CAPÍTULO 48

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Por favor, por favor, por favor, comenten, solo eso les pido 😭😭😭 Tardé semanas escribiendo este capítulo, si no llego a esa meta me deprimiré mucho más.

Por favor, por amor a los Crild, háganlo </3

Siempre lo supo.


Gabriela.


Siempre he tenido todo lo que deseo.

Siempre me han dado lo que quiero, hasta lo que parece imposible de tener.

Siempre he logrado lo que me propongo sin tener que mover un dedo y siempre he ganado batallas sin tener que rebajarme a pelearlas.

Algo que siempre me caracterizó era la manera en la que siempre llamaba la atención donde sea que llegaba. No tenía que hacer nada, simplemente caminar recta y mirar un punto fijo como si no existiera nada más. Todos morían por mí al verme entrar, era casi como si los hechizara.

Cuando entré al instituto Artois aún no tenía idea de que existían los hermanos Crild, fue un año más tarde cuando conocí a Alex, el que llegó a ser el capitán del equipo de fútbol.

Al principio me pareció extraño que él no pareciera notarme: supuse que una vez que nos encontráramos en una clase las cosas cambiarían, pero no.

Al entrar al salón y tener todas las miradas sobre mí no pude evitar sentirme tan bien como siempre. Todos intentaban llamar mi atención y mostrarse amables. Todos menos Alex Crild: él parecía encontrar más interesante alguna cosa en su teléfono.

Esa reacción me confundió, por eso me senté un asiento detrás del suyo esperando hasta el último momento que se volteara a verme, pero no lo hizo.

Por esa razón le encargué a una amiga que averiguara cualquier información de él y esa fue la razón por la que entré al grupo de animadores. Él era futbolista, yo animadora, íbamos a pasar mucho tiempo juntos y no había forma de que él no se fijara en mí.

Realmente mi atracción era pequeña, más como un reto que otra cosa, pero a medida que fue pasando el tiempo, no pude evitar obsesionarme con cualquier pequeña migaja de atención de su parte. Así fuera solo para darme un comentario hiriente, me sentía feliz de saber que estaba en sus pensamientos.

Por eso nunca me molestó irritarlo o volverlo loco de rabia... Eso me hacía sentir feliz. Me hacía feliz que por breves lapsos de tiempo toda su atención la tuviera yo.

Por eso me sorprendió encontrar un bóxer de la línea limitada que sacaron los Crild únicamente para ellos. Todos los que tenemos redes sociales sabemos que la empresa de moda de los hermanos es famosa por la excelente calidad y exclusividad de sus diseños, tanto así, que sacaron una línea exclusivamente para los hermanos con el apellido Crild. Fue ropa interior diseñada particularmente para cada hermano y muchos vimos como en las

imágenes, estos diseños tenían el apellido Crild marcado en alguna parte de las prendas.

El bóxer de Alex tenía el apellido Crild escrito en todo el elástico superior de su bóxer negro. Y Alex al ser tan cuidadoso y ordenado sería incapaz de dejar su bóxer exclusivo tirado en una de las duchas, ¿no?

Esa primera señal me hizo ser mucho más detallista con el gemelo malo.

La tercera semana observándolo me hizo sospechar de sus entrenamientos privados con Niels. ¿Por qué solían tardar tanto en las duchas después de entrenar? Nunca me atreví a entrar, pero sí me quedé para observarlos salir a veces hablando, otras veces riendo e incluso una que otra vez acercándose de manera extraña.

Luego del último partido descubrí algo importante: cada vez que Alex y Niels desaparecían, volvían con los labios hinchados.

Al principio creí que era algo mental, hasta que uní cabos y analicé la foto que Alex subió a sus historias.

Cabello ondulado: Niels tiene cabello ondulado.

Espalda ancha: Niels tiene espalda ancha.

Hombros definidos: Niels tiene hombros definidos.

Tenía que ser una broma.

Pensarlo me provocó náuseas y me negué a creerlo por mucho tiempo. Fue así, hasta que días antes del baile de graduación me propuse seguir a Alex para pedirle que fuera conmigo.

Ya que había decidido renunciar al puesto de capitana de los animadores (esa cuerda de perdedores no me merecían), ya no compartía tanto tiempo con él como lo hacía antes. Por eso localizarlo se me hacía más difícil y estar a solas con él era casi imposible.

Yo no sigo la corriente, siempre voy en contra de ella y por eso los rumores o el odio colectivo hacia los Crild y su grupo me importaban una mierda. A mí me seguía encantando Alex, así que dijeran lo que dijeran de él, iba a ser mi pareja costara lo que costara.

Así lo pensé, hasta que lo vi siendo besado por el hijo del entrenador.

Al principio pensé que estaba viendo mal, que estaba en una pesadilla o algo así, pero no.

No pude articular palabra alguna cuando lo vi siendo acorralado contra uno de los casilleros.

Intenté creer que Niels lo estaba obligando o algo, pero al separarse y verlos sonreír mutuamente, no pude evitar sentir una mezcla de asco y odio.

Alex Crild resultó ser gay.

¿Él no estaba con la asquerosa de Jennie?

No entendía nada, por eso solo huí sin ver atrás.

Por eso callé durante días y no dije nada.

Por eso esperé hasta el último momento para hablar.

Por eso no me importó mi amor por Alex. Todo lo bonito que sentía por él se volvió asco.

Todo lo que pude desear por él, fue lo mismo que me provocó a mí: dolor.

...

Niels.





Muchas personas se sienten desanimadas, deprimidas o perdidas cuando las cosas no les salen bien. Muchos creen que sus vidas se acabaron o que tal vez no son buenas para eso... Pero la realidad es que aunque todos parecen creer que mi estado de ánimo es bajo por no ser aceptado en las universidades, se equivocan. No me puedo sentir mal por algo que ha sido mi día a día desde que volví a vivir con mi padre y hermano. Yo ya estoy acostumbrado a que me rechacen.

Aún así, finjo sentirme mal nada más para que Alex no sienta más odio hacia esos seres que comparten mi sangre.

Es un poco gracioso porque cada vez que recibo un no, él cree que me anima, pero la realidad es que yo termino animándolo a él porque se deprime más que yo.

—Me gusta el traje gris, casi nadie lo usa —señalo la opción que me está dando Thomas y él lo observa con más detenimiento.

— ¿Tú crees? Pensé en usar uno blanco.

—Ah, es una mejor opción —asiento y apunto a Alex —. Tú deberías usar uno negro.

—Yo no quiero usar traje —dice sin despegar su mirada de la pantalla. Está jugando un videojuego.

Esta es la situación: nos encontramos eligiendo los trajes que usaremos en la fiesta de graduación.

Thomas y yo estamos sentados en la cama y Alex está en el sofá jugando en su xbox.

La realidad es que tuve que sacar a Thomas de su cueva (su habitación), porque desde que desapareció Meli dejó de hablar y solo se limitó a dormir. Todos nos preocupamos muchísimo por él, pero gracias a que mami Lena habló con él y lo logró animar, por fin pudimos demostrarle apoyo y ahora está con nosotros compartiendo un rato agradable. O al menos eso intento. Alex no ayuda mucho.

—Pues lo harás —le lanzo una almohada —. Tienes que ir con traje, es obligatorio.

—Iré en bóxer.

—Atrévete —lo miro mal, aunque él no lo nota.

—Tú deberías usar el gris, se te vería bien —Thomas señala el traje que yo le recomendé y niego.

Es demasiado costoso y no quiero gastar dinero.

—Mi papá me prestará uno de sus trajes, no te preocupes.

—Ya veo —él centra su mirada en la pantalla de su teléfono y continúa viendo algunos modelos.

Alex termina de jugar y se gira hacia nosotros, mirándonos con detenimiento.

— ¿Qué? —pregunto extrañado. Lo único que hace es observarnos.

— ¿Blanco, gris y negro? ¿Qué somos? ¿Los tres mosqueteros?

—No seas aburrido, terroncito —sonrío por la idea. No lo había pensado.

—En realidad queda bien, aunque pensaba ir solo —Thomas se encoge de hombros.

—No irás solo —Alex lo mira con seriedad.

—Eso ni lo pienses —me pongo de acuerdo con mi novio.

—Lo que digan, papás —Thomas rueda los ojos.

Alex tira de mi pie cuando logra encontrarlo debajo de la sábana que estoy usando y no puedo evitar soltar un grito de sorpresa cuando me jala hacia él, dejándome cerca de la orilla.

—¿Qué haces? —lo toco ligeramente con el libro que desde hace una hora estoy intentando leer.

—Llevamos mucho tiempo separados, te extraño —pone sus manos en mi espalda y me jala hacia su cuerpo, apoyando su cara en mi pecho.

Dios mío, es un cursi.

—Qué intenso eres —Thomas hace una mueca.

—Cállate —murmura el "gemelo malo" contra mi pecho.

—Quieres algo, ¿verdad? —pregunto en voz baja porque lo conozco mejor que nadie.

Alex sonríe y se separa un poco.

— ¿Te quedas hoy? Quiero que veamos una película.

—Esta es mi señal para marcharme.

Antes de poder decirle algo Thomas sale de la habitación.

—Creo que pensó que íbamos a tener sexo —suspiro avergonzado.

—Pero eso es lo que vamos a hacer...

—Sí, pero ni siquiera disimulaste —le doy un zape.

—Qué agresivo eres.

Él me besa, adentrando sus manos por mi camisa y acariciando mi cintura y espalda.

Dos horas después nos acomodamos en la cama procesando el momento.

