CAPÍTULO 31
Capítulo dedicado a @JackMiHombre <3
"Niels es mi bebé, es un personaje que AMO demasiado y ni siquiera estoy segura de poder explicar las razones. Niels es todo lo que está bien y estoy agradecida de que Alexito lo pueda tener presente en su vida, así como amo que Niels lo tenga a él, siento que ambos se complementan y se entienden, aunque a veces sea muy difícil la comunicación entre esos dos, es como si de una forma que solo ellos dos saben se entendieran y comprendieran a la perfección, no se si me entiendan JAJAJA. No saben cuanto amo que Alex esté tan enamorado de Niels como él de Alex, sólo espero que mis bebés tengan todo lo mejor y que ambos puedan ayudarse con todas las tormentas que los persiguen :(. En conclusión siento que Niels es un personaje tan bello y real, de verdad, me sorprende lo real que percibo a Niels, es como si sintiera sus emociones, su dolor, su felicidad, todo, es un gran gran gran personaje. Gracias por darnos a esta parejita tan bella Nicole, y de paso gracias por todas tus bellas historias, tus ASOMBROSOS personajes, y por darnos la oportunidad de deleitarnos con tu arte❤"
No es desconfianza, es miedo.
Thomas.
—Algo no está bien, ¿cierto? —la voz de David me saca de mis pensamientos, yo solo asiento, sin dejar de observar el agua.
Veinticuatro de diciembre. La fecha en la que la navidad se siente más viva que nunca y fecha en que las emociones incrementan un triple. Supongo que por esa razón he pasado todo el día pensativo, preocupado y deprimido. Me siento así. Me siento peor que nunca.
—Nada está bien —me atrevo a confesar, haciendo el intento de una sonrisa —. Por favor dime que hay alguna manera de volver a ser un niño, ya no soporto esto —observo su expresión tranquila. Su cara no demuestra nada y sus ojos color ámbar brillan con las luces acuáticas, parece estar pensando en mis palabras o en una respuesta —. Ya no quiero estar aquí, David. Ya no quiero estar así.
— ¿Así cómo? —su mirada se encuentra con la mía, con la misma ternura y seriedad que puede transmitir un padre. Bueno, él lo es y toda la vida se ha comportado como uno para mí.
—Como si no tuviera el control —las lágrimas se acumulan en mis ojos —. Siento que no puedo decidir, ni fingir... Siento que ya no quiero estar más en mi cuerpo. Me siento indefenso y más débil que nunca, es como si poco a poco me hubieran quitado el valor... Y ella...
— ¿Ella? —se atreve a preguntar, luego de esperar en silencio a que termine la oración.
—Es... Una amiga —aclaro mi garganta y aparto la mirada —. Una amiga que tiene muchos problemas y se está comenzando a rendir ante ellos. Ella siempre ha sido muy fuerte, pero todo eso la está superando y... Me siento inútil, no sé qué hacer para ayudarla.
El calor de mi abrigo me hace sentir un poco mejor. Inhalo hondo y apoyo mi mentón en mis piernas. Me encuentro en el patio de la casa de mi hermano porque es un lugar inmenso y además hay una piscina en la que se divierten los niños. Todo es perfecto, solo que yo no me siento bien y además el saber que Melanie está tan deprimida me deprime más a mí.
—Solo quiero hacer que se sienta mejor... —suspiro y abrazo mis piernas, intentando alejar los pensamientos destructivos de mi mente.
—A veces nosotros mismos no somos suficientes para hacer que una persona se sienta bien —las palabras de mi hermano me golpean con fuerza —. Hay situaciones que no solo se solucionan con la intención, Thomas, es ahí cuando debemos ser el doble de fuertes y buscar ayuda. Nadie puede sacar a una persona de una situación negativa si el problema es tan fuerte como para reprimirlos a ambos. Sé que suena egoísta, pero no lo es. Todos tenemos derecho no solo a pedir ayuda, sino también a ofrecerla. Tenemos el derecho de buscar y ofrecer toda la ayuda posible a nuestros seres queridos y eso no nos hace débiles, nos hace saber quiénes son nuestros verdaderos amigos, los que estarán con nosotros cuando el problema sobrepase nuestros límites.
