CAPÍTULO 7

Capítulo dedicado a @YazaminHoran 

"Me duele, pero de cierta forma me identifico con él, tengo problemas de irá desde los 6 años y es algo que no controló, al igual que él tengo miedo de hacerle daño a los demás cuando me enojo, amo a Lana del Rey y The Neighbourhood, me transmiten paz, amo la música y me gusta cantar, aunque no lo hago para los demás solo para mí y en el amor, pues ahhhh..... En fin siento que es un personaje muy real, muy humanizado por así decirlo y que joder lo amo, es perfecto y no, no, no Alex Crild mi religión 🛐🛐🛐 ame el "soy Alex Crild, nadie es suficiente" ❤️👄❤️ amo al bebé egocéntrico... Excelente Nicole"

La confianza.


Thomas.


Tiene que ser un error, una broma o algo así. Aún después de haber pasado toda la noche en vela y casi todo el día pensando en eso, no puedo asimilarlo.

Yo conozco a Meli, la conozco. Ella jamás estaría con un chico como William porque no, porque ella sabe cómo es él. Porque ella sabe el daño que ese chico le causó a Maya. Porque ella está conmigo.

¿Entonces por qué lo está tomando de la mano? ¿Por qué se está preocupando por él? ¿Por qué dijo delante de todos que es su novio?

¿Melanie me engañó?

Intento encontrar respuestas pero no lo logro. Solo encuentro excusas para no herirme con pensamientos obvios. Con verdades que me hacen sentirme como un maldito imbécil por haber creído en ella todo este tiempo.

Tiene que ser mentira, pero ¿por qué ella no está desmintiendo lo que dijo? ¿Por qué se ve tan segura? ¿Qué está pasando?

Alex se aleja de la pareja sin intenciones de volver mierda a William y yo me acerco sin muchas fuerzas para partirle la cara. En este momento solo puedo ver a Meli, solo puedo esperar una explicación y lo que más me molesta es que ella no me devuelve la mirada, solo lo observa a él como si estuviera detallando cada parte de su rostro.

Mierda, ¿así se siente tener el corazón roto? Porque me he desilusionado en muchas ocasiones pero esto... Dios, esto no se lo deseo a nadie. Melanie me engañó.

—Vete de mi casa —logro decirle sin muchas fuerzas a él. A ella ni la miro, no puedo, duele saber que lo está sujetando de la mano.

—Pero ¿por qué? La fiesta apenas está empezando —William me lanza una sonrisa ladina y por un segundo mi mirada se encuentra con la de Meli, luego ella observa hacia otro lado —. No me digas que aún tienen resentimiento por lo que hice en el pasado... —mi mandíbula se tensa cuando su mano viaja por la espalda de Meli hasta detenerse muy cerca de su trasero —. Yo cambié. Hay personas por las que vale la pena cambiar —aparto la mirada cuando deja un beso en la boca de la rubia.

Espero que sea una maldita broma. Las palabras de Alex resuenan en mi mente. En serio espero eso porque aunque intente contenerme, las lágrimas se acumulan en mis ojos con una rapidez sorprendente.

Ya no puedo ser rudo, ni dominante, ni un líder. Ya no puedo ser nada de eso si el alcohol está afectando mi organismo y el dolor mis emociones. Me siento tan imbécil y vulnerable que solo tengo deseos de lanzarme por un acantilado.

Por esto seguramente ella quería mantener nuestra relación en secreto. Durante medio año estuvimos saliendo en secreto y con él sí lo hizo público. Con él sí se arriesgó a ser enviada a un internado. Ella sabe que esto se regará y no le importó, lo presentó como su novio.

Soy un idiota.

— ¡Hey, hey, hey! Creo que ya lo escuchaste —Un brazo pasa por encima de mis hombros y observo con agradecimiento a Maykel cuando señala a William con la agresividad que me falta —. En esta casa no es bienvenida la basura con patas así que te puedes ir por donde viniste, cabrón —William aprieta sus puños cuando todos a nuestro alrededor ríen y levanto mi mirada de mis pies encontrándome con los ojos de mi supuesta novia —. Melanie, tú te puedes quedar, pero ni por un segundo te acerques a nosotros, a él —me señala, como si supiera algo que yo no.

Meli abre su boca para decir algo, pero calla como conteniendo algunas palabras. Su mano entrelazada con la de William se remueve un poco pero él no la aparta lanzándonos una mirada de profundo odio. Ninguno se despide ni dicen nada más, solo se marchan siendo perseguidos por los murmuros de todos los invitados.

