada y humillada, mis sentimientos negativos se doblegaron al notar que todos lo presenciaron.
Mientras Alex, el que se supone es mi novio se besó con un chico frente a la mitad del instituto, Maya, (la novia de este chico), no me quiso besar a mí.
No sé si Alex o Niels lo notaron, pero cuando ellos se estaban besando, las miradas de todos estaban sobre mí y sobre Maya. Todos esperaban una reacción violenta, yo sentí algo extraño en mi pecho.
Nada malo, de hecho se sintió bien. Fue como haber desatado un nudo que desde hace mucho estaba ahí. Fue como quitarme una venda. Fue como dejar ir unos sentimientos que nunca me dejaron avanzar.
En vez de aguantarme la rabia o los celos, me aguanté una sonrisa. En todos los años conociendo a Alex, nunca lo había visto demostrar algo más que odio. En todos los años observando a Niels, nunca lo había visto demostrar algún sentimiento. Verlos juntos fue... algo indescriptible para mí. En ese momento en vez de sentir celos o algo malo, solo sentí el deseo de poder conseguir algo así.
Deseo conseguir a alguien que no tenga miedo de mostrar sus sentimientos por mí.
Pero ese alguien no existe y aunque me cueste aceptarlo, no creo que exista nunca. Una chica como yo no sería capaz de enamorar a alguien hasta ese nivel. No tengo nada que ofrecer, para mí es un reto formar una oración.
¿Por qué alguien tendría motivos para enamorarse de mí? ¿Por qué ella tendría motivos para enamorarse de mí?
La ventana se empaña cuando suelto otro quejido en medio de las lágrimas. No puedo contener los gemidos: lloro con fuerza y sin control, lo que me hace abrazarme y murmurar una y otra vez lo mucho que me odio.
Sé que no soy la más bonita, ni tengo la personalidad más llamativa, pero habría sido menos humillante que solo correspondiera mi beso.
— ¿Jennie?
A pesar de que escucho su voz, no me giro, simplemente seco mis lágrimas sin ganas de que me vean así.
—Oye, ¿estás bien? —Gael se acerca con paso lento, poniendo una mano sobre mi hombro.
Eso me hace volver a llorar. ¿Por qué estoy llorando por esa tontería? Era un juego pero realmente no se siente como uno. Me siento demasiado rota como para poder volver a la fiesta.
—Quiero estar sola, Gael —le pido en voz baja.
Él parece tener un conflicto interno.
—No quiero dejarte sola —dice después de un rato —. No puedo.
Me giro lentamente y lo observo a través de las lágrimas. Lo veo borroso, pero aún así noto la preocupación en su mirada y eso solo hace que vuelva a romper en llanto, abrazándolo con fuerza.
Él es la única persona que siempre estuvo conmigo en mis bajones emocionales. Melanie estaba atravesando sus propios problemas y Gael fue la única persona que se fijó en que a mí también me pasaba algo.
Él me escuchó llorar, me escuchó quejarme y me acompañó cuando solo me lamentaba por no ser lo suficientemente buena para Alex. Ahora me siento tonta porque no estoy llorando para nada por él.
— ¿Por qué no puedo ser suficiente para nadie? —lloro contra su pecho, sintiendo sus manos deslizarse por mi cabello —. Estoy cansada de ser la segunda opción de todos.
—No lo eres...
—Claro que sí —no dejo de llorar, solo lo abrazo con más fuerza —. La segunda mejor amiga, la segunda más inteligente, la segunda relación...
—Eres la primera para mí —me interrumpe con molestia.
— ¿Hasta cuándo? Ambos sabemos que ese puesto lo tiene Melanie.
—Melanie es la primera para Thomas —suspira.
—Tú estuviste enamorado de ella primero que Thomas —le recuerdo —. Fue la primera para ti.
Él no dice nada más, simplemente permite que llore y exprese lo mucho que me odio.
Nadie lo ha notado, pero uno de los más afectados con el intento de suicidio de Melanie es Gael. No solo por tener sentimientos reprimidos hacia ella, sino porque se siente culpable por no haberlo evitado a tiempo.