— ¿Y si la otra persona no quiere más ayuda?
—Algunas veces el miedo está disfrazado de negación. No es que no quieran que los ayudemos, se trata de que tienen miedo de ser juzgados o tratados diferentes por lo mismo. Siempre suele haber algún tonto que piense que la situación es fácil o simplemente una exageración, pero nadie sabe la lucha interna que poseemos y nadie puede saber lo que nosotros sentimos ante ello —el toque de su mano en mi hombro, me reconforta de alguna manera —. No se trata de buscar a personas que quieran decirle lo que tiene que hacer, se trata de encontrar personas que la ayuden a buscarle soluciones al problema o le den fuerzas para afrontarlo. Nadie quiere que le digan cómo actuar ante una situación, simplemente desean la fuerza para no caer a la hora de tomar una decisión.
—Es que... —suspiro y paso una mano por mi cabello —. Ella no quiere que nadie sepa sobre su problema. ¿Cómo hago para buscar ayuda sin que sepan de qué trata? No puedo traicionarla así porque no solo se trata de ella, también de mí. No puedo arriesgarme a que la situación se complique más, te juro que si esto empeora... —algo grave podría pasar.
—Sabes que no te presionaré a que me digas nada, ¿no? —sus ojos encuentran con los míos —. No te diré qué hacer ni cómo comportarte, pero quiero que sepas que estaré aquí pase lo que pase. Soy tu hermano, todo lo que tiene que ver contigo me preocupa y jamás permitiría que otras personas te lastimaran —sonrío cuando revuelve un poco mi cabello —. No sé qué tan grave sea el problema, Thomas, pero quiero que entiendas que si estoy aquí es porque me preocupas y me importas. Haré todo lo que esté en mis manos para ayudarte y te prometo que seré de los que te dará estabilidad, jamás te juzgaré —sus palabras me hacen sonreír con tristeza.
— ¿Te puedo confesar algo? —Respiro hondo y él asiente, correspondiendo mí abrazo —. Tengo miedo.
Ambos nos quedamos así, abrazados y en silencio por un buen rato. Ninguno se atreve a cortar el aura y además no me siento con la suficiente fuerza para enfrentar a los demás y actuar como si todo estuviera bien conmigo. Desde ayer estoy fingiendo y de verdad ya no aguanto un minuto más la cara de Alex. Tengo demasiadas cosas atoradas en el pecho y siento que hay un detonante que en cualquier momento completará su misión. Me siento lleno de ira, de odio, de rencor. Siento que muchas cosas están pasando por mi mente y solo para aclarar: no tengo miedo de ellos, tengo miedo de lo que le puedan provocar a ella.
Melanie, Alex, la directora, William... Son tantas cosas que en cualquier momento me ahogaré con mi propio caos. Quiero pedir ayuda, quiero gritar, quiero que alguien más enfrente mi vida por mí, pero eso sería demasiado cobarde y no puedo dejar a Meli sola. Eso sería muy cobarde y además jamás me lo perdonaría. Ella está viviendo un castigo peor al mío porque a ella es a quien manipulan, controlan y envenenan con esta mierda. Si sobrevive a esto, será la gloria para ambos, pero si queda intacta después de este lío, tendría que ser un milagro. Sé que ella cambiará mucho después de esto y ¿qué digo? Ya lo está haciendo. Melanie está cambiando y me siento inútil porque no sé cómo ayudarla. Cada vez la siento más perdida dentro de sí misma.
— ¡Papá! —la voz de una bebé me saca de mis pensamientos y me separo lentamente de David, observando con una pequeña sonrisa a Alisa, su hija. No me sorprende verla por aquí, es muy curiosa y muy celosa, por lo que se encuentra abrazando la espalda de mi hermano, demostrándome que es suyo.