—Ven, hermano —Maykel palmea mi hombro empujándome hacia un lado —. Te necesito aquí conmigo, ¿vale? Llora todo lo que quieras pero no te quedes aislado —ruedo los ojos cuando me abraza con fuerza y palmeo su espalda intentando que deje de asfixiarme —. Shhh, lo sé, no tienes que decir nada. Yo estoy para ti.

—Maykel...

—Tranquilo, tranquilo, no hay que aferrarnos, el dolor es temporal... —gruño quitándomelo de encima y respiro hondo pasando mis manos por mi cara. ¿Cómo mierdas sabe esto?

— ¿Tú lo sabías? —pregunto sabiendo que sí, pero solo quiero una respuesta.

—Obvio que sí, soy el fotógrafo del periódico escolar, tengo ojos y oídos en todos los rincones para capturar hasta el último chisme. Mi deber es saber todo lo que pasa en el instituto Artois —habla como si fuera lo más obvio del mundo. Lo que parece ser porque su cara indica que soy un tonto.

— ¿Cómo es que...? ¿Cómo te diste cuenta? —frunzo el ceño confundido y él sonríe observando de cerca y de lejos las uñas de su mano.

—Los seguí, es obvio. Siempre me pareció muy extraño que Meli y tú desaparecieran al mismo tiempo así que una mañana decidí seguirlos y... ¿Qué crees? ¡Ustedes dos estaban comiéndose a besos en el aula de matemáticas! Si no hubieran parado, por un momento hubiera pensado que estaban teniendo sexo —sonríe pícaro antes de dejar la diversión de lado. Mi cara es de todo menos diversión —. En serio lo siento mucho, bro... Yo no esperaba eso de Melanie.

— ¿Desde cuándo crees que están saliendo ellos dos? —mi garganta arde por el pequeño nudo que se forma y Maykel niega observándome con pena.

—No tengo idea, fue inesperado para mí, yo... No lo sé, yo esperaba que ella o tú anunciaran su relación tarde o temprano. Esto me tomó por sorpresa, lo siento mucho...

—Soy un idiota —sonrío intentando espantar las lágrimas. No quiero llorar pero cada vez se me hace más difícil evitarlo. El alcohol y el dolor no son buenos amigos.

—No, no eres un idiota. Eres una persona que confió en otra y fue traicionada, tú no tienes nada malo. Nunca será tu culpa que la otra persona falle de forma tan baja, nunca será tu culpa una infidelidad —sus ojos verdes se clavan en los míos y asiento botando las primeras lágrimas silenciosas —. Ya, ven aquí. Esta noche seré tu pañuelo de lágrimas, consigue una botella y nos vemos en el jardín.

Limpio mis lágrimas con la parte interna de mis manos y camino en medio de las personas adentrándome en la cocina. Varios jadeos y dos figuras es todo lo que logro ver. Alex y el hijo del entrenador. Ambos en una situación muy... Extraña. ¿Están discutiendo?

— ¿Qué hacen? —pregunto intentando eliminar la tensión y ambos se separan como si hubieran estado haciendo algo malo. Niels me observa con la cara más roja de lo normal y Alex con su profundo y conocido odio. Supongo que aquí tampoco sienten aprecio por mi presencia.

—Nada que te importe —el desprecio en su voz hace que algo en mi pecho pese un poco más y asiento sin intenciones de verlo más a la cara.

Tomo la botella de tequila y salgo de ahí esquivando al resto de las personas. A Jennie (quien se encuentra sentada en un rincón del sofá), a Félix (quién está subiendo con una chica al piso de arriba para hacer cosas que no quiero saber) y a Gael quien está haciendo reír a un gran grupo de chicos que lo observan con diversión en sus miradas. Gael siempre ha sido muy bueno socializando.

Camino por el jardín viendo la figura de Maykel sobre el césped y no dudo en sentarme a su lado pasándole con cuidado la botella. Él solo la destapa y le da un gran sorbo.

—El amor apesta.

Su murmuro me hace negar en silencio. Aún así, con el corazón roto y la confianza destruida, no puedo pensar eso. Veo a mis hermanos y se me hace imposible pensar así porque ellos están enamorados y son felices. David, Daniel, Taylor, Venus... Todos tienen su historia feliz. Ellos me demostraron que el amor no apesta, las personas sí.

