CAPÍTULO 47


CHICOS NO CORREGÍ, NO TUVE TIEMPO PORQUE LES QUERÍA DAR ESTA SORPRESA EL PRIMER DÍA DEL AÑO.

PERDONEN SI VEN ALGUNA FALTA ORTOGRÁFICA O GRAMATICAL, LES PROMETO CORREGIR MAÑANA CON TIEMPO.

LOS AMO, GRACIAS POR LEERME.

¿Dónde está?

Thomas.


— ¿Te encuentras bien? Sé que la mayoría de esos idiotas solo hablan para quedar bien.

Observo con detenimiento a Sabrina cuando se sienta a mi lado.

Sé que dice todo eso para subirme los ánimos, pero sinceramente no estoy así porque me importe lo que ellos piensen de mí. Me vale mierda lo que piensen de mí, pero odio que hablen de Melanie.

Y no estoy triste, estoy furioso. Le quiero arrancarle la lengua a cada uno de los estudiantes.

Me recuesto en el pupitre del salón de química y suspiro sintiendo su mirada sobre mí.

Lo que pasó con nosotros después del beso es algo que no he querido pensar mucho. No porque esté molesto o incómodo con ella, sino porque siento que ella sí se siente incómoda conmigo.

Hablamos como siempre y nos tratamos igual que siempre, pero en momentos como estos cuando estoy callado y la siento mirarme, sé que ella muere por decirme miles de cosas que no estoy interesado en escuchar.

¿Lo más incómodo? La escena del beso en la obra de teatro. Una escena agregada de las últimas dos presentaciones en las que una amiga de Sabrina convenció a la profesora de que se vería bien con nuestros personajes. En la obra, Sabrina y yo terminamos enamorándonos, pero una escena del beso no estaba en el guión y ahora sí. La últimas dos veces que nos presentamos, fue excesivamente incómodo como todos esperaban un verdadero beso de pareja.

— ¿Te puedo hacer una pregunta? —la escucho hablar después de unos minutos en silencio.

—Claro.

— ¿Por qué te enamoraste de Melanie? —Su pregunta logra que me tense de inmediato —. Es solo... Que a veces me pregunto si solo fue una atracción física que pasó a sentimental o viceversa, es... Curiosidad.

Con cada palabra su tartamudeo aumenta. Sé que se siente nerviosa por mi expresión, aunque también sé que sabe que yo no le haría nada.

Me molesta que hablen de Melanie por más mínimo que sea, pero sé que Sabrina no pregunta eso con mala intención.

—Al principio fue atracción física, claro —no me molesto en confesar, siempre me ha parecido ilógico que las personas nieguen que el físico es importante cuando es lo primero que vemos en una persona —. Pero luego cuando la vi debatiendo por primera vez en clase de historia me gustó la manera en la que pensaba y cómo se expresaba y me interesó conocerla.

Sabrina sonríe y se relaja sobre el asiento a mi lado. Al parecer esperaba que le respondiera cortante.

—Y cuando hablaron por primera vez, ¿cómo fue? —sus ojos se llenan de curiosidad.

—La verdad es que tuvimos pequeños encuentros antes de hablar bien. Estábamos en clases distintas, así que la primera vez que tuvimos una interacción fue en la final de un partido de fútbol de Maya. Melanie y yo chocamos y fue ahí cuando nos dimos cuenta de que nuestras familias se conocían —me encojo de hombros —. Su hermana es amiga de una de mis cuñadas. Nosotros solo nos presentamos y nos miramos.

—Y cuando hablaron... ¿cómo fue?

—Le caí mal —sonrío —. Debido a que la mayor parte del tiempo discutía con Alex, la coordinadora decidió cambiarnos de aula y fue ahí cuando me uní a Meli. Ese día nos tocó presentar un debate sobre la segunda guerra mundial en la que yo debía defender la causa y ella a las víctimas. Obviamente yo estaba de acuerdo con su punto, pero debía mantenerme fiel y bueno...

—No traté mucho a Mel, pero como me hablas de ella, seguro incendió el instituto —ella ríe y yo la sigo.