— ¿Qué pasó, preciosa? —ella ríe cuando David la carga, sentándola en sus piernas. Es pequeñita y luce muy tierna entre los brazos de su padre, recordándome lo que yo en algún momento debí haber vivido con Kendall. Ya no recuerdo eso —. ¿Dónde está tu hermano?
—La piscina —ella señala el lugar en donde se encuentran Lauren, Adrien, Dael y Maya. Todos están jugando con pistolas de agua —. ¿Tú haces...? —intenta hablar bien, pero su mala pronunciación nos hace reír.
— ¿Tú qué haces? —David la corrige y ella lo repite, pronunciándolo mucho mejor —. Estaba hablando con tu tío —me señala y los lindos ojitos de mi sobrina se encuentran con los míos. De verdad es idéntica a su madre, solo sacó los ojos y el cabello de mi hermano.
— ¿Jugamos? —una gran sonrisa ilumina su cara —. Con mami y ti Yel... ¡Piscina! —toma mi mano y me jala, intentando arrastrar a su padre también —. ¡¡Vamos!!
—Alisa, ¿qué hablamos sobre la intensidad? —David se cruza de brazos y ella pone carita triste —. No me mires así, sabes que acordamos respetar el espacio de las personas. ¿Qué debes hacer si quieres jugar con alguien?
—Preguntar...—suspira.
— ¿Y qué pasa si esa persona no quiere?
—Aceptar... —vuelve a suspirar y me mira con tristeza a mí —. ¿No jugar?
—Quieres —David la corrige y ella arruga la nariz.
— ¿No quiero jugar? —ambos reímos y ella nos mira confundida.
—Sí, quiero jugar —tomo su mano y me levanto, dejándome arrastrar por su pequeño cuerpecito.
Decidimos iniciar una batalla en el agua. Lauren ríe mientras se estabiliza en mis hombros y Maya se sube a los hombros de David intentando tumbarnos a nosotros. Alisa y Adrien nos hacen porras desde la orilla y Dael nada alrededor de nosotros, sumergido en su propio juego.
— ¡Ya cáete! —Lauren empuja a Maya y ella se engancha lo más posible para no tener que darle uno de sus frascos de malas palabras. Uno de esos debe tener alrededor de tres mil dólares, así que vale la pena luchar por la victoria.
— ¡Tardé dos semanas en reunir eso, ni te creas! —Maya chilla y la jala por el cabello antes de caer al mismo tiempo.
David las ayuda a levantarse y las detiene cuando comienzan una discusión real porque ninguna sabe quién ganó. Supongo que ya ellos están acostumbrados a convivir de esa manera, él parece acostumbrado a la grosería de Maya y al mal carácter de Lauren que intenta agarrarla por los cabellos cada vez que se distrae.
—Si me hubieran dicho que íbamos a discutir, no entro al juego —el mayor se cruza de brazos y ambas chicas se callan.
—No estamos discutiendo, Dave —Lauren le sonríe y pasa un brazo por encima de los hombros a Maya —. ¿Ves?
—Yo sí estoy discutiendo, ¡es mi frasco! —Maya la aparta y toma el brazo de David, intentando convencerlo para que le diga a Lauren que ella ganó.
—No sé de quién sea el frasco, lo único que diré es que no vuelvo a jugar con ustedes —él se sale de la piscina cargando a sus dos bebés y Lauren bufa, lanzándole una mala mirada a Maya.
— ¿Ves lo que hiciste? —golpea su brazo y Maya se queja por el dolor —. Quédate con tu estúpido frasco, ni falta me hace.
— ¡Pero bien que lo querías! —le responde, recibiendo una mirada amenazante.
Lauren sale de la piscina más irritada que nunca y yo me quedo junto a Maya, decidiendo entre hablar con ella o perder un ojo por su falta de autocontrol. Se encuentra furiosa y no entiendo qué es lo que pasa. Cada vez que ellas se juntan, parecen perros y gatos.
Bueno, sí lo entiendo. Esa es mi vida al lado de Alex.