—Yo pensé que me quería —le doy un gran trago a la botella y paso mis dedos por mi cabello intentando calmarme —. Y no lo creo, aún no lo creo, Maykel... Ella no es así.

—Yo tampoco lo creo —Maykel palmea mi espalda observando hacia el cielo —. Cuando queremos a una persona, siempre vemos la mejor versión de ella.

—No, no entiendes... —niego pasando mis manos por mi cara —. Yo conozco a Melanie, la conozco. Ella jamás haría eso y menos con un tipo como él. Es Melanie, no... Ella no es así.

—Nunca terminamos de conocer a una persona, Thomas. Tal vez ella nunca te demostró ser así, pero en el fondo... —niego intentando recordar todo lo que me dijo hace unos días.

"Hice algo malo, Thomas"

"Tú me conoces"

—Yo la conozco, Maykel, en serio... —la mirada de ella es lo primero que llega a mi mente y luego el sabor de sus labios. Yo la conozco incluso mejor que su mamá. Es Melanie, ella jamás haría algo así si no hubiera algo más fuerte de por medio.

¿Por qué el alcohol no me deja concentrarme en esos detalles?

—Creo que estás muy afectado —Maykel se acuesta en el césped sin dejar de observar el cielo —. Es válido sufrir esta noche, Thomas. Después te creas teorías o una marea motivacional. Por ahora solo llora. Déjalo salir.

Le doy un trago a la botella sin dejar de recordar su cuerpo aferrado al mío y sus uñas deslizándose por mi espalda. Así sigo hasta que luego de escuchar una y otra vez sus gemidos bajos y adictivos, noto que la botella ya está a nada de acabarse y ya es de madrugada.

Maykel se encuentra dormido sobre el césped y yo estoy mareado por todo lo que ingerí antes y ahora. No me siento en condiciones siquiera de recordar por qué es que me duele tanto el pecho, aún así detallo sin ánimos a la pareja que sale de la casa con una extraña actitud de frialdad. Anna y Niels. Anna, una de las chicas más inteligentes de mi clase de historia y Niels, el hijo del entrenador.

Ambos caminan uno al lado del otro pero con una distancia mental como de diez campos de fútbol. Ella con una expresión molesta y él con una expresión distante. Parece como si hubieran discutido sobre algo.

— ¿Todo bien? —le pregunto a él en modo amistoso. Realmente no tengo nada en su contra y me provoca curiosidad que sea el único chico que Alex ha invitado a casa aparte de nuestros amigos. Es la única persona fuera del grupo que ha entrado a la habitación de mi gemelo.

—Sí, gracias por todo —él intenta hacer una sonrisa que se transforma en una mueca. No se ve muy bien, tampoco feliz. Definitivamente algo pasó y tengo leves sospechas de que mi hermano tiene algo que ver en eso. Seguramente la volvió a cagar. Alex es demasiado impulsivo y temperamental.

Me despido de Anna siendo ignorado rotundamente y vuelvo a lo mío observando con tristeza la botella. Ya no hay casi nada y hasta se me olvidaron las consecuencias de beber alcohol. Estoy más que borracho.

—Ya vengo, creo que llamaré a Meli —busco mi teléfono entre mis bolsillos y gateo alejándome de un inconsciente Maykel. Él estuvo bebiendo mucho más que yo antes de todo esto.

Las letras de mis contactos se ven borrosas pero como tengo su número fijado no tardo en encontrarla. Una sonrisa se apodera de mis labios al instante pero por alguna razón las lágrimas comienzan a salir sin poder evitarlo. Es una mezcla de emoción ligada con tristeza y no lo entiendo, solo no sé qué sentir.

¿Por qué estoy llorando tanto?

—Thomas —su voz es lo único que me hace dejar de llorar como un idiota. Tomo lo último que queda en la botella intentando disminuir el nudo y observo hacia la distancia sin ver en realidad. Solo la estoy imaginando a ella encima de mí.

—Te extraño —al parecer mi comentario la sorprende porque tarda en responder. Por algunos minutos ninguno dice nada, solo escuchamos la respiración del otro.

— ¿Estás borracho? —su pregunta acompañada de un destello de molestia me hace sonreír. Una sonrisa triste, ya no sé por qué no siento felicidad.

—No sé, solo siento que quiero follarte hasta que se me quite...

—Thomas, ¿estás en tu casa? —su voz suena en un susurro, como si no se hubiera esperado que dijera eso —. Thomas, escucha, no hagas nada malo, por favor, vete a dormir...

