CAPÍTULO 14

Capítulo dedicado a @GrecziTarazona <3

"¡¿Cómo reaccionara Thomas?! No sé, pero yo siendo el buscaría ayuda de confianza y hablaría con Mel porque ella no tiene porqué pagar los platos rotos ella sola 😔 se que Thomas hará algo para ayudarla no sé cómo lo hará pero es un chico fuerte y muy valiente que se sintió herido por la persona que ama sin saber que esa persona lo está dañando para poder salvarlo ✨

¡¿Que opino de Melanie?!Si estaba consiente de que ese comportamiento extraño y repentino tenía algo detrás pero, me deje cegar por el dolor de Thomas y no por la carga de Melanie que está sufriendo al dejar creerle a chico de su vida que tiene que odiarla por una traición que ella no cometió pero se lo hace creer para que no los separen y verlo así sea de lejos y que el siga pensando que Thomas la odia 😔"

El idiota.


Alex.


Odio el instituto.

Realmente toda mi vida ha sido un poco caótica en ese aspecto. Siempre me resultó fácil convivir por Thomas. Él era tan sociable que se abría paso en cualquier lugar y ahí estaba yo, siguiéndolo. Siempre fuimos tan unidos que nunca se me hizo difícil convivir en ninguna situación gracias a él. No difícil, pero sí fastidioso.

Otra razón por la que pude sobrevivir entre las personas fue mi personalidad fuerte. Antes no era tan agresivo, pero sí muy desconfiado y cerrado con las personas. Solo reía y hablaba con mi grupo de amigos y familia, los demás eran irrelevantes. Cuando comencé a mostrar un carácter de mierda, los demás decidieron adaptarse a eso y convivir lejos de mí. Todos, excepto Thomas, a él lo tuve que alejar yo.

A veces, justo como ahora, extraño esos momentos. Siempre fuimos los gemelos problemáticos, éramos los mejores chantajeando y haciendo bromas. Nadie nos ganaba, nadie nos atrapaba. Thomas era mi mejor amigo y era a él a quien le contaba todo lo que pasaba en mi vida. Si mi hermano y yo habláramos con esa confianza ahora, sin duda le pediría consejos sobre cómo comportarme después de darle un beso a alguien.

Pero no nos hablamos y sin duda eso no se lo contaré a nadie. Ni a Venus, ni a ninguno de mis amigos. Es triste, pero son las consecuencias de ser una mierda como persona. Al final del día siempre me quedo solo.

"PERRA"

"ZORRA"

"MOSCA MUERTA"

Esos y otros insultos hacen reír a los pocos alumnos que hay en el pasillo. Releo una y otra vez las palabras y observo fijamente a Jennie. Las escribieron en su casillero y ahora se encuentra limpiándolas —o intentando quitarlas —, con sus propias manos.

— ¿Quién fue? —pregunto, observando mi reloj de mano. Si no me apresuro llegaré tarde a clases.

—No lo sé, yo... —ella balbucea, pero luego calla y sigue limpiando. Como si no pudiera o no quisiera decir el nombre de la persona.

—Bueno, adiós.

Me alejo de ahí con paso rápido y busco la asignatura notando que voy dos minutos atrasado. Normalmente no me importaría, pero hoy tocó examen sorpresa (Josh me acaba de avisar) y a las evaluaciones yo nunca falto.

Toco tres veces la puerta y entro, ganándome las miradas de todos los alumnos y el profesor. Qué incómodo.

Por suerte el profesor no se pone fastidioso, solo elimina mi inasistencia y me entrega mi hoja con las preguntas ya seleccionadas. Odio física.

Intento resolver los ejercicios, pero por más que me esfuerzo, no lo logro. Observo a mis demás compañeros, todos sumergidos y enfocados en sus hojas. Observo a Josh, quien parece un robot escribiendo sin parar. ¿Cómo le hace? Debí haber estudiado ayer.

Ah, claro. Pero ayer estuve besando al hijo del entrenador.

—Les quedan treinta minutos, chicos —el profesor informa, caminando como ave por todo el salón.

Disimuladamente le hago señas a Josh, pero él no me presta atención, solo sigue escribiendo ajeno al resto.

Observo el examen, parece eterno y no entiendo una mierda. ¿Por qué no presté más atención? ¿Por qué no me fijé en la tarea que me pasó Josh ayer? ¿Por qué no soy más como Thomas?

