CAPITULO 49

7:10 AM

Los espías desde sus puntos de ataque borraron sus sonrisas y mostraron su furia. Cargaron sus armas nuevamente con munición que había cerca de ellos y volvieron a atacar.

Los ametralladores atacaron con ferocidad al ver que estos vehículos iban más rápido que los anteriores que acababan de derribar. Camiones pasaban por encima de coches destrozados o les abrían el paso para quienes les seguían el ritmo por detrás.

Aquellos bombarderos que estaban apostados en sus sitios veían que no había la misma cantidad de vehículos que antes, pero sí se dieron cuenta (así como el resto de espías) que eso les permitía tener más espacio de movilidad para esquivar y manejar en curva o zigzag para esquivar cualquier impacto. Bueno, para evitar la menor cantidad de impactos del bando DELTA.

RAGE avanzó a una buena y consistente velocidad, no iban aminorando para nadie porque sino terminarían fastidiando el viaje para los que iban siguiéndoles.

Espías DELTA rechinaron los dientes. Las exacerbantes balas que iban tintineando en el suelo y que iban acumulándose como casquillos vacíos, era la muestra de que los medios de transporte que RAGE tenía no eran fáciles de derribar ni destruir. Los espías se estaban comenzando a preocupar cuando se percataron de que sus enemigos acababan de cruzar los alrededores del cuartel DELTA, es decir, que los soldados entraron en el área de trescientos metros a la redonda.

Era imposible, no podían dejar que sigan avanzando.

Francotiradores DELTA recargaban sus armas y se alistaban para dar otro posible tiro certero. A esa velocidad a la que iban viajando los enemigos, era complicado determinar un punto exacto para eliminarlos. Sin embargo, un francotirador mientras se encontraba recargando su arma, alzó la vista a un destello que acababa de titilar en un punto de la colina que había cerca. Sus conocimientos le bastaban para darse cuenta de que a lo lejos alguien estaba apuntando en su dirección, pero para antes de él ponerse a cubierto para evitar ser asesinado, terminó cayendo al suelo cuando su pecho tenía un agujero de bala donde alguna vez su corazón palpitaba y circulaba sangre. Sin un corazón y con un hueco en el pecho, la sangre se derramó, en cuestión de segundos morirá.

La primera baja hacia los DELTA comenzó.

Para cuando los espías DELTA se percataron de que un compañero suyo cayó, se tardaron en ponerse a cubierto. Desde las colinas o cualquier otro punto elevado de los alrededores del cuartel, francotiradores de RAGE iniciaron su propio ataque para facilitarles la aproximación de los soldados.

Cada vez estaban más cerca, ya había más coches que lograron delimitar el espacio a doscientos metros.

Ataque, contraataque y defensa, los espías DELTA tenían barreras y pesadas cajas de metal que les permitía cubrirse, aunque eso no era suficiente para todos los que estaban protegiendo esa parte del cuartel. Algún que otro francotirador había podido eliminar a un soldado que estaba situado en las colinas, al ver que el destello de su mira telescópica delataba su posición.

Bombarderos seguían enfocándose en los coches que se aproximaban. Un misil fue en dirección al suelo, explotando la tierra y el neumático de modo que el coche quedaba un breve instante como si hubiera saltado de una de sus esquinas. Los ametralladores envolvían al vehículo de balas hasta que este pudiera explotar. Sin embargo, era una tarea complicada dado que hacer eso era concentrarse en un solo coche y no había manera de enfocarse en varios a la vez.

Los vehículos que seguían avanzando ya estaban a punto de llegar a los cien metros que les faltaba para llegar a los espías que los atacaban. Con los soldados perecidos, los que seguían con vida podían maniobrar con más espacio. Algo que ellos creían que saldría con seguridad, sin tanto problema, hasta que los conductores que iban detrás se percataron que debajo del suelo por el que acababa de pasar un auto se detonó un explosivo.

Había minas terrestres ocultas en la tierra, al mínimo peso de un neumático estas estallaban. Al no poder ser visibles, fue difícil esquivar a los vehículos que no pudieron avanzar.

Eso les permitió a los espías cierta ventaja y tiempo para poder alejarse, tomar distancia a las barricadas que ellos habían preparado con costales pesados y cajas de metal. Aunque algunos terminaron cayendo por el suelo o por encima de las barricadas para antes de que pudieran pasar al otro lado, ya que los francotiradores de RAGE hacían bien su trabajo matando a los espías.

Espías DELTA siguieron su ataque desde un nuevo punto, sintiéndose más seguros. Ahora veían que bajaban más vehículos de la colina, cruzándose en medio de los que ya habían sido destruidos anteriormente.

Las minas terrestres llegaban a explotar por debajo de los camiones, aunque los blindados tenían más suerte de no ser destruidos tan rápido. Fueron estos quienes terminaron de pasar por encima de donde antes estaban los espías. Sin embargo, se percataron de que había una variedad de postes posicionados en el suelo, en puntos tan diferentes que carecía de sentido el como estaban puestos. Cuando el primer vehículo cruzó entre los postes, los conductores sintieron la electricidad en todo su cuerpo, deteniendo sus corazones.

Aunque los convoys y autos blindados cruzaban, algunos espías tuvieron que retroceder porque estos todavía podían ser una amenaza por el simple hecho de que los podrían atropellar. Después de que un camión cruzó, recibió la descarga eléctrica en el interior. Del mismo modo que así fueron pereciendo los soldados hasta que los postes que creaban las invisibles barreras eléctricas, fueron cayendo de uno en uno.

