PRELUDIO

En un sitio abandonado de Oklahoma, la Manada de lobos se encontraba reunida frente a Augustus Brennaman, el desconocido que acababa de hablarles que conocía la existencia del plan de George Freeman, el tan hablado, pero no revelado "Código Esperanza" hasta el momento. Este hombre se había encargado de aparecer frente a ellos para revelarle a la Manada la razón de su lucha, que no era precisamente salvar a Nathan y Ariana de los sucesos que los llevaron a convertirse en prófugos de la ASPM.

Sin duda alguna, la sorpresa se percibía en los rostros de la Manada de lobos, una confusión tan grande por el simple hecho de haber oído que, durante todo este tiempo, el Código Esperanza significaba la destrucción de RAGE y, a la vez, de la Agencia de Seguridad y Protección Mundial.

Era una revelación interesante, pero también sonaba muy absurda, puesto que las palabras de Brennaman consistían en destruir la agencia que los había entrenado durante meses. ¿Por qué? ¿Qué sentido tenía hacerlo? ¿Y qué más era este hombre que se acababa de presentar ante ellos?

―Estupideces ―fue lo que dijo Ariana Crowell―. ¿George Freeman deseaba la destrucción de la ASPM?

―Y la de RAGE ―Añadió Augustus―. Es una explicación algo larga, pero es la verdad.

―¿Usted es un espía de la agencia? ―preguntó Ariana―. Si es así, ¿por querría hacer eso?

―Digamos que no soy precisamente de la agencia, porque también he trabajado para RAGE. Me he mezclado entre ambos bandos durante este tiempo con otros fines, pero ahora las cosas han cambiado ― Augustus sonrió―. Yo soy un DELTA, así como los hombres que apuntaban con sus armas hace unos instantes.

―¿DELTA? ―inquirió Liam Rosenberg―. ¿Eso no tiene que ver con los rangos de Alfa, Beta y Omega de la agencia?

Augustus asintió.

―Claro, joven Liam. De donde vengo, el rango DELTA es una realidad. Se trata de un rango que no está dentro de lo que ustedes conocen, pues la ASPM en la que estuvieron solo era una tapadera de la auténtica organización secreta.

―Lo dice como si existiera otra agencia secreta ―Murmuró Beatrice Cooper.

―Porque es así. Aunque DELTA, es ASPM también.

―¿Y lo que usted quiere es acabar con los DELTA? ―preguntó Sonya Blake.

―Exacto ―Señaló Augustus―. De todas formas, son ellos quienes los están buscando, pero nosotros llegamos primeros. Para que podamos entendernos mejor, los DELTA Buenos (o sea nosotros) son quienes vinieron por su ayuda. Los DELTA Malos, por decirlo de alguna manera, son quienes debemos destruir.

Liam se volvió hacia Stephen Mendes, furioso.

―¿Qué tanto sabías de esto, Stephen?

Stephen Mendes, quien reconoció la molestia de Liam, trató de mostrarse comprensivo, pues su Manada se enteró por alguien más todo lo que tenían que haber sabido desde el principio. Sin embargo, había un detalle que no sabían.

―Solo sabía la existencia de los DELTA porque Nick me lo dijo. Sinceramente, si no lo hubiera dicho, no habría ido tan lejos... aunque Nick tenía sus razones para mantenerlo en secreto y obligarme a mí a dejarlo así.

―¿Te das cuenta de lo importante que es esto? ¡Como líder debiste habérnoslo dicho!

―Yo no habría considerado bueno eso, joven Liam ―dijo Augustus―. Lo que dice su líder tiene lógica, por una buena razón Nick y él decidieron que eso era lo mejor. En realidad, fue un riesgo de muerte haber hablado de eso puesto que los DELTA que los siguieron en ese tiempo, eran los Buenos. De haber sido perseguidos por los Malos, Nick y Stephen ni siquiera estarían aquí.

Eso en cierta forma pareció calmar un poco a Liam, pero no quitaba que seguía molesto.

