CAPITULO 34

9 de junio del 2019

Kenny McFly, el niño llorón.

Desde que Kenny tenía uso de razón se sabía que era un verdadero llorón. Se lastimaba con algo y lloraba, lo insultaban con insultos simples y lloraba, incluso si se reían de él por alguna razón lloriqueaba más fuerte. Muchos lo señalaban de esa forma y tristemente eso recayó en él ya que la gente no quería juntarse con alguien así.

De todas formas, tenía algún que otro amigo que se juntaba con él. Pero la mayoría prefería apartarlo de su círculo y en el caso de que lo tuvieran cerca, lo usaban como un objeto de burla.

Kenny McFly, el niño que no quería ser la burla.

A decir verdad, temía el sonido de la risa de cualquier persona. Cuando caminaba devuelta a casa se agobiaba, sentía cierta asfixia cuando oía las carcajadas de quien sea que estuviera en la calle. Sus pensamientos lo hacían creer que esas risas eran por él. Era un problema que persistió mucho tiempo.

Sus padres reconocieron esos problemas sociales a tiempo y quisieron ayudarlo, mucho más que decir que los hombres no deberían estar llorando por tonterías. Tuvo apoyo psicológico, lo cual sirvió de mucho cuando ya era un pre adolescente.

Kenny McFly, el chico que quería ser un héroe.

Comenzó a tener interés por cosas como la informática. Aprendió a tan temprana edad sobre algunos aspectos de la informática, incluso descubría muchas cosas por cuenta propia. Así como hackear con tanta habilidad, lo cual, sin darse cuenta, le iba garantizando un puesto como analista dentro de la ASPM.

Aunque eso hizo que se apartara de la gente un poco. Creía que aquel don que fue desarrollando podría ser de utilidad para el mundo, haciendo el bien. Se sentía motivado por los héroes intocables de las películas, quería ser como ellos a su manera. Ser un héroe, era un anhelo de ensueño, no sabía cuan grande sería, cuan admirado o temido. No obstante, muchos de esos héroes de películas no son más que fantasías y descubrió que la vida real deja morir a sus héroes incluso antes de que sepan sus grandes actos.

No todos vivían para hablar sobre esas hazañas. A Kenny eso poco le importaba, pero quería demostrar que podía hacer algo grande, algo especial para el mundo.

Y cuando la ASPM fijó su atención en él, Kenny decidió tomar esa oportunidad. Sin embargo, no esperó que fuera como un mitad espía, porque él creía que se mantendría a lo lejos, dando su apoyo. Pero fue una sorpresa que él también tuviera que aprender a ser uno más de ellos, de esos espías dando su vida por detener al enemigo. A pesar del riesgo, aceptó y se integró en el programa.

Se volvió un héroe en cierta forma, pero todo héroe también corre el riesgo de perder lo más valioso de su vida.

Kenny McFly, el analista que vio morir a quienes más amaba.

La muerte de Beatrice fue como si le hubieran atravesado el pecho con una bola de cañón, dejando un gran hueco, un enorme vacío. Durante su larga vida no había logrado acercarse a chicas hermosas y radiantes como lo fue ella, no la clase de chica que rechaza su presencia. Al contrario, Beatrice tenía cierta admiración por el trabajo de Kenny, le encantaba todo aquello que Kenny conocía.

Pero Kenny no se alimentaba de aquel interés de Beatrice, porque era interés hacia aquello que él conoce, pero no era interés hacia él. Kenny no solo le gustaba, la amaba, la quería tanto que se volvía un grandísimo tonto que se ponía demasiado tímido.

Cada instante junto a ella fue el mejor, cada segundo. Desde el momento en que ella se acercó a hablarle, cuando se juntaban en el comedor o en cualquier lugar del cuartel, cuando ella lo sacó a bailar y le dijo cómo hacerlo. Tantas veces juntos y nunca logró expresarle lo que sentía.

No sabía si ella ya lo había intuido en algún momento, pero Beatrice parecía vivir en su propio mundo. Era demasiado activa con todo, aprendía y pensaba una infinidad de cosas. Su mente era un universo de ideas, algo que Kenny también amaba de ella. Muchas veces sentía que entre todo ese universo mental, él no era relevante. Sabía que era importante para ella, pero él quería que lo fuera todavía más.

Se acobardó, nunca le dijo que la quería. Siempre se iba de largas diciendo que no era el momento para decirlo, pero era miedo lo que lo frenaba en seco.

Kenny quería saber cuál sería su respuesta si llegaba a expresarlo.

Si Beatrice le decía que aceptaba sus sentimientos, Kenny sería el hombre más feliz del mundo.

Pero si Beatrice no correspondía sus sentimientos, Kenny igualmente sería el hombre más feliz del mundo, porque ahora se daría cuenta que se había quitado un enorme peso de encima. También significaría que ha logrado hacer algo que consideraba imposible.

Si tan solo se lo hubiera dicho...

Kenny sufrió esa perdida. Aquel amor al que deseaba confesarse ya no existe más que en sus recuerdos.

Del mismo modo que su familia. Verlos morir también lo destruyó y lo peor era esa sensación de que sus muertes fueron su culpa, pues ese espía había dicho que lo que no está sufriendo, lo estaban sufriendo ellos. ¿Por qué decidieron hacerlo así? ¿Por qué tenía que ser precisamente Kenny el que tuviera que pasar por esto?

Odió todo aquello que lo había motivado a ser un héroe. Le daba igual tener grandes hazañas, así como también hacer algo significativo. Todo lo que admiraba del heroísmo se convirtió en odio. Odiaba su vida, comenzó a odiar sus decisiones. Odió a Ernie Kilian por haberlo encontrado y por haberse presentado como su Asignador en la ASPM, lo odió tanto por lavarle el cerebro diciéndole que en su interior aguardaba una versión tan monstruosa que a la ASPM le fascinaría tener.

Odió a todos los DELTA.

Se odió a sí mismo, por no haber sido mejor. Ahora las cosas parecían girar en torno al odio de cada mala cosa que tuvo que vivir.

Aunque reflexionándolo más a fondo, su vida antes de querer ser parte de la ASPM iba bien. Todo lo que había perdido y lo que tuvo que pasar últimamente fue por los DELTA.

La culpa era de ellos.

Kenny McFly, el analista que despertó como un hombre rencoroso.

Los DELTA se habían ganado un enemigo más. No un simple enemigo, sino un villano que destruiría todo lo que han construido en estos años. Hará lo posible por hacer que cada uno de ellos arda en el infierno; si existiera un botón para matar a todos ellos, lo presionaría hasta hundirlo.

No iba a titubear, estaba decidido.

Tantos fueron sus pensamientos que había ignorado que en el exterior de esa habitación en la que estaba encerrado, se había iniciado un tiroteo. Hubo gritos, uno que otro estallido y varios insultos.

Su puerta se abrió y un hombre lo miró a los ojos. Era Augustus Brennaman.

Cuando Augustus se percató de la nueva mirada de Kenny McFly, supo que lo habían corrompido. Llegaron demasiado tarde para salvarlo, el caos ya estaba hecho.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top