CAPÍTULO 39
CHICOOOOOS, YA HAY PLAYLIST DE GP EN SPOTIFY Y TAMBIÉN EN YOUTUBE :D
Aparecen todas las canciones mencionadas a lo largo de la historia y algunas que me han servido de inspiración al escribir<3 espero que les guste, dejaré ambos link en los comentarios >
PARTE 1 [3]
¿Estás bien?
Thomas.
—Muy bien, ahora quiero que respiren hondo y piensen en una cosa o persona que los haga felices. Solo una. Un miembro de su familia, sus parejas, sus mascotas, un objeto de valor... Lo que sea, pero que los haga sentir alegría. ¿Qué es lo que ven?
Melanie.
Intento desviar mis pensamientos hacia otra persona o cosa, pero no lo logro. La sonrisa de ella viene a mí, seguida de sus ojos brillantes y su voz diciéndome tonterías.
Mi pecho se contrae y en mi estómago se forma un nudo, pero aún así decido aparentar calma.
Tengo que pensar en algo más.
La actuación me hace feliz... Pero me recuerda a ella.
Tocar guitarra me hace feliz... Pero la veo a ella observándome.
Ver series... Ella está junto a mí.
Escuchar música... Ella canta conmigo.
Hacer bromas tontas... La escucho reír.
— ¿Thomas? —una mano se detiene sobre mi hombro.
Trago saliva y evito abrir los ojos. No quiero que me vean llorar, pero es inevitable cuando pienso en ella. Por eso no me gusta hablar de ella, porque siempre que pienso o menciono su nombre, me entran ganas de llorar. Es tonto... Pero es así. No quiero que nadie me vea así.
— ¡Genial! Eso será todo por esta clase. Quiero que mañana me traigan un ensayo de lo que pensaron hoy. Quiero que interpreten a esa cosa o persona que los hace felices.
— ¿Y si lo que me hace feliz es una planta? —uno de mis compañeros pregunta.
—Pues deben actuar como una planta —la profesora nos saca la lengua, antes de irse tarareando una canción.
Algunos estudiantes ríen y comienzan a hablar sobre lo que harán. Muchos actuarán como sus padres, otros como sus mascotas e incluso veo a uno actuando como un teléfono. Yo solo me concentro en guardar mis cosas.
—Ehm... Thomas...
La voz de una chica me saca de mis pensamientos. Continúo guardando mis cosas —tardándome lo más posible —, y decido girarme al ver que no se irá hasta hablar conmigo. Todo mi humor se vuelve pesado cuando me encuentro con los ojos de Sabrina.
No deseo pagar mi incomodidad con ella, pero desde la última vez que hablamos, no nos llevamos muy bien que digamos.
Aparte de los rumores que inició con esa tonta foto, las preguntas insistentes respecto a Melanie colmaron mi paciencia. Hace una semana perdí el control y le dije que no la quería volver a ver cerca de mí, pero ahora sinceramente me siento arrepentido por haber actuado así. No fue correcto, ella solo quería saber si Meli se encontraba bien y si había sido tan grave como decían los rumores.
La cosa es que no soporto que hablen de ella. No me gusta que indaguen en lo que no les incumbe. No tolero que se quieran entrometer más de la cuenta en un asunto familiar.
Ya no soporto a las personas... Ya no quiero que nos sigan lastimando.
— ¿Qué? —pregunto secamente.
Sabrina observa hacia el suelo y luego vuelve su mirada hacia mí, sin saber cómo comenzar una conversación. Ella sabe perfectamente todo lo que ocasionó, por esa razón ha colaborado con la distancia.
No hablamos, no nos vemos, ni mucho menos compartimos tiempo juntos. Es muy peligroso que la prensa obtenga fotografías de ambos porque entonces las redes estallarían con nuevas suposiciones. Actualmente Sabrina es mi novia —historia que se crearon los fans —, y no quiero seguir alimentando esa estúpida teoría.
—Quería preguntarte si... Si estabas bien —su balbuceo llama mi atención —. Durante la clase vi que estuviste muy tenso y luego con el ejercicio... Bueno, sé que no nos hemos llevado muy bien durante esta semana, pero de verdad estoy preocupada por ti.
» Y bueno, solo quería preguntarte si te sentías bien. ¿Estás bien?
Vale, admito que me sorprende esa pregunta. Pero no por la pregunta en sí —son las palabras más presentes que he tenido las últimas semanas —, sino por su tono. Se ve muy sincera. Es una preocupación genuina.
— ¿De verdad lo quieres saber? —no puedo evitar sonreír, pero no de felicidad. Es una sonrisa amarga.
—Yo... pues...
Por su cara, deduzco que se dio cuenta de su error.
—Sabrina, si de casualidad tu hermano tuviera un accidente en el que casi pierde la vida, ¿te gustaría que yo te preguntara lo mismo? De verdad, ¿te agradaría? —niego, sin eliminar mi sonrisa —. ¿Dónde está tu sentido común? No entiendo qué les pasa a las personas.
—Solo quería saber si tú...
—Trágate tu preocupación, no la necesito.
No me molesto en ver su reacción, simplemente salgo de ahí ignorando la mirada del resto de los estudiantes.
No le grité, nadie escuchó nuestra conversación, pero por eso mismo todos tenían sus miradas sobre nosotros: piensan que estábamos hablando de algo más.
Mis pasos son largos y fuertes, lo que provoca que todos los estudiantes centren su atención en mí. Y no me gusta. No me gusta que me miren. No me gusta que me saluden. No me gusta que me pregunten cosas que no quiero responder. ¿Cómo pude soportarlos por tanto tiempo? Solo me quiero ir de aquí.
Yo... Quiero estar solo.
— ¡Thomas!
Los pasos siguiéndome son inconfundibles. No puedo evitar que llegue hasta mí, pero sí logro intimidarla cuando se detiene a mi lado. ¿A qué viene tanta intensidad? No la entiendo.
— ¿Qué quieres? —pregunto sin mucha paciencia.