Ese día él y yo vimos llegar a Melanie. Durante la mañana no dejamos de vigilarla y cuando yo la perdí de vista, él decidió seguirla porque me dijo una y otra vez que estaba extraña.
Gael vio como ella se lanzaba y caía sobre un camión. Él presenció cuando se estrelló y llenó de sangre todo el techo del vehículo. Él estuvo para ella cuando llegó la ambulancia y se la llevaron al hospital.
Fue el primero en llegar a ella, fue el único que estuvo con ella durante todo el camino y fue el único que escuchó cómo los paramédicos decían su diagnostico.
Por eso es uno de los más afectados, además de que escuchó el llanto y los quejidos de Melanie que decían odiarlo. Lo dijo por un minuto seguido, luego se volvió a desmayar y comenzó a convulsionar.
Gael fue quien frenó la autopista. Las personas ayudaron a que los autos frenaran el paso y el camión que amortiguó la caída fue su idea.
Por eso Melanie lo odia: porque él evitó que muriera.
— ¿Qué le pasa?
Una voz femenina logra que pare de llorar y me aparte de golpe.
Seco mis lágrimas con rapidez mientras escucho sus pasos acercarse, pero no logro completar mi tarea porque enseguida sus manos apartan de golpe a Gael. Parece molesta.
— ¿Qué te pasó? —vuelve a preguntar, con ojos brillantes.
Pero no tengo el valor de responder, las palabras se trancan en mi garganta y no sé cómo decirle que estoy llorando por su culpa. No quiero que vea lo patética que soy.
—Fue mi culpa... —Gael interviene al ver que no puedo hablar —. La golpeé con el marco de la ventana sin querer.
La mirada de Maya no se suaviza, sino que se vuelve más agresiva cuando se gira hacia él.
— ¿La golpeaste?
Gael traga grueso.
—Fue un accidente...
Maya entrecierra sus ojos y da un paso hacia él. A pesar de ser un poco más baja, su postura intimida a cualquiera y más con esa cara. Solo la he visto con esa expresión una vez y fue la noche del bar.
Eso me hace intervenir.
—Fue un accidente —me interpongo entre Maya y Gael —. No necesito que me defiendas, estoy bien.
—Pero... —ella me mira con preocupación.
—Nada. Quiero estar sola.
— ¿Te sientes bien? —da un paso hacia atrás.
—No, me duele la cabeza —y eso tampoco es mentira —. Sería de gran ayuda que me dejaran sola.
Gael intenta protestar, pero al encontrarse con mi mirada asiente y me da una sonrisa.
No puedo evitar detallar su camisa, se la dejé empapada y cubierta de rímel, lo que parece no importarle pero a mí me avergüenza.
Me giro hacia Maya cuando noto que no se ha movido, ella se ve más pequeña que antes y parece afectada por mi pedido. No está acostumbrada a que la trate así.
—Jennie, ¿qué pasó? —Pregunta de nuevo, jugando con sus dedos —. ¿Es por el golpe? ¿Pasó algo más?
Abro la boca para negar, pero entonces me doy cuenta de que es mi última oportunidad de ser completamente sincera y decirle todo lo que pienso. Si no lo hago ahora, no lo haré nunca y ya estoy cansada de reprimir mis sentimientos.
No quiero pasar por lo mismo que pasó mi mejor amiga. De ella aprendí que debo hablar y gritar antes de que sea demasiado tarde. No puedo ser una Melanie más.
—No sabía que te incomodaría tanto besarme —me avergüenza decirlo en voz alta, pero no hay vuelta atrás —. Lo siento por ponerte en esa situación.
— ¿De qué hablas? —sus ojos se llenan de confusión.
—En reto o beso... preferiste evitarme antes que darme algo tan simple—trago saliva —. Perdona.
Maya frunce el ceño y abre su boca dispuesta a responder, pero el sonido de un disparo nos hace saltar y agacharnos a la vez.
¿Qué está pasando?
— ¡SE VOLVIERON LOCOS!
Gael entra a la habitación gritando y alertándonos del abuelo de Kazumi, quien decidió sacar su escopeta para parar la pelea que se formó entre los adolescentes en el piso de abajo.