— ¡COWABUNGA! —Miley salta a la piscina junto a Taylor y las bestias no tardan en unirse, comenzando a nadar junto a Dael. Él se encarga de cuidar a sus primas con toda su experiencia en la natación, ellas saben nadar, pero no tan bien como él.
— ¡Hey! ¿Cómo sigues? —le pregunto a Dania cuando se sienta en la orilla, vigilando con una sonrisa a su hijo (Dael).
—Mejor, no fue grave, Daniel exageró mucho —rueda los ojos —. El horno explotó y me quemé, pero la tela de los pantalones me protegió. Es una tela negra especial para chef, así que estoy bien —señala las marcas casi invisibles. Tiene un bonito body negro que se moldea a la perfección a su cuerpo. Cada una de mis cuñadas tiene su encanto y todas son bellísimas, incluso mi hermana con tres hijos, ella tiene uno de los cuerpos femeninos más bonitos que he visto en mi vida.
—Me alegro, espero que no se vuelva a repetir la experiencia —dejo un beso en su mejilla y nado hasta las escaleras de salida.
Cubro mi cuerpo con una toalla y no puedo evitar sonreír al ver a Melanie sentada en el sofá de la sala. Se encuentra muy seria y callada, lo que me hace saber que Phoebe la castigó por su hora de llegada.
Camino sigiloso hasta llegar por detrás y cubro sus ojos con mis manos, logrando que se sobresalte y paralice por lo inesperado y por el frío.
— ¿Marco? —pregunta y frunzo el ceño. La suelto enseguida y me detengo frente a ella, observándola indignado.
— ¿Quién es Marco? —su sonrisa me provoca más rabia.
—Oh, eres tú... —suspira y yo me cruzo de brazos. Si es una broma, no me parece nada divertida.
—Sí, soy yo. Ahora dime, ¿quién es Marco? —alzo una ceja y ella sonríe más, acostándose a lo largo del sofá.
— ¿Acaso estás celoso? —Cierra los ojos y pone su antebrazo encima de su caraestos —. No sabía que se podía estar celoso de un personaje. Qué extraño.
Claro, Marco... El protagonista que yo interpreto en la obra.
Ella chilla cuando la cargo en un solo movimiento, colocándola sobre mi hombro. Todos nos miran cuando comienzo a correr hacia una de las habitaciones y Phoebe me observa como si tuviera tres ojos cuando paso por su lado.
— ¡Sigues castigada! —le informa a su hija y esta responde que lo sabe —. Thomas, sé que quieres mucho a Melanie, pero tu presencia cuenta como diversión y en este momento le quiero impedir ese sentimiento —señala a su hija sobre mi hombro y yo sonrío, manteniendo mis manos a una distancia prudente.
—No se preocupe, señora Phoebe, prometo darle su castigo —Melanie me golpea disimuladamente y yo rebobino mis palabras, notando que estas se pueden malinterpretar —. Digo... Yo... Me encargaré de que no se divierta mucho. La castigaré con aburrimiento.
— ¿Seguro? —alza una ceja, demostrándome que no me cree absolutamente nada.
—Su hija nunca estará tan aburrida —alzo mi mano, como símbolo de juramento.
—Bien, ¿qué harán ahora? —entrecierra sus ojos y Melanie me pellizca para que responda rápido.
—Hablaremos, veremos películas...—ay, eso no se escucha aburrido —. Dormiremos.
— ¿Dormirán? —Phoebe ladea la cabeza —. ¿Juntos?
— ¿Qué tiene? —sonrío más inocente que nunca —. Somos como hermanos...
—Bien, entiendo... —una expresión extraña cruza su cara —. Los llamaré cuando vayamos a cenar —informa y abre mucho los ojos, sorprendida, cuando dejo un gran beso en su mejilla, corriendo de inmediato a una de las habitaciones.
Lástima que ella no es como mi suegro. Él nos apoyaría y no nos pondría tantas condiciones.
—Por un momento creí que no nos dejaría —comenta Meli cuando la dejo sobre la cama, yo solo me encojo de hombros.
