CAPITULO 30

Ariana, Sonya, Stephen, Kenny y Liam la vieron caer boca abajo. Sus rostros se contrajeron, sus ojos se abrieron de par en par. De un segundo a otro, el silencio se apoderó del comedor, incluso con los disparos que había alrededor, que cada vez eran menos que antes.

―B-Beatrice... ―dijo Kenny torpemente, se acercó a ella y trató de darle la vuelta para sostenerla en sus brazos. Su visión se tornó borrosa porque las lágrimas llegaron de repente―. No, no, no, no, no, ¡tú no, por favor! ¡Mierda! ¡Llegué tarde para salvarte!

Liam ocultó su rostro mirando hacia otro lado. Sonya bajó la mirada y Stephen frunció la mandíbula.

―Debemos irnos ―dijo él―. No podemos quedarnos.

Liam tragó saliva, asintiendo y se acercó hacia Kenny.

―¡Hermano, debemos irnos!

―¡No, no me iré sin sacar a Beatrice de aquí!

Liam intentó separar a Kenny de ella, pero la estaba aferrando con mucha fuerza. Liam entonces agarró al analista por los hombros.

―No tiene caso seguir aquí, no podemos hacer nada por Beatrice. Hay que abandonar este lugar de inmediato, ¡entiéndelo de una puta vez! Es morir aquí en vano. ¿Crees que Beatrice querrá que mueras de forma estúpida?

Kenny miró de reojo a Beatrice quien tenía los ojos entrecerrados y el cuello en un feo ángulo. Kenny le cerró bien los ojos y la depositó en el suelo despacio. Sin embargo, el orfanato volvió a temblar debido a otra explosión. Polvo cayó del techo, había que irse rápido.

―¡Es imposible quedarse aquí, salgan de una vez! ―Ordenó Stephen.

Al volverse a Ariana, se percató de que ella estaba de rodillas en el suelo, con el cabello cubriéndole la cara.

―¡Levántate, va...!

Stephen se quedó callado cuando Ariana levantó la cabeza. El resto de la Manada también logró verla y se les heló la sangre, sabían que no era el mejor momento para acercarse a ella.

Ariana tenía los ojos inyectados en sangre. Sus mejillas estaban húmedas por las lágrimas. Sus manos subieron hacia su cabeza, ella gruñó por el dolor.

―No se acerquen ―dijo Stephen tomando distancia.

―¿Qué? ¿Ahora nos iremos sin ella? ―preguntó Liam.

―Si nos quedamos cerca nos asesinará. Tenemos que dejarla, vámonos.

La Manada fue a buscar la salida, mientras el orfanato volvía a temblar. Los espías estaban utilizando todos los explosivos que pudieron conseguir y robar de los soldados.

Pero Ariana no se movió de su sitio mientras el Guerrero Sanguinario volvía a despertar en su cuerpo de nuevo. Sintió como el dolor de cabeza parecía abrirle el cerebro en dos, un dolor tan insoportable que se esfumó al cabo de unos segundos.

La bestia en Ariana despertó.

***

El mismo espía que había atacado con un lanzagranadas, preparó otras más que robó de los soldados de RAGE y retrocedió a su anterior posición.

―¡Vámonos, idiota! ―Vociferó un compañero a su lado para que se retiren.

―Solo una más ―dijo el espía, esperando que el edificio caiga.

Apretó el gatillo. Desde afuera, una granada salió volando en picada hasta chocar contra el suelo, volviendo a temblar el orfanato. El espía vio cómo cuatro personas estaban escapando en dirección a la puerta, levantó rápido su rifle de asalto hasta que vio por el rabillo del ojo que una silueta acababa de salir por otro lado. A diferencia de los jóvenes que huían, esa persona le apuntaba.

Un solo disparo bastó para derribarlo. La gemela lo mató y corrió hacia él. El compañero del espía se percató de que el otro cayó, no obstante, él ni siquiera pudo asomar la cabeza, porque por un diminuto agujero de la pared una bala dio en su cabeza.

Los demás espías ni siquiera se fijaron que ellos murieron, tan solo subieron a sus autos y los dejaron. Sin embargo, habían dejado una moto estacionada. Ariana lo vio y, sin ponerse el casco, giró la llave que fue dejada puesta en la moto y la encendió.

El rugido de la moto le siguió el derrape de las ruedas cuando Ariana giró y siguió a los pocos espías que habían quedado.

A sus espaldas, el antiguo orfanato se desplomó levantando polvo y piedras por doquier.

***

―Nos separaremos una vez más ―dijo Stephen exhalando aire, volviéndose para ver que ya no quedaba nada del orfanato más que escombros. Se dio la vuelta hacia la Manada―. Los tres vayan al punto de encuentro, pero vayan separados. Puedo oír que los autos que están en esta calle los dejaron encendidos, así que súbanse en ellos y márchense.

―¿Tú qué vas a hacer? ―preguntó Sonya.

―Intentaré seguir a Ariana, no sé si fue ella que disparó desde otro lado.

―Pero no es seguro.

Stephen le sonrió.

―Lo sé, pero no puedo dejarla sola. Váyanse, si las cosas salen bien nos veremos luego.

***

Tres coches en el que viajaban los espías DELTA fueron manejados por las calles de Kansas. El orfanato ya había quedado atrás, creían que saldrían a reagruparse con otros espías. Pero uno se percató de que, en el retrovisor, alguien los estaba siguiendo desde hace dos calles. Por como su cabello era agitado por el viento supusieron que se trataba de una mujer.