— ¡No lo sé! —responde, intentando retenerme para que no siga caminando —. Pero... Yo no quiero que sigas molesto conmigo. Sé que lo que hice fue muy tonto, solo quería que te sintieras cómodo con nosotros... ¡Y espérate!
Me sujeta, antes de que siga mi camino.
» No te preguntaré cómo estás si no quieres responderme. No haré preguntas que te incomoden o que no quieras responder... Solo quiero pasar tiempo contigo.
— ¿Por qué? —mi cara no puede mostrar mejor mi confusión.
—Porque me importas, es obvio —rueda los ojos —. Nuestros padres son amigos y... bueno, de alguna manera tu familia tiene algo que ver con la mía. Me importas, eres un buen chico y quiero que seas mi amigo.
—No necesito amigos.
—Por favor —junta sus manos, suplicando con la mirada —. Sé que no he actuado de la mejor manera contigo, pero eso no significa que no quiera lo mejor para ti. Permíteme demostrártelo. —Extiende su mano.
Yo la miro con desconfianza.
—Thomas, mírame a los ojos —pide en voz baja —. Créeme cuando te digo que no todos queremos lastimarte.
Tardo un largo rato en despegar mi mirada de su mano, pero cuando lo hago, no puedo evitar conectarme con sus ojos. Y le creo. Una parte de mí sabe que ella no es mala y solo quiere ayudar. Eso hace que me relaje un poco.
—En este momento quiero estar solo —suspiro, sin intenciones de pasar más tiempo en este lugar —. Quiero irme de aquí, así que... Bueno, no en este momento.
—Hablemos mañana —ella sonríe y se acerca a mí, abrazándome con fuerza —. Te extrañé mucho.
No respondo. Me limito a esperar que se separe y luego me coloco mejor mi bolso, saliendo del instituto como un rayo.
A pesar de que hay poco sol, decido ponerme los lentes. Últimamente me gusta llevarlos porque así puedo ocultar más mis expresiones, cualquiera que sean. Normalmente son rabia o ganas de llorar. No me gusta que noten ninguna de las dos.
Entro a la limusina después de saludar a Jake y a Joe y observo por la ventana, sin ver en realidad. No me molesto en hablar con los guardaespaldas en los asientos delanteros, simplemente me coloco los audífonos y pongo la música a todo volumen.
Fix You de Coldplay es la única canción que me permito escuchar completa. No hay ninguna otra. Es la única canción que me transmite tranquilidad porque aunque me produce ganas de llorar, también me calma y me mantiene relajado. Es como si me sintiera completamente identificado con ella, por eso la pongo en bucle y la escucho hasta llegar al hospital. No hay otro lugar en donde quiera estar este día. No me gustaría pasar este día con alguien más.
14 de febrero.
Jake y Joe se van apenas llegamos, —Joe se compromete a regresar de inmediato, solo que lleva a Jake a casa para que él busque la otra limusina —, y yo solo ignoro sus palabras.
El pasillo se me hace tan eterno como de costumbre, pero aún así me obligo a caminar en dirección a esa habitación. Desde que ella está aquí no he dejado de venir. Nunca la dejaría sola. Nunca más.
Algunos enfermeros y enfermeras me saludan —todos me conocen por lo mucho que vengo —, y yo hago todo lo posible para no parecer odioso. Han sido muy amables conmigo y con Mel y me han dejado preparar su habitación para cuando ella vuelva a la realidad. Porque volverá, estoy seguro. Ella no se quedará así para siempre.
El sonido titilante eriza mi piel, pero lo ignoro y entro por completo a la habitación sepulcralmente blanca, invadida por todos los obsequios y máquinas.
El monitor cardiaco está a un lado de su cama. Hay un montón de cables alrededor de ella, porque aunque ya está fuera de peligro, sigue siendo una de las pacientes más vigiladas de todo el hospital.
Después del paro cardiaco, varios doctores tenían miedo de que presentara problemas en el corazón. También tenían miedo de que presentara daño cerebral, por lo que durante estos días ha sido sometida a un sinfín de estudios en los que se han presentado algunas complicaciones. Son pequeñas, el ser joven le ayudó a evadir algunos traumas, pero todo puede empeorar con el tiempo. Ella no responde, es como si no quisiera seguir sabiendo nada de los que la rodean.
No habla, no nos mira, no se mueve e incluso sufrió de numerosas convulsiones durante su recuperación. Si le duele algo, nadie lo sabe. Ella no se queja de nada.
También tiene el brazo y la pierna izquierda enyesados. Sus costillas se están recuperando por sí solas y la venda a un costado de su torso delata la cirugía de emergencia que tuvo en un órgano interno. El riñón, para ser exactos.
Y su cabello... Tuvieron que rapárselo. Hay una venda alrededor de su cabeza y su piel luce más pálida de lo normal.
Trago saliva.
—Te traje el periódico escolar de este mes.
Ella no reacciona ante mi voz. Su mirada está en algún punto del techo y no entiendo cómo puede soportar estar tanto tiempo sin parpadear.
—Sé que no te interesa nada que tenga que ver con el instituto, pero sé que Jennie se esforzó mucho escribiéndolo. Mejoró muchísimo desde la última vez, seguro quiere que estés orgullosa.
Sigue sin responder, pero aún así me siento en el sofá que está a su lado y tomo su mano, la cual está tan fría como de costumbre.
Su piel se ve opaca, casi gris. Carece de vida al igual que sus ojos. Eso me duele hasta en lo más profundo.
—Maykel sacó ocho en el examen de física, ojalá hubieras visto los saltos que dio... —mi sonrisa no puede ser más falsa —. Josh dio avances de su último proyecto en robótica y el profesor le dijo que podía competir en algún torneo nacional... Es uno de los mejores.
Su desinterés no me irrita, pero de alguna manera hace que todo lo acumulado en la semana, salga a flote. No puedo evitar poner su mano sobre mi mejilla y cerrar los ojos. Me encantaría que fuera ella la que hiciera eso. Pero soy yo. Yo y mis ganas de tenerla de vuelta.