Si un poste caía, se perdía la conexión de electricidad, por lo que se veía obligado a buscar la conexión con otro más cerca. Si era derribado, debía seguir buscando otro más. Pero con cada vehículo que terminaba embistiendo los postes, se perdían las conexiones de modo que toda barrera de electricidad se desvanecía. Cuando eso ocurría, los espías seguían disparando.

Desde la colina, los francotiradores dejaron de apuntar a los DELTA, pero sí apuntaban a los postes para facilitar el trabajo a los conductores.

Fue en ese instante en que un poste eléctrico estalló, desprendiendo látigos relampagueantes que tocaron a los espías, haciéndoles perecer. Incluso uno de los muchos vehículos rebasó la barricada, embistiéndola, así como lo hizo otro camión más, y otro convoy del mismo modo. Eso significa que ya no había una barrera eléctrica que temer. Los espías que se encontraban recargando, levantaron la vista para ver que las puertas de cada vehículo de RAGE se abrían y un soldado salía con un rifle de asalto, además llevaban chalecos antibalas.

La confrontación directa comenzó.

Los ametralladores fueron los primeros en atacar, dejando que sus compañeros bombarderos y francotiradores se retiraran hacia otra barricada. Pero, así como ellos fueron los que iniciaron el ataque, fueron los primeros en morir en ese punto. Había demasiados soldados de RAGE que invadieron el territorio, añadiendo que acababan de llegar otros grupos de vehículos que fueron bajando desde los sitios elevados. Aunque ahora que no ponían atención, venían los coches blindados de RAGE que cargaban explosivos.

Desde las barricadas, los espías reemplazaron sus armas, dejaron atrás francotiradores y lanzamisiles, reemplazándolas con rifles de asalto, metralletas y lanzagranadas. Los rifles eran Y-90, con su disparador de proyectiles electrizantes. Y los que usarían los lanzagranadas, tenían granadas de diferente tipo: explosivas, incendiarias y toxinas.

A medida que los soldados se acercaban, los espías atacaron a su manera.

Soldados de RAGE fueron cayendo uno por uno, algunos de ellos recibían las balas atravesando sus cabezas. En otros casos, los proyectiles del rifle Y-90 detonaban mortales descargas eléctricas en sus cabezas, corazones, órganos estomacales y órganos genitales. Aprovechaban esa vulnerabilidad para eliminar a los soldados, esos espías no dejarían que avancen de la primera barricada. Ese mismo pensamiento tuvieron los que disparaban las granadas, el proyectil iba en un arco, llegando tan arriba para caer con brusquedad en el suelo.

Lo que podía suceder era una explosión, como también crear un suelo de fuego sobre sus pies. Los cuerpos de los soldados terminaban desmembrados, pereciendo casi al instante de una detonación, al igual que el fuego los envolvía como una horrenda manta que consumía sus vidas con tanto dolor hasta llevarlos a una muerte lenta. La peor parte eran las toxinas, que creaban una nube al chocar contra el suelo, provocando una visible nube de tonalidad parda que, si un soldado aspiraba aquel aire, la cara y la garganta se le volvía morada. Lo que hacían las toxinas era cerrar los canales de respiración, es decir, que pasaban a cortarles el oxígeno con tanta brusquedad que no podían agarrar un poco de aire.

Muchos soldados murieron de esas formas.

Pero los espías tampoco se quedaban atrás en cuanto a bajas, ya que los DELTA terminaban despatarrados por el suelo cuando las armas de fuego acababan con sus vidas. De repente comenzaron a salir volando granadas de mano por parte de RAGE, de modo que los espías murieron en explosiones o tuvieron que seguir retrocediendo hacia otra barricada. Cada vez se quedaban con menos zonas de ataque, estaban llegando a la última, casi tan cerca de ponerse al lado de los artilleros antiaéreos.

―¡Protejan los artilleros! ―Gritó un espía antes de que una bomba explotara bajo sus pies.

―¡No dejen que avancen a los artilleros! ―gritó otro espía que recibió un misil de lleno en su cuerpo, desapareciendo al instante. Soldados de RAGE ahora hacían un contraataque con armas más pesadas.

Cada vez había menos espías DELTA defendiendo.

Desde el segundo piso, Goleman se mostró impasible. Los Cuatro Gobernantes, nerviosos.

―¡Están avanzando hacia acá! ―gritó Bird, conmocionado.

―Imposible ―dijo Kuroda―. Estábamos con la ventaja hace unos minutos...

―Y eso no es lo peor ―terció Rusell―. Miren allá, señores.

―Mierda... ―Maldijo Clark al ver que más camiones y convoys militares siguieron bajando de las colinas―. Siguen viniendo, ¡¿RAGE tiene más potencia?!

―Aún podemos ganar esto, señores ―dijo Goleman, mostrándose impasible y un poco nervioso a la vez―. Es hora de ordenar una artillería todavía más pesada. Además, aún tenemos muchos espías DELTA en este lugar.

Mientras los soldados de RAGE continuaban la masacre, algunos que pudieron ver el enorme tanque blindado moviéndose lentamente, a duras penas tuvieron tiempo de avisar que el enemigo tenía un arma todavía más grande.

El cañón del tanque soltó un sonido ensordecedor, seguido de uno mucho más ensordecedor porque el misil explotó derribando muchos vehículos y soldados de RAGE.

La guerra, aún seguiría por un largo tiempo más.

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