Su respiración al igual que la mía es descontrolada. Siento su corazón palpitar con fuerza y aunque es tonto de mi parte decirlo, escuchar su corazón es el sonido más relajante que conozco.

—Ya quiero que sea el baile para poder verte en traje —lo escucho decir en voz baja.

— ¿Te gusta verme en traje? —sonrío.

—Sí, te ves sexy.

—Tonto —no puedo evitar sonrojarme o ponerme de "color Niels" como dice él —. ¿De verdad lo crees?

—Sí, eres el chico más atractivo cuando tienes traje —él acaricia mi mejilla.

— ¿Solo cuando tengo traje? —entrecierro mis ojos y él sonríe.

—Cuando no tienes nada, también.

Él se acerca dispuesto a darme otro beso, pero unos golpes en la puerta nos interrumpen, logrando que nos separemos de inmediato.

Busco mi bóxer por algún lugar del suelo y Alex se pone su pantalón de pijama sin tiempo a localizar el suyo.

Luego de colocarme la camisa y cubrirme las piernas con la sábana, Alex abre la puerta fingiendo que nada ha pasado. Su hermano Daniel no parece creernos en absoluto.

—Ignoraré el olor a sexo y fingiré que estaban viendo una película —dice al entrar a la habitación.

La vergüenza viaja por todo mi cuerpo y aunque intento disimularlo, no puedo evitar sentirme aterrado con la idea de que él se lo diga a mi familia.

Me da pánico que la historia se repita.

— ¿Qué quieres? —dice Alex dándose cuenta de lo que estoy pensando. Es como si pudiera leer mi mente.

—Vine a hablar con mi cuñado, no contigo —Daniel sonríe y me observa con detenimiento —. ¿Te gustan las motocicletas?

— ¿A qué viene...? —Alex calla cuando Daniel le lanza una almohada, esperando atentamente mi respuesta.

—Uh... No sé, sí —digo con timidez. Él parece complacido con mi respuesta.

— ¿Has manejado alguna vez?

—No, solo bici —miro a Alex sin entender.

— ¿Quieres que te enseñe? —La sonrisa de Daniel da miedo, lo admito.

— ¿Para qué lo quieres ense...? —Otro almohadazo hace que Alex calle.

—Pero no tengo una motocicleta —digo confundido.

—Es lo de menos.

No entiendo... Prácticamente admitió saber sobre mi relación con su hermano y en vez de sentirse asqueado, me está ofreciendo enseñarme a manejar motocicleta.

¿Qué clase de familia funcional perfecta es esta?

Amo a los Crild.

—Yo... Vale, estaría genial —sonrío sin poder evitarlo.

—Perfecto, empezamos mañana —me guiña un ojo y observa a Alex con seriedad —. Usen condón.

—Cállate —Alex hace una mueca y lo empuja a la salida.

—Hablo en serio, no vayan a salir embarazados.

— ¡Cierra la boca! —el menor grita, ignorando la sonrisa del mayor.

—Nos vemos, cuñi.

La puerta se cierra al tiempo que mi cuñado se despide.

Alex me observa con precaución y yo no puedo evitar cubrir mi cara.

¡Daniel lo sabe! Eso quiere decir que Taylor y David también.

¿Será que mami Lena también está enterada?

¿Qué pensarán de mí?

¿Y si no les agrado?

—Te adoran —Alex sonríe y se sienta a mi lado —. ¿Quién no? Te aman desde que te conocieron.

— ¿Tú crees? —abrazo mis piernas.

—Obvio que sí, Niels. Eres un solecito.

—Si tú lo dices —sonrío y tomo su cuello atrayéndolo hacia mí —. Nunca me habías dicho solecito.

—Porque me da asco ser cursi.

—Pero es lo que eres —dejo un beso en la punta de su nariz y él sonríe —. ¿Qué?

—No puedo esperar a que todo el mundo sepa que estoy saliendo contigo.

Esas palabras por alguna razón me hacen sentir muchas emociones diferentes. Por un lado es una emoción y paz tremenda, pero por el otro, es miedo y ansiedad.

— ¿No te da miedo lo que digan las personas?

—Las personas siempre dirán cosas. Lo importante es no dejar que ese miedo te domine.

—Y tu familia...

—Niels, ellos ya saben que me voy a casar contigo.

—Sí, pero mami Lena...

—Ella te ama.

—Y tus fans...

—Estoy seguro de que harán novelas gays sobre nosotros.

—Y el mundo...

—A la mierda el mundo.

—Mis padres... —agacho la mirada —. Ellos me van a odiar.

—No creo que tu mamá te odie —acaricia mi mejilla.

—Tampoco creo que se entrometa cuando mi papá me mate —la idea me provoca escalofríos.

—Para eso estoy yo.

Conecto nuestros ojos y suspiro al ver la tranquilidad en su mirada. Es increíble la seguridad que hay en él porque es todo lo contrario a mí. Cuando yo tengo cientos de dudas Alex está ahí para calmarme y sinceramente es la cosa más reconfortante del mundo. Amo que en cada bajón siempre esté ahí para recordarme que no me va a dejar solo.

—No puedo esperar a ser el dueño de tu fortuna —lo atraigo hacia mí —. Está bien, acepto.

— ¿Sí? —me observa impresionado.

—Sí —sonrío y lo beso —. Quiero casarme contigo.

—Tomaré esto como mi anillo de compromiso —señala el anillo de promesa que le regalé. Yo sonrío.

—Yo tomaré esto como mi collar de compromiso —señalo la cadena que él me regaló.

—Te compraré un anillo cuando pueda.

Nos besamos de nuevo y no puedo evitar reír cuando al tomarnos una foto de celebración él muerde mi mejilla. Es extraño porque Alex al ser una persona tan poco demostrativa, suele drenar su amor de esa manera. Es como si no pudiera expresar todo lo que siente y le provocara fundirse cuando siente mucho. Suele morderme, apretujarme o besarme con fuerza en momentos muy intensos. En pocas palabras, tiene que dejar salir su amor de alguna manera para no explotar.

Subo las fotos a mis historias de instagram pero solo para mis mejores amigos. Enseguida los chicos comienzan a reaccionar a las historias con muchos corazones y comentarios graciosos como "mis papis".

Amo formar parte de esta familia.

...

— ¿A qué hora buscarás a Maya? —La voz de mi papá me hace pegar un respingo.

Oculto la caja que llegó esta mañana y me giro hacia él con duda. Cada vez que me habla siento como si varios nudos se alojaran en mi garganta.

—Eh... c-creo que dentro de una hora —intento hablar fluidamente, pero verlo a la cara me aterra.

—Apresúrate, voy a llevarte en el auto.

Su comentario me sorprende y confunde. Mi papá casi nunca me lleva a ningún lado (en realidad jamás), debe estar bastante emocionado porque vaya con mi supuesta novia.

—Vale —digo sin poder negarme.

Niels, 19:02 pm.

Mi papá me llevará a casa de David.

Terroncito, 19:02 pm.

Vale, te esperaré allí entonces.

Niels, 19:02 pm.

Dile a Thomas que gracias, el traje está perfecto.

Terroncito, 19:03 pm.

Cásate con él pues.

Ruedo los ojos y dejo el teléfono a un lado. Si no supiera que está bromeando pensaría que es un celópata.

Sonrío al ver mi imagen en el espejo. El traje gris me queda perfecto y parece hecho a la medida, por lo que estoy seguro de que Alex colaboró al dar mi talla exacta.

Es raro verme en un atuendo tan elegante y sofisticado, pero es una sensación bonita a la vez. Nunca pensé decir esto, pero lo admito: ser mejor amigo de un millonario tiene sus ventajas.

Y casarte con uno es mucho mejor.

—Te ves muy apuesto .

La voz de mi mamá me saca de mis pensamientos.

Me giro para poder verla a la cara y no puedo evitar sonreír cuando se acerca a mí acomodando el lazo mal arreglado de mi cuello. Ella es excelente arreglando lazos y corbatas al igual que mi abuela. Yo nunca pude aprender.

—Te ves perfecto —su mano derecha acaricia mi mejilla izquierda con lentitud —. Estoy orgullosa de ti.

Sus palabras me toman por sorpresa. ¿A qué viene todo esto?

— ¿Estás orgullosa porque llevo un traje? —la miro con confusión y ella niega con timidez.

—Estoy orgullosa del chico que porta este traje. Eres un buen chico, Niels —sus ojos se llenan de lágrimas —. Mi mamá crió a un buen hombre.

Esa última frase hace que mis ojos se inunden de lágrimas.

Mi mamá nunca había mencionado a mi abuela antes. Desde que volví a América nunca pude hablar de ella hasta que llegó Alex.

—Ella estaría muy orgullosa si te viera así —una lágrima rueda por su mejilla —. Siempre quiso verte en tu baile de graduación.

Sin poder evitarlo comienzo a llorar yo también.

Una cosa es hablarle de recuerdos a mi novio y otra muy distinta es que alguien que también conocía a mi abuela me hable de ella. Nunca había podido compartir el mismo sentimiento de amor y perdida con nadie y ver a mi mamá así me debilita.

—Yo también quisiera que estuviera aquí —lloro sin poder contenerme —. La extraño mucho.

Mi mamá me abraza con fuerza y realmente no sé quién de los dos llora peor.

Si Alex estuviera aquí se estaría riendo o tal vez no, tal vez estaría consolándonos.

—L-lo siento... quería venir a ayudarte y terminé haciendo que lloraras... —sus manos secan las lágrimas de mis mejillas y no puedo evitar sonreír secando las suyas.

Alex tiene razón, nos parecemos mucho.