— ¿Quién le diría que no a esta carita? —me señalo a mí mismo y ella ríe, extendiendo sus brazos para abrazarme.
—Tienes razón, nadie se resistiría —dejo muchos besos por su cara, logrando que ría más y me devuelva cada uno con una sonrisa.
Decido cambiarme antes de acostarme a su lado y me cubro cuando Meli intenta verme más de la cuenta, con la excusa de que ya ha visto todo lo que me niego a enseñar.
Al momento de entrar a la cama, lo hago muriéndome de frío. Melanie me abraza con sus piernas y yo recuesto mi cara en su vientre, observando la serie que ya seleccionó. Es Anne with a E, (nuestra serie favorita), y vamos por el segundo capítulo de la tercera temporada. Cuando no tenemos nada que hacer, solemos verla y la hemos repetido al menos unas cinco veces. Melanie está tan enamorada de Gilbert como yo de Anne.
Nos perdemos en nuestro momento por al menos dos horas. Melanie acaricia mi cabello y yo disfruto la calidez de su vientre. Ninguno de los dos fuerza una conversación ni intenta arruinar la tranquilidad, simplemente nos quedamos en silencio. Esto definitivamente es el peor castigo.
— ¿Sabes qué sería genial? —hablo y ella me observa a la espera de que responda —. Comida. Tengo hambre, ¿tú no? Deberíamos buscar algo de comer —dejo un beso en su vientre y me levanto, tendiéndole mis manos para que se siente.
— ¿Cómo sigues de los golpes? —toma mi cara entre sus manos y examina mi cara —. Al menos ya bajó la hinchazón, espero que el morado se quite rápido —sonrío cuando deja un beso en el lugar —. Me siento culpable de esto.
—No es tu culpa, ¿por qué piensas que...?
—Alex me defendió, Thomas —sus palabras me dejan en silencio —. No pude dormir en toda la noche pensando en las cosas que le dije, él me defendió y yo le dije cosas feas... —sus dedos recorren cada espacio de mi cara —. Quiero disculparme con él, le dije que merecía quedarse solo y que no te merecía —sus ojos se encuentran con los míos —. Me comporté muy mal, Alex solo quería ayudarme.
—Yo le dije algo parecido —hago una mueca —, pero no me arrepiento. Alex cree que por ser como es tiene el derecho de pasarle por encima a todos y no estoy arrepentido de haberme desahogado. Estoy cansado de que diga o haga cosas sin pensar, Meli, él no es el único que tiene problemas.
—Pero es tu hermano —sus palabras me hacen agachar la cabeza —. Él no hizo lo que hizo por mal, él intentó protegerme y dime, ¿no te gustaría que si algo así pasara en realidad, él me defendiera como lo hizo?
—Pero eso no pasó y era yo... —la escena vuelve a mí de manera dolorosa —. Pensó mal de mí, no confió... Yo jamás hubiera pensado algo así de él.
—Él me vio tomada...
—Debió pensar antes de actuar, Meli —recuerdo la forma en la que se comportó y trago el nudo en mi garganta —. Yo nunca me habría comportado así. No hablo de los golpes, hablo de su desconfianza. Podría pensar miles de cosas sobre Alex, pero violador no entra en la lista.
—Estoy segura de que él tampoco piensa así de ti... —intenta justificarlo, pero aún así niego.
—Sus acciones dijeron todo lo contrario.
Ella intenta decir algo más, pero la puerta se abre, dejando ver la figura de la señora Russell, (o como su apellido de soltera lo indica, Evenson). Ella nos mira detalladamente y yo trago saliva, notando que estamos muy cerca pero al menos no en una posición comprometedora. Ambos estamos sentados y Melanie tiene sus manos en mi cara. Solo eso, de resto estamos como si nada.
— ¿Ya es hora de cenar? —pregunto, sin saber realmente cómo comportarme ante mi suegra.
—No, solo quería verificar lo que estaban haciendo —la señora Phoebe suspira y se cruza de brazos —. No se ven muy aburridos que digamos.