— ¿Algo malo? —río soltando más lágrimas —. ¿Algo malo como qué? ¿Cómo lo que hiciste tú? —ella no responde, solo se queda en silencio como si estuviera atenta a mis palabras —. Yo no sé por qué estoy así, pero creo que estoy molesto contigo...

— ¿Crees? ¿De qué estás...?

— ¿Puedes venir a mi casa? Te necesito —varios sollozos escapan de mí y paso una mano por mi cabello sin saber cómo calmarme —. No sé qué hacer, me duele mucho...

—Lo siento mucho, yo no quería hacerte daño —su voz ronca me hace pesar dos cosas, uno, estaba dormida y la desperté, dos, ella también tiene ganas de llorar —. Perdóname, Thom... Yo no quería hacerte eso...

—Pero lo hiciste —la corto por primera vez —. Lo hiciste y no te importó irte con él, me dejaste así...

—No lo entenderías.

—No, claro que no —una sonrisa amarga se apodera de mi rostro —. Supongo que soy muy idiota para entender que me cambiaste por otro. Por uno al que tu madre sí aceptará.

—Thomas, claro que no...

—Conmigo aprendiste todo lo que querías hacer con él o algo así, ¿verdad? Me hubieras dicho que solo querías experimentar, Meli... Yo sí me enamoré de ti —lloro intentando aliviar el dolor en mi pecho —. Yo en serio me enamoré de ti.

—Thomas, ve a dormir. Yo ya me tengo que ir, mi mamá me castigará si se entera de que estoy despierta...

— ¿Tú me quisiste al menos un poco? —la línea queda en silencio, como si estuviera pensando sus palabras.

—Ve a dormir, Thomas. Tú sabes la respuesta.

...

Gotas frías caen sobre mi cara.

Parpadeo repetidas veces intentando despertar pero no lo logro, los ojos me arden, como si hubiera estado llorando por mucho tiempo antes de dormir.

¿Por qué está haciendo tanto frío? Mis manos tocan el suelo en donde me encuentro y una extraña sensación me invade al notar que es nieve. Estoy acostado sobre la nieve y no entiendo cómo llegué aquí.

Algo duele. ¿Por qué no puedo abrir los ojos?

Me siento solo, ¿dónde está Alex?

...

—Señor Crild, si tiene algo más importante en lo que concentrarse, lo podría compartir con la clase, ¿no cree? —la voz del profesor Tarantino me saca de mis pensamientos y levanto la mirada notando que soy el centro de atención de la clase.

—Lo siento, señor, solo estoy un poco enfermo —el hombre cascarrabias me observa con severidad pero decide perdonar mi falta por mi intachable reputación. Soy uno de los estudiantes más aplicados del instituto y de su clase.

Me concentro en mi cuaderno de matemáticas y levanto la mirada sin entender ni un solo número que está en el pizarrón. Normalmente entiendo muy fácil y hasta participo, ahora no logro concentrarme en ninguna palabra que sale de su boca.

Me siento cansado mental y físicamente.

El timbre suena indicando el final de la clase y camino en medio de todos chocando y pidiendo disculpas a algunos estudiantes. No sé si me queda otra clase o ya me puedo ir después de almorzar, no tengo energía para pensar y tampoco quiero preocuparme por cosas como esas. En estos momentos solo tengo ganas de regresar a mi casa y esconderme en mi habitación por dos décadas.

— ¡Hey!

Un llamado femenino se escucha a la distancia pero lo ignoro, solo camino lentamente intentando llegar cuanto antes a mi casillero. ¿Por qué de repente se me hace tan lejos el camino?

— ¡Mira, tú!

El grito femenino se escucha más cerca pero sigo con lo mío guardando y sacando cosas de mi casillero. Hoy no tengo que ir a la clase de actuación, mañana sí, por lo que agradezco mentalmente tener una tarde libre de personas. Solo yo y mi cama. Solo paz.

Camino con cansancio hasta la cafetería y visualizo a la lejanía al grupo de siempre. Solo que esta vez Meli no se encuentra hablando con los chicos sino con Jennie, ambas están un poco distanciadas del resto.

Lo dudo por mucho tiempo, pero cuando me decido, comienzo a caminar fingiendo que no me interesa nada de eso. Fingiendo que ella no me puso los cuernos con el hijo de la directora y peor que eso; me hizo creer que me estaba ocultando por el bien de nuestra relación.