Sí, así es Meli.

—Luego de eso en todas las clases de historia debatíamos con grupos diferentes hasta que un día decidimos unirnos y nos dimos cuenta de que teníamos muchos pensamientos en común y que realmente yo no le caía mal.

— ¿Y ella también gustaba de ti?

—Sí, solo que primero tuve que ganarme su confianza para que ella supiera que valía la pena tenerme en su vida. Hablábamos hasta la madrugada por teléfono sin importar que al día siguiente hubiera clase. Siempre hablábamos de todo.

—Debió ser lindo conocerla de esa manera. Ella era una gran chica.

Sus últimas palabras generan punzadas continuas de dolor.

—Es. Ella es una gran chica.

—S-sí, b-bueno...

Por suerte alguien la interrumpe al entrar al aula. Y ese alguien es Alex acompañado de Niels, al parecer estaban buscándome.

— ¿Nos vamos? —la mirada de mi hermano se centra en mi acompañante.

Por alguna razón que no entiendo, a Alex parece no agradarle Sabrina. Creo que es por Meli y el hecho de que él piensa que le puedo ser infiel o algo así. Es celoso hasta con las parejas de sus amigos.

—Vamos —suspiro y tomo mi bolso, dejando a una Sabrina con la palabra en la boca.

(...)

SEMANAS DESPUÉS.

—Di "tío Thomas" —le pido por sexta vez a Loki, recibiendo la misma ignorada de siempre.

El hijo de mi hermano que ahora vive en la azotea, se la pasa la mayor parte del tiempo saltando por la sala cuando lo bajamos a socializar. No es que lo dejamos todo un día en la azotea, solo que aprovechando la luz y el espacio, Niels y Alex le pidieron permiso a mi mamá y le hicieron un hogar ahí mucho más espacioso. Le han comprado de todo e incluso limpiaron y arreglaron tan bien todo, que se ve más bonito que mi habitación.

En fin, solo lo subimos a la hora de dormir o cuando no hay nadie en casa por si acaso. Por alguna razón los chicos creen que si entran a robar, un loro sería la víctima principal.

—Está más grande, ¿verdad? —Niels sonríe cuando su hijo vuela hasta él, acurrucándose en su cuello.

—Yo lo veo igual —dice Alex comiéndose su hamburguesa.

—Eso es porque no lo detallas tanto como yo —Niels aparta un poco al loro para que él lo vea —. ¿Recuerdas que antes se escondía y ni siquiera se podía ver? Ahora se ve su colita —señala la punta verde de sus plumas.

—Cuidado te caga —es lo único que responde mi gemelo, recibiendo una mala mirada de su novio.

¿Desde cuando me volví el mal tercio? Mi día a día es ver a Niels y a Alex compartir saliva, discutir, reírse, volver a compartir saliva y luego verlos abrazados como koalas. Eso es lo que hacen, se la pasan en eso y es extremadamente molesto no tener nada mejor que hacer que estar con ellos.

Necesito un mejor amigo nuevo.

— ¿Cuánto falta? —pregunto revisando la hora en mi teléfono.

Estamos esperando que sea la hora para ir a una de las entrevistas de Niels. Ya perdimos la cuenta de cuántas ha hecho, pero es necesario si queremos lograr que él quede en una buena universidad que sí le ayude con su futuro. Por supuesto que él está nervioso, pero logra disimular porque no quiere preocuparnos como las otras veces.

—Media hora. Si vamos muy temprano nos tocará esperar mucho allá —Alex suspira y observa a Niels con detenimiento —. ¿Cómo estás?

—Bien —responde Niels de inmediato. Ahí está: no quiere preocuparnos.

Alex y yo nos lanzamos una rápida mirada antes de fingir que le creemos, aunque por mala suerte de Niels, mi gemelo y yo siempre hemos sido muy observadores y ahora tenemos en cuenta varios detalles que desmienten su palabra: no deja de mover su tobillo de arriba abajo, tiene las manos sudorosas, está un poco pálido y no ha querido comer nada.