―¿Qué más van a revelarnos? ―preguntó Ariana, acercándose al DELTA levantando un dedo―. Este no debería ser momento de ponernos a charlar. Me importa mi hermano y mis amigos, ¡les ha pasado algo mientras venían hacia acá! Hay que ir a por ellos, no podemos dejarlos así sin ayudarlos...

Ariana se fue callando a medida que se percataba de que su mano estaba temblando, se encontraba débil y cansada. Ariana lentamente apartó la mano temblorosa.

―No están en condiciones de hacerlo ―dijo Augustus―, acaban de salir de una guerra y no tienen las fuerzas suficientes para hacer más. Deberán comer y descansar.

―Pero tenemos que saber qué ocurrió con Nathan, Luke y Kenny...

―Lo sé. Lo escuché todo.

―¿Cómo lo escuchó todo? ―preguntó Stephen.

Brennaman sacó un celular y un pequeño par de audífonos inalámbricos.

―Tecnología de los DELTA, superior a la que ustedes están acostumbrados. Los oía a distancia con esto todo el tiempo cada vez que necesitaba saber sobre sus conversaciones.

―Los zapatos... ―Murmuró Beatrice de repente.

Augustus, con el ceño fruncido, se volvió hacia ella.

―¿Zapatos? ¿Cuáles zapatos?

―Un par que tienen un rastreador ―dijo Beatrice―. Lo conseguimos en una misión y los usamos esta noche. Bueno, Kenny es quien los lleva puestos, así que se pueden rastrear...

―Espera, Beatrice ―Intervino Liam―. Nos ha dicho algunas cosas, pero ¿cómo podemos confiar en que él no nos traicionará luego?

Augustus sonrió nuevamente. Encendió su celular, buscó algunas cosas y les mostró la pantalla, Augustus fue moviendo de izquierda a derecha lo que se trataban de imágenes. En cada imagen estaban los miembros de la Manada en tarjetas verdes, los nombres de Nick Tolbert, Lissa Carver, Anna Humprhey y Rachel Flemming, en una especie de tarjeta celeste donde aparecían sus caras, como si fuera una identificación... Incluso apareció la de Sasha Robinson, quien salía con una tarjeta color gris y tachada con una gran X roja.

―Los DELTA Malos están cazando a toda la Manada excepto a los Guerreros Sanguinarios que hay entre ustedes, es decir, que ellos quieren quedarse con los gemelos Crowell. En cuanto a las tarjetas verdes, pues iban a terminar capturados o asesinados por los DELTA ―Algunos arquearon una ceja y otros abrieron mucho los ojos. Ariana era la única con las cejas fruncidas―. Les acabo de revelar son las motivaciones de los DELTA con respecto a ustedes de ahora en adelante. Nosotros no queremos hacerles daño, pues Nick y su gente siguen vivos, al igual que ustedes seguirán vivos. Descansen, mi equipo se encargará de localizar al resto; mañana hablaremos con más calma sobre muchas otras cosas importantes.

La Manada de lobos intercambió miradas entre sí. Beatrice, suspiró y les entregó a los DELTA su celular para que localicen el rastreador de los zapatos de Kenny.

Lo siguiente sería descansar, pero a pesar del cansancio, todas estas revelaciones pueda que no les permitan dormir tan pronto.

***

12 de mayo del 2019

A eso de las cinco de la tarde, Nathan, Luke y Kenny despertaron de su profundo sueño. Habían dormido durante horas y se encontraban hambrientos. Los empaparon de agua helada para despertarlos, los viajes que hicieron tardaron horas.

Los tres se encontraban encerrados en una sala pequeña y sucia, probablemente otro de los sitios abandonados de RAGE, aunque el interior carecía de ventanas como para adivinar dónde estaban.

Apenas separaron sus parpados, recordaron que hace unas horas un grupo grande de RAGE había llegado. Todos los Contactos estaban allí, en especial los dos primeros, que resultaron ser las hijas de Tony Oldman. Justo ahora, ambas estaban frente a ellos, siendo separados por una mesa.

