CAPITULO 39
Como Manada Delta, todos se sentaron formando un círculo, escuchando el sueño de los gemelos Crowell. Karina Rose también estaba incluida allí. Antes de sentarse en ese círculo, los gemelos intentaron regresar al Rode Skoger, pero no lo lograron esta vez. Pensaron en intentarlo al día siguiente si se ponían en las mismas condiciones de mucho cansancio para dormir.
Escucharon cada cosa. Augustus había tomado una hoja de papel y anotó los nombres de los Contactos de RAGE, tomando en cuenta los detalles de sus apariencias, porque Nathan y Ariana vieron cómo son realmente cuando agarraron al holograma de Chikae. Augustus era bueno dibujando las características físicas. Al final tenían bocetos que intentaron ser lo más parecidos a los rostros de esos soldados.
―Se dice que en el cuartel DELTA estuvieron compartiendo las imágenes de estos soldados de RAGE ―dijo Augustus―. Aunque... yo no pude tener acceso a ellas, ni siquiera los espías que he traído.
Liam miró de reojo el dibujo de cada cara. En su mente Luke decía que no tenía idea de ninguno de ellos, Sasha creía que se veían feos como la mierda y Beatrice decía conocer a uno. Liam también lo reconoció: se detuvo en la imagen de Elliot.
―A este tipo se me hace haberlo visto... no sé dónde exactamente...
―Es el Carnicero de Suecia ―dijo Ariana de memoria―. En las memorias de Chikae nos enteramos de ello. Me cuesta creer que RAGE haya cogido a un asesino serial para tenerlo entre sus soldados.
―Hermana, creo que con más razón lo escogieron para ser parte de ellos.
También vieron un dibujo del rostro de Yngvar, el primer portador.
―Él quiere que acabemos con esto, confía solo en nosotros. Es probable que esté viendo este momento justo ahora ―Explicó Nathan―. Su poder le permite ver a través de los ojos de Ariana y de los míos... y de Stephen también.
Stephen movió la cabeza.
―En su historia dicen que yo también tengo la Marca. Pero... ―Stephen bajó los hombros―. En serio, no siento que así sea.
―Tenemos que comprobarlo. Stephen, quítate la camiseta ―dijo Nathan de repente.
Stephen alzó las cejas y se volvió a Ariana.
―Eso deberías pedírmelo tú.
―¡Pues entonces quítatela! ―Exclamó Ariana conteniendo un ataque de risa.
Stephen se quitó la camiseta y la puso a un lado. Allí en la habitación vieron el montón de tatuajes que nunca ocultó. Ariana se distrajo un instante viendo el tatuaje alado de su espalda.
―Augustus ―dijo―, una linterna.
Él la trajo, una bastante grande como para iluminar todo un pasillo. Una linterna bastante potente que Nathan sostuvo en sus manos y le pidió a Stephen que levante el brazo, mirando donde había aquel espacio hueco de su piel para comprobar lo que dijo Yngvar. En el lado izquierdo, en su cintura, pudo distinguir un espacio como de tres centímetros y medio. Nathan alumbró allí con la linterna en esa zona de piel desnuda y los demás se acercaron, entrecerrando los ojos.
Yngvar no se equivocó.
Stephen tenía el rombo espiral como si estuviera desapareciendo de su piel. Era como una cicatriz que fue perdiéndose hasta no ser más que un rastro poco visible. La figura era como si hubieran pasado agua con un pincel, dejando las líneas del rombo; era innegable que Stephen llevaba la Marca Sanguinaria al igual que los gemelos.
Stephen bajó la mirada y se sorprendió. De repente, deseó ocultarla de todos, como el mismo recelo que cualquier portador tiene, queriendo ocultar su Marca a pesar de que no es visible para nadie.
―Impresionante ―dijo Anna siendo la última en ver el rombo―. Pero sus efectos son... ¿pasivos? ¿Así lo dijiste, Nathan?
El gemelo asintió.
―Yo también soy un Guerrero Sanguinario ―dijo Stephen, despacio, tratando de asimilarlo―. Eso explica por qué pude lidiar contra otro Guerrero.
―Eso debió ser la razón ―Comenzó a decir Sonya― ya que sobreviviste a la pelea contra... ¿Adam?
―Alan ―Corrigió Nathan―. Contacto 6. Sí, fue por esa misma razón.
Para cuando Stephen se puso la camiseta, todos volvieron a ocupar sus lugares nuevamente. Lissa Carver carraspeó.
―Esto es demasiado bueno ―dijo―. Es muy bonito descubrir secretos, ¿verdad? El problema es que seguiremos sin tener algo con lo que enfrentar a esos DELTA. Creía que meterse a ese Bosque Rojo era para eso, para tener mejores opciones.
―Cuando Nathan estaba con RAGE ―Habló Karina―, se hizo un plan. Ese DELTA ―Señaló a Augustus, mirándolo―, elaboró un plan muy bueno, ingenioso. Pero no salió cómo esperamos. De no ser por tus otros amiguitos que llegaron para joderlo todo, de seguro nos habría dado un mejor resultado. Podríamos haber negociado con ellos ese instante.
―Pero no se pudo ―dijo Augustus―. No creí que los DELTA atacarían. Sin embargo, debemos pactar con RAGE para abandonar la guerra que llevan teniendo, especialmente con ustedes. Tenemos que cambiar las cosas, recuperarlos para que recibamos su confianza y tener aliados suficientes para confrontar a los DELTA.