—Me ayudaste a despejar los nervios, eso es mejor —la tranquilizo y me separo un poco —. Gracias por ayudarme a hacer el lazo.

—No es nada —ella sonríe y saca del bolsillo de su delantal un broche dorado —. Esto lo usé yo el día que me gradué. Siempre quise tener una hija para que lo llevara, pero creo que con el traje gris combina muy bien —suspira enganchando el broche en el bolsillo del saco.

—Es muy lindo, mamá —observo la flor blanca y sonrío —. Me encanta, muchas gracias.

—No es nada —ella acaricia mi mejilla y vuelve a sonreír —. Disfruta tu baile, ¿sí?

—Lo haré.

—Diviértete mucho —insiste.

—Vale.

—Te quiero, hijo —sus ojos se conectan con los míos.

—También te quiero ma....—El sonido de la puerta nos hace sobresaltar.

— ¡Niels! ¡¿Qué mierda haces?! ¡¿Por qué tardas tanto?! —mi papá entra furioso a la habitación.

Mi mamá y yo nos separamos enseguida y busco mi teléfono ignorando los gritos que siguen después de eso.

¿Por qué siempre lo tiene que arruinar todo?

— ¡Camina si no quieres que te lleve a punta de patadas! —me empuja cuando paso por su lado.

Respiro hondo y bajo las escaleras lo más rápido posible. Por fortuna él decide dejar de gritar, pero por desgracia el otro demonio se encuentra en la sala viendo una película. Mi hermano.

—Disfruta tu baile, maricón —se burla aprovechando que mi papá aún no baja.

Yo lo ignoro y busco las llaves del auto. Si mi papá baja y no ve que ya está todo listo me golpeará.

—No me ignores, imbécil —Niall se molesta al ver que no le presto atención.

—Deja de decir idioteces y tal vez me interese lo que digas —respondo con fastidio.

—De verdad te estás buscando una buena paliza, maldito gay—lo último lo susurra ya que mi papá baja antes de poder terminar la frase.

Ignoro a Niall y salgo de la casa caminando con prisa hasta el auto. Estoy nervioso. ¿Qué dirá Alex cuando me vea? Y sobretodo, ¿cómo se comportará mi papá cuando lleguemos? No quiero que haga ningún comentario que me ponga en ridículo o incomode a la familia. Me da tristeza admitirlo, pero me avergüenzo de mi familia. Específicamente de mi padre y hermano.

Durante el camino mi papá no dice nada. Se encuentra bastante centrado en las calles y eso logra que mi mente se relaje un poco.

¿Qué estará pensando? Solo espero que no vaya a hacer o decir nada tonto.

— ¿Se supone que debemos decir algo? —lo escucho preguntar cuando nos detenemos frente a la casa de David.

Varios hombres de seguridad se acercan a comprobar que todo esté en orden y justo cuando me ven a mí, abren las puertas permitiendo que pasemos sin decir nada.

Mi papá me observa unos segundos antes de sonreír complacido. Él cree que me conocen por ser el novio de Maya cuando no. Estoy seguro que hasta los hombres de seguridad saben que duermo con el menor de los Crild.

—Bonita casa —murmura por lo bajo cuando salimos del auto.

Yo no contesto, simplemente asiento y comienzo a caminar hacia la entrada, simulando que no estoy muriendo de nervios por lo que él pueda hacer.

— ¡Niels! —la primera en saludarme es Lauren, quien se gana una mirada muy fija de mi padre —. Te ves guapísimo, cariño. Pareces un modelo de la agencia de Tay.

—Mucho gusto, creo que no nos habíamos presentado —mi papá se entromete antes de que yo pueda responder solo para acercarse a Lauren.

Ella se pone un poco incómoda por su mirada y eso me hace sentir mal.

Qué vergüenza.

—Mucho gusto, soy la madre de Maya —se presenta con una sonrisa fingida.

Ellos no se conocían, solo de lejos y la verdad es que prefería eso a esto. Mi papá no sabe disimular cuando ve a una mujer hermosa. Lauren es todo lo que él busca en una mujer y eso se le nota hasta en el modo en que le habla. Está a punto de babear.

— ¡Niels! —mami Lena es la segunda en aparecer.

Por fortuna mi papá nota su intensidad porque enseguida disimula y adopta una posición más seria y amable.

Los demás chicos aparecen poco a poco y no puedo evitar sonreír cuando incluso los bebés Crild corren a saludarme con toda la confianza del mundo. Ya todos me conocen y se siente lindo que les agrade al punto de querer que los cargue uno tras otro. Una vez que termino de saludarlos no puedo evitar observar con una sonrisa a mi supuesta acompañante del baile. Maya se ve preciosa y es innegable.

—Por ti me hago hetero, novio mío —susurra haciéndome reír.
—Diría lo mismo pero quiero seguir viviendo —ella se ríe de mi respuesta.

Ambos nos separamos cuando terminamos de abrazarnos y no puedo evitar saltar internamente de felicidad cuando Alex aparece vestido con su traje negro.

Todo en él luce perfecto: la manera en la que peinó su cabello oscuro hacia atrás, el piercing en su ceja que ahora es un arito, el tatuaje de su cuello sobresaliendo, los anillos que rodean sus dedos, (en especial el de compromiso), su reloj de oro blanco que parece que se compró recién y sus ojos azules completamente enfocados en mí. Todo eso más la sonrisa más sexy del mundo.

Sí, ese es mi novio.

Estoy perdidamente enamorado de mi novio.

—Hola, solecito —dice al llegar a mi lado.

¿Cómo después de tantos meses aún sigue dejándome sin respiración? No lo sé, pero es increíble. Es difícil superar el hecho de tener a una persona como él a tu lado.

—Hola —digo casi sin voz.

Me lo quiero comer a besos.

No quiero ir a ningún lado, quiero que nos encerremos en una habitación.

¿Qué me pasa? Estoy volviéndome loco.

— ¿Estás bien? —sonríe detallándome de arriba abajo.

—Sí... sí...— ¿por qué no puedo formular una oración coherente?

—Vale —él se ríe y observa nuestro alrededor —. Te ves guapo.

¿Yo me veo guapo? ¡Él se ve perfecto! Por Dios, si la perfección existiera sería igualita a Alex Crild.

—G-gracias t-tú también t-te ves guap-po...

Él se ríe aún más cuando comienzo a tartamudear. Él lo sabe. Sabe lo que me provoca y es por eso que se acerca peligrosamente a mí, viendo a nuestro alrededor.

—Gracias, bro —pone una mano en mi hombro y me da palmadas.

Más hetero imposible.

— ¿Y yo no existo o qué? —Thomas hace acto de presencia, saludándome con una sonrisa —. Te queda genial el traje.

—Muchas gracias, me encantó —le sonrío sincero —. Te queda genial el blanco, te lo dije.

—Tenías razón —él asiente y me señala —. El gris te queda genial también.

Yo me observo a mí mismo y miro a Alex quien no sabe disimular en lo absoluto. Se encuentra detallandome de arriba abajo y me pone nervioso la manera en la que humedece sus labios como imaginando cosas que no debería imaginar en público.

—Límpiate la baba —escucho el susurro de Maya que va dirigido a él. Eso me hace sonreír.

Todos comenzamos a caminar hacia la salida y es un alivio ver como logran convencer a mi padre de que me deje ir en la limusina de los Crild.

En el camino buscamos a Jennie y es casi gracioso ver como Alex tiene que escoltarla como el buen novio que se supone que es.

Jennie se ve preciosa, por supuesto. A diferencia de Maya quien lleva un vestido blanco y corto, Jennie lleva uno negro largo que se amolda a la perfección a su cuerpo. Ella no es una chica con mucho pecho o trasero, pero tiene una linda cintura y eso hace que el vestido le quede precioso. Ella es preciosa y al parecer ese dato logra que Maya no le diga nada durante todo el recorrido. La ojiazul solo tiene fuerzas para detallar a la menor hasta el último minuto.

Me siento más tranquilo al saber que mi papá ya está dentro de la fiesta, por lo que no dudo en girarme hacia Alex para comerlo a besos antes de salir del auto.

Ambos nos acomodamos el traje antes de salir y no puedo evitar suspirar porque habría sido genial poder entrar tomados de la mano.

El ambiente se vuelve aún más divertido cuando nos encontramos con los chicos en la entrada del instituto. Están todos vestidos de traje, incluso Mili, quien lleva un traje azul claro a juego con el de Maykel. Ambos lucen muy bien.

— ¿Cómo me queda? —Gael señala su traje rosa.

—Pareces un pastelito —Alex sonríe, recibiendo malas miradas de todos —. ¿Qué? Los pastelitos lucen bien.

—Caminen todos, este maldito smoking me está asfixiando —Felix salva a Alex del odio colectivo.

Él y Josh tienen un traje negro. La diferencia es que Josh no tiene lazo ni corbata porque se siente ahogado.

La entrada del instituto está repleta de autos y estudiantes. Al caminar por los pasillos nos encontramos con señales fluorescentes que nos guían hacia las escaleras y es casi inevitable no mirar a Thomas cuando notamos que estas nos llevan hacia el salón de la puerta roja.

— ¿Estás bien? —Absolutamente todos nos giramos hacia Thomas haciéndole la misma pregunta.

Él suspira y asiente, forzando una pequeña sonrisa.

—Todo bien chicos, no se preocupen —Su cara neutral hace que nos cuestionemos la preocupación.

Tal vez estamos creándonos una imagen más sensible de Thomas de lo que en realidad es.

