capítulo once.
Habían pasado unas semanas desde que regresaron de su pequeño viaje, ahora los fríos vientos se hacían paso a lo largo de las calles de Corea del Sur y no solo eso, ese día en especial se celebraba algo muy importante.
En realidad los gemelos olvidaron por completo su cumpleaños, estaban tan sumidos en la felicidad de estar con un buen alfa con el que compartían muchas cosas en común y que, por supuesto, los mantenía satisfechos. No recordaban bien la fecha en la que estaban.
Debido a eso, cuando sus amigos explicaron que para celebrar su cumpleaños irían a un club nocturno, se sorprendieron y pensaron que aún faltaba tiempo. Pero no, en realidad el día del cumpleaños estaba a tan solo unos días de ser.
Aunque tenían mucha ropa nueva, gracias a Chan, aun así se vieron tentados a ir de compras junto a JiSung, JeongIn e incluso SeungMin. Los otros alfas no habían podido ir con ellos debido a sus propios trabajos, pero eso no importaba mucho, no cuando querían darles una buena sorpresa con nuevos looks.
Felix había cambiado su color de cabello a un color salmón bastante lindo que le encantaba, en cambio Rian lo había cambiado a un color celeste bastante bonito. Quienes no los conocieran bien podrían confundirse, debido a que Rian era el que más usaba colores como el rosado o el color salmón, pero en esta ocasión Felix había querido intentar algo nuevo. Felix sabía que el color le quedaría muy bien, porque a Rian le quedaba bien, por obvias razones a él se le vería aún mejor.
Sus amigos lograron diferenciarlos debido a los pendientes que Chan les había regalado, porque Felix siempre lo usaba en la oreja derecha y Rian en la izquierda, de lo contrario habrían estado en serios problemas. Con el tiempo se fueron acostumbrando y es que, a pesar de que su apariencia fuera casi la misma, existían ciertas cosas que cambiaban en cada uno.
Aunque, quien más sabía diferenciarlos, era Chan. Principalmente por su aroma, pero también porque Rian era el que más contacto buscaba, siempre acercándose, tomando sus manos o simplemente apoyándose en Chan. En cambio Felix era un poco más independiente, aunque le gustaban las caricias, era bastante reacio a hacer algo más que tomarse de las manos, al menos en público.
El día de la salida, habían decidido ir primero a la discoteca. Chan había tenido una cena importante con unos socios que venían de otro país, por lo que no pudo cambiarla aunque quiso y a los gemelos no les importo mucho. Tenían siempre a Chan, cada que querían algo, el alfa hacia hasta lo imposible por complacerlos. Sería solo un día el que Chan no podía hacer lo que deseaba y los gemelos lo habían calmado diciéndole que estaba realmente bien, que tenía que cumplir con su trabajo, pero que dejara el día siguiente completamente libre porque querían salir con él a algún lugar.
Estando en la discoteca, bailaban con gusto, sus amigos los protegían en nombre de Chan y sí, les hacía falta su alfa, pero estaban sumamente felices de tener nuevos amigos, unos buenos amigos que se preocupaban por ellos.
—¡Iremos por algo de tomar! —gritó Felix mientras le hacía señas a JeongIn.
—¡No tarden! — le gritó devuelta JeongIn.
Ambos gemelos se alejaron para acercarse a la barra, vieron al barman y le pidieron un par de cervezas, a ambos les gustaba beber cerveza porque tenían más resistencia con ella, a diferencia de los cocteles los cuales los emborrachaban con más rapidez.
Cuando tuvieron un par de bebidas en frente, se dieron cuenta de que no eran las cervezas que habían pedido y observaron al barman con muchas preguntas reflejadas en sus rostros.
—Se los envían un par de alfas —apuntó a un lado de la barra, no eran más que los hermanos Choi.
—No los queremos — negó Felix con firmeza.
—Queremos nuestras cervezas —ordenó Rian molesto.
—Pero...
—Dijimos que no queremos esos tragos, queremos nuestras cervezas —negó nuevamente Felix.
—Oh vamos hermosos, sabemos que este tipo de bebidas les gustan —sonrió Youngdo con burla.
—No queremos sus malditos tragos — gruño Rian molesto.
—Si los aceptan, tal vez podrían animarse un poco —bromeó Youngdae.
—Nuestras cervezas —ordenó Felix.
—Ahora —continuó Rian.
El barman no pudo hacer más que darles un par de cervezas ya abiertas, sin querer seguir allí con ellos. Los gemelos simplemente tomaron sus bebidas y se alejaron un poco para poder beber en paz, a pesar de que no llevaban ni la mitad de la cerveza, ambos comenzaron a sentirse mareados.