Un ruido a mi lado me sobresalta. Observo a Gaby con el ceño fruncido, ella solo recoge su lapicero y se apoya en mi mesa para levantarse.

—Lo siento, profesor. Se me cayó —alza el lapicero y sonríe, caminando lentamente hasta su asiento.

Vuelvo a lo mío, pero abro mucho los ojos al ver un papel en mi mesa. Un papel a un lado de mi mano, doblado de la forma más delicada y con una G y un corazón.

Personas ridículas y esta chica. Pienso, pero aún así abro el papel sin nada más interesante qué hacer.

Respuestas 6B P

Abro mucho los ojos y observo detalladamente todo el papel. Las respuestas. Las tiene todas.

Trago grueso y, disimuladamente, coloco el papel debajo de mi hoja de examen.

Una, dos, tres... Comienzo a responder cada ejercicio, confiando plenamente en que esas son las respuestas y no una trampa por parte de Gaby.

La razón de su ayuda la tengo muy clara, pero que ni crea que le deberé algo por esto. Más bien ella me debía un favor a mí por todo el acoso que ha generado estos últimos tres años. Siempre ha sido intensa y no es la primera vez que intenta chantajearme.

—Se terminó el tiempo, entréguenme sus exámenes —el profesor habla justo cuando termino de responder el último ejercicio.

A la mierda todos, ¡lo hice!

Copiado, pero lo hice.

Doblo el papel con las respuestas y lo meto en el bolsillo de mi chaqueta. Nadie me ve raro ni dice nada, ni siquiera el profesor, él solo cuadra las hojas y se concentra en los ejercicios de la primera.

¿Dónde estará Niels? Estoy seguro de que hoy le toca química. ¿Habrá salido ya de clases? ¿Le habrá ido bien?

Estoy tan concentrado en mis pensamientos, que por un momento no siento las manos femeninas rodear mi brazo. No lo noto al instante, pero cuando logro volver a la realidad, no dudo en empujarla haciéndola chocar con los casilleros. No lo hago con fuerza, tampoco con intención. Solo la sacudo y eso crea un estruendo por todo el pasillo.

— ¡¿Qué te pasa?! —Gaby me observa con odio.

Aprieto mis puños y retrocedo dos pasos. Si mi mamá se entera, me matará. Ella no tolera que sea violento y mucho menos con las mujeres.

—Lo siento... —intento remediarlo. Juro que no fue con intención, se me salió de las manos. No estaba pensando —. Nadie te manda a tocarme. No me gusta y lo sabes.

— ¿No lo merezco después de lo que hice por ti? —ella suspira, sin dejar de frotar su codo. Puedo notar como su mano contiene la sangre del raspón, eso solo revuelve mi estómago.

¿Qué mierda pasa conmigo?

—Ven, vamos a la enfermería —comienzo a caminar al lugar, ignorando la mirada de los estudiantes. No hacen más que murmurar al respecto. Ahora, sin duda, aparte de violento quedaré como agresor.

Gaby me sigue y aunque no me molesto en ver su cara, sé que se encuentra sonriendo. No sé si fue intencional o no, pero la culpa me carcome haciéndome sentir peor.

Odio esta mierda. Después de clases tenía pensado ir a ver a Niels a los vestidores. ¿Cómo hablaremos en el entrenamiento?

Maldita sea.

— ¿Cómo te fue en el examen? ¿Lograste responder todo? —la voz de Gaby interrumpe el silencioso ambiente.

No le contesto. No es mi intención entablar una relación con ella y tampoco quiero que crea que nuestro trato será diferente o algo así. Si hago esto es por culpa, no por algo más.

—Vamos, Alex, no seas tan amargado...

—Y tú no seas tan fastidiosa. Vamos a la enfermería para que te curen y ya. Déjame en paz.

Ella decide callarse. Es la única interacción consentida de parte y parte y no la quiere arruinar. Aún así, nada hace que sea menos molesto.

Yo quiero estar con Niels, no con ella.

—Buenos días, ¿qué los trae por aquí, chicos? —Sally nos sonríe, alegre como siempre.

Es de las pocas personas que me caen bien. He visitado más la enfermería que las aulas. Digamos que antes, mi pasatiempo favorito era volver mierda a William. Luego llegaron las golpizas con los universitarios y bueno, Sally estuvo después de cada pelea y me tomó cariño.

—Uy, cariño, ¿cómo te hiciste eso? —la mujer pelirroja observa, con preocupación, a Gaby.