—Todo esto es una mierda, Meli... Esto sin ti es un infierno —me obligo a abrir los ojos —. ¿Fue por esto que lo hiciste? ¿Así te sentías tú? —Mi labio inferior tiembla un poco —. ¿Por qué no... me dijiste?
La última pregunta me parece absurda. Ella sí me lo dijo y me lo demostró. Me pidió mil veces que nos fuéramos, que nos alejáramos de aquí y yo solo le repetí que esperara más. Como si fuera tan fácil. Como si todo eso no la estuviera matando.
—Soy un idiota, ¿verdad? —no es una pregunta, es una afirmación —. Te prometí que solucionaríamos esto, que todo estaría bien... y te dejé caer. Eso nunca me lo voy a perdonar, Meli. Y tampoco se lo perdonaré a ellos.
Durante un segundo dejo de respirar. Durante un segundo, noto como sus ojos se humedecen y sus dedos se tensan. Solo un segundo, luego vuelve a quedar paralizada y sin expresión. Y entonces lo noto.
Ella está escuchando.
— ¿Meli...?
Pero me doy cuenta de que fue un producto de mi imaginación y comienzo a llorar.
Desde hace un mes estoy lleno de muchas cosas horribles. Rencor, miedo, rabia... Vergüenza. Me avergüenza verla a la cara. Me avergüenza no haber podido ayudarla a sobrellevar esto. Me avergüenza no haber pedido ayuda a tiempo. Me avergüenza haberme dejado llevar por el miedo. Me avergüenza haberle mentido a la familia Russell respecto al motivo del suicidio. Me avergüenza no haber sido su apoyo, sino un motivo más por el que se fue.
Ella ya no podía complacernos a todos. Ella solo quería que dejaran de exigirle cosas y yo fui una de esas personas. Le exigía paciencia, tiempo, calma... ¿En qué momento empezó a pensarlo? Eso es lo que más me duele. No vi las señales, no supe descifrar en qué momento la idea se convirtió en un plan y un hecho...
Porque aunque no murió físicamente, mentalmente está en otro plano. Uno muy lejos en el que no importamos los que estamos aquí. Y lo merecemos, porque nadie estuvo para ella cuando nos necesitaba.
No estuvo su madre, no estuvieron sus hermanos, no estuvo su padre, no estuvieron sus amigos, no estuve yo...
"Solo importamos tú y yo".
"No lo entiendes, Thomas. Nosotros ya no podemos pedir ayuda, estamos solos en esto".
"Soy un títere y tengo que resignarme a ser usada".
"Yo no puedo hablar, ya no tengo la fuerza para que otros se aprovechen de mi situación".
"No puedes prometer cosas que no vas a cumplir".
"Me quiero ir de aquí".
—Sé que odiarías que me echara toda la culpa... Pero sabes que no lo puedo evitar —acaricio su dorsal con mi pulgar —. Se supone que en este momento deberíamos estar buscando un apartamento cerca de tu universidad... Y estaríamos yendo a albergues para gatos.
La última palabra me recuerda al reciente fallecimiento de Fred. Fue un golpe más este mes. Definitivamente todo se me juntó este año.
—No entiendo la clase de historia, era más sencillo cuando tú me explicabas con argumentos... —limpio las lágrimas secas y apoyo mi mejilla en su regazo —. Todos te extrañan allá, dicen que eras la chispa de los debates.
Y no miento, hasta los mismos profesores se atrevieron a venir para ver a su alumna favorita.
—El profesor Tarantino puso una vela en tu nombre, nos pidió a todos que te deseáramos una pronta recuperación. ¿Lo puedes creer? Yo no.
Su mirada sigue perdida en el techo. Me pregunto qué estará pasando por su mente. ¿Es algo bueno o algo malo? Quisiera entender lo que está imaginando.
—Ya me terminé de leer el primer libro de Harry Potter, sí me gustó —no puedo evitar sonreír ante lo último.
No es que me desagrade la saga ni nada de eso, solo que me parecía sobrevalorada la atención que le daban. Melanie casi me mató cuando le dije lo que pensaba, y estuvo todo un año insistiéndome en que leyera el primer libro al menos.
Sí me gustó, realmente admito que la escritora tiene talento e imaginación, pero la fantasía nunca ha sido mi género favorito. Me voy más por el realismo o el misterio.
Melanie, al contrario, lee de todo. No tiene ningún género favorito, pero es amante de la fantasía y muere por toda la saga de Harry. Una vez me llegó a decir que con él (Harry), sí me engañaría. O con Draco Malfoy, o con Robert Pattinson versión mago. Aún no conozco al personaje, pero ella me enseñó una foto del cómo se veía y lo admito, hasta a mí me gustó.
—Pero sigo pensando que está sobrevalorado —agrego, nada más para molestarla —. Hay libros mejores.
No me molesto en esperar una respuesta, simplemente me limito a acercarme y dejar un beso en su frente.
Ella aún no está preparada para enfrentar la realidad y lo comprendo, tengo que darle su espacio. Respeto el tiempo que está pidiendo y no pienso besarla o hacer algo que la comprometa a seguir conmigo. Tal vez solo quiere estar sola definitivamente y aunque me duele, no voy a forzarla a estar conmigo.
Por el momento solo seré su mejor amigo. Lo que ella siempre necesitó.
...
Por primera vez en la vida, me alegra estar con una persona tan silenciosa y antipática como mi gemelo.
Joe Baldwin es un hombre callado y serio en su trabajo. Es precisamente el tipo de guardaespaldas que estaban buscando mis hermanos para Alex. Es muy organizado, no intenta agradarnos y sobretodo: no actúa como nuestro amigo. Hace lo que debe hacer y ya.
Y aunque antes tal vez hubiera preferido que entabláramos un tema de conversación, ahora mismo agradezco que él parezca indiferente a mi estado de ánimo. No me pregunta cómo estoy, ni cómo me siento, ni nada. Simplemente conduce por la ciudad tal y como se lo pedí. No me quiero detener en ningún sitio en específico, solo quiero estar lejos de lo cotidiano.