Maya toma mi mano y me alienta a correr al primer piso, yo lo hago muerta de miedo.
Ambas corremos hacia un costado de la sala y con Gael nos apresuramos a la salida trasera para no tener que encontrarnos con el abuelo loco.
Rodeamos la casa con pasos veloces y suspiro con alivio cuando logramos llegar hasta donde están nuestros autos. En el caso de Maya, su camioneta, en mi caso, la limusina.
—Ten, la llevas a casa de los gemelos mañana —Maya le entrega las llaves de su camioneta a Gael.
— ¿Y tú? —él la mira extrañado.
—Iré con Jennie.
No me atrevo a protestar, tan solo la sigo cuando toma mi mano, guiándome hacia donde está mi chofer.
El camino es incómodo y silencioso, pero lo es aún más cuando en vez de irse cuando llegamos a mi casa, ella baja conmigo y me sigue hasta la entrada.
El señor Gunter es quien abre la puerta y nos deja pasar, no sin antes lanzarle una mirada discreta y detallada a la auto-invitada.
Por suerte mis padres se encuentran dormidos, así que aprovecho la ocasión para guiar a Maya a mi habitación sin tener que darles explicaciones.
Sinceramente no sé qué hace aquí, pero tampoco me molesto en preguntárselo. Solo me dejo caer a mi cama.
—Ya te puedes ir —murmuro contra la almohada.
Pero ella no se va, eso me obliga a alzar la cara para verla.
— ¿Qué? ¿Quieres dormir aquí? —entrecierro mis ojos.
Supongo que aún tengo adrenalina y un grano de valentía en mi cuerpo.
—No, solo quería aclararte por qué no te besé —usa sus manos para palpar la madera de mi escritorio—. No se trata de rechazo o desagrado, Jen, es...
—...No tienes que darme explicaciones.
—Cállate y escúchame.
Parpadeo sorprendida y me siento en la cama. Maya nunca me había hablado así, me siento rara.
—Eres una niña, Jennie, no has vivido nada —comienza a hablar —. Eres inocente, ingenua y esperas que todo sea color de rosa y la vida no es así. No quiero ser la persona que te destruya para demostrarte que el mundo real es una mierda. Estoy segura de que ni siquiera has dado un beso, ¿o sí?
Aparto la mirada y ella masajea su sien.
— ¿Lo ves? No puedo ser yo quien te lastime, no me lo perdonaría.
—Solo era un beso, Maya...
—Con un beso inician muchas cosas, créeme —me señala —. No soy lo suficientemente buena para ti, princesita. No merezco ser tu primera experiencia.
Por alguna razón, en lugar de agradarme o consolarme su argumento, siento rabia.
Es una punzada en la boca del estómago que me hace levantarme, apretar mis puños y caminar en grades zancadas hacia ella. No me puedo controlar.
— ¡No soy una niña!
Mi grito la sorprende.
— ¡No soy ninguna princesita! ¡Y si no he dado nunca un beso no es de tu incumbencia! —pongo mi dedo índice sobre su pecho —. ¡Yo decido cuándo y con quién lo quiero, no tú! ¡No tienes ningún derecho de minimizar mis deseos!
—Pero tú no deseas...
— ¡Cállate y escucha!
Ella abre los ojos impresionada.
— ¡Solo yo puedo decir lo que deseo! ¡Por más que me conozcas, no sabes cómo funciona mi cerebro y no puedes creerte dios!
—Jennie...
— ¡Solo quería que me besaras! —aparto mi dedo de su pecho y apoyo mi mano entera —. Solo quería...
Dejo de hablar y estampo mis labios con los suyos en lo que se puede decir que es mi primer pico.
Alex y yo nos hemos dado besos, pero nunca en los labios. Puede ser en las mejillas o en las comisuras para que se vean más reales, pero jamás en los labios.
Por esa razón, la primera sensación que me embarga no es para nada familiar: es nueva. Y no se siente nada mal.
—No... No, Jennie —Maya pone sus manos en mis hombros y me aparta —. Esto no está bien, eres una niña.
— ¡Solo eres un año mayor que yo!