—Uhm... Me caí en el entrenamiento, ya sabe —miente, lanzándome una mirada cómplice a mí.

—Mentira. Me tocó cuando estaba distraído y la empujé —ambas mujeres me miran con asombro —. Se raspó con el casillero.

No me gusta deberle nada a nadie.

—Wow... Entiendo —Sally arquea sus cejas, sin dejar de desinfectar la herida de Gaby —. ¿Tienes algún problema con la gasa? Entiendo que con el entrenamiento, se puede volver complicado...

—Con una vendita adhesiva bastará —Gaby hace una mueca y toma mi mano, quejándose por el ardor del alcohol —. Gracias por no dejarme sola, Alex... —su dedo acaricia mi dorsal.

—No es nada —la quito de inmediato, cruzándome de brazos —. ¿Eso es todo? —Sally asiente, entregándole una paleta roja a su paciente.

—Espero no volverte a ver por aquí, linda —se despide, no sin antes lanzarme una mirada de ¡¿qué demonios?! A mí.

Dejo a Gaby tirada y acelero el paso, en busca de aire y soledad. Ya se terminó la hora de receso, seguramente Niels está en clases y estoy molesto. Todo por culpa de Gaby, ¿por qué tiene que ser tan intensa? ¿Por qué no puede entender que no me gusta y nunca me gustará? ¡¿Por qué se le hace tan difícil entender que no es no?!

— ¡Hey! ¡¿Por qué tan rápido?! —casi quiero gritar cuando sus pasos se escuchan más cerca. ¿Me está siguiendo? ¿Ahora qué quiere? —. ¡Alex!

A la mierda.

Corro lo más rápido que puedo, sin dejar de lanzar miradas a los estudiantes chismosos y desapareciendo del radar en pocos segundos.

Mi segunda clase ya comenzó, por lo que decido no entrar e irme directamente a los vestidores.

Como era de esperarse, Niels ya no está. Eso solo hace que mi decepción e ira aumenten al mil porque pensé que hoy tendríamos más tiempo de hablar. Hoy me preparé mentalmente para esto y Gaby arruinó todo.

...

¿Qué le pasa a Alex?

Una de las cosas que siempre he tenido claras es que en el equipo no hay discreción. Los jugadores no saben el significado de la prudencia, no saben bajar la voz ni disimular miradas.

Desde hace media hora todos comenzaron a llegar al campus. Yo, sin tener nada que hacer, comencé a entrenar desde mucho antes (desde que llegué), y estoy más que cansado y sudado. Estoy muerto.

Aún así, sin dejar de trotar y quemar todo lo que no tengo, me encuentro sobrepensando en todo lo que le diré a Niels cuando lo vea. Y no sé qué le diré.

Pensé en un "hola", pero no quiero verme tan desesperado. También pensé en sonreírle, pero eso sería muy raro y me quedé sin ideas.

¿Qué haces después de besar a una persona? ¿Qué le dices?

Odio esta mierda.

—Alex, ¿estás bien? —Kazumi es el único que se atreve a acercarse. Niels no ha llegado, eso me hace estar un poco menos irritable.

— ¡Sí! ¡¿Por qué?!

—Por nada...

Los pocos jugadores que faltan, terminan de llegar. Observo hacia todos lados, buscándolo a él. Y cuando nuestras miradas se encuentran, un malestar me invade de repente. ¿Por qué me esquiva?

—Bien, chicos, ya que ayer estuvieron en el infierno, hoy quiero que hagan dos equipos y me demuestren qué aprendieron —todos festejan y el entrenador ríe. Pocas veces pasa, pero es desestresante cuando en el entrenamiento solo nos pone a jugar.

—Kazumi, tú selecciona otro equipo —ordeno y él asiente, buscando con la mirada a sus jugadores.

—Niels...

—Niels es mío —aclaro, sonando más agresivo de lo normal —. Niels jugará conmigo, escoge a los que quieras, menos a él.

Busco al arquero con la mirada, encontrándolo junto a una de las porterías. ¿Por qué no se acerca? ¿Tengo que hacerlo yo? ¿Qué es lo que está esperando?

Intento frenar a mis pies, pero estos no me hacen caso y terminan por llevarme hacia él. Respiro hondo y aprieto mis puños. Me mentalizo para no hacer ninguna tontería y frunzo el ceño, aparentando que no me pasa nada.

—Vas a jugar conmigo —informo, con la misma voz y el mismo tono agresivo de siempre.

—Vale.