— ¡THOMAS! —un grito femenino me sobresalta y observo sorprendido a Mili Valentine cuando se cruza de brazos deteniéndose frente a mí —. ¡Me estabas ignorando! —su ceño fruncido me hace saber quién era la chica que estaba llamando y niego intentando que deje de gritar.

—No sabía que eras tú, lo siento, bonita —ella me sigue aún con el ceño fruncido y todos en la cafetería nos miran raro cuando se sienta sobre mis piernas cruzando sus brazos en mi cuello. No es muy extraño que haga eso, desde la primera vez que nos vimos me agarró una confianza instantánea.

Ella es Mili Valentine Wilson, la diseñadora más joven de las empresas Crild, exitosa promesa de la moda y la mejor amiga de Maya Yelena Crild. Desde que se conocieron fueron imparables y como era de esperarse, una amiga de Maya no es muy ejemplar que digamos. Mili casi siempre falta y solo viene cuando es estrictamente necesario. Y con estrictamente me refiero a que viene cuando debe reparar o salvar alguna materia.

— ¿Me extrañaste? Yo te extrañé mucho —ella sonríe frotando su nariz con la mía y yo tomo una manzana que está sobre alguna bandeja dándole una mordida con dificultad —. Ah, hola, chicos —saluda no muy convencida en dirección al resto y observo divertido a Maykel porque sin duda, Mili siempre será su encuentro más emotivo.

Intento no observar en dirección a las chicas pero no lo logro. Lanzo una rápida mirada hacia donde está Melanie y casi me atraganto cuando su mirada asesina se encuentra con la mía. Meli detesta a Mili por este tipo de cosas, nunca le gustó que fuera tan confianzuda y siempre discutía conmigo sobre el espacio personal y todas esas cosas.

Pero casi olvido algo: Melanie y yo ya no tenemos nada.

— ¿Cómo la pasaste el sábado, Gael? Yo no pude ir, lo siento mucho —la ojiazul sigue hablando con los chicos y estos le responden con la misma sonrisa y emoción. Todos, menos Maykel, él solo la observa como esperando algo que solo ella sabe.

—Hiciste falta, hicimos una competencia de shots y tuve que hacer twerking en una pirámides de personas —Gael y ella ríen escandalosamente y yo suspiro porque se ve muy tranquila y cómoda sobre mis piernas. Como que se le olvidó que hay más sillas y nos pueden llamar la atención.

— ¡Maya me dijo! Y yo estaba trabajando esa noche en Malibú —hace un puchero viéndose más bonita y tierna de lo que es y siento una mirada aún más pesada en mi cuello que me hace girar disimuladamente en su dirección. Es Melanie.

¿Por qué se ve tan molesta? ¿Estará celosa o qué? No le debería afectar en nada. Ella tiene novio y actualmente lo sabe todo el instituto. Ella me engañó con él.

—Yo siento que la próxima será mejor, algo me lo dice —Félix pone una mano en su pecho y yo niego porque sin duda él fue el que la pasó mejor. Si mi mamá se entera de que usó la antigua habitación de Daniel para hacer sus cochinadas, lo mata.

—Deja de mirarme así —Mili observa con superioridad a Maykel y él rueda los ojos acostumbrado a su altanería.

—Pero a ti te encantó que yo te mirara así —su comentario provoca un silencio incómodo por parte de todos.

—Exacto, encantó, verbo pasado. Supérame. —Gael y Félix ríen y yo entablo una conversación con Josh ignorando a todos los demás.

Lo que pasó con Maykel y Mili es muy simple: se acostaron. Para ser más claros, Maykel ayudó a Mili a iniciar su vida sexual. Desde entonces se tienen un amor-odio porque Mili asegura que fue la peor decisión de su vida y Maykel está seguro de que quiere repetir el encuentro. Ninguno de los dos lo acepta pero se sabe: están muertos el uno por el otro.

Mili no lo quiere aceptar porque Maykel es muy perro y está con todos y Maykel no lo quiere aceptar porque Mili aún no lo ha aceptado. Ambos son unos idiotas sin remedio.

—No, no te arrepientes, solo no quieres aceptar que mueres por repetirlo —Mili pone sus ojos en blanco cuando Maykel comienza a decir la verdad y yo me remuevo porque ya se me cansaron las piernas.

—Mili, ¿te puedes sentar en otro lugar? Ya no siento las piernas...