¡¿Por qué tiene que complicarlo todo?!
—Eres muy inocente para mí, esto no está bien —observa mis labios y toda mi cara —. Algún día conocerás y te interesarás por alguien que te hará sentir todo lo que yo no. Tú desearás no haber desperdiciado tu tiempo conmigo, porque no soy buena para ti, porque no soy chico... porque soy una mujer.
—Créeme que el que seas mujer no me importa en lo absoluto.
Mi respuesta la confunde y la hace tartamudear.
—P-pero no soy lo que tú buscas —niega y da un paso hacia atrás —. Tú estás enamorada de Alex, seguramente estás confundida.
Pienso en mi novio falso y me aguanto una sonrisa. ¿Enamorada? Ilusionada quizá, pero nunca estuve enamorada de Alex. Necesité sufrir, escucharlo tener sexo con un hombre y enamorarme de una mujer para entender que lo que sentía por él era una fantasía. Algo que jamás existió sino que idealicé.
Yo nunca "amé" a Alex, amé la idea que tenía de él. Estaba enamorada del amor que le tenía, pero como persona no me interesa en lo absoluto.
A mi parecer, me va más su mejor amiga.
—Déjame decidir eso a mí —doy un paso hacia ella, acorralándola contra una de las paredes.
Su cuerpo tiembla ligeramente cuando me detengo a centímetros de su cara, yo aprovecho el poder para ponerme de puntitas y volver a hacer lo que no pude completar minutos atrás.
No sé besar, por eso mi primer movimiento es torpe pero lo logro disimular con una lamida lenta.
Ella parece querer luchar contra el momento, pero aún así permite el acceso a su boca y cuando mi lengua toca la suya descubro por qué tantas mujeres disfrutan besar a sus amigas: es delicioso besar a otra mujer.
Me corrijo: es delicioso besar a Maya Crild.
Mis dedos se deslizan por sus brazos y siento su piel erizarse cuando detengo mis manos en su cuello, acercándola a mí.
Ya no soy yo la que controla el beso, ni siquiera sé cómo puedo mover la boca así, simplemente cierro los ojos y permito que el balanceo de nuestras lenguas se guíe por sí mismo.
Pero entonces algo extraño sucede: una sensación vacía se apodera de mí.
Maya se separa lentamente al notar que me pasa algo y yo respiro descontroladamente, disfrutando ver sus labios igual de hinchados y rojos que los míos.
— ¿Ya te arrepentiste? —pregunta con voz suave, como si se esperara esa respuesta.
—Nunca.
Ella me sigue el beso igual de desesperada y yo hundo mis dedos en su cabello en busca de más.
Un quejido escapa de mi boca cuando desliza sus manos por mi espalda, ella lo escucha e intenta separarse, yo cruzo mis brazos en su cuello.
Doy varios pasos hacia el adelante y disfruto su jadeo cuando choca con la pared. No me detengo, me separo de sus labios y dejo un sendero de besos por su mejilla, mentón, cuello y hombro.
Maya niega e intenta separarme, yo la ignoro y bajo mis manos de su cuello hasta su clavícula.
—Jennifer... —aclara su garganta cuando se da cuenta de que tiene la voz ronca —. Esto no está bien, creo que debería irme.
Obviamente no se hace caso, simplemente suspira y traga saliva cuando bajo mis manos y las deslizo por su abdomen plano. La verdad es que el vestido negro le da una figura impresionante.
—No, princesita... Creo que...
Su voz se corta cuando mis manos se detienen en el medio de sus piernas y–
...
—Te dije que no era una niña —sonrío cuando la veo retorcerse por mi culpa.
Ella no dice nada por un buen rato, solo respira descontroladamente y me mira con detenimiento.
—Sí creo que... no —toma mi mano y observa mis dedos —. Definitivamente no eres una niña.
...
RECUERDEN QUE LA PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN SE HARÁ CUANDO LA HISTORIA LLEGUE A 20K DE VOTOS.
Espero que les haya gustado.
¿Alguien más se sintió mal por Gael? Mi niño no merece sufrir tanto:(
Con mucho amor y un beso en la boca
—Nepasavoir.
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