Él no me mira, solo se coloca los guantes, sumergido en sus pensamientos.

¿No me piensa mirar? ¿Qué es lo que está esperando? ¿Qué le pasa?

—Vale —imito su postura, fingiendo que no siento nada.

El juego comienza de la manera más amistosa. Mi equipo logra dos goles en diez minutos, lo que me hace sentir orgulloso porque la vez pasada perdí horriblemente. En ningún momento Niels me mira, ni siquiera cuando en cada gol lo miro a él esperando una felicitación. No parece emocionado ni tampoco interesado en mí. Eso solo me hace perder la concentración y los ánimos.

Ni siquiera estoy molesto. Ya no sé qué sentir.

No soy bueno para actuar frente a estas situaciones. Normalmente solo lo obligaría a decirme lo que tiene, pero ya no quiero demostrarle esa versión de mí. No soy agresivo o amargado porque quiero, eso es algo que no puedo controlar y que he intentado trabajar desde hace mucho.

Me gustaría que él fuera más comunicativo y se pusiera en mis zapatos. En su versión de la historia, yo soy en villano. Pero en la mía, su timidez solo complica mi vida.

¿Por qué es tan difícil ser sincero?

—Ya vayan a sus casas, apestosos —el entrenador silba, llamando la atención de todos —. Comenzará a llover y no quiero recibir otra queja de sus padres —los chicos comienzan a retirarse, yo me quedo de pie en medio de todo —. ¡Alex! ¡Estoy hablando con todos!

—Me quedaré un rato más, señor. Tengo cosas que hacer —él frunce el ceño, aún así, asiente. Como resignado a mi terquedad.

— ¿Tú también te quedarás? —el entrenador vuelve a hablar, refiriéndose a su hijo.

No me había dado cuenta que seguía aquí.

— ¡Va! Hagan lo que quieran —por suerte no se pone fastidioso, solo se gira y se despide ordenando que no quiere un desastre.

Tengo el cabello húmedo. Y no, no por la lluvia, ni siquiera ha comenzado a llover. Tengo el cabello empapado de sudor y mi camisa está igual. Por eso no dudo en quitármela, tirándola en el piso y caminando de un lado a otro así.

Me paso las manos por el cabello y luego vuelvo al mismo camino. Voy en vueltas, ni siquiera pienso. Solo intento despejar mis emociones para no cagarla.

¿Qué es lo que quiere?

— ¡¿Qué mierda te pasa?! —le grito, sin poder aguantar más la presión.

Él no parece sorprendido ni asustado, solo aprieta sus puños, caminando de manera extraña hacia mí. ¿Por qué parece molesto?

—Primero que nada, no me grites —su tono me hace saber que no se encuentra tan calmado como siempre —. Segundo, no es mi obligación responderte —se detiene frente a mí, observándome con el mismo odio —. Tercero, ¡tú! ¡Tú me pasas!

— ¡No me grites! —lo empujo, consciente de que solo me alzó la voz y que yo solo estoy buscando una excusa para tocarlo —. ¿Qué mierda te pasa? ¿Eres bipolar o qué?

— ¡Mira quién habla! —él me devuelve el empujón, aún con más fuerza —. ¡Hipócrita!

— ¡No me digas hipócrita! —aunque tenemos el mismo entrenamiento y obviamente la misma fuerza, con dos empujones más lo logro derribar. Él no me golpea, yo tampoco, solo forcejeamos intentando dominar al otro —. ¡¿Tanto te cuesta decirme que no quieres nada?! ¡Imbécil de mierda!

— ¡¿Tanto te cuesta a ti ser sincero?! —Varios jadeos salen de mí cuando logra dar la vuelta, afincándose en mi cuerpo — ¡Me dijiste que no te gustaba Gabriela!

Por primera vez detallo su mirada. Su boca en línea recta, el sudor resbalando en su cuerpo, su cabello húmedo y pegado a su cara.

Varias teorías vienen a mi mente y todo eso me hace sonreír. Seguramente me estoy volviendo loco.

— ¿Estás celoso?

Mi pregunta lo hace paralizarse un momento. Él no dice nada, solo aprieta su agarre y se pone del color Niels. Justo como tanto me gusta.

— ¡Claro que no! ¡Yo no...! —intenta hablar, pero mi mano presionando su nuca no le dejan muchas opciones —. Alex...

—Idiota —me giro, dejándolo debajo de mí y apoderándome de sus labios una sexta vez.