—Sí, ¿te puedes quitar? Van a regañar al grupo por tu abuso de confianza —Melanie habla por primera vez desde que me senté y todos la observamos sin saber por qué está tan molesta. En mi caso, tampoco lo sé. ¿Es tan descaradamente egoísta?

—Lo siento, bebé, ya me quito —Mili deja un largo y lento beso en mi mejilla y yo ruedo los ojos fastidiado. Me molesta ser usado para darle celos a un amigo —. ¡Adiós, chicos! Buen provecho para todos —sonríe encantadora como siempre y se va tatareando una canción.

Le lanzo a Maykel una mirada de "te juro que no estoy de acuerdo con esto" y él me la devuelve diciendo "lo sé, no te preocupes".

Mi teléfono vibra en mi bolsillo y lo observo disimuladamente notando que es un mensaje de mi ex. Me está diciendo que nos veamos en la habitación de limpieza que está cerca del campus. ¿Qué quiere ahora?

Levanto mi mirada encontrándome con la suya y siento la saliva secarse en mi garganta instantáneamente. ¿Cómo se puede tener el corazón roto y que aún así este siga latiendo por la misma persona? Hay que ser un estúpido y sí, yo soy ese estúpido.


Thomas, 13:28 pm.

¿Para qué?


Levanto la mirada esperando su respuesta pero ella no dice nada. Solo se levanta e informa que tiene clases pendientes desapareciendo de la cafetería. A los cinco minutos me llega otro mensaje de ella diciendo que espere cinco minutos más para seguirla.

¿Voy o no voy? ¿Qué hago? ¿Qué es esto?

Espero con impaciencia los cinco minutos y cuando pasan, me levanto con una rapidez que me sorprende hasta a mí. Todos los chicos me observan raro, incluyendo Maykel que entrecierra sus ojos como diciendo, "sé lo que está pasando y no deberías hacerlo".

Yo solo lo ignoro y comienzo a caminar con rapidez hacia el lugar acordado creándome miles de teorías alentadoras. Intento no hacerme ilusiones pero, ¿sorpresa? No lo logro. Apenas pongo un pie en el lugar la emoción de verla a solas me embarga y no dudo en encerrarme con ella pasándole seguro a la puerta. Inmediatamente quedamos bastante cerca en esa habitación pequeña.

— ¿De qué quieres hablar? —mi voz sale un poco seria. Realmente finjo desinterés para no demostrarle lo mucho que me afecta y lo peor es que sé que ella lo sabe. Melanie me conoce mejor que nadie.

—No quiero hablar, vine a devolverte tus cosas —mis ojos caen en la bolsa blanca en una de sus manos y trago saliva intentando pasar el pequeño dolor —. Tu suéter, el reloj que dejaste la última vez en mi casa y algunos detalles que me regalaste.

—Te los puedes quedar, no me importan —mi cuerpo comienza a temblar aunque lo intente disimular —. ¿Solo era eso? Tengo que ir a estudiar.

—No quiero quedármelos, por favor, llévatelos —observo la bolsa cuando me la tiende con seriedad y doy un paso hacia atrás sin fuerzas para tomarla.

Lo que siempre me ha impresionado de Melanie es su fuerza para hacer las cosas. Su frialdad para ocultar sentimientos o su dureza a la hora de mantener en pie su palabra. Ella demuestra que está mal muy pocas veces. Y sé que esta es una de ellas. Lo sé.

—Déjalas tiradas, no creo que a nadie le importen —me encojo de hombros fingiendo desinterés —. Vale, ya me voy. Suerte este viernes, ya me enteré de que tu mamá planeará una cena con tu novio y la directora.

—Gracias, ya estoy ansiosa porque llegue el día —su sonrisa hace que la rabia se multiplique por mil y tomo la bolsa con fuerza lanzándola contra una de las paredes —. ¡¿Qué te pasa?! ¡La dañaste!

— ¡Tú! Tú me pasas —ella intenta recogerla pero tomo sus brazos impidiendo que se agache o huya —. Me engañaste, Melanie, ¿por qué lo hiciste?

— ¡Suéltame! Yo no tengo por qué darte explicaciones...

— ¿Cómo que no? —su respiración se acelera cuando la acorralo contra una de las esquinas y siento mi sangre viajar con más fuerza porque ya sé de dónde viene tanta molestia. No es solo rabia, es decepción, son celos, es ira, es envidia, es rencor, son demasiadas cosas. Es todo lo que sientes cuando la persona que amas te traiciona y sumándole a eso, cuando tu mejor amiga te traiciona. Porque eso también era Melanie para mí; mi mejor amiga.