—La cerveza estaba abierta — murmuraron ambos.
—Te-tenemos que ir con los chicos — soltó Felix sintiéndose raro.
—Lixie, no me siento bien —se quejó Rian.
—Yo tampoco Riannie, vamos —tomó su mano para comenzar a caminar pero antes de avanzar más, se encontraron con dos desagradables alfas.
—Vaya, siguen siendo tan débiles como en aquel entonces — chasqueo la lengua Youngdae.
—Dejen-déjenos en paz —pidió Felix casi sin fuerza.
—¿Y perdernos de la diversión? — cuestionó Youngdo con una gran sonrisa— Por supuesto que no.
—Dejen a Felix en paz —ordenó Rian intentando alejar a Youngdae.
—Hermano, controla a tu perra — ordenó Youngdae al ver a un inestable Rian.
—Rian... ve con los demás —pidió Felix pero ninguno de los dos podía mantenerse en pie sin ayuda, sentían que el piso se movía.
—Vamos a marcarlos, así ese alfa estúpido los dejara sin vacilar —se burló Youngdo comenzando a caminar con Felix en brazos.
—Su-suéltame —ordenó Felix dando manotazos.
A pesar de los manotazos e intentos de los gemelos por separarse de esos estúpidos alfas, nadie los veía por más de cinco segundos, nadie parecía notar que algo andaba mal, probablemente solo pensaban que habían bebido demasiado y esos alfas los estaban ayudando.
Rian intentaba ver a su hermano, incluso intentaba enfocar la mirada para intentar llamar la atención de sus amigos, pero había demasiadas personas en la discoteca, era casi imposible que pudieran verlos.
Ambos se sintieron impotentes, pensaron que pasaría lo mismo que en el pasado, no recordarían nada de lo que pasaría esa noche y esta vez sería peor, porque esos alfas estaban dispuestos a marcarlos, todo con tal de mantenerlos con ellos.
No, ni Rian, ni Felix deseaban algo así. Primero muertos antes de dejar que algún alfa de quinta los tocara, ellos tenían un solo alfa y ese era Bang Chan. Nadie más podría ocupar su lugar.
Con ese pensamiento en mente, ambos se movieron con brusquedad, llegando a golpear a los alfas. Youngdo y Youngdae al recibir los golpes no pudieron hacer más que soltar a los omegas. Felix tomó la mano de Rian y juntos corrieron hacia un lugar incierto. Tropezaban cada tanto pero eso no importaba, lo importante era alejarse de aquellos alfas.
—¡Omegas! —exclamó Chan al verlos a un lado de la entrada de la discoteca.
—¡Alfa! —gritaron ambos bastante asustados.
—¿Qué pasó? ¿Están bien? — cuestionó preocupado.
—No, nos sentimos bien —negó Rian perdiendo la fuerza de sus piernas.
—E-esos imbéciles, otra vez —murmuró Felix cayendo en los brazos de Chan.
—¿Felix? — exclamó al verlo inconsciente— ¿Rian?
Chan sin saber que hacer realmente, solo pudo ayudar a Rian a caminar, no caminaba del todo bien pero hacia el esfuerzo porque Felix simplemente no pudo resistir más y creía que se debía a que había bebido más.
Aunque el alfa quiso preguntar muchas cosas, simplemente ese no era el momento, al verlos tan... raros, simplemente no pudo pensar en otra cosa que no fuera llevarlos al hospital. Al estacionarse simplemente bajo pidiendo a un par de enfermeros que le llevaran una camilla porque tenía a un par de omegas inconscientes en su auto y no sabía que les había pasado para terminar así.
—Señor haremos las pruebas necesarias, por favor espere aquí y si debe llamar a alguien, hágalo —pidió un enfermero mientras los otros se llevaban a los omegas.
—¡Son mis omegas! ¡¿Cómo mierda quiere que me quede aquí sin hacer nada?! — exclamó.
—Lo sabemos señor, pero necesitamos hacer los exámenes de rutina, sus signos vitales se ven bien pero parece que han ingerido algún tipo de droga ¿usted sabe si ellos consumen algún tipo de alucinógeno? —cuestionó con paciencia.
—No, ellos son muy sanos. Bailan y hacen ejercicio, a lo mucho beben pero nada más — negó seguro de aquello.
—Bien, entonces ¿sus omegas aceptaron bebidas de alguna persona desconocida?
—¿Qué? No entiendo —negó.
—Verá, no es raro que en las discotecas a veces se encuentren personas que intenten aprovecharse de otras personas. Es decir, no sería la primera vez que un par de omegas ingresan porque fueron drogados con alguna bebida. Lamentablemente es bastante común que pase, por eso quisiera saber si ese fue el caso, de ser así debemos llamar a la policía —explicó.