―Eso es muy complicado ―dijo Nick rascándose la cicatriz―. Y necesitaríamos persuadirlos con cuidado... porque en este momento querrán arrancarnos la cabeza a cada uno.
―¿Se acabaron las opciones? ―Interrogó Anna―. ¿En serio se han agotado?
―Mujer, no tenemos nada más. ¡Qué crees que podríamos hacer!
―Abrir una puerta nueva ―dijo Rachel, haciendo que todos la miren―. George Freeman le dio a Nathan y Ariana la posibilidad de tomar otra opción y eso es a través del Código Esperanza. Nick, Anna, George y yo lo somos, nosotros representamos el Código Esperanza. Habíamos trabajado con George en secreto, a espaldas de la ASPM para vencer a RAGE, nos contó secretos que no podíamos hablar. Ya sabíamos de la existencia de los DELTA desde hace mucho tiempo, pero el simple hecho de decir su existencia nos costaba la vida. Nunca lo hablamos por eso mismo... tuvimos que ocultarlo para intentar lidiar con este peso en secreto.
―¿Y qué hace ese código? ―preguntó Nathan―. ¿Qué va a pasar cuando lo usemos?
Rachel se encogió.
―No lo sé ―dijo como un susurro―. George me decía que era una opción que tú y tu hermana lo descubrirán. Jamás me explicó de qué se trató, pero él estaba seguro de que al usarlo podrían vencer a los DELTA.
―¿Por qué no se lo contó? ―preguntó Ariana―. ¿Insistió en que él le respondiera?
―No llegó a decírmelo, ni Anna y tampoco a Nick ―respondió Rachel―. Quizá no lo reveló porque tenía miedo de que alguno de los tres terminara revelándolo y eso le dé ventaja al enemigo. Esto último es lo que siempre decía.
―A día de hoy eso parece menos importante ―Añadió Nick―, ¿cómo sabremos que eso nos va a ayudar después de ver cómo son los DELTA realmente?
―Aún me sigue costando creer lo de George ―dijo Anna―. Podría haberlo dicho desde mucho antes. ¿Por qué será que lo mantuvo oculto todo este tiempo?
Nathan alzó la voz.
―Escuchen, podemos hacer lo que Rachel quiere. George Freeman nos dio otra opción, incluso muerto nos está ayudando. Yo pido que le hagamos caso, actuemos para descubrir la verdad del Código Esperanza y así saber si es una opción factible para nosotros. Porque si nadie tiene otro plan, entonces mi hermana y yo tomaremos lo que él nos haya dejado. Sea lo que sea que se trate ese código.
Rachel asintió con la cabeza, sonriendo. Entonces Augustus decidió hablar.
―Mis analistas y su amigo Kenny han estado revisando la laptop de Horace y la memoria de los padres de Nathan y Ariana. Hemos logrado transferir (después de mucho tiempo), todos los archivos que había y sea uno solo. Al parecer se trata del Virus Fantasma del que Nathan nos contó en la historia de RAGE. Ahora que está unificado, creo que podrá servir como Horace lo había planeado.
―Ahora que recibimos más información de Chikae ―decía Nathan―, quizá debamos recordarles cómo funciona.
―De acuerdo.
Nathan cerró los ojos, recibiendo información en imágenes y voces de las memorias de Chikae.
―Es un virus informático que corromperá el sistema de los DELTA. Su super computador de avanzada tecnología no podrá contra el virus, éste se adentrará destruyendo cada barrera del sistema de seguridad y abrirá una brecha en el que la información saldrá para todo el mundo. Horace sabe que los DELTA dominan la web, ellos tienen ese poder. El virus hará que salga en cada página de internet la verdad que ellos siempre estuvieron ocultando. Pero...
Nathan frunció los ojos y los abrió lentamente.
―Pero no revelará todos sus secretos. Toda esa información será imposible de sacarla, no obstante, servirá como un anuncio a cada persona con acceso a internet para que sepa que los DELTA existen.
Las miradas de cada uno fueron deteniéndose en Augustus, quien arqueó una ceja.
―No sé de qué secretos habla. Les recuerdo que soy un espía, tengo acceso a la información que a ellos les antoja mostrar. Si los DELTA me demuestran la existencia de los alienígenas, pues habrá sido porque ellos quisieron. A un simple espía no le dirán eso.
―Aun así, Horace solo quiere que la gente se entere de ellos ―Comentó Ariana―. Estuvo trabajando en el virus por años para hacer pública su existencia con aquello que hacen.
―Bien, pues por ahí podríamos empezar para tener nuestra alianza con RAGE ―dijo Stephen―. Compartiremos un enemigo en común, devolviéndole la laptop de Horace. Si es que no quieren matarnos en el intento...
―Créeme que eso es lo que Horace siempre quiso ―Murmuró Nathan―. Tendríamos que ser cuidadosos si queremos negociar con ellos.
―Esperemos que eso nos salga bien ―dijo Augustus―. Pero ahora que ya tenemos esta información nueva, habrá que empezar con actuar con algo en específico.
―Nathan y Ariana se irán con Rachel a lo que solo ellos pueden acceder, Sonya y yo los acompañaremos ―dijo Stephen―. Ustedes intentan hablar con Xavier a ver si puede dar algún detalle nuevo que nos sirva de algo. Y preparar armas ―Suspiró―. Si es que la negociación sale mal con RAGE deberemos pelear... aunque para eso, ya deberemos tener a Nathan y Ariana devuelta, siguen siendo mejores que todos nosotros en esta habitación. Por cierto, tía Rachel, ¿a dónde hay que ir?
―A Carolina del Norte, ése será nuestro siguiente destino.
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