Nathan, fue el primero en querer abalanzarse contra ellas, pero no tardó en darse cuenta que se encontraba atado a una silla, pero no cualquier silla, sino la que tenía varias correas pequeñas que no permitían moverse, ni siquiera flexionar un dedo. Solo él estaba en esas sillas especiales, sus amigos estaban atados a unas sillas comunes y corrientes.

Inmóviles y siendo apuntados con armas, era obvio que no querían más trucos.

Stela e Isabella Oldman se arrimaron a sus respaldos en las sillas.

―Por fin despiertos, ahora hablaremos.

―No quiero escuchar nada que venga de ustedes ―Exclamó Nathan, furioso; no traía la gruesa correa como mordaza en su boca. Sus ojos se deslizaron hasta ver a Stela, mirándola con desprecio―. Ni siquiera de ti, puta traidora.

―Si escuchas entenderás las cosas... ―dijo Stela.

―¿Entender qué? Me quedó demasiado claro que Tony es tu padre, el líder de RAGE. ¡Un imbécil que está muerto!

Stela se puso tensa ante ese ataque, se encogió un poco, pero no logró decir ni una sola palabra.

―Me cuesta creer lo que has hecho contra la ASPM, Stela ―dijo Luke Thomas―. Todo este tiempo has estado en el bando incorrecto.

―No es cierto, son ustedes los que están en el bando incorrecto.

―¿Cómo se supone que la ASPM sea mala? ―preguntó Kenny McFly―. No tiene sentido, es RAGE el problema aquí.

―Solo les pido que nos oigan ―Insistió Stela―. Por favor, esto es importante, es un secreto que mi padre lo guardó durante tiempo...

―¿Tan importante fue como para quitarse la vida frente a ti?

―¡Ya basta! ―Vociferó Isabella perdiendo la calma, poniéndose de pie. Apoyó una mano sobre la mesa y con la otra mano apuntó a la cara de Nathan con su dedo―. Mi padre está muerto y los tuyos también, Nathan Crowell. En cuanto a ustedes dos, Luke y Kenny, he tenido que oír esa mierda durante años, pero ahora las cosas serán diferentes―Volvió a mirar a Nathan―. Hemos perdido mucho aquí, estamos a mano, por lo que a mí concierne. La única razón por la que te tengo a ti y a tus estúpidos amigos con vida, es porque los necesitamos.

Nathan lentamente se volvió hacia Isabella.

―¿Qué es lo que vas a hacer? ¿Intentar persuadirme de destruir a la ASPM solo porque tu papi lo quiso? Declino tu oferta, si es eso lo que tienes en mente.

―Y yo también ―dijo Luke.

―Y yo ―terció Kenny McFly.

Isabella volvió a sentarse, intentando calmarse.

―Mi padre cometió un error contigo y Ariana. Tony no les contó la verdad, solo esperó que ustedes hubiesen querido unirse a RAGE y así confesarles todo... pero las cosas no salieron como se había planeado.

―Nos obligó a decidir ―dijo Nathan―. Ella y yo preferimos no hacerle caso.

―Ahora será distinto ―Murmuró Stela―, esta vez sabrán la verdad. Pero aquí no existirá una decisión que escoger, luego de contarles la verdad sobre la ASPM, será su único camino.

―Pónganles la mordaza a los tres ―dijo Isabella.

Otros soldados que estaban detrás les taparon la boca a ellos y Stela procedió a hablar.

―Escuchen, por favor, escuchen nuestra historia. Lo que contaremos es toda la verdad, la historia de RAGE, el pasado de Tony y cómo ocurrieron las cosas durante estos años. Incluso revelaré por qué sigo viva. Les quitaremos varias horas de su tiempo, así que mejor pongan atención, porque lo que vamos a contarles será muy largo...

―Exacto ―dijo Isabella y se enderezó, suspirando. Los tres estaban atados y callados, era el mejor momento para empezar―. Todo empezó en Alaska en el año 2010, cuando Tony aún tenía una vida normal. Cuando su nombre era Tobyas Anderson y no Tony Oldman. Bueno, pues Tobyas iba tranquilo por la carretera... con su esposa embarazada y su hija hasta que la ASPM DELTA apareció en su vida...

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