—No lo sé, yo solo los vi en la salida — murmuró preocupado.
—Entiendo, entonces haremos las pruebas de sangre y veremos si hay algo anormal —asintió dándose la vuelta para volver con su equipo.
—Maldición —maldijo por lo bajo mientras tomaba su teléfono para llamar a sus amigos— Vengan al hospital...
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Felix comenzó a despertar poco a poco, su cabeza dolia levemente y escuchaba a alguien hablar a su lado pero no sabía quién estaba hablando. Las luces eran demasiado brillantes, empeoraban su dolor.
—Ugh —se quejó al intentar moverse.
—Lixie, tranquilo cariño —calmó Chan acariciando su cabeza.
—Alfa —gimoteó con dolor— Mi cabeza duele.
—Lo sé, amor —asintió el alfa dejando un beso en su frente— Pero necesito preguntarte algo.
—¿Qué? —cuestionó intentando abrir los ojos.
—¿Aceptaron bebidas de algún desconocido? —cuestionó.
—No... los Choi intentaron darnos bebidas con drogas pero no quisimos beberlas —negó con un puchero— Pedimos cervezas pero cuando nos las dieron ya estaban abiertas.
—¿Fue el barman? —cuestionó nuevamente.
—Si — asintió — creo que los Choi pudieron pagarle para que pusiera algo en nuestras cervezas.
—¿Por qué crees eso? —preguntó.
—Porque... —mordió sus labios apenado.
—Dime, cariño —pidió o más bien, suplicó.
—Porque ellos ya lo hicieron antes — explicó Rian en lugar de Felix— Hace muchos años, ellos... ellos nos drogaron para llevarnos a la cama.
—¿Podrían darnos el nombre completo de esas personas? —cuestionó una nueva voz alertando a los gemelos.
—Tranquilos, pequeños —los calmó Chan— Es un oficial de policía, necesitan esa información para hacer una investigación formal.
—Son —suspiró Felix— Choi Youngdae y Choi Youngdo.
—Los dejaremos descansar, en cuanto tengamos más información les hablaremos —explicó el oficial de policía.
—Gracias —agradeció Chan.
—Alfa, quiero ir a casa —suplicó Rian, no le gustaba el hospital.
—Bien, llamaré a una enfermera para que les den algo para el dolor de cabeza y nos iremos — asintió.
Después de un rato y de que la enfermera les haya dado medicamentos para el dolor de cabeza. Finalmente pudieron salir del hospital, ya era bien entrada la madrugada y los gemelos no deseaban molestar a sus padres por lo que le pidieron a Chan llevarlos consigo a su departamento, además querían dormir con el aroma de su alfa alrededor.
Al llegar al departamento, simplemente se quitaron la ropa hasta quedar en ropa interior y se recostaron, pero no podían descansar por el intenso olor a hospital. No solo olían a hospital, también olían a los estúpidos hermanos Choi. Con pereza, se ducharon rápidamente y se acostaron en la cama, ni siquiera secaron sus cabellos, simplemente se acostaron esperando con paciencia a su alfa.
En cuanto Chan llego a la cama, los tres pudieron suspirar y calmarse.
—Alfa —lo llamó Rian.
—¿Nos odias? —preguntó Felix.
—¿Por qué los odiaría? —cuestionó sin entender.
—Porque... Youngdae y Youngdo nos drogaron para acostarse con nosotros — explicó Rian.
—Ellos dijeron que nadie nos aceptaría después de saber eso —soltó Felix con un puchero.
—Esos tipos son unos idiotas — gruñó Chan— ustedes son mis omegas, sé perfectamente que han tenido otras parejas sexuales, yo tampoco he sido un santo. Sin embargo lo que esos tipos les hicieron estuvo muy mal, lo hicieron sin su consentimiento y a eso se le llama violación — aclaró molesto — Jamás vuelvan a decir que los odiaré por algo así, ustedes son mis omegas y los amo por quienes son, no me importa su pasado o cualquier cosa que ustedes piensen que me puede ahuyentar. Ustedes ya son míos —sonrió abrazándolos.
—¡Nosotros también te amamos, alfa! — gritaron ambos aferrándose al alfa.
Entre sonrisas y caricias terminaron durmiendo, los gemelos se sentían amados, se sentían completos al estar con Chan. Por su parte Chan no podía evitar amar como sus pequeños le sonreían y le dejaban besitos cariñosos hasta caer completamente dormidos. Sí, Bang Chan había caído rendido ante un par de hermosos ángeles.
꒰ 💬 ꒱
¡gracias por leer!
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