Sé que es muy importante para él quedar en alguna facultad y me hace sentir mal el hecho de que no lo hayan llamado después de las entrevistas. Eso es lo que más me preocupa: no quiero que dude de su capacidad solo porque otros no captan su potencial. Niels tiene muchísimo talento y no quiero que una universidad lo haga creer lo contrario, no lo merece.

—Pase lo que pase, recuerda que tienes un respaldo —le digo con toda la seriedad del mundo. Él sonríe y observa a Alex de inmediato.

—Lo sé —me vuelve a mirar a mí —. Gracias, chicos —nos sonríe de nuevo a ambos.

—Y yo te puedo mantener —dice Alex para aligerar el ambiente nostálgico.

—También lo sé —Niels se ríe.

Pasada la media hora emprendemos camino a la universidad en Malibú. Sí, queda un poco lejos, pero Niels lo decidió así ya que su idea es mudarse lo más lejos posible de su casa cuando toda la verdad salga a la luz. Con la verdad me refiero a su sexualidad. Niels tiene pensado decir abiertamente que es gay después de terminar el instituto. Obviamente Alex está al tanto del plan y ha buscado patrocinadores de clubes por la misma zona. Eso de vivir juntos va muy en serio, incluso los he escuchado debatir sobre que una casa es mejor que un departamento.

—Hace calor —escucho a mi gemelo hablar a mi lado.

No es el calor, son los nervios. Me parece gracioso que cada vez que Niels tiene una entrevista el más preocupado sea Alex. Parece una mamá.

—Relájate, todo saldrá bien —intento calmarlo para no tener que lidiar de nuevo con dos despechados.

— ¿Tú crees? No lo sé, siento que esta gente es muy seria, no sé cómo tratarían a Niels...

—Alex, no es un niño. Él puede defenderse solo.

—Sí, pero igual...

La manera en la que camina de lado a lado y se retuerce los dedos de las manos, me impulsan a sujetarlo del brazo hasta tenerlo a mi lado. Él se sorprende, pero aún así me hace caso y se sienta, sin apartar el brazo.

—Sé que te debo parecer tonto, Thomas, pero... Es que no quiero que lo sigan rechazando —sus palabras me toman por sorpresa —. Desde pequeño Niels sufre de rechazo y abusos por parte de personas que deberían protegerlo. La única que lo amó y aceptó fue su abuela y ya no está. Acá recibe constantes abusos y maltratos de su hermano y padre y no quiero que piense que lo merece. No quiero que llegue a creer que ese es el trato que va a tener toda su vida, no quiero que se acostumbre a esto.

—Es algo que nos pasa a todos, Alex...

—Sí, pero él ha vivido con esto toda su vida —niega —. No me importa si tengo que cambiar de país, si no lo aceptan acá, estoy dispuesto a irme con él a otro lugar en el que sí lo aprecien. He estado buscando universidades en Nueva York, incluso en Londres... solo quiero que esté lejos de las personas que lo han lastimado.

— ¿Y qué hay de ti? —pregunto sintiendo algo extraño en el pecho.

¿Dolor?

—Puedo buscar clubes en esos lugares, realmente no me interesa mucho. Solo quiero estar con él.

—Respeto tu decisión, pero no puedes detener tu vida solo para estar con Niels.

—De eso se trata —Alex suspira —. No quiero estar en un lugar si él no está conmigo.

Abro la boca dispuesto a responder, pero callo cuando veo a mi mejor amigo salir cabizbajo de la oficina.

Lo difícil de estas situaciones es que no hace falta que te digan las cosas para saberlas: es obvio que no lo aceptaron.

—Vamos por un helado —sonrío y camino delante de ellos para darles un poco de privacidad.

En momentos así el único que puede consolar a Niels es Alex porque por alguna razón aunque es bestia para hablar, tiene una manera única de subirle el ánimo a su novio.

La arena blanca de Malibú se vuelve amarilla cuando el atardecer ilumina el cielo. Es hermoso. Algo que siempre me ha encantado de los atardeceres es la manera en la que parecen paralizar el tiempo. Es casi mágico ver tres colores diferentes complementarse tan bien. Eso me causa gracia, porque es más o menos la imagen que damos Alex, Niels y yo.