Me gustaría dar una extensa explicación de lo que estoy pensando o sintiendo hace semanas, pero realmente no tengo la energía para hablar de lo que me pasa. Estoy molesto, claro que sí, pero más que eso, estoy cansado.
Estoy cansado de que todos esperen algo que no puedo darles. Todos quieren explicaciones, todos quieren respuestas, todos quieren que esté bien, pero yo no puedo darles nada de eso.
Los días transcurren muy lentos y Melanie no da señales de querer volver. Me he torturado pensando un y mil maneras de hacerla volver, pero ya estoy desistiendo. Todos los días la visito, todos los días le hablo, todos los días voy con algo nuevo que contarle, pero todos los días ella está en silencio, queriendo estar muerta.
Tengo tanto tiempo sin saber lo que es descansar, que en este exacto momento estoy adormecido contra la ventana de la limusina. De alguna manera, el silencio y la falta de personas logra relajarme un poco. Joe no habla, así que eso ayuda bastante con mi estado de ensoñación. Quisiera sentirme así por siempre. Se siente como si no tuviera ninguna obligación.
—Señor, ¿desea volver a casa ya?
Esa pregunta me hace despertar.
Parpadeo repetidas veces y suspiro al notar el mar frente a nosotros. Deben ser las cuatro o más, estamos en una carretera vacía. ¿Hasta dónde condujo Joe?
—Sí, perdona haberte hecho conducir tanto.
Él no responde, simplemente asiente y retoma la marcha del vehículo, el cual estaba estacionado frente a un acantilado.
El olor salado invade mis fosas nasales, así que inhalo con más fuerza y exhalo con lentitud. Tenía tiempo sin ver el mar y es sinceramente lo más relajante que he presenciado en estos meses. Meses, tenía tiempo sin sentirme tan insignificante.
Y aunque a veces me siento mal por sentirme tan pequeño, es ahí cuando aprovecho para asimilar que si yo soy pequeño, mis problemas lo son mucho más. Y que puedo superarlos. Puedo superarme a mí mismo. Sé que ella puede.
— ¿Desea pasar por algo de comer antes de llegar a casa? —Joe me mira por el retrovisor, a la espera de una respuesta.
Niego y él asiente de nuevo, continuando con la marcha y deteniéndose treinta minutos después frente a mi casa. Pero no bajamos del auto, ambos nos quedamos en nuestro lugar viendo a Niels salir de la casa.
Dos cosas:
1. Está furioso.
2. Está llorando.
Me pregunto qué cagada habrá hecho Alex esta vez. Más imbécil imposible. Ese chico terminará dejándolo tarde o temprano, como todos.
Joe no dice nada cuando abro la puerta del auto, pero sí me mira extrañado cuando camino en dirección al arquero, deteniéndome frente a él. Y está tan molesto, que no me mira y termina tropezándose conmigo. Sus ojos llenos de lágrimas tampoco ayudan.
—Lo siento, yo...
Intenta hablar, pero el llanto lo ahoga. Yo solo suspiro y pongo una mano en su hombro, animándolo a caminar hasta el auto.
Si él está así, no quiero imaginar cómo está Alex y no quiero estar ahí para averiguarlo. Prefiero pasar lo que queda de la tarde con Niels, es mejor compañía.
—Vamos, yo invito la pizza.
Él sube en completo silencio. Ni siquiera saluda a Joe —que es muy extraño, viniendo de Niels —, pero este tampoco parece interesado en que lo haga.
El pobre hombre debe estar viendo más drama adolescente con nosotros, que con todas las películas de High School Musical juntas.
Tampoco decimos nada a la hora de pasar a la pizzería. Yo me encargo de pedir una pizza familiar —con lo mucho que come Niels, no creo que se llene con una pizza mediana —, y pido otra más para ambos guardaespaldas. Allá Joe si comparte con Jake, yo cumplo con comprarles una a ellos.
Y que el troglodita se joda.
—La pedí de primavera doble queso, ¿te gusta?
Es lo único que pregunto, Niels se limita a asentir.
Nos llaman más rápido de lo esperado. Supongo que es porque no está tan lleno como un fin de semana, eso es bueno, (y extraño, teniendo en cuenta que es catorce de febrero).
Devoro mi pizza con una rapidez sorprendente —no almorcé—, y Niels hace lo mismo, pero triste.
Cada vez que come se le ilumina la mirada pero esta vez no, esta vez come viendo a la mesa.
— ¿Qué te hizo Alex?
Mi pregunta es directa, eso parece sorprenderlo. Y tal vez se sorprende más porque llevábamos tiempo sin hablar.
Admito que me he alejado de todos. En este momento no quiero que me hagan preguntas obvias. Todos quieren saber cómo estoy y no sé por qué, si saben que estoy vuelto mierda.
— ¿Respuesta larga o respuesta corta?
Su murmuro me hace sonreír.
—La que te haga sentir mejor.
Y entonces él comienza a contar detalladamente todo lo que pasó. Mientras comemos, sus palabras van teniendo sentido y aún más su comportamiento. Se encuentra molesto, sí, pero más allá de eso, se siente traicionado y decepcionado. Lo entiendo, realmente.
Alex está pasado de bestia.
— ¿Hace cuánto tiene tu tumblr? —me atrevo a preguntar.
Su mirada se clava en la mesa.
—Cuatro meses, no lo sé... —le da un sorbo a su malteada —. Por eso estamos juntos, porque él invadió mi privacidad.
— ¿Y se disculpó?
Él asiente.
—Era lo menos que podía hacer, es un idiota.
—Me dijo que solo quería saber más de mí —ríe con sorna.
—No era la manera.
—Eso fue lo que dije yo —sus ojos se llenan de lágrimas, de nuevo —. ¿Qué carajos le pasa? Yo nunca le hubiera hecho eso...
Tomo un sorbo de mi malteada y pienso en Melanie. Su diario era yo.