Él me corresponde casi al instante. Torpe por lo inesperado y suave, por el dolor en su labio. Aún así no me detengo, solo pongo mis manos a los lados de su cabeza y profundizo el beso, sin importar el alrededor.

— ¡No me vas a besar después de haber estado con ella! —Lo observo detenidamente cuando me aparta, sin dejar de respirar entrecortadamente — ¡Todos dijeron que ustedes...! —lo continúo besando, callando sus quejas y sujetando su cara con fuerza.

Siento sus manos viajar por mi pecho. Aún así no me aparto, solo dejo que continúe, hundiendo mis dedos en su cabello.

—Alex... —habla contra mis labios, pero no dejo de besarlo —. Nos pueden ver... Alex...—abro los ojos de golpe cuando toca mi entrepierna, Y no solo toca, aprieta. Me aparto de golpe y él respira hondo, observando con preocupación hacia los lados —. Lo siento... Es que no me querías escuchar —mi cara y otra cosa se calientan de inmediato —. Mi papá nos puede ver y... —no puedo dejar de pensar en eso, nadie nunca me había tocado así —... Tenemos que ser discretos, esto es muy... —o sea, sí lo había soñado, pero nunca me había pasado. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en eso? Se sintió muy... —... Es peligroso, no podemos hacer esto aquí...—agradable.

—Vamos a los vestidores —propongo, con la voz más ronca de lo normal.

Mi entrepierna palpita con cada paso. Tengo que acomodar lo que hay ahí y más de una vez pensamientos extraños vienen a mí.

Me tocó ahí. ¿Cómo es posible que no parezca afectado? ¿Si yo lo toco se pondrá igual?

— ¿Te molestaste? —su voz me saca de mis pensamientos —. Lo siento, es que no te querías apartar y esa fue la única manera que encontré de... Llamar tu atención —tartamudea y calla, como notando por fin la gravedad de lo que hizo.

—Está bien —se sintió bien.

— ¿No estás molesto? —su cara demuestra arrepentimiento. Yo solo niego, observando cada rincón de los vestidores.

—Para nada —lo vuelvo a besar, solo que esta vez pongo mis manos en su cadera, tocándolo por encima del uniforme.

Sus dedos aprietan mis hombros, los míos su camisa. Él no sospecha nada hasta que comienzo a alzarla, pidiéndole permiso con la mirada.

— ¿Qué quieres? —su pregunta se convierte en un susurro.

No logro decir nada, solo me deshago de su camina y llevo mis labios a su mejilla, dejando un par de besos en ella.

—Esto...—mis dedos se cuelan por el elástico de su short. Él no dice nada, solo se queda muy quieto cuando introduzco una mano tocando por encima de su ropa interior. Suelta un jadeo.

— ¿Desde cuándo tú...?—lo observo fijamente. Él solo cierra los ojos y respira por la boca. No logra articular palabra, solo gime una vez y calla todo lo que quiere salir de sus labios, con vergüenza —. Lo siento...

—No debiste hacer eso —mi voz sale mucho más ronca de lo normal —. Iniciaste algo muy peligroso, Niels.

— ¡Tengo cosas que hacer! —su comentario rompe la tensión.

Su empujón me hace sacar la mano de su short. Lo observo si entender cuando huye lejos de mí, tomando su toalla y encerrándose en una de las duchas.

¿Cosas que hacer? ¿Él...? Claro... Hoy es martes, tiene que ir a trabajar. Pero ya es tarde, ¿aún así irá? ¿Por qué justo ahora? ¿Está huyendo de mí?

Varias emociones recorren mi cuerpo. Más que rabia, es frustración.

Observo hacia abajo y coloco una mano ahí.

Me dejó así.

No digo nada. Solo busco una toalla y me encierro en otra ducha, en un intento de calmar mi dolor. Literalmente, me duele. No sabía que esto dolía tanto.

Muevo mi mano adelante y hacia atrás. Aunque es complicado porque el tamaño me hace tardar en cada movimiento, es aún más difícil contener los sonidos que intentan salir de mi boca. Son necesarias dos sesiones para calmarme y, justo cuando voy por la tercera, lo escucho salir de la ducha.

¿Será que él hizo lo mismo? No lo creo. Yo no lo dejé tan mal.

¿O sí?

Busco mi toalla y la enrollo en mi cintura, saliendo con una expresión indescifrable que no demuestra que me estuve masturbando por veinte minutos.