—Oh, créame, estoy muy aburrido —empujo a Meli, levantándome en un movimiento —. Debería ingresar a su hija a un circo, sirve como fenómeno del aburrimiento.
—Tonto —Melanie se ríe y luego disimula cuando su mamá la mira con detenimiento.
—Ya veo —La señora Phoebe niega y sale de la habitación antes de que podamos ver su expresión. Pero mi mente se imagina lo que piensa, "estos niños de hoy en día..."
Me giro hacia mi novia cuando mi suegra cierra la puerta y no dudo en lanzarme sobre ella, comiéndome su boca a besos. Ella ríe cuando me apodero de su lengua y me sigue el beso cuando recorro cada espacio de su boca. Me encanta su sabor y toda ella. Me encanta por completo y sé que no es una atracción solo física o sexual: esto va más allá del capricho. Tanto así, que la idea de que alguien pueda lastimarla me llena de sentimientos que desconozco y no deseo dentro de mi cuerpo. Odio sentir emociones negativas, pero odio más saber que ella está sufriendo por algo tan inocente como el amor. Tal vez ella me odie por lo que estoy pensando hacer, pero no puedo permitir que la sigan lastimando así. No me nace, ya no sirvo para mantener esta farsa.
—Te amo —sus palabras me hacen continuar el beso —. ¿Por... qué no... me... respondes? —logra terminar en medio de los besos.
—Porque tú ya sabes la respuesta —me separo de ella y le tiendo mi mano, ganándome una pequeña sonrisa de su parte.
Salimos de la habitación con las manos entrelazadas. Melanie me guía hacia la cocina y yo la sigo, asegurándome de que nadie mire en nuestra dirección. Hacemos nuestro propio mercado sin pagar y vaciamos casi todo el frigorífico, siendo conscientes de que no nos comeremos más de la mitad de lo que robamos.
— ¿No encuentras el helado? —le pregunto cuándo se mete dentro del refrigerador, intentando alcanzar el helado de fresa (es su favorito). Yo solo disfruto el buen ángulo que tengo.
—Odio el helado de chocolate y creo que solo hay de ese —gruñe —. Estúpida sociedad que les hizo creer qua todos que el helado de chocolate sabe bien.
—A mí me gusta...
—Presión social —me corta y río —. ¡Aquí está! —Levanta la cabeza, chocando con la parte de arriba y quejándose por el dolor. La ayudo a salir de su encierro y yo mismo le hago otro, acorralándola contra el congelador y ganándome una mirada asustada de su parte —. Thomas, nos pueden ver...
— ¿Y qué? —dejo un beso en la comisura de sus labios —. Nadie se lo dirá a la directora, a todos les cae mal —dejo otro beso —. Sé que todos preferirían verte conmigo antes que con William, incluso tu mamá...
—Sí, mi papá fue el primero —sonríe con tristeza —. Quisiera que estuviera aquí, lo extraño mucho —la abrazo y ella me corresponde enseguida, ocultando su cara en mi pecho.
El papá de Melanie se encuentra resolviendo algunos problemas legales en España. Según lo que me contó Melanie, sus hermanos paternos intentaron adueñarse de la compañía Russell cuando él le cedió su cargo a Miley, (la hermana mayor de Melanie). Muchos no estaban de acuerdo con que una de sus hijas, (una mujer), manejara la compañía familiar e intentaron a toda costa enviar abogados que la destituyeran del cargo para postularse ellos mismos como los nuevos directores. Obvio Joseph no se quedó de brazos cruzados y fue a España a dialogar con su familia y demandarlos si era necesario para que dejaran a su hija en paz. Supuestamente todo se está resolviendo, aunque su estadía se ha alargado más de lo necesario y Meli se encuentra extremadamente deprimida por la ausencia de su padre. Él es su mejor amigo, incluso más importante que yo.
—Volverá más pronto de lo que crees, ya verás —dejo un beso en su frente y ella sonríe, llenando mi mejilla de helado.