Sé que todos saben e incluso yo sé que no se morirá por estar acá, pero sin embargo sabemos que le afecta y lo que menos queremos es que se sienta mal en nuestra noche de graduación. No lo merece.

—Gracias por preocuparse, chicos —él sonríe y nos alienta a caminar.

Todos tomamos una lámpara de aceite cuando los chicos del comité nos dicen que forman parte del acto. Por fortuna no nos tratan diferente ni nos lanzan miradas despectivas como algunos estudiantes, estos nos miran amables y simplemente hacen entrega de lo que forma parte de su baile.

Subimos las escaleras con ayuda de la luz de las lámparas, ya que no hay ningún rastro de electricidad y luce increíble y misterioso.

—Es normal ver luces artificiales en los bailes de graduación —una voz femenina comienza a hablar a través de un micrófono —. Es normal ver los vestidos, las caras, los trajes y a las personas que te acompañaron durante tanto tiempo bajo luces que nos hacen lucir geniales en las fotos.

A pesar de que no somos primeros en llegar, es un poco asfixiante ver cómo hay muchos más estudiantes subiendo las escaleras tanto al frente como atrás de nosotros.

—El último día es conocido por ser el más especial de cualquier adolescente. Acá siempre tenemos a nuestro rey y reina y se crean los recuerdos más lindos del bachillerato. Es como un sueño, ¿no? ¿Cuántos de ustedes esperaban tomarse fotos en la entrada o durante la fiesta?

Varios murmuran "yo" o ríen. Yo simplemente agradezco llegar al lugar que no luce para nada como todos esperábamos.

Las remodelaciones continuaron pese a todo lo ocurrido y como se dijo desde un principio, ese salón al ser tan espacioso fue solicitado tanto por los clubes como el comité y luego de incontables negociaciones el comité logró obtenerlo como el salón principal del baile.

Demolieron dos paredes más de lo que eran otras habitaciones, por ende el espacio se triplicó y al pintar sus paredes y cubrir su piso de porcelanato negro, sinceramente luce increíble. Nada que ver con la habitación de aquel vídeo. Esto es algo mucho mejor.

—Imaginen esta noche unos años después, cuando puedan comentarle a sus hijos o nietos cómo es que disfrutaron un baile en el que solo podía ver la silueta de sus amigos a las luces de estalactitas.

Los distintos colores hacen que más de uno abra los ojos sorprendido, me incluyo.

Las figuras rocosas están pegadas al techo creando un efecto visualmente hermoso y raro. El color azul prevalece en medio de la oscuridad y todo se ve incluso más lindo y más brillante cuando uno a uno los estudiantes comienzan a apagar el fuego de las lámparas, quedando a merced de las luces naturales.

¿Son reales? Se ven muy reales, y además es casi como un sueño ver el suelo de porcelanato brillar con la luz que emana de las rocas en el techo.

Los chicos del comité se lucieron completamente. Esto es incluso mejor que cualquier lámpara que se haya inventado.

—Este baile también es el último de muchos de los miembros del comité, por lo que al igual que ustedes, nos hicimos grandes expectativas respecto a la diversión. Ahora suban el volumen de la música y desconecten su cabeza del mundo. Esta noche le pertenece a aquellos que nunca dejaron que el sistema les hiciera creer que no lo iban a lograr. Lo logramos.

La sala brilla con muchas piedras más cuando la última lámpara pierde su fuego.

Observo la mesa que está cubierta con pintura azul fluorescente y no dudo en acercarme a Alex para invitarlo a tomar el primer trago de la noche.

Una canción de Britney Spears inunda los amplificadores logrando que varios estudiantes comiencen a bailar y a cantar a coro.

— ¿Quieres ponche de frutas o jugo de naranja? —le pregunto a mi novio señalando las opciones.

—Jugo de naranja. El ponche de frutas me provoca náuseas desde que me bebí un jarrón entero en el baile de invierno.

Asiento y le sirvo jugo en uno de los vasos de arcilla que están preparados para los estudiantes. Me encanta que pensaran en todo porque sé que los hicieron para que nos lo lleváramos a casa y no contaminamos el ambiente usando vasos plásticos.

Sé que los chicos del club de artesanía hicieron con sus propias manos cada vaso.

—No puedo ver más de tres metros —suspiro —. Perdí a Thomas de vista cuando apagué la lámpara.

—Déjalo, seguramente Sabrina lo raptó apenas lo vió —Alex rueda los ojos.

— ¿Tú crees? Bueno, era de esperarse. Ella dijo que bailaría toda la noche con él sí o sí.

—Es muy intensa, me estresa.

— ¿A ti qué no te estresa? — río y dejo un beso en sus labios.

— ¿Estás loco? Cualquiera pudo habernos visto —susurra claramente feliz.

—Si yo no puedo ver a nadie, estoy seguro de que nadie podrá vernos a nosotros. Tengo mejor vista que todos los adolescentes de este lugar juntos.

—Vale, si es así...— él se abalanza sobre mí besando cada espacio de mi boca y yo abro mucho los ojos cuando introduce su lengua a mi boca sin pararse a pensar que sí, tal vez nadie pueda vernos sin tener una nube borrosa de por medio, pero existen las linternas, los flashes y personas sedientas que tal vez quieran tomar un vaso de jugo.

Lucho con su fuerza y lo empujo justo al tiempo que dos chicas aparecen a nuestro lado. Los cuatros nos observamos con curiosidad y yo no dudo en caminar lejos del grupo completamente avergonzado con la escena.

¿Para qué hablé? Ahora estoy seguro de que Alex intentará meterme mano en cada oportunidad que tenga.

—No huyas, cobarde —dice llegando a mi lado.

Yo lo ignoro y me aseguro de que no haya nadie a nuestro alrededor que pueda sospechar de nuestra cercanía.

Alex sonríe volviéndose a acercar y yo cruzo mis brazos en su cuello confesándole lo mucho que me encanta como luce en traje.

Un remix Summertime Sadness de Lana Del Rey logra que ambos bailemos en la misma posición. El ritmo es movido, por lo que Alex pone sus manos en mi cintura y me balancea al compás de su cuerpo.

Gael y Maykel se unen a nosotros cuando Just Dance de Lady Gaga nos hacen cantar con el resto de los estudiantes.

Veo flashes por todos lados y eso solo me obliga a tomar fotos porque sé que desearé tener recuerdos de esta noche en un futuro.

Thomas aparece al cabo de unos minutos y por fortuna se encuentra más animado de lo esperado. Tanto así, que se une al baile de los chicos siendo captado por un vídeo de Mili.

Tampoco estamos en penumbras. Por suerte las linternas de los teléfonos nos ayudan a ver mejor al resto y debido a las cámaras desechables que son entregadas por el comité, obtenemos algunas fotos memorables.

Me sorprende y conmueve ver como los chicos hacen un círculo para que Alex y yo podamos tomarnos una foto juntos (varias, en realidad). Y no tenemos que fingir que somos amigos, se nota por las manos tomadas, los besos y la forma en la que nos abrazamos que somos una pareja.

—Te tengo buenas noticias —Maya se acerca a mí con una sonrisa maliciosa —. Acabo de comprobar que tu padre se fue a casa, así que podrás hacer tus homosexualidades en paz.

—Gracias, Maya —sonrío y dejo un beso en su mejilla —. Eres la mejor novia del mundo.

—Si Alex no nos estuviera viendo, diría que por ti me pensaría lo de ser bi.

Río y me giro disimuladamente notando que sí, Alex parece un león observando fijamente a su presa.

Yo soy eso último.

—Bueno, nos vemos —mi novia se despide yéndose fielmente con su verdadera pareja de baile.

Jennie sonríe por algo que Maya dice y yo no logro escuchar.

—Hasta acá huelo los celos —suspiro cuando Alex se detiene frente a mí.

Él no dice nada, solo me mira con el ceño fruncido.

—No sé de qué estás hablando —finge desinterés.

Ni él se cree esa tranquilidad.

—Vale, ya que no hay nada que temer, iré a bailar con Anna —paso por su lado fingiendo saber dónde se encuentra mi amiga, pero una mano me toma antes de que logre dar dos pasos.

Sonrío.

—Lo haces para ponerme celoso —su mano aprieta mi cintura de manera posesiva. Lo agradable es que no llega a lastimar, de hecho, se siente bien.

—Pero pensé que no estabas celoso —finjo confusión.

—Y no lo estoy —me suelta y se cruza de brazos —. Ve a bailar con quien quieras.

Sus palabras me toman por sorpresa, pero la sorpresa se la lleva él cuando le hago caso y me voy a bailar con mi única amiga externa al grupo.

Anna es fácil de localizar porque se encuentra rodeada de todos los animadores que tienen sus linternas encendidas. Su sonrisa se ensancha cuando me aparezco a su lado invitándola a bailar Counting Stars de OneRepublic.

—Sé que es tonto de mi parte decirlo, pero era mi sueño que bailáramos juntos en nuestra fiesta de graduación —la escucho hablar con una gran sonrisa —. Gracias por hacer ese deseo realidad —sus ojos se llenan de lágrimas.

Me apresuro a abrazarla antes de que las lágrimas corran y la alzo un poco cuando debido a la multitud perdemos el equilibrio.

Ambos nos movemos al compás de la música e incluso saltamos con sus amigos que parecen estar contentos por su capitana. Porque sí, orgullosamente puedo decir que Anna fue asignada como capitana luego de que Gabriela fuera expulsada de su título. Todos sabemos que ese puesto siempre le perteneció a mi amiga.

La canción termina justo cuando una voz en el micrófono anuncia que ya están por coronar al rey y la reina del baile de graduación.