Y bueno, también su blog, pero yo tenía acceso a él y a todo lo que ella escribía. Siempre tuvimos la confianza de decirnos lo que pensábamos, no hizo falta "conquistar" al otro, lo de nosotros surgió de una manera natural.
No tuve que invadir su privacidad para saber si le gustaba, ella me lo dijo.
Pero conociendo a Alex como lo conozco... Si no hubiera sido por eso, tal vez él y Niels ni siquiera estuvieran juntos. Mi gemelo jamás le habría preguntado sobre sus sentimientos y jamás se habría atrevido a acercarse sin estar seguro de sus intenciones.
Alex es... ¿cómo decirlo? ¿Intenso? Con él es negro o blanco, nunca gris. Él jamás haría las cosas a medias, jamás daría un paso sin estar viendo el camino, jamás se declararía si la otra persona no muestra señales de sentir lo mismo.
Y Niels, pues... tampoco es la persona más expresiva del mundo. Y estoy de su lado, mi hermano es una bestia, un troglodita y un psicópata, pero es mi hermano. Sé por qué lo hizo. Sé cómo funciona su mente. Sé que ahora mismo debe estar suicidándose mentalmente.
Las últimas palabras me provocan un escalofrío. Me aterra todo lo que tiene que ver con la muerte.
—Sé que tal vez mis palabras no sirvan de nada, pero de todos modos las diré —suspiro, terminando de tomarme lo que queda de mi malteada —: Alex no es un chico de palabras, pero sí de acciones. Sé que se equivocó y lo que hizo no tiene justificación, pero tú lo conoces tan bien como yo y sabes que hizo eso porque jamás te hubiera preguntado directamente a ti.
»Desde que lo conozco, que es literalmente desde que nací, solo lo he visto intentar cambiar o mejorar por alguien y ese eres tú. Sé que se equivocó, que es un idiota, que merece estar solo, que no te merece... Pero también sé que te quiere. A su extraña manera, pero te quiere. No invadió tu privacidad con mala intención, él solo quería saber un poco más de su crush.
»Y esto lo digo como amigo, no como hermano. Él me importa una bagatela, pero verte así me hace sentir mal. Ódialo todo lo que tengas que odiarlo, solo no quiero que creas que él no te quiere. Su amor no es lo más sano del mundo, pero es sincero.
Sí, tengo nuevas palabras en mi repertorio.
—Eso lo sé —dice después de un rato —. Pero cuando iniciamos nuestra relación me prometí no ser el centro de rehabilitación de nadie. No esperaré a que él cometa sus cagadas y después se sienta arrepentido. Yo no pienso esperar a que él cambie luego de hacerme daño, quiero que mejore para que no lo haga.
Eso también es válido, mucho.
—Tienes que admitir que ha cambiado mucho —señalo el collar en su cuello —. No solo me refiero a lo material, pero poniendo eso como un ejemplo, Alex jamás me ha dado un regalo.
Entrecierro mis ojos.
» ¿Funeral gatuno? Solo apareció porque tú estabas ahí. Ahora asiste a clases, antes ni siquiera tenía su horario. Aparentemente se disculpó, esa palabra no está en su vocabulario. Te busca, intenta entenderte, intenta hablar más. Sabes muy bien que Alex es callado, pero se esfuerza en entablar una conversación contigo.
»Le falta mejorar mucho, muuucho, muchísimo, pero eso no quiere decir que no lo está intentando. Alex es una mierda, pero por ti está intentando ser la mejor mierda de todas.
Niels contiene una risa por el final. Pero no se ríe, simplemente niega y se estruja los ojos llenos de lágrimas. Es un chico muy expresivo, me aterra lo mucho que se diferencia de Alex.
¿Cómo le puede gustar ese idiota?
—No es una mierda —lo defiende —. Solo es... Alex.
—Es una basura.
Él no me responde más, simplemente me mira fijamente, entendiendo que en este momento no puedo escuchar una justificación o algo positivo sobre él. No lo soporto. Lo odio.
Y sí, tal vez intenté defenderlo, pero no quiere decir que no lo odie. Lo hice por Niels, no por él. Él no merece que lo defienda, él no me merece.
Me importa una bagatela.
Terminamos de comer —en realidad Niels, quien se come más de la mitad de la pizza —, luego de que yo decido no obligar más a mi estómago.
No tengo muchas ganas de comer últimamente, desde que sucedió lo de Melanie, las primeras semanas no lograba retener nada porque vomitaba todo. Luego me resentí con la comida y actualmente me siento demasiado desanimado como para probar bocados. A veces no desayuno, a veces no ceno, a veces ni siquiera como nada. Mi mamá está preocupada, pero ha sabido entenderme y cada vez que puede, prepara mi comida favorita o intenta llenarme de vitaminas que no recibe mi cuerpo.
Todos me entienden, todos han intentado ayudarme, pero yo no quiero la ayuda de nadie. Solo quiero que ella esté bien.
Volvemos a entrar a la limusina después de unos minutos. Desde mi puesto visualizo la caja de pizza, que se encuentra intacta en el asiento de copiloto. No sé si Joe se comió su parte, pero por lo visto, la mitad de Jake está ahí. Es un buen compañero.
Niels no emite palabra alguna durante el camino, yo tampoco. Supongo que él también quiere su espacio y tiempo para pensar y yo no haré lo que no me gusta que me hagan: intentar arreglarme.
No me molesta que se acerquen, de verdad, no me molesta estar con las personas que quiero, lo que sí me enoja es que intenten hacerme sentir bien a la fuerza. Yo no quiero estar bien; quiero tiempo, quiero que me dejen en paz. Y creo que Niels quiere lo mismo.
—Si necesitas algo, puedes llamarme en cualquier momento, ¿de acuerdo? —es lo único que le digo.
Él asiente y sale de la limusina, no sin antes soltar un suspiro y girarse hacia mí con una actitud tímida.
—Sé que no lo hizo por mal, Thomas... —humedece sus labios y toca la cadena alrededor de su cuello —. Pero muchas veces él ha hecho cosas hirientes y es hora de que asuma sus responsabilidades. Tú lo sabes mejor que nadie. Necesitamos espacio para perdonarlo.