—Este sí es delicioso —su susurro me pone nervioso, pero tiemblo un poco cuando desliza su lengua por mi mejilla —... Pero no tan delicioso como tú.
Me inclino para saborear el helado en su boca, pero ambos nos separamos cuando escuchamos un sonido detrás de nosotros.
—Disculpen, pero estoy un poco perdida —la señora nos observa con curiosidad y Melanie muerde su labio inferior, sin saber qué decir.
— ¿A dónde quería ir? —me atrevo a cortar la tensión, entrelazando mis dedos con los de mi novia.
—Buscaba el baño, me dijeron que era por el pasillo y la oscuridad no me dejó ver nada —señala por donde entró —. ¡Oh! ¿Eso es helado? Yo quiero —la observo como si tuviera tres ojos cuando se acerca a nosotros, tendiéndole la mano a Meli y esperando que ella le pase nuestro envase.
—Bueno... —Meli suspira y le entrega el frasco, paralizándose de golpe cuando la mujer toma su mano —. ¿Señora...?
Observo a ambas mujeres sin saber qué decir. La señora no suelta la mano de Melanie y la rubia no deja de verme a mí, en busca de ayuda. No sé qué decir porque aunque la cara de la mujer se me hace conocida, no recuerdo de nada su nombre y no sé qué decirle para que suelte a mi novia.
—Tu aura está muy oscura, niña —la mujer toma ambas manos de Meli y deja el helado en la encimera —. Es negra, nunca había visto un tono tan oscuro como este...
—Señora, yo... —Meli intenta retroceder, pero se queda en silencio esperando que la mujer termine.
— ¿Tienes algún problema de salud? Una persona de tu edad no debería tener tanta ira acumulada —prosigue, logrado que me interese en la conversación —. No es solo ira, es vergüenza, rencor, tristeza... Miedo, ¿por qué estás tan asustada?
—Y-yo quiero irme —Meli se separa como puede y la señora suspira, observándola con una curiosidad genuina.
—Eres muy desconfiada, lo sé. Actualmente no te sientes con la capacidad de dejar entrar a nuevas personas en tu vida y es entendible, hay personas nuevas que llegarán a tu vida para lastimarte más. Confía en tus instintos, no es tus temores. Tienes demasiadas cosas buenas por las que seguir luchando, no dejes que las nubes negras oscurezcan tu camino hacia tu futuro —Meli retrocede cuando la mujer intenta tocarla —. Ustedes dos me agradan, tienen una gran vida por delante.
— ¿Juntos? —me atrevo a preguntar, ganándome una mirada confundida de Mel.
—Separados. Vendrán nuevos desafíos y necesitarán confiar mucho en el otro. Viene algo increíble que los unirá a los dos —señala a Melanie —. Es decisión de ambos compartir el fruto o no.
— ¿Qué fruto? —mi novia se cruza de brazos.
— ¡Abuela! ¡¿Qué haces aquí?! —una chica morena que reconozco como Georgia entra a la cocina —. Pensé que irías al baño, ¿te perdiste?
—Sí, pero estos chicos me regalaron helado así que salí ganando —la mujer sonríe y toma el frasco —. Me alegra que sea de fresa, el helado de chocolate sabe horrible.
—Eres la única que piensa eso —Georgia rueda los ojos y nos saluda a Meli y a mí —. Lamento si se puso intensa, chicos, a veces dice unas cosas...
— ¿Por qué les dices eso a todos? Solo ofrezco lo que mi don otorga... —ambas mujeres salen de la cocina y Meli y yo nos quedamos en silencio, con más dudas que nunca y sin helado.
...
La cena está siendo un completo caos:
1. Alex desapareció, (nadie lo ha visto desde que se encerró en su habitación).
2. Mi mamá está furiosa porque es obvio que se escapó.
3. David está más furioso todavía porque piensa que los guardaespaldas que tenemos no sirven para nada.
La cena no puede ser más entretenida y yo solo puedo jugar con Kukú mientras observo la discusión que tienen todos sobre Alex. El gran lobo blanco no deja de lamer mi cara y yo solo puedo pensar en el día en que mi mamá se lo regaló a Venus. Fue en su cumpleaños número veintiuno y era tan solo un pequeño lobezno, ahora luce como un semental.