— ¿En serio irás a trabajar? —le pregunto, consciente de que esa solo fue una excusa para alejarse de mí.

— ¿Qué...? ¿Tú cómo sabes que yo...? —sus ojos me indagan y yo me golpeo mentalmente.

—El entrenador me dijo —miento, sin intenciones de decirle que lo vi una vez en una salida familiar y luego lo seguí al salir de clases —. Supuse que era eso, ¿o no? —él frunce el ceño, bastante confundido por la información.

—Pensé que él no hablaba de mí... —por su cara, sé que se siente bastante extraño —. Sí, es eso. Tengo que irme.

— ¿A esta hora irás? ¿No es muy tarde? —él solo se gira, notando que ambos estamos en toalla y no es la mejor situación.

—No, adaptaron mi horario desde que informé los entrenamientos... —eso despeja mis dudas.

No miente. Entonces, si no fue una excusa... ¿Cómo se sintió? Porque yo me sentí muy excitado. ¿Será que no quería y ya? Porque yo quería esto desde hace mucho.

—Bien, le diré a Jake que te lleve.

—No hace falta...

—No te estoy preguntando.

Comienzo a vestirme, en busca de más obstáculos entre nosotros. Ninguno dice nada, solo nos vestimos y fingimos que no pasó nada hace un rato. Tampoco nos miramos, lo que es muy molesto porque estoy obligado a apartar la mirada cada vez que me encuentro con la suya.

¿Y si no quería? ¿Y si me precipité? ¿Y si dije algo que no debía? ¿Y si él no quiere estar conmigo y ya? ¿Y si lo asusté?

—Estaba bromeando —mi comentario nos saca del silencio, él solo me observa sin entender.

— ¿Qué...?

—No pensaba hacerte nada, solo estaba jugando. No te preocupes.

No me molesto en ver su reacción, solo termino de ponerme la chaqueta, más tenso que nunca. ¿Un juego? Claro. Mi amigo no opina lo mismo, pensé que iba a explotar.

Y la verdad es que sí pensaba hacerle muchas cosas.

—Sí, yo... Pensé eso —él balbucea, sin mirarme ni un segundo a la cara.

¿Ahora qué le pasa?

¿La cagué?

Las dudas surgen de nuevo. Caminamos juntos hacia la entrada, pero no logro mantener la compostura. El miedo acompañado de algo más vuelve a mí. No sé qué decir o hacer para que él no se vuelva a alejar.

—Niels, ¿todo bien? —mi pregunta lo saca de sus pensamientos. Frunzo el ceño cuando él parpadea repetidas veces y agacha la mirada, como si estuviera escondiendo algo de mí. ¿Qué le pasa?

—Sí... Todo bien.

Sé que no. Algo le pasa. ¿Qué le pasa? No quiero que se vuelva a alejar.

— ¿Y nosotros? —lo sujeto, acorralándolo contra una de las paredes. Por suerte estamos en un pasillo desierto y no hay nadie que presencie el momento —. ¿Nosotros estamos bien?

— ¿Por qué te importa eso? —su mirada por fin se encuentra con la mía.

Algo que odio es ver su cara golpeada, pero es mucho peor verlo cuando tiene ganas de llorar. Él no sabe disimular.

—Me importas tú —decirlo se me hace muy fácil, lo malo es lo que viene después de eso. No soy bueno demostrando mis sentimientos y mucho menos manejándolos —. Vete tú solo.

— ¿Qué...?

—Sí, mejor vete solo. Olvidé que tengo cosas que hacer. Adiós.

Su mirada se vuelve más intensa, aún así, la esquivo, sin fuerzas para mantenérsela.

—Alex... —continúo caminando, sin intenciones de hacer más el ridículo —. ¡Alex!

Soy un idiota, ¿por qué le dije eso?

—Eres idiota porque piensas en voz alta, no por decirme eso —retrocedo de golpe, ¿en qué momento se paró frente a mí?

—Yo no pienso en voz alta —su sonrisa solo me confunde mucho más.

—Tú también me importas, idiota.

...

Lo admito, ellos son mi pareja favorita  del Areté.

Tengo una pequeña duda, ¿qué nombre para el ship les gusta más? 

#Aniels

#Nielex

¿Qué opinan del capítulo? 

¿Qué piensan de Alex y sus hormonas?

Ya quiero que lean el próximo capítulo de ellos dos c:

Con mucho amor y un beso en la boca. 

—Nepasavoir.






















Puto el que lo lea.

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