No sé cómo llegamos complementarnos tan bien.

— ¿Y si estudio arquitectura? —el chico del medio habla —. No me miren así, también es una buena carrera.

— ¿Te gusta la arquitectura? —le pregunto con asombro.

—Sí, siempre me ha parecido interesante.

—Estudia lo que tú quieras —Alex se encoge de hombros —. Es tu decisión, Niels, nosotros estamos para apoyarte.

—Creo que también es una buena carrera, costosa, pero me puede dar un buen futuro.

Bueno, tiene razón en eso.

—Si es lo que quieres... Solo recuerda no olvidarte de los pobres cuando te vuelvas exitoso —bromeo.

Él solo sonríe y apoya su cabeza en el hombro de mi hermano.

Todo es muy lindo, aunque me encantaría poder compartir esta escena con Melanie. Habría sido perfecto que ella estuviera acá formando parte del momento. A ella le habría encantado ver este atardecer. Melanie ama los atardeceres.

Debo dejar de pensar en ella.

— ¿Todo bien? —pregunta Niels. Al parecer estaba diciendo algo que no escuché.

—Todo bien —suspiro —, solo estoy cansado.

—Hora de irnos —Alex se levanta, tendiéndonos la mano a ambos —. Vamos, mamá nos dio permiso hasta las nueve.

Tomo su mano y una vez de pie, lo observo fijamente a los ojos.

Por alguna razón, desde hace mucho nos cuesta mantenernos la mirada. Sé que lo de él es vergüenza, pero lo mío aún no lo sé descifrar. Es una mezcla de dolor con rabia, aunque ya no siento rabia hacia él, solo dolor. Me duele haber tenido que pasar por todo esto para que él volviera a quererme.

—Vamos —susurro, apartando de nuevo la mirada.

El camino a casa es silencioso y cuando llegamos no es muy diferente. Lo único que me sorprende al entrar es ver a mi mamá, a Nathan y a sus hijos conversar en el sofá. Al parecer los cuatro están viendo una película.

—Hola —Sabrina me sonríe con la cara iluminada. Al parecer me estaba esperando.

—Hola —hago un intento de sonrisa, lanzándole una mirada seria a mi mamá.

Sé que es estúpido que a estas alturas de la vida sienta esto, pero no lo puedo negar. Tengo celos de hijo. No me gusta verla acompañada de otros chicos. Alex y yo somos sus únicos bebés.

— ¿Cómo te fue, cariño? —mi mamá se levanta y camina hasta Niels con una sonrisa. Sonrisa que se borra al ver la expresión del arquero —. Oh, cariño, ya verás que vendrán mejores oportunidades.

—Gracias, mami Lena —él sonríe y se deja consolar un rato más.

Nadie se resiste a los abrazos de mi mami.

—Hola, demonio —Aiden saluda a mi gemelo y luego a mí. A Niels lo saluda de último ya que este intercambia unas palabras más con mi madre.

—Buenas noches —saludo con seriedad a Nathan.

—Hola, Thomas, ¿cómo estás? —me sonríe con amabilidad.

Sé que hace su mayor esfuerzo para agradarme y la verdad es que no nos llevamos mal, pero aún así no me fío de ningún sujeto que esté interesado en mi mami.

Mi mamá ha tenido millones de pretendientes —lo he visto con mis propios ojos —, y nunca se interesó por ninguno. ¿Qué tiene Nathan Harvey de diferente? Tal vez el hecho de que es un hombre de palabra. Tal vez porque respeta a mi mamá como mujer y como socia. Tal vez porque tiene muchas cosas en común con ella... No lo sé, pero por alguna razón él logro ganarse la atención de mi madre y eso me hace tener cierta desconfianza. Necesito estar seguro de que sus sentimientos son sinceros.

—Bien, un poco cansado, pero bien —le respondo después de varios segundos —. ¿usted cómo está?

—Me puedes tutear, hijo —él sonríe y señala el espacio a su lado en el sofá —. Yo he estado muy bien, estos días hemos llevado a cabo el proyecto con tu mamá.