Ella intenta una y otra vez separarse pero yo hago todo lo posible para impedir su escape. Solo sujetándola con fuerza, no besándola, no tocándola, solo sujetándola y observándola. Intentando asimilar lo que mi cerebro no puede aceptar.

— ¡Suéltame, Thomas! —Melanie intenta escabullirse por un lado pero logro sujetarla poniéndola de espadas contra mí. Sujetando sus manos por encima de su cabeza y apoyando mi frente sobre uno de sus hombros —. Thomas, primera y última vez que te lo digo, ¡suéltame!

— ¿O qué? ¿Tu novio se molestará? —mi aliento roza la piel de su cuello y ella deja de ejercer fuerza debilitándose al instante —. ¿Temes ser una infiel?

—Thomas...

—...Porque te digo algo —vuelvo a interrumpirla apoyando mi frente en su cabeza —; Ya lo eres.

La suelto esperando que comience a golpearme como loca pero ella no lo hace, solo se gira y me observa con los ojos llenos de lágrimas antes de agacharse a recoger todos los detalles que se salieron de la bolsa. Las cartas que le escribí en cada mes cumplido, los dibujos que nos hicimos y pegamos en las paredes de nuestras habitaciones, las pulseras personalizadas que diseñamos y creamos, el suéter que le regalé cuando me confesó que mi olor la tranquilizaba, el reloj que olvidé llevar la última vez que estuve en su casa, cuando su papá nos encontró... Todo. Ella lo recoge todo como si de verdad le importase cada cosa y eso solo me confunde y preocupa más de lo que me gustaría porque todo lo hace llorando.

Ella está llorando mucho.

—Melanie... —intento tocarla pero se mueve con brusquedad evitando que toque su hombro.

—Déjame en paz —pide sin dejar de llorar y guardar las cosas.

Me agacho a su lado ayudándola a guardar todo en la bolsa y al minuto, cuando terminamos, ambos nos quedamos en silencio sin saber qué decirnos respecto a lo sucedido.

Lo que siempre me gustó de nuestra relación era la comunicación. Siempre nos decíamos todo, incluso si era algo incómodo o muy grave. Melanie acudía a mí en cualquier situación y a cualquier hora al igual que yo. Nos entendíamos, nos buscábamos y nos apoyábamos. Pero algo que tuve presente siempre era que frente a una mala situación, se nos haría muy difícil sobrellevar las cosas. ¿La razón? La falta de confianza no en el otro, sino en nuestra relación. El miedo de creer que no soportaría el peso de un problema, el miedo de creer que el estar ocultos dificultaría siempre todo, el miedo de creer que lo nuestro era algo que nadie apoyaría... Todo eso siempre nos afecto e hizo efecto. Lo puedo ver. Ella tenía tantas esperanzas como yo en eso.

— ¿Recuerdas lo que te dije la primera vez que estuvimos juntos? —ella sorbe sus mocos pero no dice nada, solo se queda en silencio —. Melanie, no importa cuándo o cómo hagas las cosas, lo importante es que las hagas cuando te sientas preparada. Yo no te creo nada de lo que estás haciendo, pero esperaré hasta el momento en el que te sientas lista para hablar. Mañana o dentro de un mes, no me importa. Tú sigue fingiendo lo que desees, yo sabré cuando estés actuando con la verdad y cuando estés diciendo mentiras.

Ella no se mueve ni dice nada cuando me acerco tomando su cara entre mis manos, solo agacha la mirada y cierra sus ojos cuando me acerco rozando lentamente sus labios.

—Confío en ti —ella comienza a llorar aún con los ojos cerrados y no dudo en dejar varios besos en su cara intentando calmar lo que sea que siente y no me puede decir —. Te amo.

Dejarla ahí se vuelve mucho más difícil cuando me abraza antes de que me levante y cuando logro poner un pie afuera, me encuentro con una escena extraña y agresiva en el solitario pasillo.

Sangre. Hay sangre en la cara de ese chico que Alex está sujetando con fuerza. Alex también tiene sangre en la boca y parece estar amenazando de muerte al otro. El otro es Niels, a quien lo están acorralando contra la pared. ¿Por qué lucen tan... Raros?

— ¿Qué hacen? —mi voz los hace exaltarse un poco pero no se separan, solo se observan con ¿vergüenza? Y rabia el uno al otro. Rabia por parte de Alex, no es nada raro —. ¿Fueron los universitarios?