Esa es la razón por la que Anna besa mi mejilla y se despide momentáneamente del grupo. Los reyes de invierno son los que coronan a los reyes de la graduación, es una tradición del instituto Artois.

Maykel sube al escenario acompañado de ella y todos aplaudimos cuando dos chicas del comité hacen entrega de sus coronas. Ellos sonríen recibiendo aplausos y luego toman los cojines en los que se encuentran las coronas de los reyes de graduación.

—Antes que nada, me encantaría leer el hermoso mensaje que la profesora Kiana escribió para nosotros.

Todos aplaudimos y a algunos se nos llenan los ojos de lágrimas porque sentimos nostalgia por nuestra maestra y amiga. Fue la mejor profesora guía porque aparte de educarnos, también nos consoló y apoyó en momentos difíciles. Gracias a ella pude tener mi primer acercamiento con Alex.

— "Hoy acaba una etapa de sus vidas muy importante" — la chica del comité comienza a leer con voz temblorosa—. "Acaba una etapa que muchos recordarán como la más emocionante, estresante, trágica, agradable e inolvidable de sus vidas".

» "El baile de graduación, el único y último de la adolescencia siempre trae consigo algo muy especial: experiencias. Esa palabra define por completo todo lo que se viene después de él. Dejan de ser niños, dejan de obtener ayuda y comienzan a enfrentarse a desafíos que no tienen idea de si podrán superar y la respuesta a eso es sí. Podrán.

»Muchas personas vendrán a hacerlos dudar. Muchos se decepcionarán de ustedes. Muchos incluso querrán verlos fracasar y ustedes lo harán: van a fracasar. También van a decepcionar a muchas personas y también se convertirán en personas cuestionables. ¿Saben por qué? Porque estarán viviendo nuevas experiencias que los obligarán a afrontar los obstáculos de manera diferente.

»Una de las principales cosas que deben aprender es no creer que no pueden fracasar. Ustedes tienen el derecho de equivocarse, no sean tan duros consigo mismos en una etapa tan difícil. Sean compasivos, amables, trátense como si fueran su mejor amigo y siempre recuerden que no tienen la obligación de enorgullecer a nadie más que ustedes.

»No importa si ese camino que quieren recorrer los lleva lejos de las personas que aman. Sus vidas son suyas precisamente para que hagan lo que quieran con ella. No importa si al principio creen que se están equivocando, es normal sentirse asustado cuando hacemos lo que queremos. Nos sentimos así porque nos asusta que algo salga mal.

»Recuerden que si algo no les asusta, significa que no les apasiona lo suficiente. No se desesperen, tengan paciencia, cada derrota será más dura porque ustedes serán muy grandes para fracasos muy pequeños.

»Ustedes fueron mis niños, mi primera generación de estudiantes y me siento profundamente orgullosa de cada uno de mis bellos alumnos. Están y estarán por siempre en mis recuerdos y corazón. Gracias a ustedes, tuve mi primera victoria luego de muchas decepciones y derrotas".

Cuando el discurso acaba todos comenzamos a aplaudir eufóricos.

Es tradicional que el profesor guía prepare un discurso pero no pensé que me iba a emocionar tanto que la profesora Kiana escribiera el suyo.

—Ten —alguien me pasa un pañuelo y lo tomo enseguida limpiándome los mocos.

Alex sonríe a mi lado y yo lo miro mal porque seguramente se está riendo de mí. Él dice que soy muy llorón.

— ¿Por qué mi profesor guía no fue como el de ustedes? —Maya frunce el ceño, deteniéndose a mi lado—. El mío solo dijo "prepárense porque van a sufrir".

— ¿De verdad dijo eso? —Thomas la observa desde el otro lado con una clara expresión de duda.

—En pocas palabras.

Las chicas del comité encienden tres lámparas más para iluminar el escenario y se acercan al micrófono para anunciar a los reyes.

Realmente creo que puede ser cualquiera, teniendo en cuenta que los Crild y el resto de los chicos ya no son tan aceptados.

—Es un honor anunciarles que nuestra reina de graduación es... —los tambores resuenan por algún lugar de la habitación. La buena interpretación me hace saber que los tamboristas están cerca.

Creo que los chicos de la orquesta tocarán algunas canciones para despedirse.

—La reina legítima del baile de graduación es... —las chicas abren el sobre, dejando de sonreír al instante —... Melanie Russell.

La sala se queda muda.

Melanie habría ganado.

—Debe ser una broma —susurra alguien, pero nadie se atreve a reír.

Independientemente de los rumores, Melanie fue una estudiante querida por todos. Tiene lógica que votaran por ella en las semanas de preselección.

Lo único que nos hace sentir mal es que ella no esté para aceptar su corona.

Ella merecía tener su corona.

—En representación a Melanie, nos complacería ceder el trono a Jennie William, su mejor amiga.

Todos comenzamos a aplaudir y siento un poco de alivio al ver la expresión calmada de Thomas. Pensé que se pondría furioso o se deprimiría, pero realmente se le ve contento por la decisión del comité. Todos sabemos que Melanie estaría más que feliz si viera de reina a su mejor amiga.

Jennie tropieza un poco al caminar en medio de las personas. Sus ojos repletos de lágrimas me hacen saber que a ella sí le afecta ser la reina en estas circunstancias y es horrible ponerse en sus zapatos porque sé que ella amaría poder ser reina pero no a costa de la desaparición de Mel.

Ella deseaba vivir este momento junto a su mejor amiga.

Alex la sigue para ayudarla a subir los escalones y una vez que ella está arriba, desaparece de la vista de todos.

Anna ayuda a Jennie a ponerse la corona y sé por su sonrisa reconfortante que seguro le dice palabras para animarla.

Comienzo a buscar entre los estudiantes a Alex cuando las chicas del comité continúan hablando sobre el rey. La razón por la que eligieron primero a la reina fue seguramente porque sabían que era Melanie Russell. Elegir al rey después solo sería una distracción para que no hablaran más sobre el asunto.

El repique de los tambores me pone un poco nervioso porque al ser el único que está caminando los estudiantes me observan con curiosidad y yo odio ser visto. Mi ansiedad empeora cuando las chicas paran de hablar y todos me siguen mirando como si les debiera algo.

— ¿Se encuentra aquí? —preguntan desde el escenario y por alguna razón todos los estudiantes comienzan a apartarse de mi camino —. ¿Niels Baasch?

¿Qué?

Caigo en cuenta de la situación cuando la luz de una linterna ilumina mi coronilla.

Oh, no, por favor.

—Niels, ¡sube a buscar tu corona!

Mierda.

Todos los estudiantes comienzan a aplaudir y yo quiero llorar cuando me comienzan a empujar hacia el escenario.

¡No! ¡¿Por qué yo?! ¡No quiero una corona! ¡Quiero a mi novio! ¿Dónde está Alex?

— ¡Niels, Niels, Niels!— comienzan a gritar al unísono poniéndome más nervioso.

Quiero llorar. Yo no quiero ser rey.

No quiero que me vean.

— ¡Felicitaciones, guapo! Fuiste el chico más votado del instituto —la chica del comité me sonríe cuando estoy frente a ella, aterrándome mucho más —. ¿Estás emocionado? No te preocupes, todos estamos tan felices como tú.

Sí, claro. Estoy muerto de felicidad.

Maykel es el primero en notar que estoy temblando de miedo. Por eso me da una palmada en el hombro antes de ponerme la corona.

Una vez que los aplausos terminan, Jennie se acerca a mí para la foto del rey y la reina.

—No sé quién de los dos está peor —su susurro me hace sonreír en medio del pánico.

Es cierto, ella está igual de roja que yo.

Nos tomamos una foto más con los reyes de invierno antes de bajar a bailar el vals.

La mano de Jennie es pequeña y suave, haciendo un contraste increíble con la mano de mi novio que es áspera y grande. Llevarla hacia la pista de baile me hace imaginar caminando con Alex y es definitivamente todo lo opuesto. Jennie es delicada y tímida, Alex estaría tomándome con seguridad. Jennie no se atreve a levantar la mirada, Alex estaría asesinándolos a todos con ella.

—Tú también merecías este título —es lo único que le digo a Jen al verla tan desanimada.

Ella me sonríe un poco.

—No habría llegado aquí por mis propios méritos.

Sus palabras me hacen fruncir el ceño.

—No digas eso. Si todos te conocieran como lo hacemos tus amigos, estoy seguro de que habrían votado por ti más que por cualquiera.

Ella me mira directamente a los ojos antes de que estos se le llenen de lágrimas.

—Gracias por pensarlo, Niels —murmura antes de abrazarme.

La melodía de un piano invade cada espacio del lugar, logrando que no nos enfoquemos en otra cosa más que en nosotros.

Jennie y yo

Vals de graduación

Ambos imaginándonos con personas diferentes

—Tendremos recuerdos de esta noche por siempre —le digo cuando noto que todos tienen su mirada fija en nosotros.

La ansiedad me invade al segundo por tener la atención de la multitud. Mi mente se nubla y mi cuerpo se marea, pero antes de entrar en crisis, visualizo una mirada azulada que me transmite tranquilidad. Ahí está.

Por acto reflejo intento ir hacia él, pero enseguida caigo en cuenta de la situación y continúo moviéndome al compás del cuerpo de Jennie, quien luce concentrada en otro punto.

— ¿Por qué te da miedo que todos te vean? —su pregunta me toma por sorpresa.

La observo a los ojos para verificar que no me lo imaginé y corroboro que no estoy loco cuando ella me mira con duda.