No digo nada, solo me quedo pensativo. Es verdad, ya es hora de que Alex deje de actuar como un niño y comience a tener empatía hacia sus prójimos.
Yo realmente no lo odio, pero tengo una mezcla de emociones muy fuertes que giran en torno a él. No odio a mi gemelo, sería imposible para mí hacerlo, pero le tengo rencor porque durante mucho tiempo actuó justo como yo lo estoy haciendo y en ningún momento pensó en mí.
Y lo peor es que yo sigo pensando en él. Aún cuando finjo odiarlo, metería las manos al fuego por él. Y no lo merece.
La llegada a la casa es bastante tensa. No por Joe, sino por mí. No puedo evitar recordar el por qué me siento cómo me siento y el por qué he estado tan alejado de mi hogar. No quiero estar junto a personas que me recuerdan al hecho de que no hice nada para protegerla a ella.
Lo único que me hace sentir un poco animado, es saber que Alex no está por aquí. Supongo que salió —lo que no es raro, pero peligroso porque sigue castigado —, aprovechándose de que mi mamá no está.
¿Dónde está? ¿Qué estará haciendo esa mujer? ¿Será que salió con su amiguito? No lo negaré, me siento celoso cada vez que ese tipo la llama o busca. Actualmente desconfío mucho de cualquier persona, pero de él aún más porque se nota que está interesado en mi mami.
Y lo entiendo, mi madre es una mujer preciosa, inteligente, carismática e interesante, pero no logrará convencerme tan rápido. Incluso Daniel nos ha visitado un par de veces nada más para buscar información respecto al tipo. Todos los hermanos estamos supervisando y evaluando su comportamiento —de forma discreta —, para descartar malas intenciones.
La más celosa es Venus, pero ella lo disimula con todas sus fuerzas. Aparte de que es la única que no ha conocido al tan Nathan, ser la única hija siempre la ha hecho más protectora con la otra mujer de la familia. En general siempre fueron las únicas mujeres antes de que todos creciéramos, así que obviamente se tienen un amor más profundo que el resto.
Pongo Coldplay mientras hago la tarea de la semana. Aunque mis calificaciones han bajado considerablemente, no quiere decir que me deje de preocupar por los estudios. No es tanto el preocuparme por las notas, sino que los clubes exigen una calificación por encima de cinco para pertenecer a ellos. No puedo darme el lujo de faltar o tener cero responsabilidad, es necesario para seguir en lo que amo.
Cada vez falta menos para la obra final y sinceramente estoy ansioso. No se debe a la obra como tal, sino al momento en el que les diga a mis hermanos que haré eso de por vida: actuar.
Y lo que me mata de eso, es saber que Melanie no estará ahí para verlo. Porque lo sé, si sigue así ella no irá y no me verá y eso me dolerá muchísimo más.
Ella fue la primera persona que me apoyó y tal vez no esté ahí para verme en primera fila.
Falta poco para dejar de ser la promesa de los negocios. Me dieron ese título desde que mostré "habilidades" en el mundo empresarial. Falta poco para derrumbar las expectativas que tienen sobre mí y aunque me provoca miedo, no es mi problema más relevante.
La noche cae sin que me dé cuenta, pero al menos termino mi tarea antes de la cena.
Me estiro en la silla del escritorio y suelto un quejido, viendo el cielo. Ya deben ser las ocho, Alex no ha llegado y creo que mi mamá tampoco. No ha subido a verme, por eso lo digo. Ella sería incapaz de llegar y no subir a comprobar mi presencia.
Bajo las escaleras sin muchos ánimos y restriego mis ojos por el cansancio. Me arde la vista y no tengo ni idea de qué hacer para comer. Es aburrido cuando no hay nadie con quien hablar.
Y es mi culpa, me he alejado de todos, pero eso no quiere decir que no me afecte estar sin compañía. Extraño sentir que puedo contar lo que me pasa y extraño tener la sensación de querer reír. Desde hace mucho no río. Desde hace mucho ya no cuento lo que me pasa.
Sabrina, 19:12 pm.
Buenas noches, ya sé que estás mal, pero quiero saber qué haces.
¿Qué tan mal estás del 1 al 10?
Sonrío y observo los mensajes. Esta chica es todo un caso.
Thomas, 20:22 pm.
Buenas noches, en este momento haré la cena, ¿y tú?
8.
Ella no tarda mucho en responder. Realmente nada. Es como si hubiera estado esperando mi mensaje.
Sabrina, 20:22 pm.
Uy, qué rico. ¿Qué harás? Yo estoy haciendo mi tarea de filosofía.
Vale, entonces intentaré hablar contigo hasta que sea un 7, ¿te parece? Sin presiones, solo me esforzaré por hacerte sonreír:)
Sonrío de nuevo y guardo el teléfono. Es una buena amiga.
Saco todos los ingredientes y vegetales que usaré y pongo en marcha mi preparación de arroz chino. Si fuera por mí haría sushi —amo el sushi—, pero no tengo los ingredientes necesarios y no quiero ir hasta el supermercado a comprarlos.
Luego de media hora termino de agregar el último condimento y pongo a fuego lento la comida. No he parado de hablar con Sabrina sobre la clase de filosofía y el cómo debería ser más una clase de meditación o yoga. Ambos estamos de acuerdos con que la filosofía es más que investigar y recitar lo que otras personas dicen.
Sabrina, 21:00 pm.
Exacto, además no puedes hablar sobre temas importantes si no sabes hacer preguntas. DE ESO SE TRATA.
Thomas, 21:00 pm.
Díselo al profesor, es bastante bueno callando nuestras preguntas con el "investiguen por qué San Pedro pensaba de esa manera". Qué idiotez.
Sabrina, 21:01 pm.
De hecho se lo dije:) casi me expulsa de la clase porque prácticamente lo humillé. Muy débil.
Thomas, 21:01 pm.
Te imaginé siendo de todo, menos rebelde.
Me agradas.