—Thomas, no te metas —Alex se gira hacia mí demostrándome que también tiene la ceja partida y un poco de sangre está bajando por ella —. Esto es entre él y yo, te puedes ir.

—No, ¿qué rayos te pasa? Suéltalo, no eres su papá para que lo trates así —el chico niega intentando decirme que pare pero no lo hago, yo sigo regañándolo —. ¿Desde cuándo te crees con el derecho de tratar así a los jugadores? Que seas el capitán no significa que puedas...

— ¿Te puedes callar? No estoy para tus sermones, no te los pedí. Deja de hacerte el perfecto siempre, me aturdes. Por eso ya no te soporto. —Su hombro choca con el mío cuando comienza a caminar sin ver atrás y yo observo a Niels que tiene la misma expresión dolida que yo. Definitivamente fue un golpe bajo.

—No le prestes atención, él dice las cosas sin pensar —hago un intento de sonrisa hacia Niels y frunzo el ceño cuando él agacha la mirada hacia sus zapatos.

Me parece tan raro que un chico con sus características sea tan... Él.

—Él no es malo. Simplemente no sabe cómo controlar su temperamento —habla, para mi sorpresa. Lo está defendiendo después de que seguramente lo hizo sentir como una basura —. Él no me dijo nada malo, solo la verdad. Se molestó porque no me defendí y dejé que ellos avergonzaran de nuevo al equipo.

Intento decir algo sensato cuando sus ojos se llenan de lágrimas. ¿Por qué se ve tan sensible? No lo sé, pero hay algo en él que se me hace difícil de ignorar. No sé si es el hecho de que le preocupe demasiado a mi gemelo porque lo sé, Alex no lo dice en voz alta pero jamás haría por alguien lo que ha hecho por Niels. Alex jamás recibiría tantos golpes por alguien que no le importa y si le importa a él, también es importante para mí.

— ¿Por qué lo hacen? ¿Por qué siempre te atacan a ti? —Niels niega tragando saliva y respira hondo mirando hacia algún lugar.

—Es complicado, Thomas. Cuando Alex te trata mal tú no dejas de quererlo o respetarlo. Lo mismo me pasa a mí. La diferencia es que ustedes no involucran a nadie en su relación, él hace que me ataquen en grupos.

— ¿Él? ¿Quién es él? —Algo en su mirada cambia, como si hubiera hablado de más sobre algo que no debería mencionar.

—No es nada. Por favor, vigila que Alex cure sus heridas. No dijo nada pero se nota que duelen, él fue el que más peleó cuando nos acorralaron.

Asiento viéndolo marcharse y me quedo pensativo durante mi camino hacia la limusina. Saludo a Jake forzando una sonrisa y me siento al otro extremo del vehículo observando a mi hermano por el rabillo del ojo. Sí, la sangre no para de salir pero a él no parece importarle mucho, solo se tensa viendo algo a la distancia y ladeo la cabeza al notar que ese algo es Niels en una bici.

La limusina para por su lado a una velocidad considerable y durante todo el tiempo Alex no deja de verlo con el ceño fruncido.

Carajos, sí que le preocupa o sí que lo odia.

Lo mismo hago yo cuando veo a Meli, solo que esta no sube a una bici sino al auto en donde espera fielmente su chofer.

En el cielo un trueno anuncia que caerá una tremenda llovizna y bajo este, se alza el imponente y exclusivo instituto Artois. A las puertas de este, en la entrada, se detiene la figura elegante de la directora y detrás de toda esa elegancia, la perversidad heredara a su hijo.

No sé qué es lo que está pasando con Melanie, tampoco sé qué tan grave sea la situación, no sé si podré hacer algo al respecto y no sé si podre luchar por lo que tenemos... Pero si tengo algo seguro es que estoy dispuesto a luchar por ella. Luchar contra sus inseguridades, contra su mamá, contra William y contra todo lo que se oponga. Porque lo sé, porque este solo es el comienzo de nuestra complicada relación. 

...

¡¿VIEEEROOOON?! Esta semana ya me activo con los capítulos. 

¿Qué les pareció esta versión de Thomas? 

¿Tienen alguna teoría referente a todo lo que se habló en este cap? 

Hubieron muchas respuestas interesantes en el otro cap, así que las usaré para etiquetar en los siguientes:)

Con mucho amor y un beso en la boca.

—Nepasavoir. 























Puto el que lo lea.

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