Sé que me habla de algo más, pero no logro escuchar ninguna palabra después de "hijo".

Él no es mi papá.

¿Estoy siendo muy inmaduro?

—Me alegra —finjo una sonrisa cuando termina de hablar, ni sé qué dijo —. ¿Qué opinas sobre mi familia?

Él parece sorprenderse de mi pregunta.

Sabrina y Aiden se sientan en los sofás individuales mientras Alex, Niels y mi mamá se quedan hablando en el comedor, absortos en su conversación.

—Son personas interesantes —el mayor habla —. Cada uno es diferente al otro, pero todos son buenas personas. Amables, decentes, de buen corazón. Son iguales que Lena.

—Y que Kendall.

—Por supuesto —tartamudea —. Aunque no tuve el placer de conocerlo, doy por sentado que fue un buen hombre que tuvo una hermosa familia.

—Que tiene una hermosa familia. Seguimos aquí.

—Pero él no —sus palabras son más dolorosas de lo esperado, por lo que se apresura a agregar: —Físicamente, claro. Sé muy bien que siempre está presente en sus corazones y recuerdos.

—Es lo importante —me encojo de hombros —. Es difícil para nosotros dejar entrar a nuevas personas a nuestra familia y más si llegan a través de nuestra madre. Ella es nuestro pilar.

—Lo sé —él sonríe y agacha la mirada —. Lena me ha demostrado lo importante que es para su familia y lo importante que ustedes son para ella. Son su vida.

—Y ella es la nuestra. No dejaremos que nada le suceda.

—También lo sé —él sonríe, conectando sus ojos con los míos —. Por eso quiero tomarme el tiempo de demostrarle a cada uno de ustedes que voy a luchar por merecer estar a su lado cada día.

—Se lo debes demostrar a ella, no a nosotros.

—Ella lo sabe, por eso es que deseo darle la seguridad a sus hijos de que su madre tomó la decisión correcta al estar conmigo.

— ¿Entonces ya es un hecho? —por alguna razón no me siento celoso al hacer la pregunta, solo sorprendido.

—Lo es. Queremos hablar con ustedes para que nadie sienta que los estamos dejando por fuera. Lena desea que sus hijos se sientan felices con su decisión —sonríe, con la mirada llena de sinceridad. Y le creo.

Sé que Nathan está profundamente enamorado de mi mamá.

—Solo recuerda que si la lastimas tendrás a seis hijos dispuestos a patearte el trasero —digo con toda la tranquilidad posible, él ríe.

—En realidad ocho, nosotros también estamos del lado de mami Lena —Sabrina sonríe y se seca algunas lágrimas que se le escaparon durante la conversación.

—Yo no estoy muy interesado en ser su hijo —escucho el susurro de Aiden y por supuesto que sé por qué lo dice. O por quién.

—Tampoco te intereses mucho, ese puesto ya está ocupado —digo ya cansado de que se meta en la relación de mi mejor amigo.

No me importa si es un juego para él o le causa gracia molestar a Niels, pero no quiero que siga haciéndolo sentir mal o incómodo con sus comentarios. Es suficiente con la mierda diaria que vive como para que Aiden la aumente con inseguridades. Ya está grande, que madure.

—Solo estaba bromeando... —Sabrina intenta aligerar el ambiente.

—No, no es una broma si se burla de la persona y no con la persona. Ya estoy cansado de que finjas no saber lo que pasa entre Alex y Niels. Aprende a respetar las relaciones ajenas. —la mirada que le lanzo no puede ser más mortal, a él parece sorprenderlo.

— ¿Eres algo así como el padrino? —se burla.

—Por el momento no está en los planes una boda, pero si eso llegara a suceder, no lo dudes —mantengo mi seriedad —. Tú no te preocupes, te puedes conformar con el ramo.

— ¿De qué hablan? —la pregunta de mi mamá logra irrumpir la respuesta de Aiden.

Me causa satisfacción que se quede con la palabra en la boca.

...

Los labios de Sabrina se mueven con lentitud contra los míos. Sus manos se aferran a mis hombros y las mías a sus mejillas, solo que con más delicadeza. Se supone que es un beso tierno.