Sabrina, 21:01 pm.
JAJAJAJAJA, ¿cómo me imaginaste? ¿A qué te refieres cuando dices de "todo"?
Tú no me agradas, me caes mal :P
Thomas, 21:02 pm.
Te imaginé siendo muy aplicada y cero contestona. Pues no lo sé, a todo lo que te imaginas cuando no conoces a una persona.
Dolió.
Sabrina, 21:02 pm.
Soy muy seria con mis responsabilidades, pero no me gusta quedarme callada si opino que algo no está bien. Espero que sean solo cosas buenas.
Era mentira, yo te quiero 😓
Thomas, 21:03 pm.
¿Me quieres? Después de cómo te traté pensé que me odiabas.
Perdona por todo eso, de verdad.
Sabrina, 21:05 pm.
No siempre puedes ser lindo y bueno con todos, Thomas, tú también tienes momentos difíciles que necesitas superar sin que te estén presionando.
Perdóname tú a mí por ser tan tonta y no darme cuenta antes. Sé que debí saber desde un principio que no necesitabas preguntas, sino apoyo. No busco "repararte", solo quiero estar ahí para ti en los momentos indicados.
Y sí, te quiero. En este poco tiempo me has dado motivos suficientes para hacerlo. También me importas más de lo que imaginas.
Vale, admito que me sorprenden sus palabras. No me lo esperaba y además, nadie nunca me había tratado tan bien después de comportarme como un idiota. ¿Por qué es así conmigo? ¿Por qué le importo? No lo sé, pero de alguna forma me conmueve muchísimo. No esperaba que alguien me dijera algo así después de actuar como estoy actuando.
Thomas, 21:10 pm.
Gracias, Sabrina. De verdad gracias.
No sé por qué dices todo esto, pero espero ser merecedor de tus palabras.
Sabrina, 21:10 pm.
Lo eres;)
Ya vuelvo, iré a cenar.
Dejo el teléfono a un lado y verifico la comida una última vez. Se siente raro haber hablado tanto tiempo con alguien, tenía tiempo sin hacerlo. Y lo que más me gusta es que no nos centramos en mi tristeza, sino en cualquier otra cosa. Era lo que más me agobiaba: que todos querían hablar sobre mí.
O sobre ella, y no puedo hablar sobre ella. Aún no.
Le envío un mensaje a mi mamá preguntándole dónde está y no dudo en caminar hasta la puerta cuando alguien toca con insistencia.
Y dejo caer el pañuelo de cocina cuando me encuentro a un hombre bastante conocido en la puerta. Luce cansado y no parece tener ganas de discutir. Simplemente se queda ahí, mirándome.
—Señor Russell...
—Llegué hace tres horas, yo... Pasé a verla, estaba despierta, pero tampoco me habló —traga saliva, su voz tiembla —. No entiendo qué pasó, Thomas, mi hija estaba bien cuando me fui.
De mi boca no sale nada, solo tengo la fuerza para echarme hacia un lado para dejarlo pasar. Él lo hace con una lentitud demoledora y no sé qué es lo que más me pesa: si el que no esté gritándome, o el que parezca querer buscar apoyo en mí.
¿Por qué no está odiándome? ¿Por qué no me está insultando?
—Yo... la llamé cada día, nunca dejé de llamarla —su voz suena ida —. No me di cuenta nunca, Thomas. Sí me fijé en que estaba más desanimada y apagada, pero nunca hasta ese punto... Nuestras conversaciones siempre terminaban en risas.
» ¿Ella te llegó a decir algo? ¿Ella intentó hacerlo antes?
Algo se remueve en mi interior cuando me mira con profunda desesperación. No parece querer culparme o llenarme de preguntas, él solo quiere saber si su hija le dio indicios y nos los vio.
—Muchas veces le pregunté cómo estaba, cómo se sentía y ella me respondía que estaba bien, que todo estaba bien... —se deja caer en el sofá, con la mirada perdida en sus manos —. ¿Cuándo dejó de ser verdad? ¿Desde cuándo ella se sentía así? ¿Siempre estuvo deprimida?
—No, señor —mi garganta duele cuando hablo —, no siempre, pero ella jamás dio señales cuando empezó. Se guardó todo para sí misma.
Él asiente y centra su mirada en sus manos. No me pregunta más, no intenta sacarme información, no me presiona, simplemente observa sus manos y se guarda las lágrimas.
—Estuve cuatro meses alejado de ella —dice después de un rato —. En cuatro meses mi hija decayó al punto de intentar... —no se atreve a decir la palabra, pero no hace falta —. ¿Cómo es que no me di cuenta? Solo fueron cuatro meses.
—Nadie se dio cuenta, señor —Los rostros de nuestros familiares llegan a mí mente —. Ni siquiera los que estaban aquí. Nadie se dio cuenta. Nadie hizo nada.
No hice nada.
— ¿Y tú? —por primera vez me mira a los ojos —. ¿No te diste cuenta?
—Sí, pero era demasiado tarde —aprieto mis dientes para evitar mostrarme vulnerable —. Ella ya estaba pensando en hacerlo, ya me estaba dando señales... Y no las pude ver.
—Nadie lo vio —masajea su sien, en busca de calma —. Si no me hubiera ido...
—No es su culpa, señor —me atrevo a dar un paso en su dirección —. Melanie no quiso buscar ayuda, ella se sentía incapaz de hablar sobre su situación.
Él se pasa las manos por el cabello y mira hacia el techo.
—No te pediré explicaciones, Thomas —su voz suena más ronca que antes —. No te voy a exigir detalles, no te presionaré como los demás. Sé que también ha sido difícil para ti, es tu mejor amiga, ¿no?
Asiento y él también.
—Y se supone que eran... —deja la oración por la mitad —. No entiendo nada de lo que todos me están diciendo, ¿quién es William? Melanie nunca me habló de él.
— ¿La señora Phoebe tampoco? —me atrevo a preguntar —. O Miley, Phoenix, Sebas...