Ella alzó la mano y el coche de atrás se destrozó el cristal trasero, haciendo que un soldado dejara caer su cabeza contra el asiento de adelante. Los espías del tercer auto se alarmaron y trataron sacar sus armas nuevamente. Desde la ventana abierta, el espía trató de disparar a Ariana con un rifle, pero ella logró acertar antes que él. El cuerpo del espía cayó del lado de la ventana, dejando sus brazos y cabeza siendo agitados por fuertes vientos.

El espía que estaba al volante, apenas pudo mirar a su derecha hasta que su cabeza se echó para atrás y sus ojos vieron oscuridad después de la bala que atravesó su cabeza. Dio un volantazo hacia la izquierda, golpeando una esquina del coche que iba al frente. Ese auto quedó atrás.

Los dos autos vieron lo sucedido y trataron de matar a Ariana desde las ventanas.

―¡Voy a la carretera, vamos a perder a esa perra ahí!

La curva que había que hacer era necesario hacerlo con menor velocidad, los vehículos lograron hacerlo raspando el costado izquierdo y rompiendo los cristales. Ariana no lo logró del todo y desapareció en el carril opuesto. La larga carretera la condujeron mirando hacia atrás, no veían a su perseguidora.

―La hemos perdido ―dijo el espía, suspirando de alivio.

Uno de ellos miró el otro carril de la carretera y se sorprendió al ver que una mujer en moto iba manejando en sentido contrario. Los coches pitaron, aunque ella los iba ignorando y esquivando con destreza.

―Hija de puta ―dijo―. ¡No la hemos perdido! ¡Nos está...!

Su cuerpo se echó hacia el lado de su compañero, manchando su cara con su propia sangre. Al ser consciente de eso, vio cómo la motociclista pasó su moto por encima de una rampa de tierra, donde unos constructores habían dejado para arreglar una parte de la carretera. Ariana pasó volando de un carril a otro justo entre ambos coches de espías y sin mirar hacia atrás, disparó tres veces hasta que el conductor perdió la vida e hizo que el vehículo se fuera a la derecha, directamente hacia unos árboles a gran velocidad.

El último coche con espías seguía adelante, ellos trataron de matarla a pesar de que sus disparos erraron y mataron a quienes estaban detrás de Ariana. Los coches tras ella derraparon hasta chocar uno con otro, bloqueando el paso.

Ariana estaba bastante cerca, por lo que no le pareció difícil apretar el gatillo y hacer que una bala atraviese el cristal de atrás, matando al conductor. Este chocó con el lado izquierdo y el copiloto que trató de mantener recto el volante, tuvo problemas y terminó dando un volantazo hacia la derecha, perdiendo el coche por un barranco.

Ariana aminoró la velocidad y bajó de la moto. El auto se había chocado contra un árbol, el copiloto tenía la cabeza asomando sangre porque había golpeado contra el cristal, rompiéndolo y encajándolo entre vidrios que parecían morder su cráneo. El tercer espía que quedaba trató de salir, aunque lo hizo adolorido. Tenía la nariz rota, sosteniendo una pistola.

Ariana tenía en sus manos un cuchillo y una pistola.

El espía disparó, pero para su sorpresa ella hizo que sus balas y las suyas chocaran entre sí. Ninguna la hirió. Ariana recargó con rapidez y apretó el gatillo haciendo que el espía pierda la firmeza en su rodilla, los huesos se rompieron y él se debilitó. Ariana se acercó, haciéndole un tajo tras otro, en especial los lados de sus brazos.

El espía intentó lanzar un golpe, no obstante, se desconcertó al darse cuenta que sus brazos se negaban a moverse. Ariana le había cortado en cada plexo braquial, de modo que lo había inutilizado de esas dos extremidades. El espía, con la poca luz que había, cayó en la cuenta de que la rubia tenía los ojos rojizos, como si la sangre quisiera salirse por ahí como lágrimas rojizas.

Ariana lo agarró de los pelos por la fuerza y el espía aceptó su destino. Vio como ella alzaba un largo y afilado cuchillo y comenzó a cortarlo por el cuello, como si estuviera usando un serrucho en madera.

A lo lejos, Stephen pudo ver como su novia decapitó a un hombre y alzaba la cabeza como un trofeo a su victoria. Desenfundó su pistola de dardo adormecedores y rezó porque eso sea suficiente para tranquilizar a la bestia.

***

El resto de la Manada se había escapado.

Kenny iba con tranquilidad, suponiendo que ya nadie lo perseguía. Sabía que debía dejar el auto porque no era suyo. Sin embargo, su cabeza daba vueltas. Acababa de ver la muerte de Beatrice y eso le pareció sumamente doloroso, ya no podría decirle lo que siente por ella, se sintió estúpido al no haberle confesado lo que mucho que la quería.

Sorbió sus mocos y se enjugó las lágrimas. Había que seguir, seguir su vida sin que ella ya no esté. Se quitó el cinturón de seguridad y apagó el motor del auto. Cuando se dispuso a salir, se percató de que un hombre le apuntaba con un arma desde afuera.

―Baja del auto.

Kenny, con los ojos muy abiertos, se quedó paralizado. No pensó que lo habían estado siguiendo.

―¡He dicho que bajes del maldito auto!

El hombre forzó la puerta, tirando de ella y agarrando a Kenny. No había manera de escapar, ya que aparecieron otros espías que lo tomaron por la fuerza. Fue el único lobo en ser capturado y separado de su Manada.

Los espías DELTA lo adormecieron con un fuerte golpe. Kenny sintió que el mundo daba vueltas y él desapareció cuando un vehículo de espías DELTA el portaequipaje se cerró con el lobo en su interior.

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