—A mí me da miedo que me vean porque temo ser juzgada. Mi madre es una de las actrices más famosas y mi papá es un abogado perfecto. Todos esperaban que sacara lo mejor de ambos y mírame —su cara se transforma en tristeza —. Soy incapaz de hablar en público. Una decepción.

—No eres una decepción —pongo mis dedos en su mentón y alzo su mirada —. Que no seas lo que todos esperan no te hace una decepción, te hace ser auténtica.

—Es algo que estoy aprendiendo —suspira y sonríe a medias —. ¿Y tú? ¿Por qué te da miedo?

Porque la única persona que me quería tal y como era murió. Lo pienso, pero no lo digo.

—No lo sé —es mi turno de agachar la mirada —. Supongo que después de ser agredido por mi familia me creé la idea de que todos me iban a juzgar por ser yo.

—Pero tu familia te quiere tal y como eres.

— ¿Mi familia? —la miro confundido.

—Sí, nosotros somos tu familia —se pone de puntitas para acariciar mi cabello —. Mientras tengas de tu lado a las personas que te aman, los demás son irrelevantes.

"Los demás son irrelevantes".

La canción termina justo cuando mis ojos se conectan con los de Alex.

"Hold onto love

That is what I do"

La melodía de un saxofón invade la sala al compás de la música. Es casi mágico cómo el tiempo se detiene al igual que mis pensamientos y ansiedad.

¿Y qué importa si nos juzgan? Al final del día el único que estará junto a mí será él.

¿Y qué importa si me critican? Toda mi vida viví a costa de golpes e insultos.

¿Y qué importa si mi papá no vuelve a dirigirme la palabra? Él nunca me ha dado una razón para que su atención sea necesaria.

— ¿Te atreverías a quedarte sola en la pista? —le pregunto en voz baja a Jennie.

Su mirada se llena de pánico.

—Yo... eh...

—No tiene por qué quedarse sola —una voz femenina irrumpe nuestra conversación.

Jennie observa con sorpresa a Maya cuando esta me aparta y toma su mano, acercándose a su cuerpo.

—Pensé que no querías que nadie supiera —la voz de Jennie suena temblorosa.

—No te dejaría sola jamás —Maya le sonríe y se gira hacia mí —. Ve por tu chico, novio mío.

Sus palabras me impulsan a retroceder en busca de la única persona que en realidad no me interesa ocultar.

Durante toda mi vida oculté mis problemas, oculté mis golpes, oculté los maltratos, oculté mis traumas, mi dolor, a mí. ¿Por qué tendría que ocultar lo único bueno que me ha pasado después de la partida de mi abuela? No tendría por qué avergonzarme de la única persona que me ha querido tal y como soy.

Alex me ha amado en cada faceta. En mis buenos y malos momentos. Con mis virtudes y mis defectos. ¿Por qué tendría que ocultar a la única persona que me ha demostrado que haría todo por mí?

Nadie ha hecho tanto por mí como mi novio, ¿por qué tendría que avergonzarme de él?

Aún así con cada paso que doy buscándolo, el miedo crece en mi interior. En las películas los protagonistas se arman de valor y fuerza para buscar a la persona que aman, pero yo siento miedo y ganas de huir con cada segundo.

Supongo que las palabras de la profesora Kiana tienen sentido.

"Es normal sentirse asustado cuando estamos haciendo lo que queremos".

Estoy cagado, pero por Alex me sometería a esta sensación una y mil veces más. Él es la persona que amo.

— ¿A quién buscas? —Una pregunta me hace dejar de dar vueltas.

Es él.

—A mi novio —sonrío y me giro en su dirección.

Enseguida todos los estudiantes comienzan a susurrar.

— ¿Estás seguro de esto? —su mirada se llena de preocupación y sorpresa.

Eso me hace sonreír más.

—Para nada.

Tomo su mano y lentamente lo acerco a mi cuerpo, demostrándole que aunque no esté seguro de nada, estar con él es lo que yo deseo.

Las voces callan, pero las luces aumentan, lo que quiere decir que nos están grabando.

¿Me aterra? Muchísimo, pero todo el miedo se evapora al mirar los ojos de Alex.

—Acabas de salir del closet, Niels —sus palabras me dejan claro lo que ya sé.

—Bienvenido al club —dejo un beso en sus labios, logrando que más de uno suelte una exclamación de sorpresa —. Ambos estamos del otro lado.

Él sonríe y me devuelve el beso con más calma.

"But I miss you when you're gone

That is what I do, babe

And it's going to carry on

That is what I knew, babe"

La melodía del saxofón suena hermosa acompañada del piano y la voz de Dolores O'Riordan. Mientras la escucho, no puedo evitar cantarla y apoyar mi mejilla en el hombro de Alex. Él sujeta mi cintura y mi mano derecha, moviéndose suavemente.

Algo que me encanta de mi novio es que además de ser un gran besador, es un excelente bailarín. Alex siempre tiene cosas que te sorprenden y esta es una de ellas. Él siempre encuentra una nueva manera de demostrarme que hace todo bien.

—Estás temblando, solecito —su pecho vibra cuando habla.

—Es que todos nos están mirando —trago saliva y me separo un poco para mirarlo a la cara —. ¿Cómo puedes estar tan relajado?

A él parece divertirle mi pregunta.

—Las personas que me importan me aman como soy. El resto se puede ir a la mierda.

"And to my mind, everything's stinking

Stinking without you"

Me separo un poco cuando él me impulsa a dar una vuelta para rodearme con su brazo. Mi mano izquierda se apoya en su cintura justo cuando los dedos de mi mano derecha se entrelazan con los suyos. Nuestras manos encajan tan bien que da miedo. Parecen estar hechas para la otra.

Aunque es obvio, Alex Crild fue hecho para estar conmigo.

— ¿Acabas de tener un pensamiento en voz alta? —Su sonrisa hace que la mía desaparezca.

¿Acabo de pensar eso en voz alta?

Mierda.

—Tú también fuiste hecho para mí, Niels Baasch.

No respondo a eso, simplemente río y observo a los estudiantes que se encuentran viendo la escena como si se tratara de una película. La verdad es que sí, parece una película en la que Alex, Maya, Jennie y yo somos los protagonistas. Porque eso sí, ellas también se encuentran comunicándole a todos que nuestras relaciones eran una tapadera.

Aguanto la respiración y tomo con fuerza a Alex cuando él me jala hacia un lado, haciéndome caer justo en el último verso de la canción.

Lo que me deja sin palabras no es la acción de mi novio, es la reacción de todos: comienzan a aplaudir.

¿Y los insultos?

—Te esperabas lo peor, ¿no? —la risa de la Alex me devuelve a la realidad.

Me estabilizo con su ayuda y una vez que asimilo la situación, lo abrazo a él sin siquiera mirar al resto.

Acabo de anunciar públicamente que soy gay. Alex acaba de confirmar su orientación sexual al mundo. Todos saben que somos novios.

¿Por qué no tengo miedo?

— ¡Vivan los novios! —El grito de Maykel es inconfundible.

Alex y yo reímos cuando los chicos se acercan a abrazarnos, incluyendo a Thomas y a Anna. Esta última me da un gran abrazo ignorando la mirada asesina de Alex.

—Estoy muy orgullosa de ti —sus manos se detienen en mis mejillas, provocando que la mirada asesina se clave en ella —. ¿Crees que alguna vez Alex deje de odiarme? —pregunta sin dejar de sonreír.

—No tengo idea —respondo y tomo sus manos para alejarlas de mi cara.

Thom es el segundo en abrazarme y decirme lo orgulloso que se siente de mí. Sus palabras están llenas de tanta sinceridad que termina por hacerme llorar. Nunca esperé tener un mejor amigo como él. Nunca pensé que él quisiera ser amigo de alguien como yo.

—Eres increíble Niels, pase lo que pase siempre estaré para ti—termina de decir justo cuando una mano se apoya en mi cintura.

Me giro hacia Alex cuando me pasa otro pañuelo y lo abrazo con fuerza para evitar que todos me vean llorar.

Es raro ya no sentir miedo. Pensé que todos me verían con asco o me maltratarían, pero la realidad es que ese odio solo estaba vigente en mi burbuja familiar. Sé que habrá personas que me juzguen, pero eso no quiere decir que todos lo harán.

El miedo a mi familia me hizo creer que ser yo mismo era malo y el amor de mis amigos me hizo darme cuenta de que soy genial. Soy una buena persona. No merezco que me lastimen.

Esa seguridad también se la debo a mi abuela, quien nunca me hizo sentir que había algo malo conmigo. Sé que ahora mismo ella también estaría orgullosa de mí.

— ¿Te sientes mejor?

La caricia en mi cabello y espalda me reconforta muchísimo. Es extraño saber que los abrazos de una persona a la que no le gusta el contacto físico puedan sentirse tan bien. Se siente increíble ser abrazado por la persona que amas y se siente aún más increíble encontrar refugio en ella.

—Sí, estoy mejor —suspiro ya calmado.

Él seca mis lágrimas con sus pulgares y limpia mis mocos con la parte del pañuelo que no está sucia.

—Suénate —me ordena y hago lo que me pide, terminando de soltar lo que queda en mi nariz —. Buen chico —él sonríe y guarda el pañuelo en su bolsillo.

Ambos ignoramos las miradas extrañas y comenzamos a caminar lejos del círculo grande que se creó a nuestro alrededor. Por suerte no somos la única sorpresa de la noche y Maya y Jennie logran que la atención puesta en nosotros disminuya un poco.

—Creamos una ola de homosexualidad —Alex sonríe y señala un lugar.