—No le des mucha confianza, luego se acostará en tu cara y ni siquiera le prestará atención a tus quejas —Venus se sienta sobre mi estómago y yo suelto un quejido —. ¿Sabes a dónde fue tu hermano?
—No tengo ni idea —ella frunce el ceño y luego ríe cuando Kukú le salta encima —. Les mentí, ¿sabes? —su mirada se encuentra con la mía —. No tuve una pelea con Maykel, fue Alex quien me golpeó...
— ¿Qué? ¿Por qué? —su cara se llena de preocupación absoluta —. Definitivamente hablaré con ese niñito porque...
—Pensó que estaba abusando de una chica —me explico y ella calla enseguida —. Solo intentó defenderla, estaba actuando como nos criaron. Se equivocó, claramente, pero no fue por completo su culpa.
— ¿Por qué pensó eso? —su pregunta llega en un susurro —. Te conozco, Thomas, al igual que conozco a Alex. Sé que ninguno se atrevería a hacer algo como eso, pero no entiendo por qué él pensaría algo así de ti.
—La chica con la que estuve... —pienso en mis palabras —... Estaba tomada. Bueno, se había duchado y estaba en un estado consciente de ebriedad. No me aproveché, Venus, fue un momento genuino y...
—Un momento... —me callo cuando me interrumpe —. ¿La chica de la que me hablas fue la misma que te lastimó? ¿La que te engañó? —Recuerdo el día en que lloré junto a ella y asiento, haciendo una mueca —. ¿Por qué volviste con ella, Thomas? Sabes que no...
—No es lo que tú crees, Venus. Ojalá pudiera explicarte, pero hacerlo sería fallarle a ella y no quiero causarle más daño. Solo estoy pasando por una etapa de mi vida en la que ya no siento control sobre mí mismo... Es tonto, pero no encuentro otras palabras para explicarme.
—No es tonto —mi hermana se acuesta sobre mi cuerpo, apoyando su cara en mi pecho —. No sé qué hacer para que ustedes se sientan en confianza conmigo. Yo estoy con ustedes para apoyarlos, ¿por qué carajos desconfían tanto?
—No es desconfianza, Camz —acaricio lentamente su cabello —. Es miedo.
Ambos nos quedamos en silencio cuando Alex entra a la casa como si nada. Nadie de la familia se atreve a comentar algo sobre su acompañante y él no se molesta en presentarlo, solo sonríe, como si estuviera divirtiéndose con las expresiones de cada uno. El único que no parece divertirse es Niels, quien se esconde detrás de mi hermano y nos saluda a todos con la poca valentía que le queda en el cuerpo.
¿Cena de navidad con la familia completa? Eso es muy raro, teniendo en cuenta que casi nadie sabe que Niels es el nuevo integrante de la familia Crild.
...
¡FELIZ AÑO! Sé que es muy tarde para esto, pero este es el primer capítulo del 2022, (el otro fue un extra), y estoy muy emocionada de comenzarlo así.
¿Qué les pareció? Anden, respondan, los extrañé muchísimo y quiero leerlos:(
Estas semanas he estado muy ocupada pero conmigo misma. Me tomé un tiempo para mí y aunque no me siento al 100%, una parte de mí se siente mejor consigo misma. Estoy aprendiendo a tocar guitarra, fui a la playa y me medio bronceé, (no había sol), salí de fiesta muchas veces y no dejé de ir al gym. No sé por qué les cuento esto, pero siento que con ustedes puedo hablar fluidamente y me gusta, los considero mi pequeña familia de wattpad.
Por cierto, esta familia ya tiene 10.500 integrantes:)
Con mucho amor y un beso en la boca.
—Nepasavoir.
Puto el que lo lea.
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