Me alejo una vez que bajan el telón y limpio mis labios con mi antebrazo en busca de aire.

No me gusta hacer esto. Cada vez que lo hago sé que Sabrina se ilusiona más y yo no puedo acostumbrarme a besarla a ella. Me duele que me guste besarla porque me duele que me guste alguien más.

—Debemos volver para la ovación —la escucho hablar detrás de mí.

Luego de recibir más aplausos y un ramo de rosas, decido volver a los camerinos en busca de mi bolso y mi teléfono y justo cuando logro mi objetivo y ya voy directo a la salida, me choco con la chica que está enamorada de mí.

—Thomas, sé que te va a parecer raro, pero...

Me sorprende sentir el jalón en mi cuello, eso es obvio, pero más me sorprendo al sentir su lengua moverse en el interior de mi boca. Es casi como un tsunami llevándose por delante un edificio.

Intento retroceder, pero sus brazos se cruzan en mi cuello con una fuerza sorprendente y es aún más confusa la manera en la que parece sacar fuerza de donde no tiene. ¿Qué rayos está haciendo?

—Sa...brina...—intento separarme, pero ella continúa besándome sin hacerle caso a mis palabras —. Sabrina...

—Deja de fingir que no te gusta —dice con lentitud al separarse un poco —. Sé que te hace sentir mal sentirte atraído por mí, pero eres humano y es completamente válido. Es hora de que dejes de mentirte a ti mismo, Thomas. Yo te gusto y te gusta besarme.

—Yo...

—Estás confundido y dolido como para aceptarlo, entiendo eso, pero no voy a dejar que ese remordimiento me prohíba dar el primer paso. Así tenga que besarte un millón de veces para que lo aceptes, lo haré. Te besaré hasta que tú desees besarme primero.

—Entiende que puedes salir lastimada —intento agachar la mirada, pero ella toma mi cara entre sus manos.

—No me importa. Estoy dispuesta a eso por ti.

Sus labios se vuelven a unir a los míos, solo que esta vez más lento y menos brusca. Esta vez es con calma, abriendo paso poco a poco y enterrando sus dedos en mi cabello.

Sí, ella me gusta. No sé realmente por qué me gusta, creo que es por su determinación y la manera tan segura en la que hace las cosas. Me gusta que siempre parezca decidida y lista para afrontar las consecuencias, es... No lo sé. Es todo lo que me hace sentir confianza de que no acabará con su vida si algo sale mal.

—Debo irme —me separo de golpe, dejándola aturdida —. Hablamos luego, yo... —retrocedo y niego —Debo hacer algo primero.

...

Mi llegada al hospital sorprende a más de uno. Creo que es por el hecho de tener tiempo sin venir, pero la realidad es que la sorpresa me la llevo yo cuando al entrar a la habitación de Melanie, descubro que no está aquí.

Le pregunto a cada enfermera, doctor y paciente que veo, pero no consigo a nadie que me diga dónde carajos está ella.

Recorro cada pasillo en busca de respuestas, llamo a todos los Russell en busca de explicaciones, pero ninguno me contesta o da la cara. Al parecer todos se ponen de acuerdo para ignorarme y eso solo me vuelve loco y me enfurece.

Mi última opción es Taylor, quien me responde al tercer pitido con una actitud sospechosa: muy serio.

—No sé nada.

—Dime la verdad, Taylor —aunque intento demostrar autocontrol, mi voz tiembla por el nudo en mi garganta.

Tengo muchas emociones reprimidas y ninguna es buena. Solo hay una persona que es capaz de ponerme así y es algo que él y todos saben, ¿por qué me ocultan la verdad?

—Taylor, ¿Melanie murió? —siento que el alma se me sale del cuerpo al pronunciar esas palabras.

Mi cuerpo tiembla y el frío me invade enseguida. No puedo respirar. Mi vista se nubla.

Mi hermano no contesta.

Nadie me dice nada...

—Melanie murió, ¿cierto? —ya no es una pregunta, es una afirmación.

Y se vuelve peor cuando él no contesta ni dice nada, solo se queda en silencio.