Sigo su mirada y abro mucho los ojos al encontrarme con Brown (un chico del equipo de fútbol), besando a su mejor amigo. Creía que este último tenía novia, pero al parecer no. Ambos están besándose con toda la confianza del mundo.

—Los heteros ya tuvieron mucho protagonismo estos años —río y lo miro fijamente a los ojos pensando en todo lo que pasará después de esta noche —. Te amo tanto.

Él me observa durante largos segundos sin decir nada. Sé que en su cerebro hay un cortocircuito cada vez que le digo lo que siento. Es tierno saber que tengo el poder de dejarlo sin palabras.

—Yo te amo más —dice al recobrar la compostura.

—No, yo más —cruzo mis brazos alrededor de su cuello.

Eso lo hace fruncir el ceño.

—Dije que yo más —él pone sus manos alrededor de mi cintura.

—Yo más —sonrío, sabiendo perfectamente que logré que hiciera lo que tanto criticaba.

Thomas y Melanie: hoy los vengué.

—Yo más, deja de insistir —se frustra como un niño pequeño.

Estoy a punto de seguir fastidiandolo cuando una mano me hace girar con fuerza.

Al principio me asusto e imagino lo peor, por eso me quedo sin saber qué decir cuando veo a Anna con una expresión preocupada.

—Niels, las amigas de Gabriela me dijeron que ella fue a hablar con tu papá — sus palabras me toman por sorpresa —. Fue con él antes de que empezara el vals, ella le fue a decir todo.

¿Gabriela?

¿Ella cómo se enteró?

—Niels, si tu papá se enteró seguramente debe venir en camino —su mirada me hace saber que está hablando muy en serio.

Intento hacer preguntas o decir algo coherente, pero la vibración de mi teléfono me lo impide. Todo se vuelve peor cuando noto que la llamada viene de mi casa. Seguramente es mi mamá.

— ¿Hola...? —pregunto al escuchar una línea vacía.

—Niels...—el susurro de mi mamá hace que una corriente viaje por mi espina dorsal —. Niels... hijo...

Retrocedo intentando entender lo que está pasando. Alex me toma cuando nota que algo me pasa y yo trago saliva en busca de valor.

— ¿Mamá? ¿Qué pasa?

—Niels vete de la fiesta —sus palabras suenan como una súplica —. T-tu papá se fue con tu hermano... Niels... sal de ahí.

La llamada se corta justo cuando estoy a punto de preguntarle qué tiene. Se escucha aterrada y más que nada, parece que algo le pasa.

Si mi papá se enteró quiere decir que está muy alterado. Si viene con Niall, quiere decir que va a dejar que mi hermano me golpee.

Me van a matar.

— ¿Niels? —la voz de Alex suena lejana.

Seguramente mi mamá intentó detener a mi papá y él la golpeó...

Vienen por mí

Me van a matar

Van a matar a Alex

Los chicos van a intentar meterse

— ¡Niels! —Ignoro los gritos de Alex y comienzo a correr lejos de todos.

Tengo que ir a mi casa. Mi papá está de camino, tengo que buscar a mi mamá y llevármela.

Tengo que irme ya porque si me encuentran me van a matar.

Niall me va a matar

Mi papá me va a matar

Van a matar a mis amigos si me quedo con ellos

Van a matar a Alex si lo ven conmigo

Hago uso de mi resistencia de futbolista y corro hasta la avenida en busca de un taxi. No puedo esperar a contactar un uber, Alex me alcanzaría antes de que llegara.

Paso a las personas que se interponen en mi camino y cruzo las calles como si no le temiera a la muerte. La realidad es que no le temo a la muerte: le temo a que mi papá le haya hecho algo muy malo a mi mamá.

Varios autos suenan claxon cuando paso como un rayo delante de ellos. Aún así no me detengo y aparto con fuerza a un tipo que intenta subirse a un taxi.

— ¡Lo siento mucho! —alcanzo a decirle antes de cerrar la puerta con fuerza y pedirle al conductor que arranque.

Con cada segundo mis nervios aumentan y no puedo evitar sentirme peor al escuchar mi teléfono vibrar y reventar por mensajes y llamadas. Debe ser Alex y el resto de los chicos y no puedo atenderlos ahora. Ellos deben saber ya lo que está pasando y estoy seguro de que vendrán después.

Saco un par de billetes de mi bolsillo y se los entrego al taxista con rapidez.

El hombre ni siquiera tiene tiempo de decir nada, yo solo salgo del auto y corro hasta mi casa notando que ni la puerta de entrada cerraron. Debían estar muy apurados.

¿Dónde está mi mamá?

— ¡MAMÁ! —grito aterrado al ver la casa hecha mierda.

Hay vidrios rotos por todos lados y gotas de sangre por la alfombra.

Estar en mi casa de por sí ya era agobiante y ver todo así me hace entrar en crisis.

Las luces amarillas no ayudan en nada, solo me marean y me hacen caminar como un zombi hasta las escaleras.

Si ellos se fueron molestos seguramente ella intentó detenerlos y mi papá seguro la agredió...

— ¡Mamá! —grito antes de retroceder para buscarla en la cocina.

La alfombra roja con detalles dorados solo hace que la decoración victoriana resalte más.

Desde que llegué odié las paredes amarillas y la falta de iluminación que había en este lugar. Es hermoso a simple vista, incluso parece perfecto, pero es realmente agobiante cuando estás mucho tiempo encerrado en un lugar en el que no entra ni un rayo de luz solar.

—Mamá... — me quedo sin voz al verla tendida sobre el suelo de la cocina.

El teléfono local se encuentra a un lado, dándome a entender que la llamada se cortó cuando ella se desvaneció.

Me apresuro a comprobar sus signos vitales y no puedo evitar llorar al ver marcas de dedos alrededor de su cuello y brazos. Papá la estranguló y la golpeó repetidas veces en el rostro.

—Mamá... —mi labio inferior tiembla y cuidadosamente tomo su pequeña cara entre mis manos.

Mi pecho se aliviana enormemente cuando ella abre un poco los ojos, haciéndome saber que tiene varios vasos sanguíneos rotos.

—Niels... —susurra intentando alzar la mano, pero por alguna razón no puede —. Cariño, tienes que irte de aquí —sus ojos se llenan de lágrimas.

Observo sus labios que antes lucían hermosos y lloro peor al ver toda la sangre que sale de ellos. También los tiene muy hinchados al igual que el resto de la cara.

— ¿Niall no te defendió? —pregunto ignorando su súplica.

Ella no responde, simplemente comienza a llorar y suelta un quejido cuando la alzo caminando apresurado hasta el sofá.

La acuesto con delicadeza y apoyo su cabeza en un cojín intentando que esté lo más cómoda posible.

Ella no dice nada mientras llamo a la ambulancia y a la policía. Solo me detengo cuando suelta un quejido seguido de mi nombre.

— ¿Sí? —busco con la mirada de dónde proviene su dolor y me quedo paralizado al ver la mancha roja que sobresale de su delantal. No es una mancha de comida.

Ni siquiera me atrevo a verla, simplemente respiro hondo y pongo mi mano sobre su estómago que parece ser la fuente de su desmayo. Está perdiendo sangre.

—Niels... s-siempre lo supe —su voz suena casi como un susurro, se nota que le cuesta pronunciar las palabras.

—No hables, mamá —intento dejar de llorar para que ella no se preocupe más —. Ya viene la ambulancia, no tienes que preocuparte.

—Siempre s-supe...—ella sigue hablándome, al parecer ni siquiera escucha lo que le digo —. Por eso te envié con mi mamá... no quería que él... t-te lastimara.

Abro mucho los ojos al caer en cuenta de lo que está diciendo. ¿Mi mamá siempre supo que era gay?

¿Cómo lo supo?

¿Me envió a Canadá a propósito?

¿Fue su manera de protegerme de papá?

—Niels... — su voz suena más aguda, como si estuviera usando su último aliento para hablarme —. T-tienes que irte de aquí...

Su mano izquierda se posa sobre la mía que descansa en su abdomen. Intento creer que es solo una alucinación por la falta de sangre, pero al ver sus ojos repletos de lágrimas sé que lo que me está pidiendo lo dice completamente lúcida.

Ella sabe lo que está diciendo.

—Niels... tu abuela me pidió que ocultara la herencia que dejó a tu nombre cuando murió —su respiración se corta y durante varios segundos ella respira hondo, intentando recuperar el oxígeno —. Su sueño era que f-fueras a una buena universidad... m-me lo pidió en secreto y yo... —una expresión de dolor la invade, haciéndome enloquecer.

—Deja de hablar, ya va a llegar la ambulancia y todo estará bien —mi voz suena firme, a pesar de que por dentro estoy sufriendo con ella.

Ella no me escucha, solo aprieta sus ojos soltando un par de lágrimas y me mira fijamente, como si quisiera memorizar mi rostro.

—Deposité el dinero en tu cuenta... solo tienes que tomar un poco para irte de aquí... t-tienes un contacto en la universidad de Londres...

—No te voy a dejar aquí.

—Niels...—ella aprieta mi mano sobre su abdomen y llora con dificultad —. Tienes que irte antes de que vuelvan...

Actúo por acto reflejo y me quito la chaqueta para ponerla sobre su abdomen. Eso parece detener un poco la hemorragia, aunque sinceramente no sé qué tan profunda es la herida ni quien se la hizo.

¿Cómo es posible que Niall dejara que esto sucediera? Entiendo que no me quiera a mí por ser un homofóbico, pero él tenía un sentimiento de cariño y respeto por mi mamá. ¿Qué le pasó?