—Cuando me dijeron que Melanie tenía novio, siempre pensé que se trababa de ti, por eso le preguntaba a Melanie sobre ti —me observa con detenimiento —. Cuando le preguntaba a Phoebe o a mis hijos, no me daban muchos detalles, simplemente me decían "el novio de Melanie la invitó a este lugar", "el novio de Melanie no me agrada tanto", "tienes que conocer al novio de Melanie". A ella le pregunté un par de veces por él, pero nunca me dio detalles y nunca me quiso responder por qué parecíamos hablar de personas diferentes.
»En mi mente, el novio de Melanie siempre fuiste tú, pero sabía que debía pedirle explicaciones a ella en persona. Por eso no insistí. Por eso supe que ella estaba con un tipo llamado William por boca de otras personas. ¿Qué fue lo que pasó? Habíamos hecho un trato...
—Ese tipo nunca fue el novio de Melanie —aprieto mis puños —. Toda esa porquería era mentira, fue algo... Señor, todo lo que le dijimos fue verdad. Todo lo que le dije era verdad. Yo a su hija la quiero.
Me siento pequeño cuando él se levanta y camina lentamente hasta mí. Y no intenta mostrarse intimidante, pero se ve intimidante. No es algo que fuerce, es algo que emana. Es el papá de la persona a la que le fallé, tal vez por eso me siento tan indefenso.
—Lo sé, hijo —sus palabras me terminan de romper —. Eso es lo que nunca entenderé. Pensé que había dejado a mi hija con una persona que la protegería como yo.
Su mano en mi hombro no ayuda en nada. A pesar de que soy lo bastante alto como para quedar frente a frente con él, no puedo evitar abrazarlo ya apoyar mi cara en su hombro, repitiéndole una y otra vez cuánto lo siento.
Él me corresponde el abrazo después de un rato y palmea mi espalda, intentando calmarme. No sé cuál de los dos consuela al otro, lo que sí sé es que ambos sufrimos igual por la misma persona.
La puerta se abre y alguien entra a la casa, pero no deduzco quién es hasta que la figura de mi gemelo se vislumbra en la sala. Él no parece tan desinteresado como de costumbre, se ve bastante confundido y sorprendido por la escena. Y no sé quién se ve más impactado, si él o mi mamá.
Mi mamá también acaba de llegar.
...
— ¿Dónde estabas? —es lo primero que le pregunto a la señora cuando quedamos solos en la cocina.
Invitamos al señor Russell a comer, pero él prefirió retirarse.
Luego de cenar, por supuesto que estaba esperando estar solo con mi madre para pedirle explicaciones de su paradero.
Aunque aún estoy en una montaña rusa de emociones por la conversación inesperada, el abrazo de disculpa y la falta de una molestia que esperaba, no puedo evitar tener celos de hijo menor. Necesito explicaciones del por qué llegó tan tarde.
—Cariño, dejé varios mensajes en el buzón —es lo primero que dice —. Salí con Nathan y luego volví a una de las tiendas a resolver un problema con uno de los clientes. No fui tan lejos, solo fue un restaurante ecológico en Florida.
—Fue lejos, mamá.
En realidad no, pero estoy celoso.
—Lamento haberme ido sin llamarte, no pensé que llegaría tan tarde —acaricia mi mejilla —. ¿Qué tal tu día? ¿Comiste algo? ¿Cómo te fue en el instituto?
—Que no se repita —es lo primero que digo.
Ella suspira, divertida. ¿Me ve cara de payaso? Yo no me estoy riendo.
—Estoy bien, de verdad —me pienso un poco la respuesta —. El instituto también está bien, pronto... Bueno, ya estamos finalizando los ensayos y bueno... Después vendrá la obra.
Su mirada se ilumina enseguida.
—Serás el protagonista, ¿no? —asiento ante su pregunta —. ¡Estoy tan orgullosa de ti!
Me abraza y deja varios besos por mi cara. Lo más gracioso es que tiene que ponerse de puntitas y yo me tengo que agachar para que lo logre. A pesar de que sigo siendo su "bebé", ya la superé por mucho en estatura.
— ¿Cuántas personas se pueden llevar por estudiante? —pregunta cuando deja de torturarme.
—Creo que es personalizado, la profesora no quiere que algunos estudiantes se sientan excluidos —hago una mueca —. Algunos familiares no apoyan que sus hijos actúen, otros padres son muy desinteresados y bueno... Ya sabes, tal vez ninguno vaya.
Mi mamá se queda mirándome durante un largo rato.
—Sabes que siempre estaré para ti, ¿no? Siempre te apoyaré y escucharé, quiero que lo tengas muy claro en todo momento.
—Lo sé, má —sonrío.
—Bien, ¡invitaré a todos mis empleados! Ese día será de descanso para todos —sonríe malévola y sale de la cocina.
Y sí, le creo. Ella es capaz de eso y más.
Decido subir de una vez a mi habitación, pero antes elijo buscar un vaso de agua.
Abro el frigorífico y lleno mi vaso, no sin antes torcerle los ojos a Alex cuando lo veo a unos pasos de mí.
¿Ahora qué quiere?
Cierro el frigorífico y me quedo frente a la encimera, mirándolo con desconfianza. Lo peor es que él también me observa a mí, solo que desde el otro lado de la isla. Ninguno de los dos dice nada, solo nos observamos detalladamente.
¿Ahora qué le pasa? ¿La discusión con Niels lo afectó tanto?
Y no sé si está aquí porque habló con él o por algo más. Todo indica que estuvo con otra persona, tiene ropa extraña que jamás había visto en su armario.
Estoy seguro que esa ropa no es de Niels.
¿Ahora qué hizo el idiota este?
Y parezco preguntarlo en voz alta porque entonces él dice:
— ¿Te puedo contar algo?
Y escupo el agua como respuesta.
¿Qué...dijo?
...
PARTE 1 DEL MARATÓN, POR AHÍ VIENEN LA PARTE 2 Y 3, ESPERO QUE SE DIVIERTAN ^^
Con mucho amor y un beso en la boca
—Nepasavoir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top