Solo tengo fuerzas para comenzar a llorar.

—Por favor Taylor, dime la verdad... dime...—me apoyo en una pared para no caer al suelo —. No lo pregunto como novio... ella era mi mejor amiga... ¿dónde está?

Mi hermano no responde, solo escucha mis súplicas.

Las personas a mi alrededor me observan con angustia, yo solo lloro y siento todo darme vueltas. Los pasillos blancos se vuelven lejanos y las voces inentendibles.

No me siento como yo mismo, me siento fuera de mi cuerpo.

—Solo quiero saber dónde está... —me abrazo a mí mismo en busca de consuelo.

El dolor es indescriptible, peor que cuando me enteré de su intento de suicidio. No logré salvarla y tampoco la acompañé cuando murió. Solo quiero saber dónde descansa para poder despedirla.

— ¿Dónde estás? —escucho la pregunta lejana de Taylor, al parecer usó todo ese tiempo para subir a un auto.

—Dime la verdad...

—Te la diré si me dices dónde estás —su voz suena angustiada —. Thomas, ¿dónde estás?

—Quiero verla...

Lloro y repito esas palabras por mucho tiempo. Es tanto, que incluso varias enfermeras se acercan a verificar si no necesito atención médica. Yo solo me hago bolita sobre el suelo.

—No está muerta, pero tampoco puedo decirte dónde está. Por favor, dime dónde estás para poder ayudarte —las palabras de Taylor se escuchan lejanas.

— ¿No está muerta...?

—Dime tu ubicación.

—Estoy en el hospi...

—Lo suponía —sus pies se detienen frente a mi cara.

Comienzo a llorar peor cuando me abraza con fuerza y me aferro a él cuando se pone de rodillas, sentándome en un movimiento.

—Prometí no decirle nada a nadie, pero eres mi hermano y siempre serás mi prioridad —los dedos de su mano derecha se deslizan por mi mejilla izquierda —. No te daré muchos detalles, solo puedo decirte que no murió.

— ¿Dónde está? —pregunto sin dejar de llorar.

—No te lo diré.

— ¿Dónde está?

—Thomas...

—Era mi mejor amiga... merezco saberlo.

—Ella no quería que nadie supiera.

Mi cabeza hace un cortocircuito por un momento. Aunque mi cuerpo desea seguir llorando, mi mente me exige respuestas. Seguramente debido al shock entiendo mal las cosas. Seguramente es decisión de su familia.

—No me pude despedir de ella...

—Lo sé.

—Me duele mucho, Taylor —comienzo a llorar otra vez —. Me duele mucho...

—Lo sé, peque—su mano se desliza por mi cabello —. Lo siento mucho.

— ¿Dónde está Melanie?

No dejo de llorar en ningún momento, ni siquiera cuando Taylor logra levantarme y arrastrarme a su auto. No sé en qué momento del camino me quedo dormido, solo sé que cuando despierto, lo hago llorando de nuevo y preguntándole lo mismo una y otra vez.

Él no me responde nunca, ni siquiera cuando vomito y le suplico que me diga la verdad. Solo me abraza y me lleva hasta la habitación de invitados de su casa. No dejo de llorar en ningún momento, solo pienso en Meli y en que la última vez que nos vimos yo le dije que seguiría con mi vida.

Y lo intenté, lo estoy intentando, lo haré... Solo que el viaje es lento y excesivamente doloroso.

Y aunque incluso la misma Miley entra e intenta consolarme, nunca me da respuestas, solo me escucha llorar y hacerle la misma pregunta que no obtiene respuestas. Y es así siempre, supongo que así será siempre.

Doy por sentado que se la llevaron a otro lugar en el que nadie pudiera lastimarla o hacerle daño y es comprensible, solo que me duele que incluso yo esté excluido de ese grupo.

Me duele saber que la última vez que la vi ni siquiera pude decirle adiós. 

...

¿Qué les pareció el capítulo? 

Tres capítulos para el final </3

Con mucho amor y un beso en la boca

—Nepasavoir.













Gracias por estar aquí. 

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