Supongo que pensé tanto en él como un victimario, que no me di cuenta del miedo que él sentía por nuestro padre. Niall sería capaz de matarme si mi padre se lo ordenara.

—No te voy a dejar sola —insisto al ver como me suplica que me vaya —. No te voy a dejar sola con ellos.

Ella niega y me mira fijamente a los ojos.

Un escalofrío recorre mi cuerpo al ver su mirada casi sin vida.

—Est-toy orgullosa de ti, hijo —susurra esbozando una pequeña sonrisa —. Siempre te amaré.

—No te despidas, por favor...

Ella intenta decirme algo más, pero lo único que hace es apretar ligeramente mi mano y suplicarme con la mirada que la deje atrás.

Con su último aliento pide que me vaya antes de que ellos me maten.

Ni siquiera tengo que adivinar de quién es el auto que aparca estrepitosamente porque lo conozco muy bien, eso me obliga a correr escalera arriba en busca de mis cosas.

No puedo dejar de llorar a medida que me encierro en mi habitación y busco mis documentos y mis maletas. Meto mis documentos en mi bolso del instituto y guardo todo lo que está en mi closet en la única maleta con la que llegué.

Ni siquiera me molesto en recoger mis libretas, simplemente verifico que no haya nadie en la parte trasera y arrojo mi bolso y mi maleta por la ventana.

El auto que estacionó era de mi papá, lo que quiere decir que ambos están acá y me van a matar. Ellos no le tienen miedo a las autoridades.

Observo hacia abajo intentando descifrar si la altura va a quebrar alguno de mis huesos y pierdo el miedo cuando un golpe en mi puerta me obliga a saltar.

Caigo con fuerza sintiendo el dolor extenderse por mis rodillas y columna, pero ignoro la sensación y tomo mis bolsos en busca de un escape del infierno.

Ni siquiera soy consciente de lo mucho que corro hasta que comienzo a ver las luces de la avenida y a las personas caminar. Todos me observan con asombro cuando paso casi tan rápido como una bala, al parecer les sorprende mi llanto o es tal vez es el hecho de que esté manchado de sangre. La sangre de mi mamá.

Las palabras de ella invaden mi mente revolviéndola y haciéndome sentir peor. No busco pedir ayuda, no grito ni le hablo a alguien, simplemente tomo un taxi y le pido torpemente que me lleve al aeropuerto.

Pienso en mi madre durante el tiempo que tardo en dejar de llorar. Mi corazón está hecho pedazos y ni hablar de mi cabeza. Todo me da vueltas y solo tengo ganas de volver y acostarme junto a ella.

Ella nunca dejó de amarme... me envió con mi abuela para protegerme.

Mis manos tiemblan a la vez que un teléfono en mi pierna me devuelve a la realidad. Vagamente recuerdo por qué están llamándome y por qué me siento tan ansioso. Entonces termino de enfocarme: Alex.

Tengo que despedirme de Alex.

Saco mi teléfono de mi bolsillo y torpemente leo todas las notificaciones que hay. Hay un montón de ellas que me hacen recordar que salí públicamente del clóset y que seguramente soy una figura pública al ser novio de Alex Crild.

Todo eso me parece bastante lejano. Ni siquiera me molesto en asimilar lo diferente que será mi vida a partir de ahora.

— ¡¿Niels?! —una voz profunda y ronca invade la línea.

Escucharlo solo me rompe más.

—Niels... amor, ¿dónde estás?—no puedo dejar de llorar, simplemente escucho su respiración acelerada —. ¿Dónde estás? Iré contigo.

—Se murió mi mamá —digo entrecortadamente, sin saber cómo es que enfrentaré la vida de ahora en adelante.

La línea queda en silencio durante unos segundos.

—Lo sé, amor —él aclara su garganta, lo que quiere decir que hace todo su esfuerzo por no llorar también —. Lo siento mucho...

Mi mente da más vueltas. Es un hecho. Mi estúpido lado ingenuo tenía la esperanza de que ella...

—Te estoy buscando —vuelve a hablar más calmado —. Dime dónde estás, iré contigo.

Ignoro sus palabras y observo a mi alrededor, dándome cuenta de lo miserable que es y siempre ha sido mi vida.

Cuando era pequeño, solía llevarme muy bien con mi hermano. Éramos mejores amigos y siempre jugábamos fútbol con mi papá y los niños del barrio. Siempre fui un niño muy sociable, por ende me llevaba bien con todos, sobretodo con Alan, el hijo de la vecina del frente. Alan y yo nos llevábamos tan bien que un día a escondidas nos dimos un beso que mi madre vió.

Nunca até cabos de ese momento, ni siquiera lo recordaba, era muy pequeño en ese entonces... Pero luego de ese día mi madre comenzó a insistirle a mi padre para que me dejara ir con mi abuela. Mi madre estaba convencida de que ella necesitaba compañía luego de la muerte del abuelo. Esa fue la primera vez que me sentí acorralado por la vida.

Cuando me adapté a Canadá fui un chico extremadamente feliz. No tenía muchos amigos, el trauma que me había generado la mudanza repentina me hizo creer que si me abría a las personas terminarían rechazándome como mi familia y por eso mi único amigo era también mi novio. Fui muy feliz durante mi época con él, incluso estábamos planeando estudiar en la misma universidad cuando su mamá nos descubrió teniendo sexo y se lo contó a mi abuela. La segunda vez que la vida me pateó fue esa, luego de que me devolvieran con mi familia.

La tercera vez que me sentí perdido fue con la muerte de mi abuela. La cuarta vez con la humillación y los constantes abusos después de que Niall supo de mi sexualidad.

Y ahora...

—Niels, dime dónde estás...

—Todo lo que amo muere, Alex... — mi voz suena horrible ya que las lágrimas no me dejan hablar bien —. Las personas que me aman terminan lastimadas... todos... soy el problema...

No dejo de llorar, simplemente aprieto el teléfono con fuerza en busca de valor para decirle lo que siento. Él no parece entender.

— ¿De qué hablas? Tú eres perfecto, eres la mejor persona que he conocido...

—Claro que no... —no dejo de llorar, simplemente trago el nudo doloroso —. Mi abuela murió, mi madre también... solo por protegerme... no puedo dejar que lo mismo te pase a ti.

Aprieto mi pecho intentando calmar el dolor.

—Tu abuela no murió por tu culpa, Niels, tu madre tampoco...

—Mi abuela murió de tristeza —mi pecho se aprieta con cada palabra —. Si yo no hubiera ido, ella nunca me habría amado tanto... fue mi culpa.

— ¿Qué estás diciendo?

—Mi mamá murió intentando protegerme...

—Niels...

—No puedo dejar que lo mismo te pase a ti —mi cabeza comienza a palpitar por el dolor —. Te amo demasiado como para dejar que te hagan daño.

A pesar de que el dolor se agranda, me obligo a dejar de llorar y centrarme en lo que estoy diciendo. Si Alex me nota indeciso no me hará caso, pero si ve mi seriedad se detendrá. Necesito que se detenga, él no dejará de buscarme si no le dejo las cosas claras.

—No voy a dejar que te pase nada nunca —digo con más firmeza de la que siento —. No quiero seguir contigo.

La línea queda en silencio. Al parecer ambos estamos procesando mis palabras.

—Es lo mejor para ambos —insisto —. Ninguno está lo suficientemente estable para el otro.

—No te creo —dice en voz baja —. Sabes perfectamente que somos lo mejor para el otro.

—No puedes obligarme a creer lo mismo que tú.

—Niels...

—Mi mamá murió, Alex —mi voz se rompe al decir esas cuatro palabras —. No puedo permitir que lo mismo te pase a ti.

—Niels...

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, no podría soportar que alguien te lastimara.

El auto se detiene y el conductor me indica que ya estamos en el aeropuerto. Para mi desgracia lo dice muy alto, lo que me hace saber que Alex escuchó y seguramente vendrá a buscarme.

—No me hagas esto, por favor —su voz se llena de una desesperación asfixiante —. Niels no me dejes.

—Lo siento mucho...

Alejo el teléfono intentando que no escuche mi llanto, aunque es estúpido porque él me conoce mejor que nadie y sabe incluso cuando lo estoy mirando en la oscuridad.

—Hablemos primero... tienes que calmarte... no me dejes así —por su respiración sé que está entrando en pánico, eso me afecta mucho más.

—No puedo esperar a que algo te pase a ti.

—Nos vamos a casar... —su voz se rompe por completo.

—Ya no más...

Cuelgo antes de escuchar su llanto y le pago al taxista que me observa con una expresión apenada. Supongo que estuvo escuchando todo y aunque no me avergüenza, sí me hace entender que el tipo nunca tendrá idea del por qué escuchó lo que escuchó.

Camino hasta el aeropuerto con prisa. Aprovecho los minutos de adrenalina para botar mi teléfono en unp de los contenedores y caminar apresuradamente hasta el check in antes de sentir arrepentimiento.

Compro el primer pasaje lejos de aquí. Por suerte sí hay asientos disponibles ya que una familia canceló el vuelo por asuntos personales, lo que me facilita ir en un solo avión y no tener que hacer saltos como pretendía.

Registro mi maleta y camino con mi bolso hasta el área de descanso. No me molesto en ver atrás, no me permito llorar ni arrepentirme, simplemente me siento en la sala de espera y tomo mi avión cuando se hace la hora de salida.

Durante el vuelo no pienso mucho, solo miro por la ventana y me permito llorar silenciosamente.

...

Un capítulo muy intenso. 

¿Qué opinan de Niels? 

Con mucho amor y un beso en la boca

—Nepasavoir. 




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